Kara Ema:
Este fin de semana —incluyendo el viernes y el lunes— me fui de campamento con Akane y Kenta a un albergue juvenil ubicado en Iiyama, en la prefectura de Nagano.
El viaje fue organizado por la asociación Komi, que tiene sedes en todo Japón, con lo cual fue gente de todos lados, incluyendo varios extranjeros como yo. En total éramos unas trescientas personas.
Como éramos demasiados para entrar en un mismo alojamiento, nos dividimos en grupos de alrededor de veinte personas, cada uno de los cuales fue a un hospedaje distinto de la ciudad de Iiyama.
La mayoría de los participantes del campamento eran jóvenes (niños y adolescentes, pero sobre todo niños de primaria). Algunos venían con sus padres (o más bien madres) y otros venían solos. Algunos se hospedaban en el mismo albergue que su madre y otros estaban separados.
Durante el campamento realizamos toda clase de actividades lúdicas en grupo, a veces solo con los de la misma habitación, a veces con todos los del mismo albergue, a veces con gente de otros albergues, y a veces todos juntos.
En Komi todos tenemos apodos, que pueden o no coincidir o tener algo que ver con nuestros verdaderos nombres. Mi apodo por ejemplo es Peter (por Peter Pan). Así que durante todo el fin de semana mi nombre fue Peter, y todos me conocieron y me llamaron por ese seudónimo.
Durante mi convivencia con las veintiún personas que formaron parte de mi mismo albergue, llegué a sentir que todos formábamos parte de una gran familia/comunidad. Me hizo feliz haber tenido la oportunidad de formar parte de ella.
Me divertí mucho y me encantaría volver a hacer algo parecido en un futuro cercano.
Por cierto, toda la logística, actividades, comidas, hospedaje, división de grupos, etc. fueron organizados y decididos por el staff de Komi. Los cuatro días y tres noches de campamento, incluyendo las comidas (desayuno, almuerzo y cena) y el hospedaje me costaron ¥43000 (US$300), que francamente me parece muy poco para todo lo que incluyó y lo bien que la pasé.
Día 1 – Viernes
A las 10:30 nos pasó a buscar por casa una amiga de Akane para llevarnos a la estación. Esta amiga no iba a a ir al viaje, pero su hijo Hinata sí participaría, así que nos lo encargó para que nosotros cuidáramos de él durante el viaje y fuera con nosotros en el trayecto de tren.
Una hora más tarde estábamos en la estación de Ōmiya, que fue desde donde nos tomamos el Shinkansen (tren bala). En esta estación nos encontramos con varias personas más de Komi, que iban al mismo campamento que nosotros.
A las 11:50 salió el tren. Durante el trayecto almorzamos unos sándwiches que nos habíamos preparado el día anterior, con jamón, queso, patatas fritas y nuggets de pollo (el contenido fue idea mía). También jugamos a las cartas con Hinata.
A las 13:00 llegamos a la estación de Iiyama, pero ese no era el destino final del trayecto—aún quedaba un tren más, un autobús y una camioneta.
Desde Iiyama nos tomamos un tren regional hasta una estación llamada Togari Nozawa Onsen, y desde ahí un autobús hasta un aparcamiento donde nos estaba esperando una camioneta para llevarnos a nuestro albergue.
Akane, Kenta y yo estábamos en el mismo albergue, mientras que Hinata estaba en otro, así que antes de entrar a la camioneta nos despedimos de él.
A las 14:00 finalmente llegamos a nuestro albergue: NEW観山 (New Kanzan).
Akane estaba en una habitación ella sola con Kenta, mientras que a mí me había tocado una de las habitaciones más grandes, la cual compartía con otras cuatro personas más: un chico de secundaria (17 años), uno de escuela media y dos de primaria.
Aparte de nosotros cinco y el bebé de Akane, solo había dos varones más en nuestro albergue. El resto eran todas mujeres (madres), chicas adolescentes y niñas. No había ningún hombre adulto aparte de mí.
