Cebú – Día 2: centro de la ciudad y atracciones en los alrededores

Kara Ema:

Si bien me gustaría contarte en detalle todas las cosas fascinantes que estuve viviendo desde que estoy en las Filipinas, dado que vengo cinco días atrasado voy a tener que ser lo más breve y directo posible para poder ponerme al día pronto. Así que empecemos.

El lunes a las 10:00 bajé al supermercado que está en el sótano del centro comercial donde está mi hotel, el mismo al que había querido ir la noche anterior pero ya estaba cerrado. Me compré lo siguiente:

Lo que me compré en el super (todo me salió alrededor de 6 dólares).

Al parecer todos los supermercados aquí no solo te dan bolsas gratis, sino que además el mismo empleado que te cobra te pone todos tus productos dentro de la bolsa.

Otra cosa curiosa es que tanto en la entrada al supermercado como en la entrada a los centros comerciales y a básicamente cualquier otro tipo de tienda que dé a la calle, hay guardias de seguridad verificando cada persona que entra y sale, y a veces incluso cacheándote, controlando lo que llevas en tu mochila y haciéndote pasar por un detector de metales. He llegado a ver incluso algunos portando armas de fuego.

Subí a dejar lo que había comprado en mi habitación y a las 11:30 volví a bajar, esta vez con la idea de salir a la calle a pasear y conocer.

Caminar por las calles de las Filipinas es una experiencia fascinante, más que nada por lo diferente que es de lo que estaba acostumbrado en todos los otros países que visité. El tránsito es un caos: motos pasando en todas las direcciones posibles, vehículos llamados jeepneys llevando mucha más gente de la que normalmente entraría (alguno a veces viajando parado en la parte de afuera, en la entrada sin puerta al vehículo, a un paso de caer a la calle), intersecciones sin semáforo donde tienes que rebuscártela para poder cruzar a través del flujo enorme de motos y coches pasando constantemente (sin morir en el intento), obreros trabajando sin ningún tipo de separación entre la construcción y la parte donde pasan los transeúntes, etc. Es todo mucho más áspero y burdo. Las conveniencias que son habituales en los países ricos (trenes, metros, tranvías, puertas en los autobuses, semáforos, bicisendas, etc.) están todas ausentes aquí.

Los yipnis (dyipni en filipino; jeepneys en inglés) son medios populares de transporte público en Filipinas. Son reconocidos por sus decoraciones extravagantes y sus cabinas llenas de pasajeros, convirtiéndose en un símbolo de la cultura de Filipinas y el arte. Un yipni Sarao fue expuesto en el pabellón de las Filipinas en la Feria Mundial de Nueva York de 1964 como una imagen nacional de los filipinos.

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Yipni lleno (transportando unas 20 personas).
Escolares al lado de una escuela por la que pasé
Un cartel en una escuela que decía cuál era la vestimenta apropiada y cuál no. Los pantalones/faldas cortos por arriba de las rodillas estaban prohibidos, así como las camisetas sin mangas.
Las calles filipinas son un mar de motos

Todas las paradas programadas que tenía para este día eran en el centro de la ciudad, que estaba a media hora a pie desde mi hotel. La mayoría eran cosas como iglesias y monumentos.

A las 12:00 llegué a mi primera parada: la Basílica del Santo Niño.

La Basílica del Santo Niño es una basílica católica del siglo XVI construida en la ciudad de Cebú, en Filipinas. La basílica pertenece a la Orden de San Agustín y es la más antigua de todo el país.

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Para entrar al área donde estaba la iglesia tuve que pasar por un guardia de seguridad quien me revisó lo que llevaba en la mochila. Apenas entré apunté con mi móvil a la basílica para hacerle una foto. Unos niños que estaban enfrente me miraron, me sonrieron y me saludaron.

Basílica del Santo Niño por fuera
Basílica del Santo Niño por dentro (I)
Basílica del Santo Niño por dentro (II)
Colegio del Santo Niño, una escuela católica ubicada al lado de la basílica.

