Barbacoa en un parque y voluntariado en un hogar de niños

Kara Ema:

El sábado fui a pasar la jornada a un parque con toda mi familia japonesa y un montón de gente más. En total éramos alrededor de cien personas, de todas las edades y géneros. La mayoría eran japoneses, aunque también había varios extranjeros, incluyendo una francesa, una estadounidense, un canadiense y una alemana.

Gran reunión en el parque

Hicimos varias actividades, incluyendo 流しそうめん (nagashi sōmen), お菓子取り (okashi tori), y un juego que consistió en acercarse a cinco personas al azar para preguntarles qué les gustaba y tomar notas de eso. Pero sobre todo lo que más hicimos fue comer. Había muchísima comida porque se suponía que cada persona/familia tenía que llevar algo para agregar a la barbacoa.

Nagashi sōmen
Okashi tori

El okashi tori consistía en ir corriendo todos a la misma vez a buscar un okashi (dulce/golosina), que estaba colgando de una soga. Todos los que llegaras a agarrar antes que los demás pasaban a ser tuyos. Había tantos dulces que hicieron un montón de rondas, e incluso los adultos pudieron participar.

Algunas de las tantas cosas que había para comer en la barbacoa

La mayoría de los participantes eran del club social Komi. En este club todos tienen un apodo por el cual los llaman. El mío es ピーター (Peter), por Peter Pan. Esta es la genial etiqueta que me hizo mi mamá de acogida para usar durante la barbacoa:

En la etiqueta puede verse mi apodo (ピーター; Peter), una bandera de Argentina y un dibujo de Anya—todo hecho por Akane.

El domingo a la mañana fuimos con Akane y Kenta a una nueva reunión de Komi. Esta vez fue en el centro comercial Parco ubicado frente a la estación de Urawa.

Parco de Urawa

Una vez más volvimos a bailar «1, 2, 3» de El Símbolo, con una coreografía completamente distinta de la normal, que me confundía porque no iba acorde a lo que decía la canción (e.g. cuando la letra decía «todos para abajo» o «dando un golpecito», la coreo no reflejaba esos movimientos).

A las 12:00 fuimos a almorzar al patio de comidas del centro comercial, a un restorán de comida indonesia. Éramos Akane, Kenta, yo, y dos mamás más con sus respectivos críos (un niño y una niña de alrededor de tres años). Todos eran miembros de Komi.

Lo que me pedí para almorzar en el restorán indonesio: bihun goreng con ビーフン (vermicelli de arroz).

Los vermicelli de arroz son fideos muy finos elaborados con arroz, conocidos a veces como fideos finos de arroz o palitos de arroz. Están presentes en diversas cocinas de Asia, donde a menudo se comen como plato acompañados de sopa, stir fry o ensalada. El vermicelli de arroz es particularmente importante en las cocinas de China y del sureste de Asia, muchos de ellos proceden de las influencias de la cocina china.

Wikipedia

Después de almorzar me despedí de todos y me tomé un tren hasta la estación de Aoto, dado que a las 14:30 tenía que estar en un lugar cerca de allí.

Resulta que la vez pasada cuando fui a hacer el voluntariado con la gente de Ucrania, hablé con la directora de la empresa, quien me ofreció también de participar de otro voluntariado el domingo en un hogar de niños. Por supuesto que acepté encantado.

Antes de hablarte de la actividad que realicé, te voy a contar un poco sobre los 児童養護施設 (jidōyōgoshisetsu; hogares de niños) en Japón.

Un 児童養護施設 en Japón es un tipo de instalación que brinda atención y apoyo a los niños que no pueden vivir con sus padres debido a varias razones, como abuso, negligencia o abandono. Aquí hay una breve descripción de cómo funcionan estas instalaciones:

  1. Proceso de admisión: Los niños suelen ser referidos a la instalación por agencias de bienestar infantil u oficinas gubernamentales locales. La instalación evalúa las necesidades del niño y determina si puede ser acomodado.
  2. Arreglos de vida: Los niños viven en habitaciones tipo dormitorio con otros niños y son cuidados por personal capacitado. Reciben necesidades básicas como alimentos, ropa y refugio, así como apoyo emocional y psicológico.
  3. Educación y actividades: La instalación brinda educación y actividades recreativas para los niños, como deportes, artes y eventos culturales. Algunas instalaciones tienen escuelas en el lugar, mientras que otras organizan que los niños asistan a escuelas cercanas.
  4. Rehabilitación y reunificación: El objetivo final de la instalación es rehabilitar a los niños y reunirlos con sus familias siempre que sea posible. La instalación brinda asesoramiento y apoyo a las familias para abordar los problemas que llevaron a la colocación del niño en la instalación.
  5. Salida de la instalación: Los niños suelen permanecer en la instalación hasta que alcanzan la edad de 18 o 20 años, según la política de la instalación. En este punto, la instalación ayuda a los jóvenes a hacer la transición a la vida independiente y brinda apoyo según sea necesario.
ChatGPT

Este hogar en particular alberga alrededor de 40 niños, pero en la actividad que hicimos el domingo solo participó una docena de ellos—la mayoría niños y niñas de primaria y algunos de escuela media.

La actividad consistió en hacer entre todos (niños y adultos, voluntarios y empleados) una bandera para alentar al equipo profesional de básquet Alvark Tokyo, al cual los niños iban a tener la oportunidad de ir a ver.