Después de dejar mi bolso y mochila en mi habitación y charlar un rato con mis compañeros de cuarto, a las 15:30 nos reunimos todos en una sala para empezar a conocernos y hacer las primeras actividades en grupo.
Estuvimos una hora en esa sala, durante la cual cada uno se presentó (utilizando su apodo de Komi, no su nombre real) y luego hicimos algunos bailes y juegos entre todos.
A las 16:30 volvimos a nuestras respectivas habitaciones, y media hora más tarde nos llamaron para volvernos a reunir todos en el exterior, para cenar una barbacoa.
Durante la cena yo me senté con las chicas, y les pregunté cosas como en qué grado estaban, qué les gustaba hacer en sus tiempos libres, qué actividades extracurriculares hacían, y si ya habían terminado toda la tarea que tenían para este verano (sí: los niños japoneses deben hacer tarea durante las vacaciones).
Había una niña en particular que desde el primer día me llamó mucho la atención por su personalidad. Habiendo conocido varios niños japoneses y occidentales, he notado que debido a la educación que reciben y a la cultura colectivista, los japoneses tienden a ser considerablemente más independientes, autosuficientes, responsables y solidarios.
Esta niña —llamésmola Mika— llevaba todas estas cualidades al extremo. Se quería encargar de todo y siempre se fijaba en lo que otros necesitaba por sobre sus propios intereses y necesidades. Durante la cena por ejemplo se encargó de ofrecer una bolsa de basura para que todos pusieran su basura allí, de repartir y retirar los platos, y de la organización del baño de mujeres (decidir quiénes iban a entrar al baño con quiénes y en qué orden).
No solo su altruismo y autonomía me sorprendieron, sino también la forma en que hablaba de manera súper respetuosa y formal, utilizando seguido términos como すみません (sumimasen; lo siento) y ありがとう (arigatō; gracias).
Nunca pensé que sentiría tanta admiración por una niña de 11 años que aún no ha terminado la escuela primaria, hasta que conocí a Mika. Me encantaría conocer a sus padres para felicitarlos y pedirles que me enseñen sus secretos para criar una persona así. Muchos adultos podrían aprender mucho de esta niña, incluyéndome a mí mismo.
El encargado de la organización del baño de varones fue Kaito, el adolescente de 17 años. Nos dividimos en parejas para entrar al baño, dado que solo había dos duchas. A mí me tocó entrar con uno de los niños de primaria.
Como seguramente recordarás de mis antiguas entradas, la cultura del baño en Japón es bastante distinta de la occidental. Los japoneses tienden a bañarse siempre al final del día, y de la siguiente manera: primero se enjabonan y se duchan, y una vez que están limpios se meten en una bañera desnudos, con agua caliente (~40 ºC), y allí se quedan un rato relajándose.
Si la bañera es lo suficientemente grande, es común que se metan con otras personas de la familia o la gente con quienes conviven, dado que el baño es considerado una actividad social y comunal. Muchos niños se bañan con sus padres hasta bien entrada la adolescencia.
En una época —hace más de cien años atrás— estos baños comunales solían compartirse entre todos más allá de la edad y el género de cada individuo. Hoy en día por lo general los baños están separados por sexo: hay un cuarto de baño para los varones y otro para las mujeres. Este era el caso del albergue juvenil donde nos hospedamos.
A medida que todos iban terminando de bañarse, nos empezamos a juntar de vuelta en la sala principal para hacer la bandera de nuestro grupo y el programa de actividades para cada día.
En un momento mientras yo estaba sentado en la mesa observando cómo los demás hacían dibujos y trazaban el contorno de sus manos sobre la bandera, uno de los niños de repente se me acercó por atrás y comenzó a hacerme masajes en la espalda y en los hombros. Fue uno de los mejores y más largos masajes que recibí en mi vida. Habrá estado unos quince o veinte minutos hasta que finalmente se aburrió y se fue a hacer otra cosa.
