Kara Ema:
El miércoles hice una nueva caminata por la ciudad, más del doble de larga que la del martes.
Es que caminar por ciudades japonesas realmente se ha convertido en mi pasatiempo favorito. Hay un montón de cosas que hacen que la experiencia de caminar por ciudades japonesas sea tan especial y superior a caminar por ciudades europeas o del Occidente en general.
Estas son algunas de las razones por las cuales me gusta tanto caminar por ciudades niponas:
- La gente está todo el tiempo pendiente de tus movimientos para evitar estorbarte.
- Los coches te ceden el paso cuando ven que quieres cruzar.
- Las personas que vienen caminando enfrente tuyo se mueven hacia un costado.
- Todos son increíblemente respetuosos y considerados con las reglas y los demás.
- Agradecen y se disculpan en cada situación que lo amerita.
- Esperan a que el semáforo se ponga verde para cruzar (aunque no pasen coches).
- No se oyen bocinazos ni gente gritando malhumorada dado que todos conducen bien.
- Puedes ver a los niños jugando y haciendo deporte en las escuelas y en los parques.
- Hay bebederos y baños públicos y gratuitos en todos los parques, con papel y jabón.
- Nunca estás lejos de un parque, una tienda de conveniencia y una máquina expendedora.
- Las calles siempre están impecablemente limpias y bien cuidadas y mantenidas.
- Si se te cae la billetera o el móvil, alguien lo va a agarrar y lo va a llevar al koban (casilla de policía) más cercano.
- Si te dejas olvidado el paraguas o una prenda de ropa en la calle, alguien lo va a agarrar y lo va a dejar en el mismo lugar donde te lo olvidate pero puesto en un costado para que no estorbe el paso y la gente no lo pise.
- Las calles no tienen coches estacionados a los costados.
- Las calles son irregulares y sinuosas, en lugar de por ejemplo el patrón de grilla empleado en las ciudades argentinas, en donde todas las cuadras tienen 100 metros de largo y las calles en general son rectas y corren paralelas y perpendiculares a las otras.
- Las aceras y las bicisendas muchas veces no están delimitadas con separaciones físicas. Esto no es necesario en Japón dado que los diferentes tipos de usuarios (peatones, ciclistas, automovilistas) comparten la vía pública como iguales.
- Los niños son usuarios frecuentes y de pleno derecho de la vía pública. Es frecuente ver niños de primaria caminando o andando en bicicleta solos.
Podría seguir, pero esas creo que son las principales. Luego también está la ubicuidad de las esculturas públicas. Pero si bien Japón tiene muchas más esculturas públicas que Europa, Europa le gana en arte callejero. Es raro ver arte urbano en las paredes de la vía pública japonesa, mientras que en algunos países de Europa es bastante frecuente—por ejemplo en España.
Otra cosa en la que Europa gana es en diseño de los edificios. Los edificios europeos son mucho más bonitos y vistosos que los japoneses, con varios tipos de arquitecturas. Mientras tanto, los edificios japoneses son todos muy parecidos entre ellos, por lo menos vistos desde afuera. Los arquitectos japoneses tienden a priorizar la practicidad por sobre la estética.
A diferencia de la caminata del martes, la del miércoles fue premeditada y minuciosamente planificada. La noche del martes me puse a marcar en un mapa todas las esculturas y parques por los que quería pasar durante la caminata. También decidí cuál iba a ser mi punto de partida y de llegada, y más o menos en qué orden pensaba recorrer todos los puntos intermedios.
Las esculturas las saqué del sitio web Sculpture Japan, el cual lista algunas de las estatuas que están en las calles de Japón, y para cada una incluye información tal como el nombre, el autor, la fecha, y la ubicación exacta. También muestra fotos tomadas de distintos ángulos.
Por esta vez decidí limitarme a uno solo de los 23 barrios especiales de Tokio: Adachi. Nunca había estado en esta región así que iba a ser una experiencia nueva para mí, lo cual hacía que este paseo que estaba por emprender fuese aun más emocionante.
A las 8:45 salí de casa. Era la primera vez en meses (desde el año pasado) que me levantaba y salía a la calle tan temprano. Tenía toda la jornada por delante, pero también tenía por delante una caminata de unos cuantos kilómetros, durante la cual tenía que pasar por unas cuantas estatuas y varios parques.
El punto de partida de la caminata era la estación Kita-Senju, la estación ferroviaria principal del barrio de Adachi. Me tomé un tren para ir hasta allá y llegué a eso de las 9:30.

Las primeras dos estatuas me esperaban en el lado este de la estación, así que primero fui unos minutos a ver el lado oeste, y luego empecé a caminar por Gakuen-dōri, una calle comercial en el lado este.

A las 9:45 coleccioné mi primera estatua del día. Estaba ubicada simplemente en una esquina, frente al Centro Residencial Senju Azuma.

De ahí me fui a por la segunda, ubicada en el jardín Yanagihara Chigusa.


