Escalando el monte Fuji 🗻

Kara Ema:

El viernes tenía planeado escalar el monte Fuji con un grupo de extranjeros.

A las 13:30 nos encontramos en Shinjuku.

En total éramos diez: dos rusos, dos hindúes, un italiano, tres esrilanquesas, una rumana y yo.

Desde Shinjuku nos tomamos un autobús hasta 富士スバルライン五合目 (Fuji Subaru Line Gogōme), la quinta estación del monte, la última accesible por carretera.

Esta estación se encuentra a 2300 metros de altura, mientras que la cima de Fuji-san está a 3776 metros. Es decir que teníamos que escalar 1476 metros.

A las 17:10 llegamos a la quinta estación.

Quinta estación

Algunas de las cosas que había en la quinta estación: esculturas, un santuario, tiendas para comprar comida y souvenirs, aseos.

Esculturas en la quinta estación (I)
Esculturas en la quinta estación (II)
Algunas de las cosas que vendían (I)
Algunas de las cosas que vendían (II)
Camiseta de 好山病

El juego de palabras (o de kanji) en esta camiseta es excelente. 好山病 se pronuncia igual que 高山病 (kōzanbyō; mal de montaña), solo que en vez de utilizar el kanji de alto (高), usaron el de gustar/bueno (好), con lo cual esta palabra inventada podría traducirse como «enfermedad [病] de gusto [好] por el montañismo [山]»).

El mal agudo de montaña […] es la falta de adaptación del organismo a la hipoxia (falta de oxígeno) de la altitud. La gravedad del trastorno está en relación directa con la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. De manera inversa estos síntomas normalmente desaparecen al descender a cotas más bajas. Ocurre normalmente a partir de los 2500 metros de altitud, hasta la denominada «zona de la muerte» a los 7500 metros de altitud.

Wikipedia
Fuji-san visto desde la quinta estación
Aparcamiento de la quinta estación con las nubes de fondo

Sí: ya estábamos por arriba de las nubes.

A las 19:00 arrancamos la subida, tras pagar una cuota de mantenimiento de la montaña de ¥1000 (~US$7).

A medida que íbamos ascendiendo la temperatura iba descendiendo, así que gradualmente nos tuvimos que poner más capas de ropa encima para protegernos del frío.

Termómetro marcando que hacían 12 ºC en la sexta estación

Había un total de diez estaciones, solo que nosotros habíamos arrancado desde la quinta, con lo cual tendríamos que pasar por cinco más antes de llegar a la cima.

En las estaciones podías comprar comida, usar los aseos o quedarte a dormir (si había lugar o habías reservado). También podías usar los bancos que había para descansar un rato antes de seguir camino, que es lo que hicimos nosotros.

Todos los aseos eran pagos (¥200-¥300), lo cual es extremadamente raro de ver en Japón (a diferencia de Europa). De hecho es la primera vez que me encuentro con aseos pagos. Supongo que lo hacen porque no debe de ser barato mantener aseos en el medio de una montaña, donde no hay sistema de cloacas, ni red eléctrica ni de agua corriente.

La octava estación, a 3100 metros de altura.
Gente descansando en una de las estaciones

A las tres de la madrugada en punto llegamos a la cima, ocho horas después de haber arrancado la escalada.

Cima del monte Fuji (aunque todavía no habíamos llegado al punto más alto).

No me pareció excesivamente difícil la subida. La mayor dificultad estaba dada no por la naturaleza del sendero sino por lo largo que era y lo alto que te llevaba.

A las 3:30 abría un local de comida que había en la cima, así que apenas abrió entramos a la cabaña y nos pedimos algo caliente para calentar nuestros cuerpos.

Yo me pedí un arroz con curry, el cual me costó ¥1500 (US$10), lo cual es un sobreprecio importante, especialmente considerando el hecho de que era una porción pequeña e instantánea (de esas que se compran en el supermercado por ¥300).