A eso de las 21:00 cada uno empezó a irse a su respectiva habitación.
En la habitación de los varones antes de dormir hicimos varias partidas de juegos de cartas, incluyendo el ババ抜き (babanuki; el juego de naipes más popular en Japón), el スピード (Speed; un juego que en Argentina se conoce como el «Chin») y el ダウト (Dauto; en Argentina se le conoce como el «Mentiroso»).
A las 23:30 apagamos la luz y nos dormimos.
Día 2 – Sábado
A las 6:50 nos despertamos y a las 7:30 bajamos a desayunar.
Los asientos en el comedor estaban designados por el nombre de cada persona. A mí me tocó sentarme en la mesa de los varones, los mismos con quienes compartía el cuarto.
Una cosa curiosa de los desayunos fue que era el mismo tipo de comida que uno se serviría para el almuerzo y la cena. No es como en el Occidente que la clase de cosas que uno come en los desayunos y meriendas es distinta de lo que uno come en los almuerzos y cenas (e.g. tostadas, cereales, galletas, etc.). Incluso nos daban sopa de miso y arroz, tanto para el desayuno como para el almuerzo y la cena.
Tengo dos cosas más interesantes para contarte sobre las comidas durante el campamento.
Una es que al principio de cada una —antes de arrancar—, la persona que servía pasaba por cada mesa con una bandeja preguntando si había alguien que no podía (o no quería porque no le gustaba) comer algo de lo que tenía en su plato. Así la bandeja esa se iba llenando de las cosas que cada uno no quería. Luego, volvía a pasar por cada mesa pero esta vez preguntando si había algo en la bandeja que alguno quisiera añadir a su plato. Me pareció una forma genial de minimizar el desperdicio alimenticio.
La otra es que en la cultura japonesa, todos arrancan a comer al mismo tiempo y no antes de decir al unísono いただきます (itadakimasu; buen provecho). En el campamento, la líder de nuestro grupo siempre preguntaba a los niños si había alguno que quisiera dar el pie para decir esta palabra. Esto es algo que suelen hacer en el comedor del colegio: uno dice algo como「手を合わせてくださいーいただきます」(Te wo awasete kudasai—itadakimasu; Juntad las manos por favor—buen provecho); acto seguido, el resto responde juntando las manos y exclamando al unísono «itadakimasu».
Estuve intentando buscar en YouTube un video de esto para mostrarte bien cómo es, pero lo más cercano que pude encontrar fue este de un jardín de infancia, donde todos recitan el ritual al mismo tiempo:
Después de comer hay un ritual similar solo que en vez de decir いただきます (itadakimasu), la palabra que hay que decir es ごちそうさまでした (gochisōsamadeshita). Por lo general nadie se levanta de la mesa hasta que todos hayan terminado de comer y dicho esta palabra todos juntos.
A las 8:00 volvimos a la habitación y nos preparamos para salir a hacer nuestra actividad en grupo fuera del albergue.
A las 8:30 pasadas salimos del alojamiento y caminamos hasta un aparcamiento donde nos pasó a buscar un autobús para llevarnos al lago donde tendría lugar la actividad que íbamos a estar realizando: 筏作り (Ikada-tsukuri; Construcción de una balsa).
Mientras esperábamos el autobús algunos de los niños se pusieron a jugar con pompas de jabón.
Mika por su parte se puso a hacer algo que solo a ella se le ocurriría: juntar basura del piso y ponerla en una bolsa. El único problema es que estaba en Japón, donde es muy raro ver basura en el piso, con lo cual tras levantar un solo papel se le acabó toda la basura que podría recolectar.
Cuando llegamos al lago nos encontramos con otros grupos de otros albergues que también estaban ahí para hacer la misma actividad que nosotros.
Cuando terminamos de armar la balsa, como solo podían usarla un máximo de nueve personas al mismo tiempo, hicimos tres tandas para que todos pudiésemos probarla y navegar un rato por el lago. Yo fui en la última tanda.
