Yakarta – Día 2: Medan Merdeka, Masjid Istiqlal y Kota Tua

Kara Ema:

Miércoles 15 de noviembre.

Salí del hotel a las 10:00 pasadas y me fui caminando hasta Medan Merdeka.

La plaza Merdeka (en indonesio: Medan Merdeka; literalmente «plaza de la Independencia») es una gran plaza situada en el centro de Yakarta, Indonesia. Mide un kilómetro cuadrado de superficie, si se incluyen los campos de los alrededores dentro de la plaza Merdeka, por lo se le considera por algunas fuentes como la segunda plaza más grande del mundo. En su centro se encuentra el Monumento nacional, a menudo llamado Monas (Monumen Nasional). La plaza pavimentada rodea el monumento a menudo sede de eventos nacionales como desfiles militares y de carrozas, así como manifestaciones cívicas. La plaza es un destino popular para la gente de Yakarta por el deporte y la recreación, especialmente los fines de semana.

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Fuente en una de las intersecciones de las calles que rodean a la plaza (Air Mancur Thamrin)
Estatua de Mohammad Husni Thamrin, Héroe Nacional de Indonesia.
Plaza Merdeka con el Monumento Nacional en el medio

¿Ves esa gente a la derecha de la última foto? Eran grupos de escolares que estaban visitando la plaza y el monumento al igual que yo. Cuando pasé frente a ellos un par de los niños que estaban ahí me saludaron, así que me acerqué para saludarlos a ellos también. Lo que pasó después fue alucinante.

De repente tenía docenas de niños rodeándome, queriendo saludarme, chocarme las manos, preguntarme cosas y hacerse fotos conmigo. Algunos incluso me hicieron un gesto similar al pagmamano filipino, consistente en tomarme la mano y elevarla a la frente de ellos, en señal de respeto a los mayores.

Niños en una excursión escolar al Monumento Nacional

Era como si jamás hubiesen visto un extranjero, o al menos no uno tan receptivo que se interesara en ellos tanto como ellos en él. Y esto solo era el comienzo…

Por cierto, no hablaban mucho inglés. De hecho muchos de los yakartanos parecen no hablarlo muy bien, especialmente comparándolos con los balineses.

Cuando me despedí de los niños me seguí acercando al Monas y empecé a buscar la manera de entrar a él.

Monumento Nacional (Monas)

El Monas estaba rodeado por rejas y no parecía tener ninguna acceso para entrar, al menos no del lado donde estaba. Una chica que claramente estaba haciendo lo mismo que yo —intentando hallar la entrada— se me acercó y me preguntó si sabía dónde estaba. Le dije que yo también la estaba buscando, así que nos pusimos a buscarla juntos.

Mientras caminábamos nos pusimos a hablar. Me contó que era neerlandesa y se llamaba Lieke, entre muchas otras cosas sobre su vida que ya no recuerdo.

Finalmente entendimos por qué no estábamos encontrando la entrada: había que irse un poco más lejos de la circunferencia que estábamos haciendo, bajar unas escaleras y entrar por debajo de la tierra. Había que abonar un pequeño importe para entrar, el cual muy simpáticamente Lieke se ofreció a pagar por mí.

Decidimos no ir a la parte de arriba dado que había que esperar como tres horas, así que solo hicimos la parte inferior del monumento, la cual incluía una exhibición sobre la historia de la independencia del país.

En el interior del Monas nos seguimos cruzando con un montón de escolares amistosos.

Exhibición y escolares en el Monas
Escolares haciendo actividades en el Monas
Mezquita para hombres en el Monas (para esos momentos en que eres musulmán y te toca rezar mientras estás visitando el monumento nacional).

A eso de las 12:00 Lieke me dijo que se tenía que ir porque había quedado en juntarse con alguien para almorzar, así que me quedé solo con los grupos de alumnos y profesores. Antes de despedirnos intercambiamos contactos y quedamos en a lo mejor vernos de vuelta más tarde.

