Kara Ema:
El sábado bajé a las 8:00 y me los encontré a los niños en sus trajes de policía, mesero y masajista, dado que al parecer continuaban las actividades de Dream City que habían arrancado la jornada anterior.
En un momento los hicieron bailar una canción llamada Mùa Hè Tuyệt Vời, del artista Đức Phúc.
A las 8:30 salimos de excursión. Los camareros fueron a visitar un restorán, los oficiales una estación de policía, y los masajistas un salón de belleza. Yo me sumé al grupo de los camareros.
Una hora más tarde estábamos de regreso en el colegio.
Los estudiantes se pusieron a hacer sus respectivos trabajos: los cocineros cocinaron, los masajistas masajearon, y los oficiales oficiaron. Además de desempeñar estos cargos los niños podían hacer de cllientes, utilizando el dinero falso que habían ganado tras haber trabajado el día anterior.
Bảo me dio un poco de ese dinero falso para que yo también pudiese hacer de cliente. Así que me acerqué a la recepción de Dream Restaurant y me pedí una salchicha y una patata. Les entregué los ₫20.000 que me costó y les pedí que me lo hicieran llegar a la mesa 3.
En un momento decidí que había comido suficiente así que me fui del Dream Restaurant y me pasé al Dream Beauty Salon, donde recibí unos maravillosos masajes por parte de lolis.
A las 16:00 hicimos el cierre del evento de dos días de Dream City.
Después del cierre una niña me tomó de la mano y me llevó a la biblioteca para leer y esperar a que la pasaran a buscar.
También jugué un rato con Anh y Chi. Había planificado una Búsqueda del Tesoro para jugar con ellas dos—yo escondería diez pistas por todo el colegio y ellas tendrían que buscarlas para llegar al tesoro que consistía en chocolates. Lamentablemente no lo pudimos hacer por falta de tiempo, así que les terminé dando los chocolates directamente. Me agradecieron y esa fue la última vez que las vi.
A las 19:00 me pasó a buscar Hùng para ir a cenar a un restorán con él y su familia.
Del restorán fuimos a la plaza Ho Chi Minh, que como siempre a esta hora estaba llena de gente —incluyendo muchísimos niños— divirtiéndose con amigos y/o familia.
De ahí fuimos a una cafetería en Vinh Centre, donde yo me pedí un Milk Tea Tiramisu.
A las 22:00 me dejaron en el colegio de vuelta.
Este fue mi último día jugando con los niños de esta escuela, y pienso que no podría haber ido mejor. Lo único malo es que tuvo que terminar.
Ya los estoy echando de menos, sobre todo a Anh y a Chi, pero también a Mai y a todos los demás con quienes más jugué y me encariñé estas tres semanas. Me pregunto si ellos también me extrañarán.
Lo que sí es seguro es que al menos algunos de ellos habrán sentido algo de angustia al enterarse hoy (lunes) de que yo ya no estoy allí, y ya no volveré a estar allí.
A los niños solo les interesa una cosa: que juegues con ellos. Así que juega con ellos, ríe con ellos, hazles sonreír, y te amarán para siempre. Esa es mi misión.
Creo que la estoy cumpliendo bastante bien. Pero las despedidas me sigan costando muchísimo. Tener que decir adiós después de encariñarte con alguien es la peor parte de viajar.
Adiós a todos mis amigos que he dejado en Vinh. Ojalá volver a encontrarnos algún día.
Ame,
Kato
Si, las despedidas cuestan 😞
Seguro q nunca se van a olvidar de vos Marian. Ya les dejaste unos lindos recuerdos a todos