Fíjate como todo el mundo estaba en camiseta. Yo me quería sacar la mía para no mojármela, pero no quería ser el único en estar con el pecho desnudo, así que terminé dejándomela.
También me quería meter en el agua dado que estaba hermosa de temperatura y hacía muchísimo calor, pero supuestamente no estaba permitido bañarse en ese lago, con lo cual tenías que permanecer arriba de la balsa.
Igual en un momento mientras yo estaba navegando con mi grupo, vi que uno de otra balsa cercana se había bajado al agua, así que dije «yo también quiero hacer eso» y terminé haciéndolo, aunque sea un minuto para refrescarme—luego me volví a subir. Varios de los que estaban conmigo me copiaron e hicieron lo mismo.
Al lado mío en la balsa estaba sentada la más joven de mi grupo; la niña que viste hace un rato en la foto jugando con las pompas de jabón. Me causó mucha ternura que al principio le daba miedo meterse al agua, y al final cuando finalmente se animó a hacerlo, se quiso quedar ahí todo el tiempo hasta regresar a la orilla.
A las 12:00 estábamos de vuelta en el albergue.
Antes de entrar nos teníamos que limpiar el calzado y los pies. Adivina quién tomó la manguera y roció agua sobre los pies de cada uno de los veinte miembros del grupo a medida que iban entrando. Mika.
A las 12:30 almorzamos.
Después de almorzar fuimos a invadir visitar la habitación de las chicas, y jugamos con ellas al Uno.
A las 14:30 salimos a un parque cercano, donde nos encontramos con varias personas de otros albergues. Allí había varias actividades ocurriendo en simultáneo a las que cualquiera se podía sumar: baile, pintura y juegos con pistolas de agua.
A las 16:15 volvimos al albergue y media hora más tarde nos metimos en el baño.
A las 18:00 cenamos.
Después de cenar fuimos a la habitación y jugamos a un juego que había comprado y traído yo: el Twister.
A las 20:00 salimos de vuelta al parque para jugar con 花火 (hanabi; fuegos artificiales).
Los hanabi que teníamos eran todos del tipo 手持ち (temochi), es decir de los que pueden ser usados con seguridad por cualquiera (incluyendo niños) y que se deben sostener en la mano hasta que se acaban.
Dado que está orientado para que pueda ser usado por niños como una especie de juguete, normalmente se encuentra a la venta en las jugueterías.
Los temochi hanabi a su vez se dividen en tres tipos: el 線香花火 (senkō hanabi), el ススキ花火 (susuki hanabi) y el スパーク花火 (sparkler hanabi). La diferencia entre los últimos dos es que el sparkler produce chispas y poco humo, mientras que el susuki produce bastante humo y destellos de luces que a veces cambian de color. El senkō hanabi por su parte es para mí el más interesante, dado que es el más bonito y solo existe en Japón.
Senko hanabi (線香花火 senkō hanabi) es un fuego artificial tradicional japonés. […] Es un delgado eje de papel de seda retorcido de unos 20 centímetros de largo con un extremo que contiene unos pocos granos de una pólvora negra. La composición de la pólvora negra consta de tres sustancias químicas básicas: nitrato potásico, azufre y carbón vegetal.
Se enciende el extremo puntiagudo y se mantiene recto hacia abajo, de modo que la llama quede en la parte inferior. Al cabo de unos segundos se formará una escoria incandescente y fundida. Se trata de sulfuro de potasio, que contiene carbono del carbón. La bola fundida encenderá la segunda fase del senko hanabi, rociando silenciosamente un conjunto de delicadas chispas ramificadas con un alcance de hasta 20 centímetros. Se encienden lejos del viento y se sostienen con mano firme, para que la delicada cabeza fundida no se caiga y se completen las dos fases de ignición. Los senko hanabi se incluyen en paquetes de fuegos artificiales y se encienden en último lugar entre los demás fuegos artificiales.
