Completando mi colección de placas azules

Kara Ema:

Esta mañana la pasé igual que la tarde de ayer: andando en bicicleta por la ciudad en busca de las seis placas que me faltaban para completar mi colección de las diez que más me interesaba ver, de las mil que hay desparramadas por toda la metrópoli.

Arranqué mi recorrido a las 9:00 y lo terminé a las 12:00, tres horas y quince kilómetros después. Al igual que ayer, fui alternando entre la bici y mis pies, y no solo he pasado por los sitios donde estaban las placas, sino también por varias obras de arte público y edificios con arquitecturas eminentes.

St Pancras Church
Quinta placa: «Charles Darwin (1809-1882), naturalista, vivió en una casa en este sitio».

Charles Robert Darwin (12 de febrero de 1809-19 de abril de 1882) fue un naturalista inglés, reconocido por ser el científico más influyente (y el primero, compartiendo este logro de forma independiente con Alfred Russel Wallace) de los que plantearon la idea de la evolución biológica a través de la selección natural, justificándola en su obra El origen de las especies (1859) con numerosos ejemplos extraídos de la observación de la naturaleza. Postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. […] Con sus modificaciones, los descubrimientos científicos de Darwin aún siguen siendo el acta fundacional de la biología como ciencia, puesto que constituyen una explicación lógica que unifica las observaciones sobre la diversidad de la vida.

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Sexta placa: «John Lennon (1940-1980), músico y compositor, vivió aquí en 1968».

John Winston Lennon (9 de octubre de 1940-8 de diciembre de 1980) fue un artista, músico, multiinstrumentista, cantautor, compositor, poeta, dibujante, productor, escritor, pacifista, activista y actor inglés, conocido por ser uno de los miembros fundadores de la banda de rock The Beatles.

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«The Messenger» de Allan Sly (1993)
Estatua del oso Paddington, en la estación de Paddington.
«Walking Man and Standing Man» de Sean Henry (2000)
Little Venice (I)
Little Venice (II)
Mi coche (de ensueño) cargándose. La cantidad de Teslas (y Ferraris, Porsche, etc.) que veo todos los días caminando por Londres es impresionante, y realmente pone de manifiesto el nivel socioeconómico de los londinenses.
St Saviour Church
Séptima placa: «Alan Turing (1912-1954), criptoanalisista y pionero de la informática».

Alan Mathison Turing (23 de junio de 1912-7 de junio de 1954) fue un matemático, lógico, informático teórico, criptógrafo, filósofo, biólogo teórico, maratoniano y corredor de ultradistancia británico.

Es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Proporcionó una influyente formalización de los conceptos de algoritmo y computación: la máquina de Turing. […]

La carrera de Turing terminó súbitamente tras ser procesado por homosexualidad en 1952. Dos años después de su condena, murió —según la versión oficial por suicidio; sin embargo, su muerte ha dado lugar a otras hipótesis, incluida la del envenenamiento accidental. […]

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Este paso peatonal es algo paradójico: a simple vista se asemeja a cualquier otro cruce ordinario. Sin embargo, probablemente sea uno de los pasos de cebra más famosos del mundo, gracias a los Beatles y a su álbum Abbey Road.

Abbey Road es el undécimo álbum de estudio publicado por la banda británica de rock The Beatles, sería lanzado el 26 de septiembre de 1969 en Reino Unido por Apple Records. […]

La portada del álbum se convirtió en una de las más famosas de la historia de la música, en la cual se representaba a The Beatles cruzando un paso peatonal en el cruce de Grove End Road con la calle Abbey Road, frente a los estudios donde se grabaron casi todas sus canciones desde 1962.

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Abbey Road Studios
Abbey Road Baptist Church
Octava placa: «Thomas Henry Huxley (1825-1895), biólogo, vivió aquí».

Thomas Henry Huxley PC, F.R.S. (4 de mayo de 1825-29 de junio de 1895) fue un biólogo y filósofo británico, especializado en anatomía comparativa, conocido como el Bulldog de Darwin por su defensa de la teoría de la evolución de Charles Darwin.

Su extenso trabajo público en la educación científica, tuvo un efecto significante en la sociedad británica y en todo el mundo. Se considera a Huxley inventor del término ‘agnóstico’ ya que lo usó en 1869 para describir su propia visión de la religión.

