Berlín – Día 2: descubriendo la Freikörperkultur

Kara Ema:

El sábado a las 8:30 bajé a desayunar.

A las 12:00 pasadas salí de casa.

Tenía solo dos destinos planeados para este día: un espá y una playa. Ambos FKK.

La Freikörperkultur (FKK) es una cultura social y de la salud que se originó en el Imperio Alemán; sus inicios formaron parte históricamente del movimiento social Lebensreform de finales del siglo XIX. La Freikörperkultur, que se traduce como cultura del cuerpo libre, consiste en la conexión de los aspectos saludables de estar desnudo a la luz, el aire y el sol con las intenciones de reformar la vida y la sociedad. Es parcialmente idéntica a la cultura de la desnudez, el naturismo y el nudismo en el sentido de desnudez comunitaria de personas y familias en el tiempo libre, el deporte y la vida cotidiana.

En el siglo XX, la cultura de la desnudez comunitaria al aire libre y sus beneficios para la salud pública florecieron en Alemania como alternativa a las tensiones y ansiedades de la vida industrializada y urbana. Hoy en día, sólo existen unas pocas restricciones legales a la desnudez pública en Alemania. Bajo los términos «naturismo» y «nudismo», está muy extendido internacionalmente, con asociaciones y entornos recreativos públicos designados en numerosos países de Europa, América del Norte y del Sur, Australia, África, Asia y el Caribe; la mayor distribución sigue encontrándose en los países de habla alemana y Escandinavia.

Wikipedia

Llegué cerca de las 13:00 a Vabali Spa.

Vabali Spa

Le pregunté a la chica de la puerta si podía pasar y me dijo que sí, pero no sin antes advertirme que era un espá «textile-free» («libre de textiles», un eufemismo común de nudista) y asegurarse de que no tuviera ningún problema con eso.

Por supuesto que no lo tenía. Después de todo, la ropa es un constructo social y estar desnudo es el estado más natural.

Estaba estrictamente prohibido entrar al predio con cualquier dispositivo que tuviese cámaras integradas, así que tuve que dejar mi móvil en la taquilla.

En la entrada me dieron una pulsera NFC y me explicaron cómo era la mecánica. Era un precio fijo (por 2 horas, 4 horas o toda la jornada) que te daba acceso a todo lo que había en el recinto (saunas y piscinas), excluyendo los masajes y el restorán que se pagaban aparte.

Mi tiempo empezó a contar desde que pasé mi pulsera por la puerta para entrar al recinto. Esto lo hice a eso de las 13:00.

Una vez que entré me dirigí hacia mi taquilla, la cual abría utilizando mi pulsera como llave. Allí dejé todo lo que traía encima —incluyendo toda mi ropa— excepto por la toalla y las Crocs.

Por cierto, en este resort no había vestuarios/taquillas separados por sexos. De hecho no había casi ninguna sala que estuviese separada por sexos salvo las duchas y aseos.

De las taquillas me fui a las duchas, y de la ducha me fui a probar la primera piscina en la planta baja del complejo.

Había percheros para dejar las toallas en la entrada de la piscina, así que dejé la mía allí, mis Crocs en el piso, y entré.

Entre las 13:00 y las 14:00 me la pasé explorando la parte interior de la planta baja, donde había una piscina en el centro y alrededor unos cuatro saunas de distintos tipos.

A las 14:00 decidí que tendría que almorzar algo así que me fui a ver el menú del restorán. Me pedí un plato de ramen, el cual me pareció un poco caro y no tan rico comparado con los que comía en Japón, pero al menos cumplió su propósito de quitarme el hambre.

Mientras estaba sentado en la mesa del restorán esperando a que un camarero me antendiera, se acercó uno a decirme que no podía estar con el pecho descubierto en esa zona. Me preguntó si tenía algo para tapármelo. Le dije que sí, una camiseta. Me dijo que las camisetas tampoco estaban permitidas así que que me iba a traer un «kimono» (lo llamó kimono pero en realidad era una bata de baño).

Me pareció medio ridículo que estando en un resort FKK donde había gente desnuda a todos lados donde mirara, sin embargo había lugares como el restorán donde había que cubrirse con una bata. En fin.

Cuando pedí el ramen me escanearon mi pulsera NFC para cobrármelo por ahí, así que cuando lo terminé de comer simplemente me pude levantar e irme.

Entre las 14:30 y las 15:30 estuve recorriendo lo que me quedaba de la parte de abajo, que era todo el sector al aire libre, el cual incluía una gran piscina, una más pequeña, unos cuantos saunas y un montón de reposeras para echarse a tomar sol.

A las 15:30 finalmente subí a ver el piso de arriba. Media hora me alcanzó para probar al menos una vez todo lo que había allí, que era cuatro saunas más y una piscina en la terraza.

A las 16:00 repetí un par de piscinas que me habían gustado, tomé un poco de sol, di un par más de vueltas y finalmente a las 16:40 me fui a la taquilla a buscar mis cosas y a salir antes de que pasaran las cuatro horas.

En general me pareció una bonita experiencia y definitivamente algo que me gustaría volver a hacer.

No pude evitar notar algunas similitudes entre los espás europeos y los onsen japoneses. Las dos principales son:

  1. El agua de las piscinas en el espá es o fría o templada, pero nunca caliente como las de los onsen.
  2. Los espá FKK por lo general no tienen ningún tipo de separación de sexo—los hombres y mujeres están todos en una misma zona, mientras que en los onsen hay dos zonas separadas.

Es realmente una pena que se haya perdido la tradición japonesa de los baños comunitarios mixtos. En una época los onsen solían ser todos mixtos, pero hoy la gran mayoría tienen espacios separados por sexo.

Escuché que la cultura del cuerpo libre (Freikörperkultur/FKK) en Alemania también está desapareciendo, o al menos no tiene tantos aficionados hoy como los tenía en su apogeo varias décadas atrás. Una lástima también. Ojalá que no desaparezca nunca.


A las 17:30 llegué a mi siguiente destino: Freibad Plötzensee.

Se trataba de una playa en el borde de un lago.

En el fondo, una pequeña parte de la playa estaba separada del resto. Esta era la zona FKK (nudista), donde fui a instalarme primero.

Mis piernas sexis

En la vida hay que probar todo, por eso es que me metí desnudo a nadar en un lago frente a decenas de personas. De a poco voy completando mi lista de cosas para hacer antes de morir.

Tras salir del lago me quedé un rato en la arena secándome y descansando hasta que se me fue el sol. Ya casi no quedaba sol en la parte nudista, así que decidí que era tiempo de pasarme a ver la no nudista, que era mucho más grande y había mucha más gente.

Playa y lago Plötzensee

Mismo en la parte no nudista había gente desnuda. Al menos niños, y seguramente alguna mujer haciendo toples.

A las 19:00 me fui a tomar el tren hacia el hotel, donde llegué una hora más tarde.

Ame,
Kato