Kara Ema:
El sábado salí con un grupo de compañeros de vivienda. Éramos seis: tres alemanes, un austríaco, un neerlandés (Hank) y yo.
A las 18:30 salimos todos juntos desde la share house hacia la estación para tomarnos un tren hasta Akihabara, con la idea de ir a un maid café.
Si bien yo ya había ido un par de veces a maid cafés, nunca había probado el que fuimos el sábado. Además nunca había ido con otras personas, ni había visto como las maids interactuaban con gente que no sabe japonés, así que estaba ansioso por ver cómo iba a ser la experiencia.
Es que dentro del grupo con el que fui, todos tenían un nivel de japonés básico menos yo. Yo era el único que podía hablar más o menos fluido con las chicas del maid café.
A las 19:30 llegamos a Akiba y fuimos directo al maid café que queríamos ir, llamado Zettai Ryōiki. Zettai Ryōiki, además de ser el nombre de un maid café de Akihabara, también hace referencia a otra cosa.
La zona absoluta, territorio absoluto o zettai ryōiki (絶対領域) es un término que se utiliza para referirse al área de piel desnuda —principalmente de las mujeres jóvenes— que funciona como brecha entre medias largas y minifaldas, minivestidos o shorts, ambos separados a considerable distancia, aunque también se suele utilizar el término para describir la combinación de prendas de vestir que deje dicha zona sin cubrir.
Wikipedia
Es básicamente la parte de las piernas de las chicas que queda descubierta entre las medias y la minifalda.
Zettai Ryōiki —el maid café, no las piernas de las chicas— tenía cuatro locales distintos en Akihabara. Lo que cambiaba entre cada uno era más que nada la decoración, aunque también había algunas ligeras diferencias en el menú.
Con los chicos primero probamos ir al local ambientado en el futuro (Akiba Zettai Ryoiki A.D. 2045), pero había mucha gente y no entraban seis personas más, así que una de las maids de ahí nos pidió que esperáramos unos minutos en la puerta, dado que nos iba a pasar a buscar una maid de otro local para llevarnos hasta allá.
En un momento apareció la maid que nos tenía que pasar a buscar y nos condujo por las calles de Akihabara hasta el otro local donde había menos gente, Akiba Zettai Ryoiki A.D. 1912, ambientado en el pasado.
Intentó hablar un poco en inglés pero se notaba que le costaba bastante, como a casi todos los japoneses, así que al final terminó hablando en japonés y yo acabé haciendo de intérprete para el resto del grupo.
En un momento le pregunté cómo se llamaba y qué edad tenía. Me dijo que su nombre era Mira y que tenía cinco años. Por supuesto que diría que tenía cinco años—es lo que dicen casi siempre cuando no quieren revelar su verdadera edad. Apuesto a que Mira tampoco es su verdadero nombre.
Más adelante, cuando ya estábamos sentados en el maid café, le pregunté también por su estatura. Me dijo 152 centímetros. Este dato sí probablemente sea verídico. Seguramente esta no sea una pregunta que le suelan hacer, con lo cual no tenía ninguna respuesta falsa preparada y no le quedó otra que decirme la verdad.
Por cierto, todas las maids tenían orejas de gatos porque hacían de cuenta que eran gatos.
Cuando nos sentamos nos dieron un vaso de agua a cada uno y nos dijeron que tuviésemos cuidado, porque si tomabamos mucha de esta agua corríamos el riesgo de convertirnos en gatos. Un rato después apareció Mira-chan y nos hizo cerrar los ojos. Cuando los volvimos a abrir todos teníamos orejas de gatos como las maids.
Como este maid café tenía comida decidimos cenar todos allí. Yo me pedí un omurice, el cual es un clásico de los maid cafés porque normalmente las chicas te pueden dibujar o escribir algo con kétchup arriba del omelet. Una de las maids me preguntó qué quería que me dibujara y yo le pedí que me hiciera la cara de Anya.
El menú que pedí me costó cerca de ¥3000 (~US$20). Además del omurice incluía también una bebida y un cheki (foto instantánea) con la maid que quisiera. Obviamente que elegí a Mira-chan, la maid de cinco años y 152 centímetros de alto.
Si pagabas ¥2000 más además de los ¥3000 que salía el menú, podías elegir una maid para que bailara en el escenario una canción, que también podías elegir de una lista que te daban. Hank decidió pagar la actuación, así que gracias a él todos pudimos disfrutar de una maid bailando kawaiimente para nosotros.
Antes de irnos sacamos unas fotos de las decoraciones del lugar, dado que eran bastante particulares:
A las 22:00 nos fuimos del maid café directo a la estación de Akihabara para tomar el tren. Pero todavía había una cosa más que todos queríamos hacer antes de volver a casa: ir a una sala de karaoke.
Yo recomendé que fuésemos a un Maneki Neko, que es una de las cadenas de tiendas de karaoke más populares en Japón. Lo bueno de esta cadena es que es barata, tiene un gran repertorio de canciones, y tienen locales por todos lados. Había uno en Nishi-Kawaguchi, a una estación del barrio donde queda nuestra share house, así que decidimos ir ahí. Lo bueno de esto es que no teníamos que estar pendientes del último tren —que normalmente pasa alrededor de la medianoche—, dado que de última podríamos volver caminando desde allí.
A las 23:00 entramos al Maneki Neko de Nishi-Kawaguchi. Originalmente pedimos estar una hora, pero terminamos extendiendo dos veces: una hora y luego media hora más. Con lo cual estuvimos dos horas y media en total.
Ir a un karaoke con varios alemanes me enseñó que a mucha gente en Alemania le gusta el metal y el rock pesado, lo cual no es mi tipo de música—a no ser que sea cantado por chicas kawaii como en el caso de Babymetal y otras bandas de kawaii metal.
A la 1:40 nos fuimos del local de karaoke y nos encontramos con dos personas más de la share house: un chico y una chica alemanes.
Intentamos ir a un bar que tuviese juegos tipo pool o dardos, pero los pocos que había en Nishi-Kawaguchi parecían estar cerrados, así que al final nos quedamos un rato en la calle charlando. Algunos estaban tomando bebidas alcohólicas que se habían comprado en un konbini.
A eso de las 3:30 decidimos que ya era hora de volver a casa así que emprendimos la marcha a pie. Media hora después llegamos a la vivienda y otra media hora más tarde fue cuando finalmente me fui a dormir.
Ame,
Kato
Que trasnochadaaa