Excursión a Beppu y a Yufuin – Día 3

Kara Ema:

El domingo a las 10:00 hice el checkout y adivina a dónde me fui. Pista: te había contado que Minori Festa duraba todo el fin de semana.

Volví al parque Beppu para seguir disfrutando de los espectáculos gratuitos del festival. Según el programa, los del domingo parecían ser mucho más interesantes y entretenidos que los del sábado, y efectivamente así fueron.

Apenas llegué noté que el primer acto ya había arrancado, dado que desde lejos alcanzaba a escuchar personas cantando y tocando instrumentos. El nombre del acto según el programa era «Banda de música del instituto Beppu Tsurumigaoka»; constitía en un grupo de alumnos de secundaria tocando instrumentos de orquesta.

Cada show duraba exactamente media hora y arrancaba a cada hora (10:00, 11:00, 12:00, 13:00). Como llegué al parque a las 10:30, me perdí prácticamente todo el primer acto, salvo por un encore que hicieron al final.

Llegué justo para ver a la banda de música hacer un encore y despedirse

De ahí me fui a dar una vuelta por el parque en busca de algo para comer, dado que estaba aún en ayunas y no había pasado por el konbini como había hecho el día anterior.

En una parte del parque me topé con estas personas haciendo una demostración de talla de madera utilizando sierras.

Parecía haber cientos de puestos de comida y cientos de personas frente a ellos, lo cual significaba que comprar algo para comer iba a ser una tarea difícil, sobre todo para mí que soy de tomarme mi tiempo para ver todas las opciones antes de elegir.

Pero me corría el hecho de que a las 11:00 arrancaba otro espectáculo que no me quería perder, y mientras más tardara menos probabilidad tendría de asegurarme un buen lugar para sentarme a verlo. Así que terminé yendo al primer puesto que vi que no tenía mucha gente y me compré un agepan (pan frito japonés). Luego volví a la zona del escenario y me senté en el mejor lugar vacío que pude encontrar, al centro de la segunda fila.

El siguiente acto se llamaba «Espectáculo de danza Hita Geta», y se trataba de un grupo de niños y adultos bailando distintas canciones utilizando geta (calzado tradicional japonés). Según dijeron, la niña más pequeña del grupo tenía cinco años.

Me pareció increíble el talento que tenían todos, no solo para moverse en sincronía y al ritmo de la música, sino también para recordar todos los pasos de todas las canciones que bailaron. Deben de haber estado meses ensayando. Me gustó tanto la actuación que la terminé filmando casi entera.

Cuando terminó este acto hice lo mismo que cuando terminó el anterior: me fui a dar una vuelta por el parque buscando algo más para comer, dado que un pan no iba a ser suficiente para aguantar toda la mañana. Terminé comprando tres croquetas de carne de cerdo—con eso saciaría mi hambre por varias horas.

Volví lo más rápido que pude al escenario esperando encontrar un buen lugar, pero a medida que avanzaba la mañana cada vez había más gente en el parque y se iba haciendo más difícil divisar sillas vacías, sobre todo dado que los japoneses tienen la manía de dejar sus pertenencias sobre la silla para «reservarla» y que nadie la ocupe mientras no están. Terminé encontrando un lugar más o menos decente en la segunda fila un poco a la izquierda del centro. El único problema de este lugar es que tenía a una mujer justo delante de mí que se la pasó casi todo el acto con sus brazos levantados (supongo que para cubrir su cara del sol), lo cual hacía que sus codos se entrometieran en el campo de visión de mi filmación.

El tercer espectáculo del día fue en mi opinión el más espectacular. Se llamaba «Baile de animación PONY-Z», y era un enorme grupo de chicas de todas las edades que bailaron un montón de canciones de corrido durante toda la media hora que duró su acto. Quedé rotundamente maravillado por la fenomenal destreza artística y acrobática de estas niñas. No tienen derecho a ser tan estupendamente talentosas, además de deleitablemente tiernas.