Se dice que los senko hanabi hipnotizan de alguna manera al observador y le hacen enmudecer, y que evocan el mono no aware (traducido como «empatía hacia las cosas» o «sensibilidad hacia lo efímero»), un término japonés que describe un destello de tristeza que se siente cuando se recuerda la belleza y la brevedad de la vida. «Lo conmovedoramente efímero ha sido apreciado durante mucho tiempo en Japón y aún se siente en la tranquila celebración del senko hanabi».
Wikipedia
A las 21:00 volvimos al albergue y cada uno se fue a su respectiva habitación.
Así que como nosotros los varones habíamos ido a visitar a las chicas más temprano, esta vez fueron las chicas quienes pasaron por nuestro cuarto y se sumaron a los juegos que estábamos jugando.
Uno de los recuerdos más vívidos que tengo de mi infancia es una vez que jugué al cuarto oscuro con dos niñas. No puedo recordar ni las caras, ni los nombres, ni cuál era mi relación con estas niñas, pero sí me acuerdo que no pude pararme de reír durante todo el tiempo que jugué al cuarto oscuro en la habitación de ellas en su casa.
Por alguna razón este recuerdo me vino a la mente mientras estaba jugando con los chicos en la habitación del albergue, lo cual me dio una idea genial: enseñarles a los chicos a jugar al cuarto oscuro y jugar con ellos. Así que eso hicimos.
Cuando las chicas vinieron les enseñamos también a ellas y estuvimos un rato jugando entre todos al cuarto oscuro. También jugamos al Twister una vez más.
Al igual que ese recuerdo vivo de mi infancia, no pude parar de reírme jugando al cuarto oscuro con todos estos niños. Sentí como si el tiempo no hubiese pasado y era todavía un niño. Fue un momento mágico para mí y no quería que acabara nunca.
Es una trágica realidad de la vida que los momentos más hermosos deban ser los más efímeros. Hermosos y efímeros como las estrellas fugaces, los cerezos, los senkō hanabi, la niñez… Y la vida misma en la escala cósmica.
A las 23:45 apagamos la luz.
Día 3 – Domingo
A eso de las 7:00 nos despertamos y las 7:30 estábamos todos abajo arrancando el desayuno.
En un momento mientras estaba desayunando me levanté para ir a buscar té. Como me había servido mucho, en el trayecto de regreso a mi mesa sin querer volqué un poco al piso. Seguí caminando hasta que llegué a la mesa, donde apoyé la taza y me fui a buscar una servilleta para volver al sitio donde había volcado y limpiar. Adivina quién había llegado a ese lugar antes que yo (dado que me había visto en el momento que volqué).
No necesitaba más razones para admirarla, pero cada día que pasaba Mika encontraba alguna forma de darme nuevas.
A las 8:30 salimos del albergue hacia la siguiente actividad programada para hacer en grupo, junto con gente de otros albergues: el 川遊び (kawa-asobi; juegos en el río).
A mí se me ocurrió comprar y llevar una bolsa de 水風船 (mizu-fūsen; globos de agua, o como se les llama coloquialmente en Argentina: «bombuchas»). Una vez más tuve flashbacks de mi infancia jugando con los niños y las bombuchas.
Después de los juegos de agua en el río, fuimos a una huerta a recolectar ジャガイモ (jagaimo; patatas), トマト (tomato; tomates) y きゅうり (kyūri; pepinos). Cada uno tenía derecho a quedarse y llevarse a su casa lo que cosechaba.
A las 12:00 almorzamos.
Media hora más tarde volvimos a la habitación a descansar un rato.
Uno de los niños de otra habitación vino a visitarnos y nos trajo su baraja de Uno para jugar, la cual tenía algo curioso que me pareció excelente.
Si alguna vez jugaste al Uno, a lo mejor recordarás que la baraja viene siempre con un par de cartas en blanco. Esta fue la primera vez que veo a alguien que utiliza estas cartas para inventar nuevas cartas especiales, con el fin de hacer el juego más divertido.