Haciendo la bandera (I)
Haciendo la bandera (II)
Bandera terminada

Fue una experiencia súper interesante y divertida. Los niños eran todos increíblemente amables y tiernos. Les enseñé a decir «hola» en español y todos me saludaron al unísono con un enfático «hola» y una encantadora sonrisa.

Esta ha sido mi primera vez visitando un hogar de niños y definitivamente no será la última.

A las 16:30 me tomé el tren para volver a casa. Más o menos una hora más tarde llegué a la estación de mi barrio. Un minuto después de haberme bajado del tren me percaté de que no tenía mi teléfono móvil conmigo: me lo había dejado en el asiento del tren. Ups.

Esa simple acción —haberme olvidado el móvil en el tren— desencadenó toda una serie de eventos que no tenía planeados para el domingo a la tarde y para el lunes, pero a partir de los cuales pude aprender un montón de cosas interesantes. Al principio estaba preocupado ante la posibilidad de perder para siempre mi móvil —incluyendo las miles de fotos que tomé durante mi estadía en Japón—, pero al final por como resultaron las cosas podría decir que en parte me alegra haberlo perdido, dado que gracias a eso ahora tengo la siguiente historia interesante para contarte.


Apenas me di cuenta de que mi móvil había quedado en el tren fui a la oficina de objetos perdidos de la estación. Allí me hicieron un montón de preguntas sobre el móvil (marca, modelo, color, etc.) y dónde y cuándo lo había perdido (desde qué estación había tomado el tren, a qué hora, en qué vagón estaba, etc.).

En un momento me acordé de que tenía el Apple Watch, a partir del cual podía seguir en vivo la ubicación de mi iPhone, así que les mostré a los oficiales la ubicación—al parecer todavía estaba en el tren, el cual estaba a unos 8 kilómetros de distancia, en la estación de Omiya.

Esa estación era la terminal para ese tren, así que cuando llegó ahí empezó un nuevo trayecto en sentido contrario. Poco a poco fui viendo en mi reloj cómo mi móvil se iba acercando de vuelta hacia mí. Los oficiales me dijeron que cuando llegara a la estación donde estábamos iban a ir al vagón para ver si encontraban mi móvil. Tenían exactamente un minuto para hallarlo, dado que no podían retrasar todo el cronograma de los trenes solo por mí.

Cerca de las 18:00 recibí la noticia de que no habían conseguido hallar mi móvil, así que me dieron un número de teléfono para que llamase más tarde para ver si lo habían encontrado. Abatido, encaré en dirección para casa. Menos mal que me conocía el camino de memoria, dado que ya no me podría servir del GPS y los mapas en mi móvil.

Más tarde, ya en casa, utilicé la aplicación Find my iPhone desde mi ordi para ver por dónde andaba Wendy (el nombre de mi móvil). Me marcaba que estaba en Akihabara, cerca de la estación. Al principio con mi familia de acogida pensamos que alguien lo había tomado y se lo estaba llevando, dado que parecía estar alejándose de la estación, pero al final nos percatamos de que había quedado quieto en un koban (casilla de policía).

Akane buscó el número de teléfono de ese koban de Akihabara y los llamó. Les explicó sobre el móvil perdido y les dio una descripción del mismo, incluyendo crucialmente el sticker de Anya que tiene pegado en la parte de atrás, lo cual lo hace súper fácil de distinguir de otros móviles. La policía le respondió que la llamarían más tarde para confirmarle si lo tenían o no.

Al rato Akane recibió una llamada de la policía: ¡encontraron mi móvil!

El lunes a la mañana fuimos con Akane a la estación de policía de Akihabara a buscar a Wendy. Antes de que me la devolvieran tuve que llenar un par de formularios con mi nombre, mi domicilio y mi teléfono. También me dieron la información del gentilhombre que recogió mi móvil del tren y lo llevó al kōban. Me dijeron que esperaba una recompensa de un valor monetario de alrededor del 5% del valor del móvil

Al mediodía la invité a Akane a almorzar a un restorán en Akiba, a modo de agradecimiento por todo lo que me había ayudado para recuperar mi móvil.

Yo me pedí una fondue de queso con hambāgu

A las 14:30 volvimos a casa.

Más tarde, a eso de las 19:00, Akane me escribió en un papel lo que tenía que decir y yo hice la llamada a la persona que había encontrado mi móvil, ofreciéndole ¥5000 (~US$37) de recompensa y preguntándole de qué modo prefería que se lo enviara (transferencia bancaria, envío postal de tarjeta de regalo, etc.). Me dijo transferencia y me dio los datos de su cuenta. Apenas corté con él le envié el dinero.

No me molestó darle la recompensa porque realmente me salvó al haberme devuelto el móvil, cuando podría haberlo revendido en una de las tantas tiendas de productos electrónicos de segunda mano que hay en Akiba. Pero me resultó interesante esto de que pudiera decirle a la policía que quería una recompensa a cambio y la policía transmitírmelo a mí.


El lunes no fui a trabajar porque estaba bastante resfriado. Por suerte la tenía a Akane que me dio un montón de medicamentos y eso hizo que se me pasara rápido.


El martes ya me sentí mejor así que decidí ir a trabajar. Arranqué a las 10:00 en el piso de arriba (con los niños de jardín), y después de mi hora de almuerzo fui al piso de abajo con los de primaria.

Jugando con los niños en el trabajo

A las 18:00 terminó mi jornada laboral y me fui para casa.

Ame,
Kato