En el aeropuerto de Tokio fui recibido por un Beagle kawaii que me olfateó la comida e hizo que las autoridades me confiscaran un sándwich que me había traído de Francia. Así arrancó mi segunda aventura en Japón.
En el aeropuerto de Tokio fui recibido por un Beagle kawaii que me olfateó la comida e hizo que las autoridades me confiscaran un sándwich que me había traído de Francia. Así arrancó mi segunda aventura en Japón.
El destino te quiere en Argentina.