Campamento de invierno de Komi en Iiyama, Nagano

Kara Ema:

El año pasado fui a un campamento de verano organizado por Komi, en el cual participaron más de 300 personas en total. La semana pasada fui a un nuevo campamento de Komi, en la misma región que la vez pasada (Iiyama), solo que esta vez estaba llena de nieve dado que acababa de terminar el invierno.

Al igual que la vez pasada el campamento duró cuatro días. Éramos alrededor de quinientas personas, de las cuales la gran mayoría eran niños de escuela primaria. En el albergue en el que dormimos Daichi, Takeshi y yo éramos unas treinta personas (4 adultos legales, 3 estudiantes de secundaria, 2 estudiantes de escuela media, 2 niños de jardín, y el resto niños de primaria).

Los cuatros días y tres noches —incluyendo comidas, alojamiento y transporte en la región, pero no el Shinkansen que me tomé desde Saitama— me costaron ¥48800 (~US$320).


Día 1 – Martes

Un rato antes de salir de casa escuché a Renjiro decir a Takeshi desde el piso de abajo hacia el piso de arriba, «¿Ya tienes todo listo? ¿Qué estás haciendo? Seguro estás leyendo un libro». No pude evitar sonreír cuando escuché eso. En mi casa en Argentina sería más bien «seguro estás jugando a la Play», o «seguro estás con el teléfono en TikTok», pero aquí en Japón es «seguro estás leyendo un libro».

A las 9:45 Sakura nos llevó a los tres —sus dos hijos y a mí— hasta la estación de tren. Allí nos encontramos con una mamá amiga y sus tres niñas.

Después de despedir a las dos madres y hacernos unas fotos todos juntos, a eso de las 11:00 los cinco niños y yo nos nos subimos al Shinkansen.

En el trayecto de ida a Iiyama comimos golosinas, charlamos y jugamos a las cartas.

Jugando al Uno con los cinco niños en el Shinkansen

A las 12:30 llegamos a la estación de Iiyama, desde donde nos vino a buscar un autobus que había contratado Komi para llevarnos a Topia Hall, un gran edificio con un salón enorme donde todos los quinientos participantes del campamento nos íbamos a reunir.

Entrando al autobús

Apenas salieron del autobús los niños fueron a tocar la nieve que había sido acumulada en el costado del edificio de Topia Hall.

Los niños contentos por estar nuevamente en contacto con nieve

En el salón de Topia Hall bailamos entre todos y nos presentamos entre los integrantes de nuestros respectivos grupos de alojamiento. El albergue que me tocó a mí esta vez se llamaba Alpen Plaza.

Topia Hall

En un momento pasé por al lado de una niña que me saludó con un «hola» en español. Se trataba de Amy, una hāfu de Kioto, hija de un argentino y una japonesa. No parecía hablar mucho español. Le pedí hacerme una selfi con ella.

A las 16:00 llegamos al albergue. Tenía cuatro pisos; las habitaciones estaban en el piso 4 y eran todas del mismo tamaño (de tres personas) y estilo japonés.

Mi habitación, la cual me tocó compartir con dos niños de primaria.

Nos pusimos a jugar un rato a las cartas en la habitación (a un juego llamado 豚の尻尾 [Buta no shippo; La cola del cerdo]).

Jugando al Buta no shippo

Después fuimos al segundo piso, donde había un salón compartido entre todos con dos sofás y dos mesas, y allí nos pusimos a escribir en un papel grande la distribución de los cuartos para que estuviese colgado y todo el mundo pudiese saberlo y consultarlo. También lo decoramos con distintos personajes y banderas.

Armando el afiche con la distribución de los cuartos

A las 18:30 cenamos.

Cena de la primera jornada

A las 19:00 nos dimos el baño. Como es tradición en el Japón moderno, hay dos cuartos de baño separados: uno para las mujeres y otro para los hombres. Los hombres y las mujeres suelen bañarse en grupo, entrando desnudos a la bañera después de ducharse y enjabonarse.