A pocos metros de la basílica estaba la Cruz de Magallanes, que es una cruz traída por los exploradores españoles en 1521, la cual marcó el inicio del cristianismo en Filipinas. Fui hasta ahí con la idea de hacerle una foto, pero ahora me doy cuenta de que jamás llegué a tomar esa foto. La razón es la siguiente.

Mientras me estaba acercando a la cruz para hacer la foto, un hombre filipino se me acercó y me empezó a hablar en inglés. Me dijo que era guía de turismo y que me ofrecía llevarme en su coche a todas las principales atracciones de la ciudad por nada más que ₱2500 (~US$45).

La verdad que la idea de tener un chofer, fotógrafo y guía local para mí solo por todo el día me pareció demasiado irresistible como para dejar pasar, sobre todo por ese precio. Así que acepté y lo seguí hasta donde estaba aparcado su coche, que resultó ser un taxi.

Es que Sherlock —muy pronto vas a entender por qué decidí apodarlo así— resulta que además de guía de turismo también era taxista, policía e investigador. Encima parecía que la mitad de la ciudad lo conocía, dado que todo el mundo lo saludaba en todos los lugares donde parábamos. Definitivamente uno de los personajes más interesantes y peculiares que jamás he conocido.

Me subí al taxi de Sherlock y a los dos minutos me bajé de vuelta dado que habíamos llegado a la primera parada del tour: el Fuerte de San Pedro.

El Fuerte de San Pedro es un presidio de origen novohispano del siglo XVI situado en Cebú, Bisayas Centrales en Filipinas.

Se encuentra en la zona que ahora se llama Plaza de la Independencia, junto al muelle de la ciudad. Es el más pequeño y más antiguo bastión triangular del país. Su actual estructura se construyó en 1738 para repeler a los piratas moros de Mindanao. Contaba con varias dependencias como polvorín o residencias de la guarnición.

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Fuerte de San Pedro

Dentro del fuerte había un museo, pero el señor Holmes solo me hizo pararme frente a la entrada, me pidió prestado mi móvil para hacerme unas fotos y luego me dijo de subirme al taxi de vuelta para ir al siguiente destino.

Esto de tener un guía personal me estaba empezando a gustar, sobre todo porque era un local a quien le podía hacer un montón de preguntas sobre cómo es la vida cotidiana en las Filipinas, lo cual obviamente hice.

Después de ahí me llevó a un monumento que también quedaba cerca en la zona del centro, denominado Monumento al Patrimonio de Cebú. Me sacó un montón de fotos con el monumento de fondo, desde distintos ángulos y luego nos volvimos a subir al coche.

En el coche de mi chofer personal, el señor Sherlock Holmes.

Tener a alguien que te lleve a los lugares turísticos es esencial en las Filipinas, dado que el transporte público es casi inexistente a excepción de los taxis, los jeepneys y algunas motos que a veces ofrecen llevarte a cambio de unas monedas.

Una de las bonitas ventajas de tener mi chofer es que además de poder preguntarle cosas, podía aprovechar los trayectos en su taxi para observar a la gente en la calle, el tránsito y cómo funcionaba todo.

El siguiente sitio donde paramos fue el Templo Taoísta de Cebú.

El Templo Taoísta de Cebú es un templo taoísta situado en el barrio de Beverly Hills, en Cebú (Filipinas).

Fue construido por la importante comunidad filipino-china de Cebú en 1972, a 110 metros sobre el nivel del mar, y es una imponente atracción de varios niveles y colores a la que se accede por tres rutas serpenteantes.

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Templo Taoísta (I)
Templo Taoísta (II)
Templo Taoísta (III)
Templo Taoísta (IV)

En un momento nos cruzamos con unos turistas que tenían rasgos occidentales. Sherlock apenas los vio me dijo «estos son australianos», luego les preguntó y efectivamente eran de Australia. También adivinó correctamente varias veces qué pasamos frente a coreanos, y supo todo lo siguiente sobre mí sin que yo le dijera nada o casi nada:

  • Que había llegado a Cebú desde Busan.
  • Mi profesión de ingeniero.
  • Mi lengua materna.

