Más salidas nocturnas en Fukuoka

Kara Ema:

El miércoles a las 19:15 me junté con Noah y Simon para ir a cenar juntos a un restorán.

El restorán lo elegí yo. Se llamaba Porteño, y vendían comida argentina. Hacía cinco meses que no comía nada de Argentina —ni siquiera dulce de leche—, así que hacía rato que tenía ganas de visitar un restorán argentino. Además, ninguno de los chicos había probado la comida argentina, así que se las quería presentar.

Entrada al bar argentino Porteño
Decoración interior del bar (I)
Decoración interior del bar (II)

Cuando llegamos le preguntamos a la señora que nos atendió —que al parecer era la única persona encargada de todo el bar—, por qué había decidido abrir un bar argentino en Fukuoka. Nos respondió que su marido era argentino, que había fallecido hacía diez años, y que ella había decidido continuar por su cuenta lo que su marido había empezado.

Nos pedimos unas cervezas argentinas de la marca Quilmes, y para comer pedimos un menú que incluía básicamente todas las comidas tradicionales de Argentina: chorizo, empanada, locro y milanesa.

Cerveza Quilmes
Chorizo
Empanadas y (si no me equivoco) chimichurri
Pan y locro de porotos
Milanesa de carne

A mis amigos franceses les pareció todo muy rico. Las empanadas les gustaron tanto que al final terminamos pidiendo una más para cada uno. Luego, la señora encargada del lugar nos trajo unas galletas con dulce de leche de regalo, que comimos de postre.

Galletas con dulce de leche

Una vez más, a los franceses les gustó tanto el dulce de leche que acabamos pidiendo un segundo postre: helado con dulce de leche.

Helado con dulce de leche

La cuenta terminó siendo ¥9400, el equivalente a 65 dólares estadounidenses o 19.000 pesos argentinos. Antes de ir al lugar les había dicho a los chicos que los invitaría yo, así que con gusto pagué la totalidad de la cuenta. Si bien la mayor parte de las veces que salimos a algún lado juntos cada uno paga su parte de lo que consumió, ocasionalmente uno se ofrece a pagar por todos. Esta vez quise ser yo, en parte para agradecerles por haber hecho mi estadía en Japón varias veces más interesante y divertida de lo que habría sido sin ellos, y por enseñarme un montón de argot francés y ayudarme a seguir poniendo en práctica y perfeccionando mi francés.

Al salir del resto-bar argentino, Noah se fue al hotel porque tenía que hacer una llamada a su novia en Francia. Simon y yo nos fuimos a hacer una nijikai (segunda salida) al mismo bar al que habíamos ido ya un par de veces la semana pasada.

Habremos estado una hora y media aproximadamente allí —entre las 22:00 y las 23:30—, tomando un par de tragos, jugando a los dardos, a las cartas, al Cuatro en Línea y al Jenga.

Dardos

Cuando salimos, lo acompañé a Simon hasta su hotel en Nakasu, donde se estaba quedando con Noah, y de ahí me fui caminando hasta la estación de Hakata, donde a las 0:13 me tomé el último tren hacia mi casa.

Esperando el último tren en la estación de Hakata

El jueves a las 18:00 me junté con los chicos nuevamente, en el hotel donde estaban quedando. En la terraza de este hotel había un bar, así que fuimos a probarlo.

Vista al puente Fukuhaku Deai desde la terraza del hotel
Cappuccino que me pedí en el bar de la terraza

A las 20:30 nos fuimos del bar y empezamos a caminar hacia nuestra nijikai: Hungry Heaven, un lugar de hamburguesas donde pudimos disfrutar de unas de las más deliciosas hamburguesas que habíamos comido hasta ahora.

La hamburguesa que me pedí yo: la Cheese Cheese Cheese. Las patatas me las pusieron en mi plato pero las habíamos pedido para compartir entre los tres.
La hamburguesa que se pidió Noah: la Hungry Heaven Special. Venía con un total de quince ingredientes, todos apilados uno arriba del otro entre los dos panes.

Simon se pidió dos hamburguesas desde el principio (una Mashed Potatoes Cheese Burger y una Classic Burger), mientras que Noah y yo nos pedimos una sola bien grande, pero nos gustó tanto que si bien ya estábamos medio llenos, al final terminamos pidiendo otra más para compartir entre los dos—la Mashed Potatoes Cheese Burger.

A las 22:00 fuimos a un bar llamado Girls Party, al cual ya habíamos ido con Simon la semana pasada. A diferencia de la vez anterior, esta vez estaba con ganas de cantar, así que en un momento le pedí al barman que me pasara un micrófono y la tablet para controlar el equipo de karaoke.

La primera canción que elegí para cantar fue「私は最強」(Watashi ha saikyō; Soy el más fuerte) de Ado, uno de los temas de la película de One Piece Red. La segunda fue Butter-Fly, de Digimon. Eventualmente se sumaron mis amigos al karaoke también, eligiendo sus propios temas.

Cantando un tema que puso Simon: Champs Elysées de Zaz.

A las 23:00 nos fuimos a otro bar, donde además de beber un par de tragos nos entretuvimos jugando juegos de cartas.

Primero hicimos algunas partidas del Trou du cul —el juego que me había enseñado Noah cuando estuvimos en Miyazaki— y luego Noah me enseñó otro juego más, llamado «Le pouilleux».

Después también jugamos al póker, valiéndonos de una aplicación móvil para anotar las fichas que tenía cada uno. Increíblemente, las cuatro partidas que jugamos las gané todas yo.

Jugando al póker

A la 1:00 nos volvimos al hotel de los chicos. Como tenían dos camas de sobra, me ofrecieron quedarme a dormir ahí, así no me tenía que ir tan tarde hasta mi casa y me ahorraba de tener que pagarme un taxi dado que los trenes ya no pasaban más a esa hora.

Ame,
Kato