No tengo ninguna foto para mostrarte dado que la mayoría están en los teléfonos de otras personas, pero antes de irme yo también del monumento, me pasé como 15 minutos haciéndome fotos con los niños que estaban ahí, tanto grupal como individualmente. Ellos me pedían a mí, no yo a ellos. Algunos adultos también me pidieron. Fue muy bizarro y me hizo sentir que era famoso o algo así. Fue genial ver tantos niños sonrientes gracias a mí.

Monas desde afuera

A las 12:30 me fui a tomar un tuk-tuk para ir a mi siguiente parada programada del día: Masjid Istiqlal.

Un autorickshaw (en lenguaje coloquial también conocido como auto ricksha, auto tuk-tuk, tuctuc, mototaxi y una gran cantidad de variantes regionales) es un vehículo triciclo motorizado. Es una versión motorizada del tradicional rickshaw (pequeño carro de dos ruedas tirado por una persona) y del bicitaxi (vehículo de tres ruedas impulsado a pedal).

De uso extendido en distintas regiones de Asia, los tuk-tuk lentamente fueron popularizándose en todo el mundo. Se los usa frecuentemente como taxi y vehículo de reparto de mercancías, aunque en algunos lugares tiene una función casi exclusivamente turística.

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Siendo transportado en tuk-tuk

La verdad es que la mezquita Istiqlal quedaba supercerca de la plaza Merdeka, pero la persona del tuk-tuk me ofreció llevarme así que me pareció una buena oportunidad para probarlo sin pagar mucho dinero (dado que era cerca). Me cobraron 20 mil rupias (~US$1,3).

El trayecto duró no más de cinco minutos, tras lo cual llegué a Masjid Istiqlal.

La mezquita Istiqlal (en indonesio: Masjid Istiqlal, lit. «Mezquita de la Independencia») de Yakarta (Indonesia) es la mayor mezquita del Sudeste Asiático y la novena del mundo en cuanto a capacidad de fieles. Construida para conmemorar la independencia de Indonesia, esta mezquita nacional de Indonesia recibió el nombre de «Istiqlal», palabra árabe que significa «independencia». La mezquita se abrió al público el 22 de febrero de 1978. En Yakarta, la mezquita está situada junto a la plaza Merdeka y la catedral de Yakarta (católica) y también de la iglesia Immanuel (reformada).

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Me dijeron que no abriría hasta las 13:00 así que aproveché para almorzar algo en el patio de comidas en el exterior de la mezquita mientras hacía tiempo.

Patio de comidas de Masjid Istiqlal

La persona que me tomó el pedido no tenía muy buen nivel de inglés, lo cual dio lugar a algunos malentendidos. Pedí dos sate ayam pensando que iban a ser dos unidades, pero al final resultaron ser dos platos que incluían un montón de pinchos y encima venían con una porción de arroz cada uno.

Satay (escrito igualmente como saté) es un plato originario de Sumatra o Java, Indonesia, pero que es muy popular en otros países del Sudeste Asiático tales como Malasia, Singapur, Filipinas y Tailandia, así como en Países Bajos influenciado a través de las colonias neerlandesas. En Malasia el satay es muy popular durante las celebraciones y puede encontrarse a lo largo de todo el país. Una analogía cercana la podemos encontrar en el Japón, donde el yakitori es muy semejante. Adicionalmente se tiene el shish kebab similar al satay.

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Cuando me lo vino a traer a la mesa y vio que no había nadie más que yo, se dio cuenta del malentendido y me preguntó si quería envolver uno para llevarme y comer más tarde. Le dije que sí.