Incluso estuvo muy cerca de adivinar mi edad; solo le erró por dos años. La razón por la que es tan bueno deduciendo cosas es a lo que se dedica en la estación de policía donde trabaja. Me contó que a veces le toca ir a casas de personas y hacer investigaciones de casos criminales.

Una cosa que me dijo que me dejó bastante en shock fue que el gobierno (o al menos el gobierno anterior con el presidente previo) se deshizo de todos los criminales pesados de las Filipinas (e.g. violadores y narcotraficantes), matándolos a todos. Eso al menos fue lo que me contó Sherlock.

A las 14:30 paramos para almorzar en Kuy’s Lechon, dado que yo le había dicho a mi guía que quería probar la comida más clásica de las Filipinas, y el me informó que se trataba del lechón y me llevó a un lugar donde lo vendían.

Lechón o cochinillo es el nombre común que recibe el cerdo joven. Su cría y consumo se reparten por todo el mundo, destacando países como: Filipinas, Ecuador, Perú, Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Cuba, México, Puerto Rico, la República Dominicana, Guam, Portugal y España […].

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Kuy’s Lechon

Por cierto, todo el mundo habla perfecto inglés aquí y te trata de «sir» (señor), lo cual es superbizarro para mí y, junto con el hecho de que la mayoría de los carteles por alguna razón están en inglés en vez de en filipino, esto a veces me hace sentir que estoy en los Estados Unidos en vez de en las Filipinas.

Cuando entras a los restoranes te reciben con una sonrisa y un «good morning sir» (o «good afternoon» o «good evening» dependiendo de la hora). Mismo en los centros comerciales y los negocios por lo general hay gente parada esperando a que les hagas preguntas, y que cuando pasas por al lado siempre te saludan de esta manera. Son todos extremadamente simpáticos y cordiales.

En el restorán pedí un lechón, un chop suey, un kinilaw y una porción de arroz. Todo me costó ₱884 (~US$15), y lo compartí con mi querido señor Holmes de quien estaba aprendiendo tantas cosas.

El chop suey o chapsuí es un plato de origen chino-estadounidense que literalmente significa «trozos mezclados». Usualmente consiste en carnes (puede ser pollo, ternera, camarón o cerdo), cocinado rápidamente en un wok con verduras como apio, pimientos, judías verdes, entre otros. Es servido con arroz blanco cocido al vapor.

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El kinilaw (lit. en filipino «comido crudo») es un plato típico de la cocina filipina a base de pescado crudo, similar al ceviche. Además del plato, se trata de un proceso de cocción que usa vinagre o algún jugo de frutas ácido para desnaturalizar los ingredientes, y también se puede usar para preparar carne o verduras.

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Lechón y chop suey

A las 15:40 llegamos a nuestra siguiente parada turística: el Templo de Leah.

Teodorico Soriano Adarna mandó construir el Templo de Leah para su difunta esposa, Leah Albino-Adarna. Su matrimonio duró más de cinco décadas. Teodorico y Leah son los abuelos de Ellen Adarna, famosa actriz filipina.

Situado en Barangay Busay, el Templo de Leah comenzó a construirse en 2012. En el complejo hay unas 24 cámaras diferentes; éstas contienen una biblioteca, una galería de arte, un bar y un museo, por nombrar sólo algunas.

Guide to the Philippines

Básicamente se trata de un señor que tenía mucho, mucho dinero, se le murió la esposa y quizo construir algo para honrarla e inmortalizarla.

Templo de Leah (I)
Templo de Leah (II)
Templo de Leah (III)
Templo de Leah (IV)
Templo de Leah (V)

De ahí nos volvimos a subir al taxi para ir al siguiente punto del tour. Dado que era la hora en que los niños empezaban a salir del colegio, en el trayecto vi a varios desde la ventana del coche. Algunos iban caminando, otros en moto como pasajeros e incluso como conductores.

Moto llevando a tres niños al mismo tiempo

No le hice una foto, pero he llegado a ver una niña de no más de 11 o 12 años manejando una moto, una de no más de 4 o 5 años montada entre el manubrio de una moto y el conductor, y muchas motos que llevaban a varios niños al mismo tiempo. Según me contó Sherlock, a veces se puede llegar a ver hasta siete personas arriba de una misma moto.