Eran cerca de las 10:00 cuando coleccioné la segunda escultura. La tercera estaba un poco más alejada, así que tuve que caminar por media hora hasta finalmente llegar al Parque Infantil Hiyoshi donde estaba ubicada.

La cuarta también estaba en una esquina.


Seguí caminando hasta llegar a la quinta estatua, también en una esquina entre unos arbustos.


A las 11:00 llegué a la sexta estatua, ubicada en una calle secundaria frente al Centro Residencial de Higashi Ayase.


En el camino a la siguiente escultura me topé con una máquina expendedora que vendía café con leche, así que me compré uno a modo de desayuno tardío. Frente a la máquina expendedora había un parque con unos columpios, así que me fui a sentar en los columpios mientras me tomaba la bebida. Luego me puse a columpiarme un rato antes de arrancar de vuelta con la caminata.
A las 11:40 llegué al parque Ōyata Minami, donde me esperaban las siguientes dos estatuas (#7 y #8). Este parque estaba lleno de grupos de niños preescolares, dado que tenía un montón de juegos y actividades para que ellos jugaran, incluyendo un tren que daba la vuelta al parque y una calle interna para practicar andar en bici o en otros vehículos.







A las 12:00 pasadas llegué a la novena estatua, ubicada en el medio de una calle, frente al jardín de infancia de Oyata y la escuela secundaria Adachi Este.


La décima estatua estaba frente a un edificio residencial.

En la misma cuadra donde estaba esta escultura había un restorán familiar llamado Bikkuri Donkey. Dado que ya estaba más o menos por la mitad de mi súpercaminata, ya había coleccionado más de la mitad de las esculturas, y ya era más del mediodía, decidí parar aquí para almorzar.
Me pedí un filete de Hamburgo con queso, una porción de arroz, una ensalada y una sopa.

A las 13:15 reemprendí el rumbo. Las siguientes esculturas quedaban todas algo alejadas desde donde estaba, así que me esperaba un largo trayecto hasta volver a ver una estatua. Durante este trayecto me cruce con algunas cosas interesantes:



A las 14:00 llegué al parque Belmont, donde estaba la siguiente estatua en mi lista para coleccionar.




La duodécima estatua, de una niña leyendo un libro reposada bajo un árbol, estaba en una esquina del parque Adachi Kuritsu Nakago.


La decimotercera estatua también estaba en un parque, el parque Ozakai.


A las 15:00 llegué a la decimocuarta estatua, a solo una cuadra de distancia de la anterior.


Unos minutos después me encontré con la siguiente escultura, la cual estaba frente a la salida este de la estación de Takenotsuka.

La siguiente (#16) más que una estatua era un conjunto de estatuas, ubicado en una esquina del parque Motofuchie.




A la hora que llegué a este parque (15:30), estaba lleno de niños que ya habían salido de sus escuelas y habían venido a este parque con sus bicis a juntarse con sus amigos para jugar y pasar la tarde. Esto es muy distinto al paisaje que veía durante la mañana—durante la mañana la gente con quienes me cruzaba en las calles y parques no eran más que jubilados; todos los niños estaban en la escuela y los adultos trabajando.

En este parque también había otra estatua más (#17).


Finalmente, a las 16:00 pasadas coleccioné la última estatua de la jornada, ubicada en la ribera del río Kena.


De ahí caminé hasta la estación más cercana, Yatsuka, desde donde me tomé un tren para volver a casa, donde llegué recién a las 17:30.
Las paredes de la estación de Yatsuka estaban adornadas con dibujos hechos por niños, de lo que parecía ser un maquinista o alguien del personal de la estación.


En total caminé 30 kilómetros, durante los cuales llegué a coleccionar 18 estatuas de bronce dispersas por el barrio de Adachi.
En estas esculturas había las siguientes representaciones:
Representación | Cantidad |
---|---|
Niña | 17 |
Delfín | 15 |
Paloma | 14 |
Niño | 9 |
Oveja | 4 |
Mujer | 4 |
Perro | 2 |
Ardilla | 2 |
Gato | 1 |
Hombre | 1 |
Escarabajo | 1 |
Pez | 1 |
Cangrejo | 1 |
Las representaciones de niños en la última estatua (#18) no las conté porque me resultó imposible distinguir contundentemente quiénes eran niños y quiénes niñas.
La selección de estatuas que decidí coleccionar no es exactamente aleatoria. Elegí a propósito las que tuviesen niños y animales porque son las que más me gustan a mí.
Igualmente, más allá del sesgo que introduje al elegir las estatuas, la realidad es que la mayoría de las esculturas públicas en Japón parecerían ser de niños y animales, con lo cual me atrevería a aventurar que este tipo de estatuas son las favoritas de los japoneses también.
Es interesante destacar la considerable diferencia entre la cantidad de niñas (17) y la de niños varones (9) representados en las estatuas de mi colección: casi el doble de niñas que niños.
Esto fue todo en cuanto a mi recorrido descubriendo el barrio de Adachi mientras coleccionaba sus bonitas estatuas. Ahora solo me queda hacer lo mismo en los 22 restantes barrios de Tokio.
Ame,
Kato