Los dos platos de sate ayam y las dos porciones de arroz (60000Rp; ~US$4)

A las 13:00 pasadas fui a la recepción de la mezquita para registrarme e indicar que quería visitarla. No sé si este será el caso en todas las mezquitas del mundo, pero al menos en la mayoría que he visitado hasta ahora (incluyendo esta), el procedimiento es muy similar:

  • Son gratuitas (no hay que pagar nada para entrar).
  • Si traes pantalones cortos te prestan un atuendo que puedes usar para taparte las piernas.
  • Los visitantes (no musulmanes) no pueden deambular libremente por el predio sino que deben ir siempre acompañados de un guía.
  • El guía te hace un tour por las partes más importantes de la mezquita, te cuenta cosas sobre ella y en general sobre el islam.

Mientras estaba esperando a mi guía noté que había varios otros extranjeros esperando también. Uno de ellos me contó que estaban todos juntos y que después iban a ir al centro histórico de la ciudad; que si quería podía sumarme. Le dije que sí.

Finalmente entramos a la mezquita.

Sala de oración de Masjid Istiqlal
A la izquierda de esta separación estaba el espacio donde rezaban las mujeres y a la derecha donde lo hacían los hombres
Un especie de tambor gigante que por lo que entendí lo usan para llamar al rezo
Patio de Masjid Istiqlal

A las 14:00 pasadas salimos de la mezquita y fuimos a Stasiun Juanda a tomarnos un tren hasta Stasiun Jakarta Kota. Media hora más tarde llegamos a Kota Tua.

Esperando el tren en Stasiun Juanda
Stasiun Jakarta Kota

Kota Tua Jakarta (en indonesio, «Ciudad Vieja de Yakarta»), conocido oficialmente como Kota Tua, es un barrio que comprende el centro original de Yakarta, Indonesia. […] Contiene estructuras de estilo holandés fechadas en su mayoría en el siglo XVII, cuando la ciudad portuaria servía de sede asiática de la VOC durante el apogeo del comercio de especias.

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A todo esto nunca te conté quiénes éramos en el grupo. Los extranjeros éramos una pareja de españoles, una chica neerlandesa, un estadounidense de Miami y yo. Éstabamos siendo guiados por un muchacho local llamado Guss, que fue el que más temprano me había ofrecido sumarme al grupo. Lo hacía de forma gratuita pero como tenía que invertir su tiempo, obviamente esperaba que cada participante le diese una propina al final del walking tour.

Es gracioso porque me puse a pensar que he entablado conversaciones con españoles y neerlandeses con muchísimo más frecuencia estando en Asia que estando en España y en Países Bajos. De hecho ahora que lo pienso en mis viajes por Europa casi que no hablaba con nadie nunca (a excepción de mis amigas francesas).

El primer lugar al que Guss nos llevó a ver fue a un río que fluía por ahí llamado Kali Krukut.

El agua del río Krukut es oscura debido a la basura que tiene en su interior y a la falta de mantenimiento

Del otro lado de la ribera me pareció escuchar a alguien gritando mi nombre. Y cuando miré vi que varias personas me estaban mirando y levantando las manos en modo de saludo.

¡No lo podía creer! Eran los mismos niños con quienes me había estado haciendo fotos en el Monumento Nacional. De casualidad nos volvimos a cruzar un par de horas más tarde e increíblemente todavía se acordaban de mi nombre (algunos me lo habían preguntado).

Niños saludándome desde el otro lado del río

De ahí fuimos a Taman Fatahillah, la plaza más importante de esta parte histórica de la ciudad.

Taman Fatahillah

Hay una cafetería famosa en esta plaza llamada Café Batavia, pero parece que es bastante cara, así que nosotros fuimos a otro café que también estaba por ahí llamado New Batavia Café, con precios mucho más accesibles.

Al parecer los demás no habían almorzado todavía, así que todos se pidieron platos grandes de comida. Por mi parte yo me pedí un simple tentempié: bitterballen y una bebida fría sabor a caramelo salado.

