Kara Ema:
El jueves pasado cuando fui al grupo Komi de Yume en Sakai, había dos personas extranjeras aparte de mí: Gina, una chica italiana y Manuel, un chico argentinoitaliano.
Ellos me contaron que iban a participar de otro grupo Komi en Osaka el lunes, y me dijeron que yo también estaba invitado si me interesaba.
El lunes a las 18:30 llegué al lugar donde se celebraría la reunión de Komi. Este sería para mí el quinto grupo distinto de Komi del que participaría.
Lo que yo no sabía antes de ir era qué distinto que iba a ser a todos los otros grupos.
Es que los participantes en lugar de ser familias incluyendo niños pequeños y a veces hasta bebés, en este caso se trataba exclusivamente de gente joven, pero no niños sino adolescentes y universitarios.
Era un grupo Komi dedicado específicamente a estudiantes, ya sea de escuela media, secundaria o universidad. Me sentía extraño rodeado de tanta gente joven.
Había alrededor de treinta personas, muchas de las cuales aún tenía el uniforme escolar puesto dado que habían venido directamente desde el colegio.
Durante la reunión hicimos todo lo que se suele hacer en una reunión de Komi: presentación, bailes, charlas y juegos.
Cuando terminó el evento, Manuel y Gina me dijeron que irían a cenar a un local de udon y me preguntaron si quería ir yo también, lo cual acepté.
Así fue como acabé tomando una pinta de cerveza con dos adolescentes a las diez de la noche. Ellos querían tomar cerveza y yo me ofrecí a invitarles.
Es que a veces hay ciertas leyes estúpidas que están hechas para ser rotas, como la prohibición de los menores de 20 años de tomar alcohol en Japón, o la de menores de 18 de estar en la calle después de las diez de la noche.
Recuerdo cuando era adolescente en Argentina que a veces llegaba a casa a horas de la madrugada, y no pasaba nada. Si en Argentina no pasa nada ¿por qué habría de pasar algo en Japón, que es un país varias veces más seguro?
Y con respecto al alcohol, no creo que exista un solo adolescente que llegue a la adultez sin haber probado la cerveza, más allá de lo que diga la ley. De hecho tanto para Manuel como para Gina no era la primera vez que tomaban.
Justamente uno de los temas de conversación durante la cena fue el de cuándo uno empieza a tomar, fumar, etc. Gina nos contaba que en la ciudad al norte de Italia donde vive ella, es común que los adolescentes tomen desde los doce años, y algunos también fuman. También nos contó una anécdota de cuando tenía quince y entró a bar donde la mayoría eran adultos.
Algo gracioso de nuestra conversación es que Gina casi siempre hablaba en italiano y yo en español, y sin embargo nos entendíamos bastante bien. Las pocas veces que no llegamos a entendernos lo tuvimos a Manuel para hacer de intérprete.
A eso de las 23:00 nos fuimos a tomar el tren y nos despedimos.
Ame,
Kato
Que grande el interprete Manuel!