Lo más increíble de este show —bueno, lo segundo más increíble después del talento de las chicas—, fue para mí la forma en que lo armaron para que fuese un flujo continuo, sin pausas breves ni siquiera para aplausos ni presentaciones. El enorme grupo de chicas estaba dividido en varios subgrupos que iban pasando a bailar cada canción. Justo antes de terminar una canción, el siguiente subgrupo se posicionaba detrás del actual, y empezaban a bailar la siguiente canción mientras el anterior subgrupo salía del escenario. Luego, el subgrupo que acababa de salir se cambiaba de vestuario y se preparaba detrás del escenario para volver a entrar cuando les tocara de vuelta. Así era como iban rotando sin parar; sin darle la oportunidad al público de tomar un respiro de tanto talento y ternura juntos.

La única vez que pudimos ver a todas las chicas del grupo PONY-Z juntas: al final cuando se despidieron.

Al término de este acto una vez más me fui a caminar por alrededor del parque. También empecé a consultar a qué hora pasaría el autobús que me llevaría a mi siguiente destino, ya que pronto sería la tarde y no debía demorar mucho más en irme, si quería tener suficiente tiempo para hacer todo lo que me faltaba de lo que tenía programado.

Pero todavía quedaba un espectáculo más, el de las 13:00. El bus pasaría a las 13:25 por el parque, así que tendría tiempo de aunque sea quedarme a ver una parte del último acto.

El mismo se llamaba «Taiko de Yufuin Genryu», y se trataba de unos chicos tocando el taiko (tambor japonés). Me quedé dos minutos a verlo y luego me fui caminando tranquilo hacia la parada del autobús.

En el camino pasé por una de las zonas más agradables del parque, con campos de flores flanqueando un estanque de agua y niños jugando a atrapar peces en el borde del estanque.

Estanque y flores del parque Beppu (I)
Estanque y flores del parque Beppu (II)

Antes de terminar con el parque, como sabes que me gusta hacer, armé un montaje de todos los espectáculos que vi y que grabé para poder compartirlos contigo (y para revivirlos yo mismo en algún momento más adelante). Tenía un total de 45 minutos de filmación, lo cual terminé reduciendo a 30. Me costó mucho meter cortes dado que casi todo era interesante y meritorio de estar en el montaje, por eso es que treinta minutos es lo máximo que he podido llegar a reducirlo. Espero que te resulte tan entretenido como a mí.

Actos de la segunda jornada de Minori Festa en el parque Beppu

A las 14:20 llegué con el bus a Yufuin, distrito turístico de la ciudad de Yufu, en la prefectura de Ōita. Lo bueno de Yufuin es que es lo suficientemente pequeño como para poder recorrer todas sus atracciones a pie y en tan solo un par de horas, así que precisamente eso pensaba hacer.

Empecé por Kinrin-ko, un famoso lago de Yufuin.

Lago Kinrin

Al lado del lago había un pequeño onsen llamado Shitanyu. Contaba con apenas dos baños, uno interior y otro exterior. Pero la particularidad más curiosa era que era un onsen mixto, es decir que los mismos baños podían ser utilizados por hombres y mujeres al mismo tiempo. En una época todos los onsen solían ser así, pero lamentablemente esto ha ido decayendo con el tiempo y hoy en día es raro de encontrar baños mixtos.

Tradicionalmente, hombres y mujeres se bañaban juntos tanto en los onsens como en los sentōs, pero la separación por sexos se ha impuesto desde la apertura de Japón a Occidente durante la Restauración Meiji. El baño mixto (混浴, kon’yoku) persiste en algunos onsen especiales de las zonas rurales de Japón […]. Durante la posguerra, cuando Japón decidió abrir sus puertos a otras naciones, se aprobaron leyes contra los baños konyoku para levantar la imagen del país. Como muchos consideraban que bañarse desnudo era lascivo y vulgar, estas leyes se dirigían especialmente a los baños japoneses konyoku. Por otro lado, todavía hay quienes luchan por la continuación de esta práctica alegando que se trata de una cultura japonesa que debe ser atesorada y mantenida. Desgraciadamente, esto no ha impedido la lenta caída de los establecimientos con baños Onsen de género mixto y que ahora se consideran unos de los lugares más raros del país. […] Se pueden ver niños de ambos sexos tanto en los baños de hombres como en los de mujeres. En algunas prefecturas de Japón, entre ellas Tokio, donde está prohibido el baño mixto desnudo, se exige a las personas que lleven trajes de baño o yugi (湯着), diseñados específicamente para el baño.