Mi tentempié en New Batavia Café

En un momento mientras estábamos comiendo salió el tema drogas, así que aproveché para preguntarle a la neerlandesa si las había probado alguna vez (dado a que Países Bajos es tan liberal y permisivo con esto). Me dijo que sí, que ha probado varias drogas durante su vida, incluyendo tanto las legales/blandas («soft drugs») como las ilegales/duras («hard drugs»), incluyendo cocaína y otro que mencionó pero yo no conocía.

Le pregunté cómo hace para conseguir drogas duras dado que son ilegales, y me dijo que simplemente las pide por WhatsApp a un dealer conocido. Le dije que me habría gustado probarlas a mí también cuando estuve allí, pero como no conocía a nadie no sabía a dónde ir así que solo pude probar las blandas.

A las 16:00 nos fuimos del café y nos despedimos de algunos del grupo. El resto nos fuimos a tomar el mismo tren de antes, solo que ahora en la dirección inversa.

Mientras íbamos en el tren, le pedí a Guss que me dijera dónde está el barrio rojo de Yakarta. Él me dijo dónde era, pero también me dijo algo más que me tomó por sorpresa: que yo era su tipo, y que si no llegaba a conseguir ninguna chica en el barrio rojo, o no me interesaban, en su lugar podía ir a su hotel. No le dije que sí pero tampoco le dije que no.

La conversación se tornó a cómo perciben a los LGBT en Yakarta. Me contó que lamentablemente hay mucho prejuicio e intolerancia todavía, así que hay que tener cuidado. En un momento yo estaba hablando sobre LGBT en voz alta y sin recatos, así que Guss me dijo que bajara la voz porque no quería que la gente me mirase mal. Le respondí que no me importaba una mierda cómo me mira la gente o lo que puedan llegar a pensar sobre mí.

Me despedí de Guss —no sin antes intercambiar números— y me bajé en Stasiun Gondangdia. Desde ahí me tomé una moto hasta Grand Indonesia, dado que había quedado en juntarme allí con Lieke a las 17:00. Le dije que conocía una cafetería agradable llamada Djournal Coffee.

Djournal Coffee, donde me encontré de vuelta con la neerlandesa.

Cuando me vio esperándola frente al café me sonrió y me saludó con un beso (en la mejilla), bien a la europea. (Los asiáticos tengo entendido que no son de saludarse de esta forma—al menos yo nunca lo vi.)

A partir de ahora mis recuerdos están medio borrosos dado que ya pasó una semana y media de esto y como estaba con ella quería vivir el momento en vez de estar tomando notas y fotos de todo lo que nos pedíamos y a todas las tiendas del centro comercial que visitábamos.

Creo recordar que nos pedimos un croissant de queso y un pain au chocolat para compartir entre los dos, además de un frappé cada uno. Insistí en invitarla, tras lo cual ella se quejó argumentando que el Monas que me había invitado ella más temprano había salido mucho más barato.

Hablamos un rato largo de las vidas y experiencias de cada uno mientras disfrutábamos lo que nos habíamos pedido. Le conté que el día anterior yo había estado allí sentado en exactamente el mismo sitio donde estábamos.

Más tarde nos pasamos a otro local que era más bien una panadería pero también tenía una parte de cafetería. Nos pedimos unas bebidas aquí, aunque no recuerdo cuáles. Esta vez fue ella la que insistió en pagar la cuenta.

Antes de empezar a tomar nuestras bebidas le dije de hacernos una selfi, luego ella me pidió que se la enviara por WhatsApp.

Lieke tenía un vuelo a las cuatro de la mañana, así que cuando se empezó a hacer un poco tarde me dijo que tendría que irse para preparar sus cosas e ir al aeropuerto.

Nos despedimos en la calle, antes de que ella se pidiese un Grab y yo me fuese a mi hotel que estaba a un par de cuadras. Le agradecí por la linda compañía que me dio durante la jornada y quedamos en mantenernos en contacto.

A las 21:00 pasadas llegué al hotel.

Ame,
Kato