Excursión a Beppu y a Yufuin – Día 2

Kara Ema:

El hotel donde me quedé me ofrecia la posibilidad de alquilar una bicicleta de forma gratuita, así que obviamente saqué provecho de ello. La bici que me prestaban era súper básica —no tenía luces, ni bocina, ni cambios—, pero era gratis y cumplía adecuadamente su función principal.

Cuando el recepcionista me entregó la llave de la bicicleta, le pregunté si había alguna regla que tuviese que tener en cuenta, cómo dónde podía estacionarla y demás, y me dijo que no. Esto es un gran contraste comparado con cuando estuve en Kioto, que junto con la bicicleta que alquilé me habían entregado un folleto con un montón de normas y precauciones, tales como el hecho de estacionar únicamente en los lugares permitidos si no quería tener que ir a recuperar la bici a un depósito en las afueras de la ciudad, previo el pago de una multa.

A las 10:30 agarré la bici y me fui del hotel hacia el primer destino que tenía planificado para el sábado: el parque Beppu.

En el camino pasé frente a la estación ferroviaria de Beppu, donde había una estatua de Kumahachi Aburaya, el padre del turismo de Beppu que hizo famoso el nombre de la ciudad en todo Japón.

Estatua de Kumahachi Aburaya, frente a la estación de Beppu. En la base de la estatua hay una inscripción que dice: «El hombre llamado «tío brillante», que amaba a los niños.»

A las 11:10 aparqué la bici en la entrada del parque y entré.

Justo antes de llegar al parque me dije a mí mismo: «No desayuné y ya pronto va a ser hora de almorzar. En el parque seguro no va a haber nada para comer así que será mejor que pase por un konbini y me compre algo para llevar y picar en el parque.»

Pero hay algo que no había considerado—el hecho de que estoy en Japón, donde se la pasan organizando festivales y yo me la paso topándome con ellos de casualidad cada vez que visito una nueva ciudad.

Resulta que ambos días de este fin de semana, en el parque Beppu, tendría lugar un festival llamado Minori Festa. Consecuentemente, cuando llegué al parque lo encontré repleto de gente y de puestos de comida.

Igual el hecho de haberme comprado comida en el konbini no fue tan mala idea después de todo, dado que si bien había decenas de puestos de comida, cada uno de ellos tenía una multitud de personas haciendo cola para comprar. De todas formas, la comida no es lo que más me interesa de este tipo de festivales sino los eventos y actos que organizan.

En general estos actos son protagonizados por chicos de escuelas locales que desean mostrarle a la comunidad local el talento que han alcanzado realizando una actividad que les gusta. Me encanta que se haga esta clase de cosas aquí; que los chicos tengan la oportunidad de interactuar un poco con la comunidad, y no vivan todo el tiempo en la burbuja artificial en la que viven actualmente los niños occidentales, conformada únicamente por sus pares, sus parientes y sus maestros.

En una parte del parque había un escenario donde estaba teniendo lugar uno de estos actos, llamado «Actuación de arreglos florales a cargo de alumnos de institutos agrícolas». Se trataba de un grupo de estudiantes de secundaria que competían para ver quién hacía el mejor arreglo floral.

Chicos de secundaria preparando arreglos florales

No me pareció muy interesante ver los arreglos florales, así que me fui a recorrer un poco el parque, y a buscar un buen lugar para sentarme a comer las croquetas que me había comprado en el konbini.

Parque Beppu / Minori Festa (I)
Parque Beppu / Minori Festa (II)
Parque Beppu / Minori Festa (III)
Parque Beppu / Minori Festa (IV)

A las 12:00 volví a la parte donde estaba el escenario, dado que según el programa a esa hora comenzaría un nuevo acto. Escuché por el altavoz que los chicos de secundaria estaban obsequiándole a la gente los arreglos florales que habían hecho, así que me puse en la fila para recibir el mío.

Chicas de secundaria preparando ramos para entregar a la gente

Tras recibir mi ramo les dije a las chicas en inglés «¡buen trabajo chicas!», y me fui a donde había aparcado la bicicleta para dejar el ramo en su cesta.

Ramo de flores (más que flores diría plantas, o ramas) que me regalaron.

No sé exactamente qué estaba pensando cuando decidí ir a buscar un ramo. Ahora que lo tenía tendría que pensar en cómo deshacerme de él, dado que no había forma de que pudiese llevármelo conmigo de vuelta a Fukuoka.

