Visita al museo Yashio Hihokan

Kara Ema:

Martes 12 de diciembre.

Me levanté a las 9:00. Una vez más estaba yo solo en la casa, y una vez más me estaba esperando una nota manuscrita en una pizarra puesta sobre la mesa:

Nota que me dejaron los niños

おはよう、うえのすてぃいやす。4時にかえってくる。フルーツやパンタベタカッタラタベテネ。
[Buenos días. A las 16:00 vuelvo a casa (Daichi). Si quieres comer fruta o pan sírvete.]

Lo que decía la nota

También me habían dejado el periódico del día para leer—la versión de adultos y la de niños. Así que agarré la de niños y me puse a ver si podía entender algo.

Periódico diseñado especialmente para ser leído por niños de primaria

A las 10:00 tomé la bici de Sakura y me fui a dar un paseo largo. En total hice 20 kilómetros durante una hora y media, hasta que llegué a donde quería ir.

Saliendo a andar en bici

El lugar donde fui se llamaba 八潮秘宝館 (Yashio Hihokan). Se trataba de un museo bastante particular. El dueño, Yoshitaka Hyodo, había acumulado una colección de muñecas sexuales tan grande durante sus 50 años de vida que decidió convertir su propia casa en un museo de muñecas sexuales.

Entrada a Yashio Hihokan

La puerta de entrada estaba cerrada y no había timbre; solo un cartel que decía que lo tenía que llamar al dueño por teléfono para avisar que estaba en la puerta. Esto era un problema para mí dado que yo no tenía habilitado para hacer llamadas con mi móvil. Me quedé un rato allí hasta que me aburrí de esperar y terminé yendo a la tienda de al lado para pedirle a su dueño que llamara a Hyodo por mí.

No había nadie dentro de la casa-museo más que su dueño, yo y las muñecas. Apenas había espacio para pasar por entre todas las muñecas y demás cosas extravagantes que había en las dos plantas de la casa de Hyodo.

Colección de muñecas sexuales de Hyodo (I)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (II)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (III)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (IV)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (V)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (VI)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (VII)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (VIII)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (IX)
Colección de muñecas sexuales de Hyodo (X)

Mientras me paseaba por el museo, Hyodo me seguía por detrás. Yo aprovechaba que lo tenía cerca para hacerle algunas preguntas. Por ejemplo, le pregunté si venían muchos extranjeros a visitarlo y cuántas muñecas tenía en total. Me dijo que cada tanto venían y que no sabía exactamente cuántas tenía.

En un momento le señalé una de las muñecas más jóvenes que tenía y le pregunté: «¿Te dicen algo los extranjeros sobre esto?». Me comentó que hacía unos meses había venido una productora de televisión de Alemania a entrevistarlo, y al ver las muñecas con cuerpo de niña se habían enfadado. Añadió que esas muñecas existen por el amor que tienen los japoneses por las cosas tiernas, y que no tiene sentido intentar explicárselo a la gente de otras culturas dado que nunca lo entenderían y solo sembraría discordia.

Después le pregunté también si coleccionaba otras cosas aparte de muñecas. Me dijo que sí: DVDs, revistas y figuras. Cuando le pedí que me mostrara me hizo pasar a su dormitorio, el cual normalmente no forma parte de la visita al museo.

Dormitorio de Hyodo
Chicas desnudas decorando las paredes
Figuras y manga

Hyodo me hizo sentar en el piso de su dormitorio mientras él buscaba algunas revistas y DVDs para mostrarme.

Revistas de Hyodo (I)
Revistas de Hyodo (II)
実録淫行女子校生 (Relatos reales de colegialas cachondas)

Este DVD lo puso en su televisión y nos pusimos a verlo unos minutos.

Viendo el DVD de las colegialas cachondas

Al final de la visita, dado que él me había mostrado un montón de cosas decidí que yo también le mostraría algo a él. Le mostré unas páginas de 12歳の神話 (La legendaria edad de los doce), un clásico libro de la época en que esta clase de publicaciones todavía se producían y eran populares en Japón.

La colección pionera de fotografías de desnudos de niñas en Japón fue Nymphet: The Myth of a 12-Year-Old, fotografiada por Katsuo Kenmochi en 1969, con Tae Umehara, de 12 años, como modelo. […] Se trataba de un desnudo generoso en naturaleza, con un sentido del naturismo en primer plano y pocos elementos eróticos. […]

Wikipedia
Dos páginas de 12歳の神話

Hyodo vivió esa época, así que tenía mucho para contarme sobre ella. Me dijo que era común encontrar revistas y libros de fotografías con imágenes de niñas desnudas siendo vendidos en librerías e incluso en tiendas de conveniencia. Hoy en día debido a un cambio en la moralidad colectiva de los japoneses —influenciados sin duda por los americanos— estos libros ya casi no se ven en tiendas físicas, pero sí se siguen vendiendo por internet.