También me dijo que no hay autobuses escolares en las Filipinas, así que muchos niños se ven obligados a caminar varios kilómetros ida y vuelta desde su casa hasta su escuela. Estamos hablando de niños pequeños —desde los 5 años según me dijo Sherlock ya van a la escuela solos— que se levantan a las 5 de mañana todos los días y caminan 5 kilómetros solos para ir a la escuela. Realmente es digno de admiración.

En un momento le pedí al señor Holmes que me recomendara alguna canción popular de las Filipinas, idealmente alguna que estuviese en filipino. Me dijo una que se llama Anak —que significa «niño»—, cantada por Freddie Aguilar. Inmediatamente la busqué en Spotify y la empecé a escuchar. Me gustó.

«Anak» (niño en filipino o, más concretamente, mi hijo o mi hija) es una canción en tagalo escrita e interpretada por el cantante folk filipino Freddie Aguilar. Llegó a la final del primer Festival de la Canción Metropop de 1978, celebrado en Manila. Se convirtió en un éxito internacional y se tradujo a 27 idiomas. La letra habla de los valores familiares filipinos. […] Es el sencillo más vendido por un artista filipino de todos los tiempos, con más de 33 millones de copias vendidas en todo el mundo.

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«Anak» de Freddie Aguilar

A las 16:30 llegamos a la siguiente parada: Jardín de Sirao, también conocido como Little Amsterdam.

Jardín de Sirao (I)
Jardín de Sirao (II)
Jardín de Sirao (III)
Jardín de Sirao (IV) — Mi fotógrafo personal me hizo subirme a esa mano y me tomó un montón de fotos.
Jardín de Sirao (V)
Jardín de Sirao (VI) — Solanum mammosum, localmente apodada «la planta de Mickey Mouse».

Solanum mammosum, la chichigua, ubre de vaca, manzana de Sodoma o pichichio, es una planta anual perenne de la familia Solanaceae y un pariente cercano del tomate. Su fruto venenoso es nativo de Suramérica pero se ha extendido a las Antillas y el Caribe.

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A las 17:15 llegamos a la última parada de la jornada: La Parisienne Sky, un restorán en altura donde podías comer con vistas panorámicas a toda la ciudad de Cebú e incluso llegabas a ver toda la isla de Mactán que está enfrente (donde queda el Aeropuerto Internacional de Mactán-Cebú).

Vista panorámica de Cebú y Mactán

Me pedí una pizza y una botella de agua de litro y medio. En total pagué ₱645 (~US$11). Le ofrecí a Sherlock una porción de la pizza y el resto me las comí yo.

Pizza de La Parisienne Sky
Foto tomada a las 17:50. Parece que anochece bastante temprano en las Filipinas.
Foto tomada a las 18:10, ya completamente de noche.

Mientras estábamos comiendo de repente un hombre se nos acercó y nos preguntó si se podía sentar con nosotros. Al rato apareció su mujer y se sumó a la mesa también. Resulta que este hombre era un funcionario de gobierno de Manila, que había venido a pasar unos días a Cebú por una convención a la que tenía que asistir. Le conté que yo iba a estar en Manila en unos días, así que él me dijo que cuando estuviese allá que lo contactara así él me llevaba a conocer algunos lugares. Se ofreció a hacerlo completamente gratis lo cual me sorprendió, dado que normalmente nadie te regala nada. Le dije que le agradecía pero que algo le tenía que pagar.

A eso de las 18:30 nos fuimos del restorán y nos montamos en el taxi una última vez para ir al destino final del tour: mi hotel.

Foto que tomé desde el coche de mi chofer, de un jeepney que iba lleno.

A las 19:00 pasadas Sherlock me dejó en la puerta de mi hotel, donde me recibió el personal de seguridad y la recepcionista, que están ambos las 24 horas del día. Antes de despedirme le di los ₱2500 que habíamos acordado por sus servicios, y quedamos en volver a vernos el día siguiente para más aventuras por Cebú (la provincia, no la ciudad dado que las atracciones turísticas de la ciudad ya las había hecho prácticamente todas ese día).

Ame,
Kato