El siguiente acto se llamaba «Escuela de enseñanza media Beppu Mizobe Gakuen, «Koto Wellfares»» y consistía en un grupo de personas tocando el koto.

El koto es un instrumento cordófono hecho de madera con 13 cuerdas de diferente tamaño, pertenece a la familia de las cítaras y es descendiente de la cítara china Guzheng. Es un instrumento japonés, hecho de Kiri (la madera de la Paulonia imperial). Es el instrumento nacional de Japón. Con el paso del tiempo se unió a lo que se conoce como sankyoku o trío instrumental, junto al shamisen y la flauta shakuhachi.

Wikipedia

Me quedé un par de minutos escuchando cómo sonaba esta particular instrumento, y luego me fui a dar un par de vueltas más por el parque, para hacer tiempo hasta el siguiente acto.

Bambúes en el parque Beppu (I)
Bambúes en el parque Beppu (II). Para tomar esta foto me acosté en el piso, en el medio del camino. Cuando me levanté tenía un niño enfrente mío observándome con cara de «¿qué rayos estás haciendo?».
Mapa del parque, incluyendo la ubicación de todos los stands temporales que agregaron por el festival. Notar también el grupo de cinco niñas paseando solas por el parque.

A las 13:00 volví al escenario, y esta vez me conseguí un buen lugar en la primera fila de sillas y me senté, con la idea de quedarme a ver todo el siguiente acto. El mismo se llamaba «Club de niños de kagura de Shonai» y consistía en niños y adultos realizando una danza kagura.

La Danza Kagura (神楽) es una antigua ceremonia teatral japonesa, con danza y música, en honor a los dioses (kami, 神) de la religión sintoísta. Son manifestaciones preteatrales que cobraron ese nombre en el primer milenio d. C. Se celebraban habitualmente en el palacio imperial y consistían en pasos lentos interpretados por sacerdotes, conjuros y danzas culturales y mitológicas japoneses.

Wikipedia
Danza kagura
Foto rápida que saqué de toda la gente que tenía detrás de mí, viendo la danza kagura.

A las 13:30, al término de esta última actuación que vi, me fui a recuperar la bici y finalmente dejé el parque.

Hice apenas dos cuadras con la bici y la dejé de vuelta, dado que había llegado al siguiente destino en mi programa del día: la Global Tower, una moderna torre con una plataforma de observación a 100 metros de altura.

Global Tower
El parque Beppu visto desde la Global Tower

Cito una frase que escuché decir a una niña mientras admiraba la ciudad desde esta torre:「世界はすごい」(Sekai wa sugoi; El mundo es asombroso).

Interesante diseño arquitectónico de la plataforma de observación

De ahí me fui para Kannawa Onsen, un simpático barrio de la ciudad repleto de onsen.

Neko que me encontré en la calle

Según un mapa del barrio que vi por ahí, aparte del onsen convencional, hay tres tipos de baños para pies que te puedes encontrar en distintos puntos de este barrio, todos de uso libre y gratuito:

  1.  足岩盤浴 (ashiganbanyoku; baño de pies en la roca)
  2. 足蒸し (ashimushi; baño de pies en vapor)
  3. 足湯 (ashiyu; baño de pies convencional)

Los probé todos, empezando por el de vapor.

Baño de pies en vapor
Tenías que meter tus piernas en estos agujeros y luego utilizar la tapa de madera para prevenir que el vapor escape

Luego pasé por un baño de pies convencional. El agua estaba plácidamente tibia, lo cual me sorprendió dado que normalmente suele estar bastante más caliente. Me quedé allí aldededor de una hora con mis pies metidos en el agua.

Ashiyu (baño de pies)

Cito una frase que escuché decir a un niño que me pareció graciosa:「次の温泉はどこ?」(Tsugi no onsen wa doko?; ¿Cuál es el próximo onsen?). Claramente venía de visitar varios onsen con su familia y se estaba aburriendo en el ashiyu.

Relajando mis pies en el ashiyu

El tercer y último tipo lo intenté probar pero fallé rotundamente. La roca estaba tan insoportablemente caliente que no podía mantener mis pies en contacto con ella más de un segundo. Supongo que eso explica por qué no había nadie usándolo.

Baño de pies en la roca

Cuando terminé de probar todos los tipos de baños de pies que había, tomé la bici de vuelta y me fui de Kannawa Onsen rumbo hacia el hotel.

