Jornada en la Città del Vaticano

Kara Ema:

Hoy, martes, me tocó visitar el Vaticano.

¿Viste que te dije que ayer había sacado muchas más fotos que lo habitual? Bueno, hoy me volví a superar. Supongo que era de esperarse, con todas las cosas majestuosas que hay dignas de ser fotografiadas en los Musei Vaticani y en la monumental Basilica di San Pietro. Una pena que no pude sacar fotos de las formidables paredes y techos de la Cappella Sistina, dado que al ser considerado un «lugar sagrado», no está permitido tomar fotografías. Además se debe guardar absoluto silencio —a cada minuto uno de los carabinieri rompía el silencio diciendo por altoparlante: «Attenzione, silenzio per favore. No foto, no video.»— y se debe estar «vestido correctamente» (i.e. mostrando lo menos posible: nada de hombros ni de rodillas al descubierto).

A las 9:30 tenía reserva para una visita guiada de los Musei Vaticani. Esta vez decidí hacer una visita guiada por varias razones:

• Son como catorce museos con miles de obras de arte para ver, con lo cual si no hubiera tenido un guía que me mostrara cuáles eran las imprescindibles, probablemente todavía seguiría allí intentando recorrerlos todos.
• La visita la pedí a propósito en italiano, para que me sirviera de práctica para seguir acostumbrando mi oído al idioma y tratar de entender lo más posible. Por suerte pude entender la mayor parte de lo que dijeron.
• Y simplemente porque para cuando quise hacer la reserva anoche, ya no había más entradas comunes para hoy; quedaban solo las que incluían visitas guiadas.

La visita duró dos horas, arrancando desde la entrada del complejo y terminando un par de salas antes de llegar a la Cappella Sistina.

La Galería de los Mapas​ (en italiano: Galleria delle Carte Geografiche) es una galería situada en el lado oeste del patio del Belvedere en la Ciudad del Vaticano que contiene una serie de mapas topográficos pintados sobre Italia con base a dibujos del fraile y geógrafo Ignazio Danti.

La galería fue encargada en 1580 por el Papa Gregorio XIII como parte de otras obras artísticas previstas por el Papa para decorar el Vaticano. Tardó tres años (1580-1583) en completar los 40 paneles de la larga galería de 120 m.

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Lo más increíble de estos frescos cartográficos es pensar que en esa época (siglo XVI) nadie había visto perspectivas aéreas de Italia ni de ningún sitio; sin embargo el gran maestro de Danti se las ingenió para hacerlos realidad. Y ni hablar de las obras espectaculares que decoran la bóveda.

A eso de las 12:30 salí de los museos vaticanos y me fui a almorzar. Hacía mucho que no comía hamburguesa y justo había un lugar cerca llamado Burgez que parecía interesante, así que decidí ir a probarlo.

A la tarde me fui a visitar la otra parte importante que me faltaba ver del Vaticano: la Basilica di San Pietro. Empecé por la Piazza San Pietro, luego me fui hasta la cúpula, y finalmente terminé viendo el interior de la basílica.

Angels Unawares («Ángeles sin saberlo») es una escultura de bronce de Timothy Schmalz instalada en la Plaza de San Pedro del Vaticano desde el 29 de septiembre de 2019, la 105 Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado. En su inauguración el Papa Francisco dijo que la escultura debía servir «para recordar a todo el mundo el reto evangélico de la hospitalidad».

La escultura, de seis metros de longitud, muestra a un grupo de 140 migrantes y refugiados en un bote. La ropa que llevan indica su procedencia de diversas culturas y momentos históricos. Por ejemplo, hay un judío que huye de la Alemania nazi, un sirio que abandona la Guerra civil siria y un polaco que escapa del régimen comunista. El autor de la obra dijo que «quería mostrar los diferentes estados de ánimo y emociones involucradas en el viaje de un migrante». […] Hay dos alas de ángel, con las que el autor sugiere que ayudar a un migrante es como ayudar a un ángel. La inspiración del artista fue una cita de la Biblia, en concreto Hebreos 13: 2, donde dice: «No os olvidéis de ser amables con los que lleguen a vuestra casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles».

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A las 16:00 me fui del Vaticano y empecé a caminar por via della Conciliazione, cuando de repente me encontré con otra embajada de Argentina. Imagino que el lugar preferencial en una calle tan importante y tan cerca de Piazza di San Pietro lo tiene dado que el papa es argentino. Está hasta mucho mejor ubicada que l’Ambasciata d’Italia presso la Santa Sede.

¿Te acuerdas que una vez te dije que todas las ciudades más hermosas siempre tienen un río que las atraviesa? Bueno, certamente ese es el caso de Roma también, con el río Tíber (fiume Tevere). El Vaticano queda al oeste de este río, mientras que el centro de la ciudad, mi hotel, la estación central de trenes, el Colosseo, el Foro Romano, y prácticamente todo lo que visité hasta ahora queda en el lado este. Justamente por eso es que solo recién ahora estoy viendo por primera vez este río.

Para volver al hotel atravesé el río por el Ponte Sant’Angelo, que queda frente al Castel Sant’Angelo.

El Puente Sant’Angelo, originalmente elius (puente Elio), es un puente situado en la ciudad de Roma, construido entre los años 134-139 por el emperador romano Adriano, destinado a extender el centro de la ciudad a su mausoleo de reciente construcción, que hoy en día constituye el Castel Sant’Angelo. Se encuentra cubierto de mármol travertino y cruza el río Tíber con cinco arcadas.

Hoy, el puente es exclusivamente peatonal y proporciona una vista fotogénica del Castel Sant’Angelo. Enlaza el rione (distrito) de Ponte (que recibió su nombre por el propio río) con el rione de Borgo.

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Antes de volver al hotel pasé por la Gelateria Quinto y me pedí un gelato de fior di latte y de crème caramel, con un poco de panna (crema) por encima. Uno de los mejores que he probado hasta ahora.

Me queda una sola zona importante para visitar en Roma y una sola jornada completa. Es como si lo hubiera calculado, pero no: a diferencia de cuando fui a París que me armé un itinerario de lo que iba a hacer cada día, esta vez solo me armé el programa de lo que quería ver en cada ciudad de Italia, y más o menos calculé los días que me iba a tener que quedar en cada una en función de cuántas cosas había para ver. Estoy contento porque hasta ahora me vino saliendo bien ese cálculo a ojo que hice; nunca me sobraron ni me faltaron días para hacer todo lo que tenía programado.

Ame,
Kato