Perros, gatos, plantas, tortugas y cocodrilos

Kara Ema:

El miércoles bajé a desayunar a las 7:30.

Me encanta porque a los niños les encanta sentirse útiles, sobre todo con gente que les agradan. Así es como varias veces me ha pasado en el desayuno o en el almuerzo que uno de los niños me trae mi comida, y luego a los pocos segundos aparece otro con una bandeja y se va decepcionado cuando ve que ya había llegado uno antes que él. También están los que me traen un vaso con agua, y los que me dan los palillos y la cuchara.

Igual para mí lo mejor de todo no es cuando me traen la comida sino cuando me saludan sonrientes desde sus lugares, cuando se acercan para decirme algo que no entiendo, y cuando me piden que me siente al lado de ellos o vienen ellos a sentarse cerca de mí.

A las 10:15 fui al aula de siempre en el segundo piso. Los niños estaban teniendo una clase en vietnamita en la que tenían que dibujar un perro o un gato y escribir cosas relacionadas.

Clase de la mañana del miércoles

En un momento un niño vino hacia mí con su cuaderno y un lápiz, y me pidió que le dibujara un gato. Busqué en mi teléfono imágenes sencillas de gatos para copiar y le pedí que escogiera una. Cuando terminé de repente me vi rodeado de niños con cuadernos y lápices en mano, todos queriendo que les dibujara gatos y perros. Así fue como terminé dibujando unos cinco o seis animales en distintos cuadernos.

Perro dibujado por mí y pintado por el niño
Gato dibujado y pintado por Mai

A las 11:00 Mai me tomó de la mano y me llevó al comedor para almorzar.

Almuerzo del miércoles

Los niños a medida que van terminando de comer, dejan su bandeja vacía en la cocina, se lavan las manos, me saludan (algunos), y se dirigen individualmente hacia el aula donde duermen la siesta.

Yo suelo ser uno de los últimos en terminar por dos razones: (1) soy lento para comer, y (2) los niños me interrumpen constantemente con sus saludos, sonrisas y ocurrencias. Anh es igual de lenta que yo, así que por lo general nos acompañamos mutuamente y terminamos al mismo tiempo mientras nos quedamos charlando.

Hoy cuando terminamos de comer las acompañé a Anh y su hermanita hasta el aula donde duermen la siesta las niñas. Varias de ellas salieron a saludarme cuando me vieron asomarme desde la puerta.

Niñas preparándose para dormir la siesta

A las 12:00 me despedí de ellas y me volví a mi habitación. Allí me preparé un café y comí por primera vez la fruta lichi, que me había regalado Bảo.

Comiendo por primera vez lichi

Esta fruta la había probado por primera vez en forma de helado en Francia, y luego en forma de bebida saborizada en Japón, pero nunca había comido la fruta en sí. Tiene un gusto muy particular y dulce. Creo que ha pasado a ser mi fruta favorita. Qué pena que solo se consiga en algunos países de Asia.

A las 14:30 volví al aula. Esta vez estaban en clase de inglés. La profe me pidió que pasara al frente a ayudarla a enseñarles a los alumnos sobre plantas, haciendo uso de una presentación que ella había armado. Luego me cedió la clase a mí por un rato para que yo pudiese hacerles jugar a los niños un juego que había preparado.

El juego se llamaba hot seat, y consistía en que un alumno se sentaba en una silla frente a la clase, y tenía que tratar de adivinar la palabra en inglés que yo había escrito en el pizarrón, valiéndose de las pistas que los niños le iban diciendo. Por ejemplo si yo escribía «cat», los niños podían decir como pista que es un animal de cuatro patas que le gusta tomar leche y cazar ratones.

Dividí a la clase en dos grupos, turtles por un lado y crocodiles por el otro (los nombres de animales los pusieron los miembros de cada equipo). Luego le pedí a un voluntario de los cocodrilos que pasara sentarse en la silla, y escribí la primera palabra en la pizarra para que los niños comenzaran con las pistas. Si el voluntario la adivinaba en un tiempo razonable se llevaba un punto para su equipo.

Al cabo de dos o tres rondas apareció Anh y me manifestó que me quería ayudar eligiendo las palabras y escribiéndolas en la pizarra. «Qué lindo es tener una asistente», acoté yo.

Jugando al hot seat

Al final terminaron ganando los cocodrilos tres a uno. Sinceramente me sorprendió un poco que, a pesar de tener clase de inglés en este colegio, algunos alumnos no pudieron adivinar palabras fáciles como umbrella (paraguas) y scissors (tijeras), con sendas pistas obvias como «se usa cuando llueve» y haciendo el gesto de las tijeras con los dedos índice y mayor. El nivel de inglés de Ahn está a años luz del de todos los demás en su clase, y se nota bastante.

Voy a hacer un pequeño paréntesis aquí para hablarte sobre diferencias sustanciales que he notado al interactuar con niños y niñas. El 87% de las veces que un niño varón me habla es para preguntarme algo sobre fútbol, como por ejemplo a qué jugador prefiero entre Messi y Ronaldo. Mientras tanto las niñas tienen gustos —y por consiguiente temas de conversación— mucho más variados. Además las niñas tienden a ser más cariñosas y más tiernas, aunque debo reconocer que hay un par de los varones de esta clase que también son supercariñosos conmigo, tomándome de la mano y esas cosas.

Durante la última parte de la clase la profe repartió a cada alumno una hoja con un modelo de planta de papel para que los niños la recortaran y la armaran. Aunque yo también me la tuve que pasar recortando dado que unos cuantos alumnos me pidieron que lo hiciera por ellos.

Modelo para armar una planta de papel
Una de las alumnas con su planta de papel terminada

Antes de que terminara la clase apareció Bảo dado que Anh tenía un regalo para darle a su abuelo que le había hecho especialmente por su cumpleaños—una pintura.

Bảo recibiendo la pintura que le había hecho su nieta

Como todos los días al final de la clase, a las 16:30 bajamos con Anh, Chi y Mai a la biblioteca. Anh tenía su clase de piano, así que me puse a jugar con las otras dos. Luego le tocaba a Chi tener su clase de piano y a Anh jugar con nosotros.

Seleccionando un libro para leer
Chi en su clase de piano

Algunos de los juegos que jugamos fueron: correr por toda la biblioteca, hacer de cuenta que Chi tenía una cafetería y yo era el cliente, hacer de cuenta que las sillas con rueditas eran taxis, hacer trucos de magia con las cartas de Uno (y jugar al Uno), levantar a los niños y hacerlos girar, etc.

Recién a las 19:30 me despedí de las niñas y me fui a mi habitación.

A los pocos minutos de que llegué a mi cuarto apareció un empleado del colegio trayéndome mi cena y un montón de comida más, que yo ya sabía que no había forma de que pudiese acabar antes de irme de aquí o antes de que me volvieran a traer aún más comida.

A las 20:00 me puse a cenar lo que me habían traído mientras veía un capítulo de Sakura.

Cena del miércoles (las dos bolsas que ves atrás es toda la comida que me trajeron)

Ame,
Kato