El arroz con curry más caro de todo Japón
Cabaña donde compramos la comida

Después de comer en el local ese nos fuimos a la tienda de al lado, donde algunos de nosotros nos pedimos un café y otros un chocolate caliente (yo fui parte del equipo chocolatada). Ambos costaban ¥500, lo cual también es súper caro.

Cuando terminamos nuestras bebidas salimos para ver el amanecer, el cual ocurriría a las 5:00.

Hay una palabra en japonés específicamente para referirse al hecho de ver el amanecer desde la cima de una montaña: 御来光 (goraikō).

Todos posicionados para ver el inminente amanecer (I)
Todos posicionados para ver el inminente amanecer (II)
Amaneciendo (I)
Amaneciendo (II)
Amanecido

Después de hacer el 御来光 (ver el amanecer) nos fuimos a hacer el otro clásico de Fuji-san: お鉢巡り (ohachimeguri; la vuelta al cráter).

Cráter del monte Fuji
Dando la vuelta al cráter (I)
Dando la vuelta al cráter (II)
Dando la vuelta al cráter (III)

En un momento pasamos por unos aseos que hacían alarde de ser「日本一高い公衆トイレ」(«el aseo público más alto de Japón»). Es gracioso porque 高い (takai) puede significar tanto «alto» como «caro», y en este caso —considerando que costaba ¥300—, me parece que esta frase era válida con las dos acepciones.

Otra cosa con la que nos encontramos dando la vuelta al cráter fue el punto más alto del monte Fuji, y por consiguiente de todo Japón.

Punto más alto de Fuji-san, a 3776 metros.
Sombra de Fuji-san

A las 7:30 arrancamos el descenso.

Arranque del camino de descenso (que era distinto del que habíamos ascendido).
Atravesando las nubes

A diferencia de la subida, la bajada fue bastante ardua y tediosa. Sentíamos que no se terminaba más, sobre todo porque el paisaje fue básicamente el mismo durante todo el trayecto: roca volcánica, nubes y carteles que decían que faltaban 3 horas, 2 horas, 90 minutos, 60 minutos, 50, 40, etc.

Me pasé la mayor parte de la bajada charlando con las tres jóvenes mujeres de Sri Lanka. No sabía que las esrilanquesas eran tan bonitas y simpáticas hasta que las conocí a ellas. En un momento les dije que si todas son así de guapas y majas, a lo mejor en el futuro cercano me iba a visitar su país.

Fuimos lento dado que estábamos todos cansados y con dolores musculares, y en especial porque una de las esrilanquesas tenía los pies doloridos así que le costaba caminar.

Los primeros de nuestro grupo en llegar a la quinta estación lo hicieron a eso de las 10:00. Yo también podría haber llegado a esa hora si hubiese querido ir a paso ligero, pero en su lugar preferí la buena compañía de las esrilanquesas. Terminé llegando con ellas cerca del mediodía.

Cuando llegué lo primero que hice fue ir a los aseos a cambiarme. No veía la hora de quitarme el calzado de escalada y ponerme unas sandalias para que mis pies pudiesen respirar un poco.

Lo segundo que hice fue ir a devolver todo el equipamiento de montañismo que había alquilado: la linterna frontal, los bastones de senderismo, los pies de gato (zapatos de escalada) y las polainas.

Lo tercero fue comprar omiyage para llevar a mi familia japonesa.

El omiyage que compré

A las 13:00 nos tomamos el autobús de regreso a Shinjuku.

Cuando llegamos a Shinjuku nos despedimos y cada uno se fue por su lado.

A las 16:00 llegué a casa y fui directo a tirarme al futón para dormir una siesta antes de subir a cenar, dado que estaba completamente exhausto.

Esa noche sería mi última cena por un tiempo con mi familia japonesa, así que me prepararon una comida especial: empanadas argentinas.

Empanadas argentinas caseras hechas por Taiyo

En total la escalada al monte Fuji (incluyendo subida, bajada y descansos) duró 17 horas, dentro de las cuales llegamos a hacer 17 kilómetros de recorrido y 1622 metros de desnivel.

Una cosa menos en mi lista de cosas a hacer antes de morir.

Ame,
Kato