Mi primera visita a París – Día 5

Kara Ema:

El domingo pasado fue mi quinto día y el último de la primera parte de mi viaje, antes de venirme para Normandía. Este domingo volveré a París y me quedarán tres días más para terminar de recorrer lo que me quedó.

El programa del quinto día era el siguiente:

  • Basilique du Sacré-Cœur de Montmartre
  • Square Louise Michel
  • Moulin Rouge
  • Palais Garnier
  • Apple Opéra
  • Galeries Lafayette
  • Uniqlo
  • Lindt

Como no era un programa largo —eran varios lugares pero estaban todos cerca y no pensaba estar demasiado tiempo en cada uno—, decidí arrancar tarde esta vez, al mediodía, cosa de utilizar toda la mañana para descansar y recuperar fuerzas tras las dos jornadas en Disney.

Arranqué en la parte baja del Square Louise Michel (una plaza que está en desnivel, tiene un montón de escaleras por todos lados y en la parte alta está la famosa basílica). De ahí me tomé el funiculaire (funicular) para ir hasta lo más alto sin tener que subir todas las escaleras. Por si, como yo, no sabías lo que era un funicular, aquí está la explicación:

Se denomina funicular a un tipo especial de ferrocarril utilizado para salvar grandes pendientes. […] Circula sobre rieles y normalmente dispone de dos cabinas enlazadas por un cable de acero sobre una vía de ferrocarril, a modo de ascensor inclinado, […].

Wikipedia

Arriba me esperaba la imponente y majestuosa básilica, Basilique du Sacré-Cœur de Montmartre.

Por todas las barandillas de las escaleras habían colgados cientos de los llamados «candados de amor», esos que dejan las parejas enamoradas como símbolo de su amor inquebrantable.

La basílica está vallada en todo su perímetro. Solo hay una pequeña abertura en la esquina donde la gente puede entrar luego de haber pasado por un control de lo que uno lleva encima. En el interior hay una parte reservada para que los fieles puedan hacer su rezo tranquilamente sin ser molestados por los turistas. Además de su interior, también había dos partes más que se podían visitar: la cripta por debajo y la cúpula por arriba. Para entrar en la cúpula había que pagar 7 €; todo lo demás era gratis.

Luego de visitar la basílica me fui de vuelta para la parte baja de la plaza, solo que esta vez bajé por las escaleras en lugar de volver a tomarme el funicular.

De ahí me fui a caminar por el boulevard de Clichy, hasta llegar al famoso cabaré parisino Moulin Rouge.

Luego me fui hasta el Palais Garnier, que es donde está la Academia Nacional de Música y el Teatro de la Ópera.

De ahí me fui a Apple Opéra, una tienda de Apple de dos pisos justo enfrente del palacio. Me sorprendí a mí mismo cuando terminé saliendo sin comprarme nada. Pero entre que todo era caro (50 € por una correa para el reloj, vamos que están de coña), no necesitaba realmente nada, y ya venía gastando bastante en todas las actividades que estaba haciendo, decidí que lo más prudente sería retenerme por esta vez.

Luego me fui a visitar una tienda enorme de tres pisos de la marca de ropa Uniqlo que me encanta. Estuve como media hora ahí indeciso sobre qué llevarme —nada me convencía del todo— hasta que al final terminé comprando solo un conjunto de pijama AIRism, que es una tela especial súper ligera y cómoda.

«Uniqlo Opera from Tokyo to Paris»

Justo al lado de esta tienda de Uniqlo había otra de Lindt, unos chocolates suizos que me encantan también, así que me fui para allá y me gasté 40 € en chocolates (solo porque a partir de los 39 € te regalaban una bolsa de tela súper chula).

De ahí me fui para las Galeries Lafayette, un centro comercial enorme de tres edificios con cinco pisos cada uno. Entré con la idea de solo recorrerlo rápido para ver qué tiendas había, sin comprar nada dado que ya no me quedaban manos para seguir cargando bolsas ni tampoco lugar en la valija. Subí todas las escaleras mecánicas hasta la terraza, tomé una foto desde ahí y luego bajé.

Vista desde la terraza de Galeries Lafayette

Y eso fue todo lo que tenía planeado visitar el domingo, así que tras hacer las galerías emprendí la marcha de vuelta al subterráneo para volver a casa. Pero resulta que mientras estaba caminando para allá, me tope con un restorán venezolano, Ají Dulce. Como no había almorzado todavía, me di el gusto de parar ahí unos minutos para comer cinco tequeños de queso. Súper ricos estaban. 😋

Ame,
Kato