Es una lástima todo lo que ha estado cambiando Japón (y Asia en general) en las últimas décadas debido a influencias externas del Occidente, y especialmente de Estados Unidos que le encanta ser la policía moral del Universo, y forzar a otras culturas a adaptarse a la suya.

Hyodo lo pone bien en su blog:

Al principio, la desnudez era la norma en Japón. Los baños eran mixtos. Los trabajadores manuales, como los carteros, carpinteros y estibadores, iban vestidos apenas con un taparrabos. Era habitual que los niños jugaran desnudos o semidesnudos durante la estación cálida, y también era normal ver los pechos desnudos de las mujeres de los rangos inferiores.

En la era Meiji (1868-1912), se prohibió la desnudez para permitir que la cultura occidental arraigara en poco tiempo. Para mi sorpresa, la primera ley penal del país fue una ley contra la desnudez. Es para partirse de risa. La desnudez se prohibió antes que el asesinato, el robo, la violación y el hurto.

Por ello, los funcionarios de nuestro gobierno tomaron medidas enérgicas contra la desnudez. Hasta el final del periodo Showa, ni siquiera estaba permitido ver el vello púbico, por no hablar de los genitales.

El resultado fue la proliferación de fotografías de niñas y jóvenes desnudas, afeitadas y sin pelo. Fue una reacción a la excesiva regulación policial de ciertos ámbitos de expresión.

Estoy seguro de que a mucha gente le arruinaron la vida las fotos de niñas y chicas de aquella época. Cosas que ahora son impensables eran habituales.

Blog de Hyodo

También hizo una entrada en su blog sobre mi visita a su museo:

El martes llovía y pensaba que no vendría nadie, pero un joven argentino se acercó a mi museo.

Miró a mi hija pequeña y me preguntó si alguien se había quejado alguna vez de ella, a lo que yo respondí: «Todos los que vienen a nuestra casa están encantados de verla». Cuando le contesté: «Ah, el otro día vino una cadena alemana y la vieja corresponsal se fue furiosa a casa», me dijo: «Lo sabía», y entramos en una discusión sobre la pornografía infantil en el mundo en general.

Desde su punto de vista, las persecuciones de la pornografía infantil en el mundo occidental parecen insólitas. Nunca soñé que compartiría con un argentino mi preocupación por la realidad de la destrucción despiadada de las culturas no cristianas por la reacción violenta de la pornografía infantil blanca de hace medio siglo y el puritanismo extremo.

Parecía que le gustaban mucho las chicas japonesas. Decía que le gustaba cómo gemían las japonesas. Es verdad que cuando ves vídeos porno de blancos, los de allí rugen como vacas, y te hace sentir mal.

Me pidió que le enseñara algo, así que vimos juntos un vídeo porno de los 90, y antes de que se fuera le obsequié una revista porno que compré en Mad City. Es la primera vez que viene a visitarme un argentino, pero no esperaba que saliera así.

Las chicas de este vídeo tienen ahora unos 45 años y están en la menopausia. Eso me hace sentir que he vivido mucho tiempo.

Blog de Hyodo

A las 14:00 tomé la bici que había dejado aparcada afuera del museo y me fui para lo de Akane a visitarla. Me quedé charlando con ella un par de horas y de ahí me fui para casa.

Volví por este simpático sendero para bicis

Llegué a casa a las 18:30, justo para la cena.

Takeshi hace shodō (caligrafía japonesa) de naraigoto, así que después de comer me mostró algo de lo que había hecho.

El impecable shodō de Takeshi

Otra cosa increíble que hace Takeshi casi todas las noches es dibujar un manga. Me quedo atónito observándolo cada vez que lo veo haciendo eso. Admiro muchísimo su motivación por querer inventar historias y bajarlas a papel, a tal punto que la madre a veces lo tiene que retar porque no quiere soltar el lapiz para ir a comer. Lo mismo con los libros: tanto Takeshi como Daichi (toda la familia en verdad) son grandes amantes de la lectura. Cada uno tiene su sección de la biblioteca repleta de sus mangas y novelas favoritos. Y los niños no leen porque el colegio se los pida, sino por el placer de hacerlo.

Takeshi dibujando un manga
Manga de Takeshi

Al rato nos fuimos todos a dormir.

Ame,
Kato