Kara Ema:
Domingo 10 de diciembre.
A las 8:15 bajé a desayunar.
A las 9:30 hice el check-out, dejé mis maletas en la recepción y salí a recorrer la ciudad.
Primera jornada completa en Japón y ya pude conseguir más estatuas para mi colección:
Este museo era gratuito así que entré a echar un vistazo.
A las 10:30 me fui a Surugaya.
La sección de adultos estaba llena de todo menos adultos…
¿Te has dado cuenta de algo en las fotos de los DVDs? Fíjate en los precios—¡Carísimos! El de Rumi que estaba en exposición (segunda foto) era el más caro de todos: ¥18.700 (~US$130). Pienso que la razón por la cual estaban tan caros era que son ítems de colección y además ya no se producen nuevos.
Qué lindo estar de vuelta en Japón, y volver a encontrarme con las estatuas, los santuarios, los bebederos y baños en los parques, las tiendas otaku, las cuatro estaciones y sus características como momiji y sakura, las áreas de descanso, las máquinas expendedoras, las tiendas de conveniencia, los grupos de preescolares paseando por la calle con sus gorras amarillas, los niños volviendo solos del cole con sus randoseru, los carteles en la calle anunciando los próximos eventos locales, los festivales en los parques y mucho más.
Al mediodía volví al hotel a recuperar mis maletas y de ahí me fui a tomar un tren hasta Makuhari, a 8 kilómetros al noroeste de la ciudad de Chiba.
¿Recuerdas esa empresa que organizaba juntadas entre niños y extranjeros en los parques de Tokio? Pongámosle nombre: Kifove. La razón por la que había ido a Makuhari ese día a esa hora es que en un parque de esta zona tendría lugar un nuevo encuentro de Kifove.
A las 14:00 empezaron a llegar los niños.
A las 16:00 terminó y una de las niñas con las que había estado jugando —que sabía que yo era de Argentina— me saludó con un «gracias» en español que me llegó directo al corazón.
De ahí me tomé otro tren, esta vez hasta Saitama. Llegué a las 17:30. En la entrada de la estación ya me estaba esperando mi nueva familia de acogida para llevarme a su casa con el coche.
La familia estaba compuesta por:
- El marido Renjiro
- La esposa Sakura
- El hijo mayor Daichi (11)
- El hijo menor Takeshi (8)
Los padres son ambos profesores de educación física en distintos colegios, así que puedes estar segura de que aproveché para preguntarles un montón de cosas sobre el sistema educativo japonés y el día a día en una escuela japonesa.
A las 18:30 cenamos okonomiyaki.
Después de cenar me fui a bañar. Me resulta curioso lo diminutas que son las toallas que usan los japoneses para secarse después de bañarse. No usan toallas de cuerpo sino de mano; al menos esta familia y con la que estuve antes.
A las 20:30 cada uno se fue a su habitación a dormir. Sí: temprano. Es que los niños al día siguiente debían levantarse a las 6:30 para ir a la escuela. Bueno, y los padres también dado que eran profes.
Los niños compartían una misma habitación y cama. Los padres estaban en otra y yo en una tercera. En mi habitación me estaba esperando una maravillosa obra de arte que también me llegó al corazón:
Ame,
Kato
Momiji 🙌🏼