A las 21:00 jugamos al Jenga, entre otros juegos que estaban a disposición en el albergue y que habíamos traído de nuestras casas.

Jugando al Jenga

Una hora más tarde fuimos a la habitación y les enseñé a los chicos a jugar al cuarto oscuro, como había hecho en el campamento de verano. Les gustó bastante y estuvimos jugando un rato antes de dormir.

Uno de los niños me mostró que tenía un キッズ携帯 (kids keitai; teléfono móvil para niños). Lo que me pareció particularmente interesante de este teléfono que yo no sabía, es que si tirás del hilo que tiene adherido en la parte de atrás, llama automáticamente a la policía.

Teléfono para niños con hilo para llamar rápido a la policía

A eso de las 23:00 me fui a dormir, mientras algunos de los niños se quedaron despiertos un rato más mirando la tele y jugando entre ellos.


Día 2 – Miércoles

El miércoles desayunamos a las 7:30.

Los chicos ayudando a servir los vasos
El desayuno del miércoles

A las 8:30 salimos al 雪原 (setsugen; campo de nieve), para jugar con la nieve y hacer helado.

Jugando en la nieve
Comiendo el helado que hicimos
Los chicos haciendo un 落とし穴 (otoshiana; pozo trampa) en la nieve.

A las 12:00 volvimos al albergue y almorzamos.

Una vez más los niños ayudaban a servir las cosas
Almuerzo del miércoles

A la tarde algunos volvimos a ir a la nieve mientras que otros se quedaron en el albergue. Yo me sumé al grupo que fue a la nieve.

Ladera de nieve que los niños aprovecharon para tirarse con un sori (trineo).

A las 17:00 les hice probar el mate a todos los kōkōsei (estudiantes de secundaria) y adultos del albergue.

Yuki tomando mate

A las 18:00 cenamos.

Cena del miércoles

Después de la cena y del baño fuimos al playroom a jugar un rato entre todos, a juegos como el 鬼ごっこ (onigokko; mancha) y el だるまさんがころんだ (Daruma san ga koronda; escondite inglés).

Jugando en el playroom

A las 22:00 subimos a las habitaciones. Jugamos un rato a las cartas y al cuarto oscuro. Luego los niños se quedaron viendo la tele y yo me fui a dormir.

Niños viendo la tele en la habitación

Día 3 – Jueves

La jornada anterior cuando fuimos a la tarde a jugar en la nieve nos habíamos dejado olvidada una pala, así que me pidieron participar de la expedición matutina para ir a recuperarla. Éramos tres adultos y una niña. A las 7:00 nos juntamos en el salón y media hora después ya estábamos de regreso con la pala recuperada. Misión cumplida.

La pala y la niña
Llegamos justo a tiempo para desayunar con todos los demás

A las 8:30 nos preparamos para ir al setsugen una vez más a jugar en la nieve.

En el 乾燥室 (kansōshitsu; cuarto de secado) poniéndonos las botas para salir a la nieve.
Llegando al setsugen (campo de nieve)

Con la ayuda de varios chicos y dos palas, intentamos construir un kamakura pero solo llegamos a hacer este pozo:

Intento de kamakura

Kamakura (かまくら o カマクラ) es un tipo de cúpula de nieve o quinzhee tradicional de las regiones nevadas de Japón. Kamakura también puede referirse a las diversas celebraciones ceremoniales de invierno en las que participan esas cúpulas de nieve, o a la deidad sintoísta Kamakura Daimyojin (鎌倉大明神), a la que se venera durante algunas de esas celebraciones. Durante algunos festivales kamakura, se montan altares dentro de cúpulas de nieve y se realizan ritos sintoístas.

Wikipedia

Uno de los niños dijo —y tenía razón— que la mejor forma de hacer un kamakura es empezando con un montaña de nieve y luego escarbando el interior. Nosotros empezamos haciendo un pozo y luego intentamos hacer las paredes alrededor, pero era bastante difícil lograrlo de la forma en que lo estábamos haciendo.

Pequeño kamakura de Totoro que hizo otro grupo
La bandera de nuestro grupo (B-3 Alpen Plaza)

A las 11:30 estábamos de vuelta en el alojamiento para almorzar.

