Isla de Okinawa – Día 1: llegada

El viernes a las 15:30 salí de mi casa hacia el Aeropuerto de Fukuoka. Era la primera vez que pisaba un aeropuerto desde el día que llegué a Japón siete meses atrás. No puedo creer la cantidad enorme de ciudades que he conocido en tan poco tiempo, y todo sin haber tenido jamás que pasar por un aeropuerto. Bueno, hasta ahora.

Es que el próximo lugar que quería visitar se trataba de una isla a 800 kilómetros al sur de Fukuoka, con lo cual no me quedaba otra que tomarme un avión tanto para la ida como para la vuelta.

¿Recuerdas que te había contado que la última prefectura que me quedaba por ver en Kyūshū era Okinawa? Okinawa es la isla donde estuve los últimos cuatros días, así que ahora sí puedo decir oficialmente que terminé de recorrer la región completa de Kyūshū, o al menos las ciudades más importantes de cada una de sus ocho prefecturas.

La prefectura de Okinawa (沖縄県) es la prefectura más lejana del Japón y comprende una serie de 160 pequeñas islas (de las cuales solo 44 están habitadas) que se encuentran en la parte sur de las islas Ryūkyū, un archipiélago al suroeste de la isla de Kyūshū y al noreste de la isla de Taiwán y que integra la región de Kyūshū. […]

[…] La capital de la prefectura es la ciudad de Naha, con algo más de 300.000 habitantes y que es el centro cultural, político e histórico de la prefectura. La mayor parte del territorio y de la población se concentra en la isla de Okinawa, aunque también existen otras islas importantes como Miyako-jima, Iriomote e Ishigaki.

Wikipedia

Okinawa es una isla tropical, con hermosas playas naturales y temperaturas templadas durante todo el año. Vendría a ser el Hawaii de Japón. Aunque curiosamente, a pesar de tener su propio Hawaii tan cerca de ellos, muchos japoneses deciden viajar a Hawaii cuando van al extranjero (así como muchos argentinos optan por las playas de Miami). De hecho hay una considerable diáspora japonesa establecida en Hawaii.

Otra cosa interesante sobre Okinawa es que es donde está instalada la mayor parte de las bases militares que Japón le dejó a Estados Unidos construir sobre el territorio japonés, a cambio de protección contra enemigos. Por ejemplo, si Corea del Norte decidiera atacar a Japón, estas bases militares estadounidenses estarían contractualmente obligadas a actuar en defensa de Japón.


A las 16:00 llegué al aeropuerto e hice el check-in automático escaneando mi código de reserva en un máquina. De ahí me tenía que ir a pasar por seguridad para entrar a la parte donde estaban las puertas, pero como todavía faltaba un rato para el embarque de mi vuelo, decidí aprovechar para ir a dar una vuelta por el aeropuerto.

Había algunas partes que parecían más el patio de comidas de un centro comercial que un aeropuerto, como esta:

Zona de restoranes del aeropuerto de Fukuoka
Siete osos de peluche decorando uno de los restoranes

Pero la parte que me resultó más interesante fue una que no había visto nunca en ningún otro aeropuerto: una terraza de observación a la pista y a los aviones que estaban aterrizando o despegando.

Avión estacionado visto desde la terraza del aeropuerto
Terraza inferior del aeropuerto vista desde la terraza superior

A las 16:20 estaba pasando por seguridad, a las 16:30 estaba sentado en la puerta de mi vuelo, a las 16:40 estaba embarcando y a las 16:50 estaba sentado en mi asiento del avión. Todo fue bastante rápido y eficiente, como suele ser con los japoneses.

Antes de continuar con el viaje quiero hacer algunas observaciones que noté —y anoté, para no olvidármelas— estando en el aeropuerto:

  • Tuve mi pasaporte en el bolsillo todo el tiempo esperando a que alguien me lo pidiera pero nadie en ningún momento me pidió mostrar ningún tipo de identificación personal.
  • Pasar por seguridad fue tan sencillo y rápido como dejar mi mochila, teléfono y abrigo sobre las bandejas y pasar por el detector de metales. Ni siquiera me hicieron sacar nada de mi mochila como el ordinador y demás.
  • Pasé por seguridad con los pines metálicos de las lolis de Bakemonogatari en mi mochila y nadie me dijo nada. Mientras tanto, no me quiero imaginar la cantidad enorme de preguntas que me habrían hecho los de la TSA en Estados Unidos…
  • Me dio la sensación de que yo era el único extranjero en el aeropuerto (al menos en la parte de vuelos domésticos) y definitivamente en todo mi vuelo, lo cual fue algo extraño, pero no tan sorprendente dado que después de todo se trataba de un vuelo doméstico.
  • Mientras estaba esperando el embarque me puse a pensar: «¿Cómo será la política de dejar viajar a los niños solos en Japón?», así que lo investigué y descubrí que por lo menos con Japan Airlines los niños pueden viajar solos a partir de los 6 años (!).

Las dos horas que duró el viaje me las pasé leyendo un manga.

Leyendo un manga en el avión
YouTube player
La parte del manga que estaba leyendo, en su adaptación de animé.

A eso de las 19:00 llegué al aeropuerto de Naha, ciudad de Naha, Okinawa. El tiempo estaba bastante horrible, con algo de lluvia, viento y frío. No tanto, pero lo suficiente para ser molesto.

Apenas salí del aeropuerto me fui a tomar el monorriel hasta Asahibashi, la estación más cercana a mi hotel. Cuando salí de la estación, noté que el camino hacia mi hotel era hacia la derecha pero hacia la izquierda había un gran árbol de Navidad que me llamó la atención, así que me acerqué.

Árbol de Navidad en Asahibashi

El árbol estaba ubicado en un pasaje elevado (ese piso que ves en la imagen no es la acera de la calle sino que la calle estaba debajo de él). Lo bueno es que el pasaje elevado estaba todo cubierto, así que mientras estuviese ahí la lluvia no me afectaba.

Detrás del árbol había un edificio con varios comercios, que también era la sede de la terminal de autobuses de Naha. Había un comercio en particular que me interesaba: Daiso, una tienda de todo por ¥100 yenes, que me venía súper bien para comprarme una merienda barata. Dentro del edificio había muy poca gente (por el mal tiempo), incluyendo algunos escolares que se paseaban solos o con un/una colega.

A las 20:00 me fui para el hotel. En la recepción me dieron tres cupones de ¥1000 cada uno que podría usar el día siguiente en un montón de tiendas por todo Okinawa, así que con eso me pagué las comidas. Esto es por un programa del gobierno que sacaron para incentivar el turismo doméstico (algo parecido a lo que habían hecho en Argentina hace un tiempo que si te ibas de viaje a otra provincia te devolvían el 50% de lo que gastaras).

El hotel se llamaba Rembrandt Style Naha y fue absolutamente fantástico. Recuerdas el baño que te había mostrado que tenía en el hotel en el que me quedé en Kitakyūshū? Compara eso con este:

Baño de mi habitación en el hotel Rembrandt Style Naha

El resto de la habitación no estaba nada mal tampoco, pero en vez de mostrártela con una foto voy a hacer algo mejor: te voy a mostrar un video. La idea del video es que puedas apreciar cómo suelen ser las habitaciones de los hoteles japoneses y las cosas que suelen tener casi siempre (y las que no tienen nunca, como por ejemplo una Biblia).

Tour de mi habitación en el hotel Rembrandt Style Naha

Esto es todo en cuanto a mi primer día en la isla de Okinawa.

Ame,
Kato