Excursión a Beppu y a Yufuin – Día 1

Kara Ema:

Otro fin de semana, otro viaje por Kyūshū para conocer más ciudades.


El viernes salí de la escuela y me dirigí hacia la terminal de autobuses de Hakata. A las 13:30 almorcé en un restorán ubicado en el subsuelo del edificio de la terminal. Me pedí unos fideos soba con carne.

Luego de almorzar me fui a la terminal 34 en el tercer piso, a esperar el bus que me llevaría a Beppu, una ciudad costera en la prefectura de Ōita, en la parte este de Kyūshū.

A las 15:00 me tomé el bus y llegué a Beppu a eso de las 18:00, a la parada de Beppu Hamamachi. Desde ahí me fui caminando hasta el hotel.

Alrededor de las 21:15 salí del hotel para caminar un poco por la zona, empezar a conocer la ciudad y buscar un lugar para cenar.

Para añadir a mi colección de tapas de alcantarillas de ciudades japonesas
Me divierte el hecho de que en el piso dice「信号アリ」(Shingō ari; Hay un semáforo) para alertar al despistado.

Anduve caminando por una zona céntrica —o por lo menos cercana a una zona céntrica—, y sin embargo curiosamente la mayoría de las calles estaban casi vacías (tanto de coches como de peatones), muy poco iluminadas y con casi todos los negocios ya cerrados. Esto me dio la pauta de que Beppu es una ciudad tranquila, no muy poblada ni muy turística.

Lo cual es cierto: la realidad es que no hay muchas atracciones turísticas en esta ciudad. La única razón por la cual es reconocida y la gente va a visitarla es por sus onsen. Tiene la fama de ser la «capital de los onsen», dado que es la que tiene más onsen en todo Japón y el mundo.

A las 22:00 llegué al lugar donde cenaría, una sede de la cadena de restaurantes familiares llamada Joyfull. En el menú había un ítem que llamó mi atención por su peculiar nombre:「大人のお子様ランチ」(Otona no okosama ranchi; Menú infantil para adultos). Obviamente que la razón por la que se llamaba así simplemente era porque se trataba de un plato exactamente igual a uno en el menú infantil, solo que servido en una porción más grande (aunque desgraciadamente sin juguete). Igual me causó gracia y me lo terminé pidiendo.

Mi cena del viernes: menú infantil para adultos (omurice).

A las 23:00 reemprendí mi caminata nocturna hasta llegar a la playa de Matogahama. Allí me quité el calzado y me puse a caminar por la orilla. Mientras caminaba miraba el mar, y mientras miraba el mar noté que a lo lejos, en el horizonte se alcanzaba a ver la ciudad de Ōita, la capital de la prefectura donde me encontraba.

Playa de Matogahama. La foto no salió muy bien porque estaba bastante oscuro.

Adyacente a la playa había un parque homónimo, el cual también recorrí. Allí me encontré con varias estatuas.

Estatua de niño desnudo en el parque Matogahama
Estatua de mujer desnuda en el parque Matogahama

A las 24:00, mientras iba ya de regreso hacia el hotel, pasé por otro parque llamado Kaimonji. Aprovechando que no había nadie, me fui a sentar un rato a las hamacas, a meditar sobre la vida mientras me hamacaba y observaba a un gato intentando trepar a un árbol.

Hamacas del parque Kaimonji

Desde que descubrí que los adultos japoneses cada tanto usan las hamacas de los parques, he perdido toda la reticencia que tenía con respecto a usarlas o no. Por suerte los japoneses no son como los recelosos ingleses, que instalan vallas alrededor de los juegos infantiles en los parques, y carteles que dicen cosas como «prohibida la entrada a adultos no acompañados por niños» y viceversa.

Otra cosa buena que descubrí es que tarde en la noche los gatos se apoderan de los parques. Se ven más gatos usándolos que humanos. Un ejemplo de ello fue ese viernes en el parque Kaimonji. Había tres gatos descansando en el parque. Mientras me hamacaba los observaba, y cuando terminé de hamacarme me fui a jugar con ellos.

Jugando con gatos en el parque Kaimonji

En total debo de haber estado unos diez minutos en ese parque, hasta que finalmente me aburrí de que los gatos no me dejaran acercarme lo suficiente para acariciarlos y me fui para para el hotel.

Cuando llegué al hotel, aproveché que no había nadie en el lobby y me senté ahí con mi ordenador para trabajar un rato mientras me tomaba un café antes de irme a dormir.

En el lobby del hotel

Ame,
Kato