Wikipedia

Así que después de dar una vuelta por el lago me fui un rato a probar el baño mixto.

Otra cosa interesante de este onsen es que no hay nadie que atienda. La forma de pagar es insertando ¥200 (~US$1,4) en el poste que se ve en la foto, y luego simplemente entrar y meterse al baño.

Mientras estuve en el onsen había unas cinco personas aparte de mí: tres hombres y dos mujeres, todos desnudos y metidos en el mismo baño.

Me quedé ahí unos cincuenta minutos, hasta las 15:30. Luego me fui a caminar por las calles principales de Yufuin, donde estaban todos los negocios.

Si tuviese que describir el ambiente del centro de Yufuin en dos palabras, diría «tierno» y «dulce». «Tierno» porque estaba lleno de tiendas de adorables personajes clásicos, tales como Totoro, Heidi, Miffy, Moomin, Alicia, etc. También había varios tiernos animales que se podían alimentar y acariciar, tales como lechuzas, ardillas, gatos y conejos. Y «dulce» porque estaba repleto de tiendas vendiendo cosas ricas y dulces.

Tienda de Miffy

No le saqué una foto, pero en un momento pasé por una croquetería (?) llamada Yufuin Kinsho Croquettes —que parece ser bastante popular—, y me pedí una croqueta de carne y otra de queso. Las dos estuvieron ampliamente deliciosas.

Entrada a Yufuin Floral Village (así se llamaba la parte central donde estaban todas las tiendas de personajes clásicos y los animales).
Parte (nostálgica) de Heidi (I)
Parte de Heidi (II)
Pintoresco camino flanqueado por tiendas
Tiendas de Alicia y de Moomin

En un momento me topé con una tienda que se llamaba Gallery Alice’s Tearoom – Cheshire Cat’s Forest, y se trataba de un neko café ambientado en Alicia en el País de las Maravillas. Obviamente que entré apenas lo vi.

Fue el segundo café de gatos que visité en mi vida. A diferencia del que había ido en Harajuku, en este tenías acceso a una sola bebida (café, té, chocolate, etc.) pero te podías quedar todo el tiempo que quisieras por una tarifa plana de ¥800 (~US$5). Con lo cual aproveché y me quedé más o menos una hora, entre las 16:00 y las 17:00.

Todos los gatos que había junto a sus respectivos nombres. Todos tenían nombres relacionados de alguna manera con el mundo de Alicia y de Carroll.
Neko
Otro neko
Más nekos
Neko dormitando en mi regazo. Se instaló él por su propia cuenta; no teníamos permitido alzarlos, solo acariciarlos. Me tuve que quedar unos diez minutos en esta posición hasta que finalmente el gato se cansó de mí y se fue, dejándome de vuelta libre para poder moverme y levantarme.
Nekos jugando con otros clientes
Neko de la derecha molestando a neko de la izquierda. «¡Muévete que quiero pasar!» / «¡No, yo llegué aquí primero!».

Al salir del neko café noté que ya estaba atardeciendo y las tiendas estaban empezando a cerrar, lo que me daba la pauta de que iba siendo hora de buscar la forma de regresar a casa.

Decidí hacer una última recorrida por la calle Yunotsubo (una de las principales) antes de dar por terminada mi jornada en este simpático pueblo.

Calle Yunotsubo

En esta calle me encontré con una tienda de postres llamada Milch (leche en alemán) que parecía ser bastante buena y popular, así que pasé por ahí y me pedí un Käse Kuchen (cheesecake en alemán).

Käse Kuchen de Milch

De ahí me fui a la parada de autobús. Me habría gustado volver directo desde Yufuin hasta Fukuoka, pero por desgracia no había bus que me llevara directo así que me tuve que tomar un bus para regresar a Beppu y desde ahí me pude subir a un micro de larga distancia que me dejó en Tenjin. Finalmente desde Tenjin me tomé un tren hasta mi casa.

Si no recuerdo mal, en total todo ese trayecto debe de haber durado unas cuatro horas, desde las 17:30 hasta las 21:30, que fue más o menos la hora a la que llegué a casa. Durante el viaje me mantuve entretenido escuchando música y escribiéndote.

Ame,
Kato