Por ejemplo, una de estas cartas lo que hacía al utilizarla era que todos los jugadores debían robar cuatro cartas. Cuando el niño que la inventó en un momento dado la utilizó, todos nos reímos cuando vimos que él mismo también robaba cuatro cartas, y nos preguntamos cuál es la utilidad de esta carta si todos —incluyendo la persona que la usa— se ven afectados por ella.
A las 14:00 nos juntamos todos en la sala principal para hacer actividades de grupo.
A las 17:00 cenamos, y media hora más tarde salimos hacia el parque para juntarnos por primera vez con todos los grupos —las más de 300 personas que estaban participando del campamento— para el キャンプファイヤー (camp fire; gran fogón).
Como yo era una de las más o menos diez personas extranjeras que estaban en el campamento, en un momento tuve que pasar al frente de todos a presentarme y a decir lo que más me había gustado del viaje hasta ese momento.
La forma en que encendimos el fuego (llamada 火起こし; hiokoshi) me resultó alucinante. Voy a intentar explicártela, pero creo que lo mejor para que lo entiendas bien va a ser que veas el video que me pasó Akane (yo no pude filmar porque estaba ayudando a prender el fuego).
Se utilizan cuatro elementos: una tabla de madera, una estaca de madera, una cuadrícula de madera y una soga. La tabla va apoyada en el piso. La estaca se coloca sobre la tabla y se le atraviesa la soga en la parte de arriba, como si se tratara de una aguja de coser. La cuadrícula se dispone de manera tal que la estaca quede en su centro. La idea de la cuadrícula es que varias personas se pongan en cada uno de los cuadrados para hacer que la estaca se mantenga estable.
Una vez que está todo en la posición correcta, se colocan las personas en la cuadrícula para mantener toda la construcción estable, y el resto del mundo se dispone uno detrás del otro a ambos lados de la soga, sosteniéndola con las dos manos.
La idea es que todos empiecen a tirar al mismo tiempo de la soga, lo cual va a ser que la estaca empiece a girar sobre su eje. Este movimiento giratorio va a ser que su punta se frote con la tabla de madera que está abajo.
El movimiento se va a repetir muchas veces, poco a poco aumentando la velocidad, hasta que empiece a salir humo del frote de las maderas, y eventualmente esto produzca la chispa que necesitamos para arrancar el fuego.
El concepto me pareció fascinante dado que es una forma de que todo el mundo pueda participar del hiokoshi, y sienta que contribuyó su parte en y para la comunidad.
Una vez que pudimos hacer arrancar el fuego, a partir de él cada grupo encendió su 松明 (taimatsu; antorcha).
Durante esta actividad estuvimos bailando canciones en varios idiomas todos juntos alrededor del fogón, todas con coreografías originales de Komi.
Algunas de las canciones que bailamos:
A las 19:30 volvimos al albergue.
A las 20:00 entramos al baño y media hora más tarde estábamos todos en la habitación.
En un momento mientras estaba desprevenido, uno de los niños aprovechó para hacerme kanchō.
Kanchō (カンチョー) es una travesura que se realiza juntando las manos en forma de pistola imaginaria e intentando pinchar el ano de una víctima desprevenida, a menudo mientras se exclama «¡Kan-CHO!» Es una travesura común entre los niños de países del este asiático como Japón. […] La palabra «kanchō» es una adopción en argot de la palabra japonesa para enema (浣腸, kanchō). De acuerdo con la práctica generalizada, la palabra se escribe generalmente en katakana cuando se utiliza en su sentido argot, y en kanji cuando se usa para enemas en el sentido médico.
Wikipedia
A las 23:00 fuimos a la sala principal. Era la última noche que pasaríamos juntos, así que ninguno de los niños se quería ir a dormir todavía.
