Kara Ema:
Tras haber estado saliendo toda la semana pasada, decidí tomarme por lo menos la mitad de este fin de semana para descansar. Así que el sábado me quedé todo el día en casa. Bueno, salvo al mediodía que salí a comprarme un kebab a una tienda turca del barrio.
El domingo también me quedé en casa a la mañana, pero a la tarde me dieron ganas de salir. Quería ir al centro pero no al centro centro, es decir donde están los barrios más centrales de Shinjuku, Shibuya, Ueno, etc.—los cuales están todos a más o menos una hora en tren desde mi casa.
En su lugar opté por ir a Ikebukuro, que si bien sigue siendo uno de los distritos principales de Tokio, está ubicado bastante al norte, lo cual hace que viajar hasta allí solo me tome una media hora.
A las 14:00 pasadas llegué a la estación de Ikebukuro. Sobre la salida este de esta estación hay anexados dos centros comerciales enormes: Seibu y Parco. Ambos tienen pasajes conectando a uno con otro en varios pisos. Así que decidí que mi primera misión de la jornada sería recorrer estos centros comerciales.
Para que te des una idea de la escala de estos centros comerciales, Seibu (el primero que recorrí) cuenta con tres edificios: principal, anexo y librería. El edificio principal a su vez se divide en tres secciones: sur, centro y norte. Las secciones centro y norte tienen ocho pisos y una terraza. La sección sur llega hasta el piso 12. Además todos los edificios cuentan con dos subsuelos. La sección norte es la que tiene la conexión con Parco, el otro centro comercial al que fui después, también de ocho pisos.

La estrategia que tomé para recorrerlos fue arrancar en el subsuelo de Seibu, ir subiendo piso por piso hasta la terraza, luego utilizar un pasadizo para pasarme a Parco y empezar a bajar de vuelta.
Los dos últimos pisos de Seibu tienen restoranes, así que cuando pasé por allí me puse a buscar alguno para parar para almorzar. Terminé eligiendo Vidrio, un restorán estilo español. Me pedí unas tapas: croquetas de jamón y patatas fritas. Luego unos churros de postre.



Si vas a un restorán español en Japón esperando comer auténtica cocina española, vas a salir decepcionado. Los restoranes españoles y franceses en Japón suelen ofrecerte una versión japonizada de las gastronomías españolas y francesas.
Igual estuvo rico, pero como el menú decía «patatas fritas estilo español», yo estaba deseando que fueran patatas bravas, pero no lo fueron. Los churros y las croquetas al menos se acercaron bastante a los que he probado en España.
Después de comer me fui a ver la terraza de Seibu, la cual tenía un bonito jardín que estaba empezando a florecer.

De ahí me fui para Parco, donde encontré una tienda efímera de Hatsune Miku.



A las 16:15 salí a la calle. Lo primero que vi fue este simpático minibus que hace un recorrido por todos los puntos principales de Ikebukuro. Podría habérmelo tomado, pero preferí caminar.

El siguiente par de horas me lo pasé recorriendo varias tiendas de la Ikebukuro, sobre todo tiendas otaku, dado que después de Akihabara, este distrito de Tokio probablemente sea el que más tiendas otaku tenga. Incluso tiene una tienda Animate, la cual acaba de ser expandida para convertirse en la tienda de manga y animé más grande del mundo.


Cuando salí de Animate vi algo en la calle que me dejó boquiabierto: alguien había estado dibujando personajes de animé sobre la calzada, utilizando… ¿agua?

A las 18:30 me fui para Sunshine City, otro gran centro comercial de Ikebukuro. A lo mejor lo recuerdes dado que ya había venido aquí anteriormente para visitar el segundo piso que está lleno de tiendas de Pokémon.


En el tercer piso había una sección que decía ser la tienda de gashapon (cápsulas de juguete) más grande del mundo.



La razón por la cual yo nunca compro estos gashapon no es porque no me gusten sino porque no sé qué hacer después con ellos, ni donde meterlos. Me pregunto qué harán los japoneses que se la pasan comprando nuevos cada semana. ¿Tendrán una estantería en sus casas llena de estos juguetes de plástico?
Una cosa interesante a notar es que si bien técnicamente estos son juguetes y no tienen ningún tipo de utilidad práctica más que servir para coleccionar o para decorar, la mayoría de las personas que estaban ahí cuando yo pasé eran adultos. Por supuesto que también había niños, pero al parecer a los adultos japoneses les encanta esta clase de cosas tanto como a los niños, lo cual me parece genial.
De ahí me fui de vuelta al segundo piso, al parque de atracciones de interiores, Namjatown.

