Kara Ema:
El lunes a las 9:20 desayuné xôi con Hùng y a los veinte minutos nos fuimos para el jardín de su primo, donde estaré trabajando como profesor voluntario durante todo el mes.
Hoy como era el primer día solamente estuve una media hora, de la cual la mitad del tiempo consistió en un tour por las instalaciones, y la otra en entrar a la clase de los más grandes (4 y 5 años).
La clase estaba formada por alrededor de 25 niños sentados en tres hileras de sillas, dispuestas de manera tal de formar un cuadrado abierto de un lado, lado en el cual estábamos parados la maestra vietnamita y el profesor extranjero (o sea yo).
Lo primero que hicimos fue cantar una canción en inglés que la maestra había buscado en YouTube.
Después de la canción la maestra me dio cuatro cartas con distintos dibujos de prendas de vestir en el anverso (camiseta, pantalón, falda, vestido) y un texto en inglés correspondiente a cada cosa en el reverso (T-shirt, trousers, skirt, dress). Básicamente me dijo «por favor enséñales a los niños utilizando esto durante 15 minutos», y me cedió la clase a mí.
Tuve que hacer funcionar mis neuronas a toda marcha para lograr la suficiente creatividad como para rellenar los 15 minutos solo con cuatro tarjetas de prendas de vestir. Por ejemplo, algo que se me ocurrió en un momento fue decirles a los niños que se pararan de las sillas y levantaran la mano los que eran «team trousers» y «team dress» (es decir los que preferían pantalones vs. los que preferían vestido). Otras cosas que hice fue preguntarles por los colores de las prendas y si podían identificar a alguien que estuviese llevando puesto un vestido o una falda.
A las 9:00 pasadas estábamos de vuelta en el Mercedes, yendo a —¡adivina!— …… una cafetería. Y sí, era una nueva. A este paso creo que para fin de mes no va a quedar ninguna cafetería en Vinh que no conozca. No me quejo igual; me encanta el café, y mucho más si me lo dan gratis.
A la media hora le dije a Hùng que quería ir a dar una vuelta caminando solo por el barrio y luego volverme al hotel, así que eso hice.
Básicamente el único sitio turístico importante que tiene la ciudad de Vinh es la plaza Ho Chi Minh, la cual quedaba a un kilómetro y medio de mi hotel y más o menos la misma distancia de la cafetería, así que mi plan era visitarla antes de regresar al hotel.
Mientras caminaba la gente con la que me cruzaba me sonreía y me saludaba. Un niño quiso hacerse una foto conmigo.
Cuando llegué a una avenida que no parecía tener senda peatonal ni semáforos, me acerqué a un hombre para pedirle que me ayudara a cruzar la calle. En realidad yo ya sabía perfectamente lo que tenía que hacer, pero era la primera vez que lo hacía así que me daba un poco de cosa hacerlo solo. Además quería ponerlo a prueba al hombre para ver si me entendía y estaba dispuesto a ayudarme.
El hombre no sabía inglés, pero me entendió cuando yo le señalé el lado opuesto de la calle. Me hizo señas de que lo siguiera y empezó a caminar hacia el tránsito. La clave para no morir está en ser predecible con todos los movimientos, yendo a velocidad baja y constante, sin retroceder ni largarse a correr. Yo intenté copiar la velocidad a la que iba el hombre, caminando siempre al lado de él.
A las 10:00 llegué a la plaza Ho Chi Minh, donde destacaba sobre todo la gran estatua del «tío Ho».
Hồ Chí Minh […] fue un revolucionario y político anticolonial vietnamita. Fue líder independentista y miembro fundador tanto del Partido Comunista Francés como del Partido Comunista de Vietnam, primer ministro de la República Democrática de Vietnam entre los años 1945-1955 y presidente desde 1951 hasta su muerte.
[…]
Durante la guerra de Vietnam, Ho Chi Minh fue una figura clave en las filas de liderazgo de la República Democrática de Vietnam y el Frente Nacional para la Liberación de Vietnam del Sur. En 1975, ganó la guerra la República Democrática de Vietnam, las dos regiones de Vietnam se unieron, dando lugar al nacimiento de la República Socialista de Vietnam. Saigón pasó a llamarse Ciudad Ho Chi Minh en honor a él y a este evento.
Wikipedia
Parece que los vietnamitas lo quieren mucho a este hombre como para dedicarle estatuas gigantes y ciudades. Yo igual creo que me quedo con las estatuas de niños y animales que tiene Japón, antes que con las de hombres ilustres que tiene el Sudeste Asiático.
