Kara Ema:
El miércoles me quedé en el hotel. Siempre trato de tener uno por semana de estos días de no salir a recorrer. Aparte de para descansar, también los aprovecho para hacer las compras del supermercado, trabajar, planificar mis próximos días y, por supuesto, escribirte.
El jueves arranqué la jornada a las 12:00 en el British Museum.
El Museo Británico (en inglés: The British Museum) es un museo de la ciudad de Londres, Reino Unido, uno de los museos más importantes y visitados del mundo. Sus colecciones abarcan campos diversos del saber humano, como la historia, la arqueología, la etnografía y el arte.
El museo fue una de las primeras instituciones de este tipo en Europa, siendo el primer museo nacional en el mundo. Custodia más de ocho millones de objetos de todos los continentes, muchos de los cuales se encuentran almacenados para su estudio y restauración, o guardados por falta de espacio para exhibirlos. […]
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En efecto, es un museo descomunalmente grande e interminable, con miles de objetos en exposición, centenas de salas, decenas de secciones y varios pisos. Terminé de recorrerlo a las 17:00, justo a la hora en que cerraba. Cinco horas estuve; por lejos la mayor cantidad de tiempo que me tomó visitar un museo. Las últimas salas las he tenido que hacer con algo de prisa porque si no no llegaba, y viste como soy yo con esa manía de querer verlo todo.
Tomé unas 260 fotos, lo cual también debe de ser otro récord. A continuación una selección de las más destacables.
La piedra de Rosetta es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. El decreto aparece en tres escrituras distintas: el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, con diferencias menores entre ellas, esta piedra facilitó la clave para el desciframiento moderno de los jeroglíficos egipcios.
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De ahí me fui a probar Amazon Fresh, un supermercado futurístico de Amazon en el cual no hay cajeros ni cajas autoservicio: simplemente entras, coges lo que quieres comprar y sales. No es magia, claro; es ciencia de datos, inteligencia artificial y decenas de cámaras analizando en tiempo real cada movimiento que haces dentro de la tienda.
Intenté engañar al sistema agarrando dos productos a la vez, volviéndolos a dejar y agarrando los que estaban al lado, dejándolos y volviendo a agarrar los mismos, poniéndolos y sacándolos de mi bolsa. Pero no hubo caso: el sistema inteligente de Amazon reconoció a la perfección los seis artículos que cogí mientras estuve en la tienda. Al cabo de unas horas desde que salí, me llegó este recibo de compra con el listado de los artículos, sus precios, y los descuentos que me hicieron:
Lo mejor de todo es que por haber sido mi primera compra, me regalaron £10 así que al final no terminé pagando nada. Si te fijas bien en el recibo, verás que hasta te ponen el tiempo exacto que has estado en la tienda, una de las tantas estadísticas que pueden calcular con todos los datos que coleccionan gracias a las cámaras.
Sin dudas esta es una de las tecnologías de este siglo más avanzada y asombrosa que he probado en toda mi vida. Lo único que se me ocurre que está a este mismo nivel es la conducción autónoma de vehículos, que básicamente también funciona haciendo uso de las mismas tecnologías de base: una serie de sensores y cámaras que alimentan un sistema inteligente, el cual analiza los datos en tiempo real aplicando algoritmos de inteligencia articial.
Claro que aquí hay un elefante en la habitación al cual debería hacer alusión, y es que usar un sistema como el Just Walk Out de Amazon, si bien es súper práctico y fantástico, tiene su precio como todo. Podría argumentarse que es un sistema distópico, con todas las cámaras registrando cada minúsculo movimiento que hagas, cada producto que cojas, que dejes o que te detengas a mirar. También podría decirse que va a dejar a un montón de gente sin trabajo, pero eso para mí no es una crítica legítima ya que es algo que se puede decir igualmente de cualquiera nueva tecnologida que ha surgido desde la edad feudal hasta la era industrial actual. Pero bueno, dejemos el asunto aquí y pasemos a mi siguiente parada.
A las 18:00 tenía reunión de trabajo, así que mi misión era tratar de buscar un sitio poco concurrido, donde la contaminación sonora fuese mínima, e idealmente con bancos para sentarme un rato a descansar, tener mi reunión tranquilo y comer lo que acababa de comprar en el supermercado. Por suerte ya conocía un lugar que cumplía con todos esos requisitos a la perfección, y no quedaba muy lejos de donde estaba así que hacia allá fui.
¿Te acuerdas cuando te hablé del Barbican Estate? Si no te lo recuerdo rápidamente: es un complejo residencial enorme, con varios edificios interconectados por puentes y pasillos elevados por sobre el nivel de la calle. En o alrededor del complejo se pueden encontrar un museo (Museum of London), un centro de arte (Barbican Arts Centre), una escuela (City of London School for Girls), una iglesia (St Giles Cripplegate), entre otros sitios de interés. La parte donde están la escuela y la iglesia yo la llamo el Edén. La definición de diccionario de esta palabra es «lugar muy agradable en el que se está a gusto y se es feliz».
Esta parte del Barbican Estate está situada en una zona medio escondida, sin acceso directo a la calle, poco frecuentada y guarecida de los fastidiosos ruidos de la metrópoli. Encima es un lugar hermoso, rodeado de estanques, cascadas y edificios con estilos arquitecturales imponentes. Creo que es mi parte (no turística) favorita de Londres. Es la segunda vez que la visito y puedo asegurarte que no será la última.
Por cierto, ese muro partido que se ve en la última imagen es parte del London Wall (la Muralla de Londres).
La Muralla de Londres fue una muralla defensiva construida por los romanos alrededor de Londinium, su estratégica ciudad portuaria en el río Támesis en Inglaterra. Rodeaba la zona que corresponde aproximadamente con la actual Ciudad de Londres. Solo tenía tres lados, ya que Londinium ocupaba alrededor de 1,6 kilómetros de la orilla norte del río.
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En esta última foto se puede apreciar la entrada al Edén (y al Barbican en general): al fondo de la calle donde están los conos y la barrera para que no pasen los coches. Como ves, está bastante oculta: a simple vista da la impresión de ser un acceso privado.
La próxima foto la saqué desde la calle para que puedas ver bien esos pasillos y puentes de los que te hablaba que interconectan los distintos edificios pertenecientes al complejo residencial. Es increíble: es como que han creado un segundo nivel de calles por encima de las calles convencionales, solo que este segundo nivel solo permite tráfico peatonal.
Mi paseo por los pasillos elevados del Barbican Estate me condujo directo a donde quería ir después, a mi última parada de la jornada: el evento de Borealis en el Guildhall Yard.
Borealis ofrece un fascinante momento de asombro y maravilla, iluminando el corazón de la ciudad de Londres. Esta espectacular instalación inmersiva, inspirada en las auroras boreales, iluminará el cielo de Guildhall Yard en la City. El tiempo parece ralentizarse cuando los ojos miran la espectacular instalación de Dan Acher.
Borealis @ Eventbrite
Ame,
Kato
Belleza pura en el Edén!!
Tremendo todo lo que hiciste este dia Kato! El museo enorme!! Y el super de Amazon de otro planeta! Jaja
Ese súper de Amazon es de otro mundo jajaja y no se como hiciste, yo no se si aguanto 5 horas en un museo jajaja ya que estas por ahí hacete una escapada a Noruega que es época de auroras boreales! Y las ves de verdad!