Almuerzo del jueves
Platos para los que querían repetir (yo me comí seis)

A las 12:30 jugamos al 泥警 (dorokei; poliladron) con varios de los niños. Los sofás del salón eran las cárceles. El interior de las habitaciones no valía pero sí los pisos de arriba, a los cuales se podía acceder por las escaleras o por el ascensor.

Sillones que funcionaron como cárceles durante el dorokei

A las 13:30 volvimos a ir a la nieve.

Una loli de nuestro grupo sosteniendo la bandera

Al igual que en el campamento pasado hicimos el 火おこし (hiokoshi), pero esta vez fue diferente. En lugar de hacer uno para todos hicimos uno por grupo:

Cada uno de los grupos intentando encender el fuego de la manera tradicional japonesa (hiokoshi)

Cada uno de los grupos tenía un 松明 (taimatsu; antorcha), el cual usaron para encender una soga. El fuego de cada soga luego terminó encendiendo el fogón.

Representantes de cada grupo con la antorcha en la mano
Todos mirando atentamente cómo subía el fuego por las sogas
Fogón encendido

Alrededor del fogón las quinientas personas que éramos bailamos varias canciones, incluyendo una tradicional mexicana llamada A mí me gusta el vino.

En un momento algunas personas se subieron al «escenario» y cantaron la tradicional canción japonesa 故郷 (furusato; pueblo natal) en distintos idiomas. En el siguiente video se los ve cantando primero a una familia que venía de Suiza y luego a una niña de mi alojamiento:

Bailando A mí me gusta el vino y cantando Furusato
YouTube player
Homero bailando y cantando A mí me gusta el vino

Por cierto, esa familia suiza según lo que contaron se encontraba recorriendo el mundo en bicicleta, lo cual me genera un millón de preguntas como por ejemplo de qué trabajarán los padres y cómo se educarán las niñas si no van a la escuela. Lamentablemente no tuve oportunidad de hablar con ellos para preguntarles estas cosas.

A las 16:30 volvimos al albergue y a las 18:00 cenamos.

Cena del jueves

Esta cena fue especialmente remarcable por el siguiente motivo. En la mesa donde estaba comiendo yo tenía cerca las siguientes personas:

  • Un chico de secundaria (17 años)
  • Una chica de secundaria (15 años)
  • Una niña de jardín (4 años)

Los dos chicos de secundaria y yo nos pasamos la cena entera hipnotizados (ad)mirando cómo comía la niña. Era tan kawaii que no le podíamos quitar los ojos de encima. Tampoco pudimos evitar hacerle miles de fotos secretas con nuestros teléfonos.

Niña kawaii (I)
Niña kawaii (II)
Niña kawaii (III)
Los dos chicos de secundaria haciéndole fotos a la niña kawaii

Después de cenar estuvimos en el salón un rato charlando, jugando y dejando nuestras firmas en la bandera.

Algunas de las chicas firmando la bandera
En ese papel teníamos que escribir nuestras impresiones de lo que nos había parecido el campamento

A las 21:00 fuimos al playroom a hacer la お菓子パーティー (okashi party; fiesta de golosinas), en la cual todos los que tuviesen golosinas para compartir tenían que llevarlas. Yo aporté golosinas que había comprado en Argentina, incluyendo Palitos de la Selva y YAPAs.

Después de comer las golosinas nos quedamos un rato más jugando a juegos como el Reversi y el Speed.

Jugando en el playroom la última noche

En un momento dos niñas de primaria me hicieron jugar con ellas a un juego de cartas especiales muy divertido llamado ナンジャモンジャ (Nanjamonja). No tengo fotos porque los chicos estaban usando mi teléfono para jugar a los juegos que yo tenía instalados, así que intentaré explicarte en qué consistía.