El parque estaba dividido en tres secciones principales:
- ドッキンガム広場 (Plaza Dockingham). Ambientada en una ciudad fantástica de cuentos de hadas.
- 福袋七丁目商店街 (Calle comercial Fukubukuro 7-chōme). Ambientada en una ciudad de la era Shōwa (~1950).
- もののけ番外地 (Terreno de los Espíritus). Ambientada en historias de fantasmas y casas embrujadas.
Una de mis partes favoritas fue la ciudad antigua, dado que hasta ese momento no tenía idea cómo lucía una ciudad japonesa del siglo pasado, y me resultó súper interesante poder verlo en persona como si estuviese allí.
También me gustó la ciudad encantada, porque tenía un montón de partes interactivas hechas especialmente para asustarte. La atracción de la casa embrujada fue una de las únicas a las que entré.



La verdad es que las atracciones en general me decepcionaron un poco. La casa embrujada era bastante pequeña y no incluyó tantos sustos repentinos como uno esperaría. Lo mejor para mí de este parque no son las atracciones sino las decoraciones y el patio de comidas.




Estas son algunas de los otras atracciones que había (que no hice):


En la ciudad de la era Shōwa había un patio de comidas con varios restoranes. En un momento pasé por ahí y vi que había uno que vendía gyoza con queso, así que naturalmente tuve que pedirme unas.
Luego me puse a pasear por las calles japonesas de los años cincuenta.





Antes de irme lo último que hice fue pasar por la calle que vendía cosas dulces y comprarme un helado de caramel latte y un crêpe de caramelo y crema.


Hacía meses que no comía crêpes, con lo cual me había olvidado lo pesados que son los crêpes japoneses. Imagínate un cono de helado lleno hasta el borde con crema batida, y ahora a eso añádele sirope de caramelo. Ese era mi crêpe básicamente.
De más esta decir que no lo pude terminar, sobre todo porque me acababa de comer un helado justo antes, y cuatro gyozas con queso media hora antes, y unas tapas y unos churros cuatro horas antes.
A las 20:00 ya estaba de vuelta en las calles de Ikebukuro.


Dado que ya estaba en la estación, podría haberme vuelto a casa, pero decidí seguir recorriendo un rato más. En particular quería atravesar la estación y pasear un poco por las zonas oeste y norte de Ikebukuro, que todavía no conocía muy bien.
Por lo que pude entender de mis paseos por este distrito, el este de la estación es la zona más popular, donde están todas las tiendas otaku y los centros comerciales. Mientras tanto, al oeste de la estación se encuentran todos los bares y tiendas de servicios sexuales.
Pero esta vez la razón por la que iba al oeste de Ikebukuro no era por los servicios sexuales sino por los nekos. Había un cat café llamado Neco Republic que tenía ganas de visitar.
Neco Republic es un país fundado por humanos amantes de los gatos, donde los gatos son considerablemente más importantes que los humanos. Su misión es proporcionar a todos los gatos del mundo una barriga llena, felicidad y un lugar seguro donde dormir, con el objetivo de ayudar a los gatos de forma sostenible.
Neco Republic
Lo interesante de este cat café es que se nota que los humanos que se ocupan de él realmente aman a los gatos, y no los usan solo con fines de lucro. De hecho, todos los gatos de Neco Republic son adoptables, lo cual me parece fantástico.



Luego de estar media hora jugando con los gatitos, a las 21:00 estaba de vuelta en la calle, con la idea de pasearme unos minutos por esta zona de Ikebukuro antes de volver a la estación.



No tardé en encontrar los bares con chicas vestidas de colegialas:


Y los soaplands:

Conque 10.000 yenes por 40 minutos, ¿eh? Nada mal. A lo mejor vaya la próxima vez que esté en Ikebukuro. Definitivamente tengo que probar un soapland antes de irme de Japón.
Ame,
Kato
Muy bueno el dibujo con agua! 👏🏻👏🏻