Acabo de hacer dos cosas en un restorán que muchos japoneses considerarían groseras: poner salsa en mi arroz y lamer el plato. Lo siento pero yo como por gusto, no para ser sofisticado. El día que tenga una cita y la chica se ría cuando yo lama el plato enfrente de ella en vez de quedarse en shock, va a ser el día en que haya encontrado a mi alma gemela.