A las 10:30 llegué al hotel y me tomé una cerveza rusa marca Балтика (Baltika) que me había regalado Hùng.
Al mediodía Hùng pasó por mi hotel para traerme el almuerzo.
A las 18:00 mi anfitrión me llamó por teléfono y me dijo que cogiera la bici y fuera a encontrarme con él y Minh en la plaza Ho Chi Minh, la misma donde había yo al mediodía.
Esta vez estaba lleno de gente, lo cual contrastaba bastante con cuando yo había ido antes que no había nadie.
A las 19:00 nos fuimos para la casa a cenar.
En el trayecto Minh se puso bastante inquieto y caprichoso. Esto terminó desencadenando en ciertos eventos que me hicieron sentir algo incómodo tener que presenciarlos.
Cuando llegamos a la puerta del apartamento de ellos, yo entré y Minh se quedó en el pasillo con el padre. El niño lloraba y el padre le pegaba, lo cual solo hacía que el niño llorase aún más fuerte.
Al parecer es común en Vietnam que a los niños los crien y disciplinen con algo de violencia. Cuando no se comportan como quieren les pegan un par de veces con la palma de la mano lo suficientemente fuerte como para dejar una impresión pero no tanto como para provocarles heridas.
Minh me miraba a mí con cara de «¿en serio te vas a quedar ahí sin hacer nada mientras mi papá me pega?», pero yo lamentablemente no podía intervenir, dado que no solo no habría logrado nada para ayudar a Minh, sino que además habría generado fricción entre Hùng y yo que me habría perjudicado.
Personalmente creo que pegarle a un niño no es forma correcta de criarlo, más allá de cuán caprichoso esté siendo. La prueba está en lo que he estado aprendiendo durante mis viajes sobre cómo distintas sociedades crian a sus niños y los resultados que cada una obtiene.
Por ejemplo, comparemos a Kenta con Minh. Ambos son varones y tienen exactamente dos años y medio. Uno está siendo criado en Japón y el otro en Vietnam. Nunca vi a ninguno de los padres de Kenta ejercer violencia contra su hijo, y nunca vi a Kenta ser agresivo con nadie tampoco. Mientras tanto a Minh lo he visto morder a los padres, arañar e incluso pegar con puños y dar cachetadas. También me lo ha hecho a mí un par de veces. Si crias a tu hijo con violencia no te sorprendas si te termina saliendo violento y hostil, o incluso si te resiente y te desprecia.
Hùng sintió necesidad de excusar su comportamiento, argumentando que la mayor parte del tiempo Minh es tierno, pero hay veces en que deja de ser tierno para volverse terco, y es en esos momentos cuando tiene que pegarle porque ninguna otra cosa funciona para imponer disciplina y que obedezca.
En un punto de la disputa entre padre e hijo sucedió algo curioso. Tan pronto como Hùng cerró la puerta principal del apartamento, Minh fue corriendo a abrirla de vuelta. Una vez más cerraron la puerta. Cuando el niño empezó a correr para abrirla el padre levantó una percha, amenazando con pegarle con eso si se acercaba a la puerta.
Yo no entendía nada hasta que Hùng me explicó que lo que estaba pasando era que Minh quería mantener la puerta abierta para que los vecinos pudieran escuchar y ver que su papá le estaba pegando, para que dijeran «ay pobrecito» y se pusieran del lado de él. Esto mismo buscaba Minh cada vez que me lanzaba una mirada a mí o a la madre, que estaba en el dormitorio con el bebé. Intentaba conseguir aliados para ir contra su padre.
Era evidente que este mismo episodio ya había ocurrido varias veces antes. Ahora entendía por qué a Minh le gustaba tanto pegar y morder.
No los juzgo igual a los padres de Minh porque parecen ser buenas personas y está claro que ellos creen que están haciendo lo mejor para su hijo. Seguramente lo hacen porque así es como fueron ellos mismos criados; no conocieron otra forma de crianza entonces simplemente aplican la que conocen.
A las 21:00 me fui del apartamento. Vi a tres niños pequeños jugando en el pasillo del ascensor, haciendo bastante ruido. Cuando baje al primer piso cogí la bici y empecé a pedalear en dirección del hotel. Mientras pedaleaba pensaba en que las bicis aquí no suelen tener luz para iluminar a la noche, y los ciclistas no suelen llevar casco. Mientras tanto en Japón te pueden llegar a poner una multa por andar en bici sin luz o sin casco.
Ame,
Kato
Larga vida al Tío Ho. Pocas fotos
Es un tema la crianza!