Nos terminamos quedando en la sala comiendo お菓子 (dulces) y jugando juegos de cartas hasta las tres de la mañana.
El juego al que más jugamos se llamaba 人狼 (jinrō; hombre lobo). Tengo entendido que también es bastante popular en Francia (Loup-Garou) y en otros países.
Los hombres lobo es un juego de cartas de 8 a 18 jugadores creado en 2001 por Dimitry Davidoff, Philippe des Pallières y Hervé Marly […].
En general, existen dos bandos en la partida: aldeanos y hombres lobo. El objetivo de cada equipo es eliminar a todos los miembros del equipo contrario, con la particularidad de que la mayoría de los aldeanos ignoran quiénes son los hombres lobo (a excepción de ciertos aldeanos especiales, que pueden poseer información adicional), mientras que los hombres lobo saben quiénes son los hombres lobo y quiénes los aldeanos, pero están en minoría y deben por tanto fingir que son aldeanos. A todas las personas que reciban una carta se las denomina «jugadores» y se considera que forman «la aldea». El juego se artícula en torno a dos fases: fase de día (todos los jugadores tienen los ojos abiertos y hablan, tratando de encontrar a los hombres lobo, mientras los hombres lobo se hace pasar por aldeanos) y fase de noche (todos los jugadores tienen los ojos cerrados, salvo aquellos que van siendo llamados por el narrador y actúan en silencio).
Durante la fase de la noche, los hombres lobo abrirán los ojos en su turno para elegir una víctima, que morirá al día siguiente. Es posible que existan otros turnos por la noche, durante los cuales únicamente abrirá los ojos un aldeano con un personaje especial y aplique efectos especiales a la partida (generalmente beneficiosos para los aldeanos). Durante la fase del día, todos los jugadores intentarán descubrir quién o quiénes de entre ellos es un hombre lobo, y tras debatir, votarán a un jugador a su elección (el jugador con más votos será eliminado de la partida y mostrará públicamente su carta).
Las fases de noche y día se alternan sucesivamente hasta que únicamente queden hombres lobo o aldeanos vivos, y la partida termine con la victoria de uno de los dos bandos […].
Wikipedia
Día 4 – Lunes
A las 6:40 estábamos arriba y a las 7:00 abajo desayunando.
A las 8:00 fuimos todos a la sala a hacer una última foto grupal. Después nos fuimos a ordenar el cuarto y guardar todo de vuelta en nuestros bolsos y mochilas.
A las 9:00 dejamos atrás nuestro albergue, donde compartimos tantos lindos momentos durante estos cuatro días. Momentos hermosos y efímeros como estrellas fugaces, cerezos y senkō hanabi.
A las 9:00 nos juntamos en un edificio con todos los demás grupos de los otros albergues. Allí hicimos las últimas actividades entre todos, incluyendo bailes y una puesta en común de las experiencias vividas durante el campamento.
A las 10:45 cada uno recibió un 弁当 (bentō; bandeja con comida) para almorzar en el tren de regreso a casa, tras lo cual hicimos unas últimas fotos grupales y nos despedimos de todos antes de dirigirnos con Akane y Hinata al autobús que teníamos que tomar para ir a la estación donde teníamos que ir para tomarnos el tren regional para llevarnos a la estación desde donde nos podríamos tomar el Shinkansen para volver a la estación desde la cual tomarnos un tren para regresar finalmente a casa.
A eso de las 14:00 estábamos de vuelta en casa.
En un momento nos repartieron a cada uno una especie de libro hecho de papel, para que cada uno se llevara de recuerdo con mensajes escritos por todos los otros miembros del grupo.
Mi libro de mensajes no valdrá más de 100 yenes, pero ha pasado a ser uno de los objetos más preciados que tengo.
Es una de las mejores cosas que me llevo de este viaje, junto con las fotos, los recuerdos bonitos y las esperanzas de volver a ver algún día a toda esta gente increíble que conocí.
Ame,
Kato
Sube la llama sube la llama…