Cada carta tenía distintos personajes extravagantes. Por turnos, cada jugagor daba vuelta una carta del mazo. Si se trataba de un nuevo personaje tenía que inventarle un nombre; si se trataba de uno que ya había aparecido antes todos debían intentar recordar su nombre. El primero en decirlo se llevaba todas las cartas que habían dado vuelta. El que se quedaba con más cartas al final era el ganador. Obviamente yo perdí todas las veces, pero las niñas me hicieron reír tanto con los nombres bizarros que les ponían a los personajes y su capacidad para recordarlos que no me importó perder.

A las 23:00 subimos a las habitaciones. Yo tenía sueño así que me dormí a eso de las 24:00, pero algunos chicos aprovechando que era la última noche se quedaron jugando hasta las 26:00.


Día 4 – Viernes

A las 7:00 desayunamos.

Último desayuno

Mientras algunos preparaban sus bolsos, otros veían la tele.

Niños viendo la tele

A las 9:00 nos juntamos todos de vuelta en Topia Hall, para hacer el cierre del campamento.

Cierre del campamento

Durante el evento de cierre me hice amigo de una niña de Osaka que se creía que yo era estadounidense. Intercambiamos meishi (tarjetas personales) y yo le di algunas golosinas argentinas para que se lleve a su casa y las pruebe. También nos hicimos una selfi y nos dimos un abrazo antes de despedirnos.

A las 11:00 nos subimos a un autobús que nos dejó en la estación de Iiyama. Cuando llegamos a la estación almorzamos el obento que nos habían entregado a cada uno en Topia Hall, y luego los niños se fueron a comprar omiyage.

Una de las niñas viendo qué omiyage comprar para llevar a su familia

A las 12:00 fuimos a tomarnos el Shinkansen de regreso a Saitama.

Las niñas pasando la puerta de billetes
Esperando para entrar al Shinkansen

A las 13:30 llegamos a la estación de Ōmiya, donde nos bajamos del Shinkansen y nos pasamos un tren local para ir a la estación de Urawa, que era donde nos pasarían a buscar.

Estación de Ōmiya

Como puedes ver en la última foto yo iba siempre último. Esto era a propósito para poder verlos a todos y además para dejarlos a ellos que lideraran y descubrieran solos el camino correcto a seguir.

A las 14:00 llegamos a la estación de Urawa, donde nos estaba esperando Sakura para llevarnos a casa con el coche.

Como el coche tenía cinco cinturones de seguridad, legalmente solo podían ir cinco personas. Nosotros éramos siete, así que dos de los niños se sentaron en el piso para evitar ser vistos por agentes de tráfico.

A las 14:30 llegamos a casa. Sakura me dejó ir primero a mí al baño (a bañarme), mientras los niños esperaban su turno en el salón.

Cuando salí del baño esperaba encontrarme a los cinco niños jugando entre ellos. En su lugar me encontré con esto:

Los cinco niños leyendo libros (manga) atenta y silenciosamente.

No podía creer que estaban todos leyendo cuando podrían haber aprovechado ese tiempo que estaban juntos para jugar entre ellos. Y la velocidad con la que terminaban un libro, lo guardaban en la estantería y sacaban el siguiente también me resultó increíble.

Una de las niñas leyendo un manga (Hajime no ippo)

Sakura les había prohibido a sus dos hijos leer libros durante los cuatro días de campamento, por eso seguramente estarían tan sedientos de lectura. En un momento les prohibió a todos seguir leyendo y les dijo que jugaran un rato entre ellos; que aprovecharan antes de que viniese la madre de las niñas a recogerlas.

Los niños jugando al Uno

Esto no tiene nada que ver con el campamento, pero mientras los niños jugaban Sakura me mostró el 通知票 (tsuuchihyō; boletín de notas) del tercer período de Takeshi. Al parecer le había ido bastante bien, al igual que a su hermano mayor:

Boletín de notas de Takeshi

En ese momento también empecé a recibir por Line varios mensajes de algunos de los niños con quienes había intercambiado tarjetas personales durante el campamento. Dado que se trataba de niños de primaria que aún no tenían teléfono propio, se comunicaban conmigo a través del teléfono de sus madres.

Todas las tarjetas personales (meishi) que recibí

Ame,
Kato