A las 17:00, mientras iba de camino al hotel pasé por un parque llamado Minamiishigaki. Allí me detuve unos diez minutos para hacer dos cosas: comer un tentempié que había comprado en el konbini por el que pasé a la mañana, y deshacerme del ramo de ramas de las estudiantes —¡lo siento chicas!—, dejándolo bajo uno de los árboles del parque.

El tentempié que comí: un sándwich de mantequilla de maní, el favorito de Anya (por eso hay una imagen de ella en el paquete).

Habré llegado al hotel a eso de las 17:30. Me quedé ahí unos cuarenta minutos descansando, y me cambié la ropa deportiva que llevaba puesta por una más adecuada para la noche. Luego volví a salir, también con la bici.

En este punto puede o no que te hayas hecho la pregunta: «¿Cómo es posible que estés en la capital de los onsen, que hayas pasado por Kannawa Onsen y no hayas ido a ningún onsen todavía, solamente a baños de pies gratuitos?». Por supuesto que tenía pensado ir a un onsen—era precisamente lo que tenía programado como primera actividad de la noche. Y el onsen que elegí visitar no era cualquiera, sino el mejor de Beppu y el más caro y de alto nivel al que jamás he ido (tampoco era prohibitivamente caro por suerte: ¥1500 / US$10).

Este onsen se llama Tanayu, y forma parte del Suginoi Palace, un hotel ubicado en la cima de una colina, con espectaculares vistas a la ciudad. El hecho de que estuviera en la cima de una colina implicó que practicamente todo el camino de ida hasta el hotel lo tuve que hacer andando, llevando la bicicleta (que no tenía cambios) al lado mío. No fue muy divertido en su momento, pero la vuelta hizo que valiera completamente la pena.

Llegué al onsen a eso de las 19:00, y me fui a las 21:00 pasadas, tras más de dos horas de relajación total. Mientras estabas sumergido en los baños termales, podías disfrutas de unas magníficas vistas de la bahía de Beppu.

Vista desde el hotel Suginoi, donde estaba el onsen. Las piscinas que se ven en el piso inferior son otra parte del hotel que me habría gustado probar también pero lamentablemente estaban cerradas por mantenimiento. A diferencia del onsen, las piscinas son de uso mixto (hombres y mujeres juntos) pero se debe ir con traje de baño en vez de desnudo.

El trayecto en bici cuesta abajo desde la cima de la colina, en una noche otoñal de 18 ºC, sintiendo la leve y placentera brisa en la cara, y escuchando mi playlist de canciones japonesas por los auriculares, fue honestamente tan sublime como bañarme en el onsen. Son esta clase de momentos los que realmente te hacen pensar en lo hermosa que es la vida y lo que vale la pena estar vivo. Como dijo aquella chica,「世界はすごい」(El mundo es asombroso).

Cuesta abajo desde la colina hasta la bahía

Pasé por el parque/playa Mochigahama, muy similar al combo de parque-playa Matogahama que había visitado la noche anterior.

Parque Mochigahama, al lado de la playa.

Para cenar tenía dos lugares en mente que me interesaban. Uno era una pizzería y el otro una restorán de gyoza. Por desgracia ambos ya estaban cerrados o por cerrar a la hora que llegué a ellos. Así que a las 22:30 terminé yendo de vuelta a Joyfull, que estaba abierto las 24 horas del día. Allí me pedí tanto una pizza como cinco gyoza.

Pizza de Joyfull (bastante pequeña)
Gyoza de Joyfull

A las 23:30 me fui del restorán en dirección al hotel. Pero todavía quería seguir recorriendo la ciudad un poco más, así que me fui a pasear por las calles de Kitahama y Motomachi, dos barrios que a mi entender son de los más céntricos de la ciudad y donde transcurre la vida nocturna.

Takegawara Onsen (edificio de la derecha)

Este onsen es probablemente uno de los más populares y antiguos de la ciudad. Me resulta algo gracioso el hecho de que esté ubicado en pleno distrito rojo, rodeado de tiendas de entretenimiento sexual, como soaplands y esa clase de cosas. También había un santuario sintoísta a unos pocos metros de este lugar.

Hablando de soaplands (burdeles estilo japonés), estos son los precios de uno que había por esta zona.

Últimas tres fotos, que saqué de calles y callejones que me parecieron agradables, mientras iba —esta vez sí— de camino al hotel.

Calles de Beppu (I)
Calles de Beppu (II)
Calles de Beppu (III)

A la medianoche llegué al hotel, me preparé un café y me puse a escribir la primera entrada del viaje.

En el salón del hotel escribiendo y tomando un café antes de ir a dormir

Ame,
Kato