Kara Ema:
El domingo a las 22:00 llegué a mi hotel en Viena.
A las 9:00 del lunes bajé a desayunar, y a las 10:00 hice el check-out y me fui caminando al centro para arrancar la recorrida.
Lo primero que vi fue el Naturhistorisches Museum Wien (Museo de Historia Natural de Viena) y el palacio Hofburg.
El Palacio Imperial de Hofburg es el palacio más grande de la ciudad de Viena. Fue la residencia de la mayor parte de la realeza austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgo (durante más de 600 años), y de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, de Austria y de Austria-Hungría. Es actualmente la residencia del presidente de la República austriaca.
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Frente a varios edificios importantes de esta zona me crucé con grupos de chicos que parecían ser de algún colegio, aunque era imposible saberlo dado que no solo no llevaban uniforme —el uniforme reglamentario no es común en Europa— sino que no iban con nada que los distinguiera como grupo. Si en algún momento contaban cabezas y notaban que les faltaba uno, la iban a pasar mal intentando encontrarlo. Mientras tanto en Japón lo que suelen hacer es todos usan el mismo color de gorra, y en Países Bajos y Alemania noté que hacen algo parecido pero con chalecos.
A las 11:00 fui al Volksgarten, un parque de la zona.
Luego al edificio del parlamento austriaco (Parlamentsgebäude), que estaba enfrente.
Al lado también estaban el Rathauspark y el Rathaus der Stadt Wien (Ayuntamiento de la Ciudad de Viena).
Fíjate de nuevo la foto del Rathauspark y dime si notas algo curioso, a ver si los dos notamos lo mismo.
Lo que yo noté en este parque —y luego volví a observar en otros— que me pareció peculiar fue la cantidad de enorme de bancos que había, todo a lo largo y a ambos lados de cada sendero.
Esta es una de esas cosas que Europa hace mejor que Japón: los bancos. Hay bancos por todos lados, tanto en los parques como en las aceras (y a veces incluso en la calle, como en el caso de la Friedrichstraße de Berlín).
Ojalá fuese tan fácil encontrar bebederos y aseos (gratuitos, idealmente) en Europa como lo es encontrar bancos. Igual debo destacar que Viena por lo menos —a diferencia de casi todas las otras ciudades que estuve recorriendo este mes— tiene una buena cantidad de bebederos y fuentes para cargar agua en la calle.
Tras descansar unos minutos en uno de los ochenta bancos del parque, continué mi caminata pasando por delante de la Universität Wien (Universidad de Viena).
De ahí me fui al parque de Sigmund Freud, desde donde le hice fotos a la Votivkirche (iglesia Votiva) que estaba enfrente.
Esta iglesia fue el punto más nórdico de Viena que llegué a ver. A partir de aquí empecé a andar hacia el sur.
Frente a esta plaza había un corredor/pasaje llamado Ferstel Passage el cual flanqueado por tiendas, una de las cuales vendía esta clase de cosas artísticas:
Cerca de las 13:00 pasé por un puesto de comida llamado Würstelstand, donde me compré una Wiener Wurstel (salchicha vienesa). Era prácticamente igual en gusto y forma que las salchicas que se consiguen en los supermercados argentinos, lo cual explicaría por qué hay una marca que se llama Vienissima.
La mayor diferencia fue el precio: 5 euros. Por ese dinero siento que me podría haber comprado un paquete de doce salchichas en Argentina, e incluso me habría sobrado para comprar pan para hacerme doce panchos.
A la vuelta había una tienda llamada Vienna Sweets & Gifts, donde compré unos chocolates con caramelo y otros con praliné.
En este negocio me encontré cara a cara con mi infancia:
De ahí me fui a Albertinaplatz, donde quedaba el museo Albertina.
Un poco más tarde pasé por el parque Esperanto donde estaba este monumento a Zamenhof, el creador de esta lengua artificial:
El esperanto (en su origen Lingvo Internacia, lengua internacional) es la lengua planificada internacional más difundida y hablada en el mundo. El nombre proviene del seudónimo que L. L. Zamenhof, un oftalmólogo polaco, utilizó para publicar las bases del idioma en 1887. La intención de Zamenhof fue crear una lengua fácil de aprender y neutral, más adecuada para la comunicación internacional. Como quedó recogido en la Declaración de Boulogne, el objetivo del esperanto no es reemplazar los idiomas nacionales, sino ser una alternativa internacional rápida de aprender.
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Frente a este pequeño parque había uno mucho más grande llamado Resselpark, así que me fui para allá a seguir recorriendo y coleccionando estatuas.
Me senté en un banco de este parque a descansar un rato y a las 15:00 reanudé la marcha.
Mi siguiente parada fue otro gran parque, llamado simplemente Stadtpark (Parque de la Ciudad).
A las 16:00 pasadas me fui del parque hacia el centro más neurálgico de la ciudad, el Innere Stadt, donde está la majestuosa Stephansdom (Catedral de San Esteban).
En esta parte céntrica de la ciudad, cualquier edificio que miraras estaba plagado de ornamentación arquitectónica, sobre todo en la forma de esculturas incrustadas en las paredes y los techos.
La Pestsäule (en alemán significa ‘columna de la peste’) es una columna monumental dedicada a la Santísima Trinidad que se localiza en Graben, una calle del distrito Innere Stadt en Viena. Erigida después de la gran peste de Viena de 1679, el monumento barroco es uno de los más conocidos del patrimonio arquitectónico de la ciudad austríaca.
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A las 17:00 me fui a buscar un lugar para comer otro clásico de Viena: el Wiener Schnitzel.
El Wiener Schnitzel (del alemán Wiener Schnitzel: filete al estilo de Viena) o escalope vienés, es uno de los más famosos platos de la cocina austriaca.
[…]
En Chile, Paraguay, México, Perú, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Venezuela existe un plato similar, pero en lugar de prepararse enharinado, se lo empana con pan seco rallado. Se las llama milanesa, resultando el plato popular por excelencia, acompañada en general con puré de papas o papas fritas. Su apariencia y preparación es prácticamente idéntica al Wiener Schnitzel, distando mucho de parecerse al cotollette alla milanese italiano.
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Como dice Wikipedia, es similar a la milanesa de pollo argentina. De hecho, habiéndolo probado personalmente creo que no solo es similar sino prácticamente idéntico, tanto en forma como en gusto.
Así que este día que estuve en Viena básicamente me comí un pancho y una milanesa de pollo, pagando ambas cosas varias veces más caras de lo que me habría salido en Argentina.
De ahí pasé por Kaufhaus Gerngross, un centro comercial.
En este punto decidí que ya era hora de ir caminando hasta la estación para tomarme un tren para salir de Viena e ir a mi siguiente destino.
En el camino —por la calle comercial Kirchengasse—, me topé con unas cuantas tiendas que me tentaban a entrar, con sus helados, chocolates, dulces y demás cosas ricas que vendían.
A las 19:00 me tomé el primer tren de la noche, el cual me llevó a Salzburg, desde donde me tomé el primer tren nocturno de mi vida.
Esta última foto la tomé a las cinco de la mañana del martes, cuando estaba por llegar a mi siguiente destino en mi país favorito de Europa.
Aún no había amanecido.
Ame,
Kato
Tremendo día!
Uh la la señor frances!