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The Parish of Saint Mary with All Souls
Novena placa (y una más de yapa): «Sigmund Freud (1856-1939), fundador del psicoanálisis, vivió aquí» y «Anna Freud (1895-1982), pionera del psicoanálisis infantil, vivió aquí».

Sigmund Freud (6 de mayo de 1856-23 de septiembre de 1939) fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.

Freud postuló la existencia de una sexualidad infantil perversa polimorfa, tesis que causó una intensa polémica en la sociedad puritana de la Viena de principios del siglo XX y por la cual fue acusado de pansexualista. […]

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Anna Freud (3 de diciembre de 1895-9 de octubre de 1982) fue una psicoanalista austríaca de origen judío. Hija de Sigmund Freud, Anna centró su investigación en la psicología infantil.

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Señal de tráfico de COVID-19. No estoy del todo seguro lo que está queriendo decir. Creo que se refiere a que las bicicletas pueden pasar por la calle además de usar la ciclovía estrecha de la izquierda, para asegurar la distancia social de seguridad entre ciclistas.
Este me parece que es un ejemplo de arquitectura defensiva como la que estaba en el V&A. La forma puntiaguda del piso es una manera de decirle al peatón «por aquí no pases». Claramente yo pasé igual. ¿Desde cuándo un piso me va a venir a decir por dónde debo o no pasar?
Décima y última placa: «George Orwell (1903-1950), novelista y ensayista político, vivió aquí».

Eric Arthur Blair (25 de junio de 1903-21 de enero de 1950), más conocido por su seudónimo de George Orwell, fue un novelista, periodista, ensayista y crítico británico nacido en la India, conocido mundialmente por sus novelas distópicas Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949).

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Hasta acá mi día venía perfecto, todo de acuerdo a mi planificación. No obstante, entre las 12:00 y las 13:00 mi racha cambió rotunda y desfavorablemente. Resulta que a las 13:00 tenía que estar en el Palace Theatre para ir a ver la obra de teatro de Harry Potter —la que te conté que estaba muriendo de ganas por ir a ver, y una de las razones principales por las que viajé a Londres. A las 12:00, apenas terminé de coleccionar mis placas, me fijé qué me podía tomar para ir al teatro, y tenía la opción del bus o del metro, ambas de las cuales me dejarían bien en horario para la función, con un tiempo de viaje de unos 30-40 minutos.

Al menos, todo eso era la teoría. Lo que terminó sucediendo fue totalmente diferente. A continuación enumero la serie de eventos desafortunados que me pasaron en este desdichado lapso de una hora:

  • Primero intenté tomarme el autobús, pero la parada estaba fuera de servicio debido a una desviación en la calle por obras.
  • Entonces decidí caminar unas diez cuadras hasta la estación de metro más cercana. Ahí estuve unos quinte minutos hasta que me di cuenta de que mi tren no pasaría más. Por altoparlante anunciaban que había fuertes demoras con los trenes que iban en sentido del teatro.
  • En este momento fue cuando me empecé a desesperar, y a ojear incesantemente el reloj en mi móvil, que marcaba ya las 12:30. Salí de la estación y me puse a mirar por todos lados en busca de un taxi. No pasaba ninguno.
  • Tuve que terminar pidiendo un Uber con mi teléfono, el cual me costó unas diez libras esterlinas y me dejó en la puerta del teatro a las 12:55.

Me gustaría poder decirte que mis desgracias acabaron ahí, que llegué bien al teatro y pude disfrutar de la obra como tenía previsto, pero mi mala suerte se subió conmigo al Uber y me acompañó hasta la puerta del teatro, donde el acomodador me informó que lamentablemente la función de hoy había tenido que cancelarse.

Así que me volví caminando al hotel —no quería saber más nada de ningún medio de transporte—, absolutamente indignado. No bien llegué les escribí a los organizadores del espectáculo para pedirles que por favor me consiguieran un asiento en la función del miércoles, dado que sería la única que habría antes de mi partida de Londres, y por consiguiente la última chance que me quedaría de poder ver la obra. Espero que lo hagan.

El resto de la jornada la terminé pasando en el hotel, comiendo brownies de chocolate (para matar la indignación) mientras veía la nueva película de Netflix Don’t Look Up, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence. Si no lo has visto todavía, sinceramente no sé qué estás esperando. Es una magnífica y auténtica y triste sátira de la sociedad en la que vivimos.

Ame,
Kato