Kara Ema:
El domingo a las 8:00 fuimos a desayunar a la fiesta de casamiento.
A las 9:30 volvimos a la casa y comimos unos durian que nos habían ofrecido.
A las 10:00 llegó el taxi que habían contratado para llevarme a mí de vuelta a Hanói, dado que aquella tarde tenía un vuelo programado hacia mi siguiente destino.
Los niños ayudaron a transportar mi maleta y mi mochila hasta el taxi y cargarlas en el maletero.
Dos horas duró el trayecto. El taxi me dejó directamente en el aeropuerto de Hanói al mediodía.
Había cuatro personas que me estaban esperando allí. Habían viajado media hora en autobús desde su casa al aeropuerto específicamente para despedirme. Se trataba de Linh y sus tres hijas, Phuc, Diễm y la pequeña conejita Suong.
Cuando nos encontramos las niñas me dieron una carpeta con varias cosas que habían preparado para mí, incluyendo fotos, cartas, dibujos y stickers.
Seguramente habrás notado la ausencia de fotos e historias sobre Phuc, la más grande de las tres hermanas (12 años). Me habría gustado conectar también con ella pero debido a su particular carácter nunca conseguí acercarme. Por eso es que tampoco hubo regalo, carta, dibujo o abrazo de despedida de ella para mí ni de mí para ella.
El día que fui a la juguetería a comprar los regalos para las dos niñas más pequeñas —Diễm y Suong—, cuando abrí mi billetera para pagar noté algo extraño. Estaba casi seguro de que me faltaba dinero, lo cual luego confirmé cuando abrí la aplicación en mi móvil donde llevo la cuenta de la cantidad de dinero que tengo en la billetera en todo momento. Me faltaban más de un millón de dong (~40 dólares).
Inmediatamente me imaginé que había sido Phuc quien había entrado en mi habitación cuando yo no estaba y me había hurtado el dinero. Así que le envié un mensaje a la madre contándole lo que me había pasado, pero sin mencionar el nombre de Phuc ni el de nadie, dado que no quería acusar a nadie sin tener pruebas contundentes. Supuse que Linh se daría cuenta sola de quién había sido, y así fue.
Aquel día en el aeropuerto Linh se disculpó conmigo de parte de su hija, y me entregó la postal que ves en la última foto junto con un billete de 50 dólares estadounidenses.
Después de hacer el check-in, fuimos a almorzar a Burger King con Linh y sus hijas. Yo les había dicho que las invitaría.
A las 14:00 ellas se tenían que ir a clase de ballet, y yo a pasar seguridad para ir a la puerta de mi avión a esperar a que se hiciera la hora del embarque. Nos dimos un último abrazo y nos hicimos una última foto todos juntos antes de despedirnos.
Una hora y media más tarde estaba sentado en el avión, viendo una película llamada The Island of Lost Girls (La isla de las niñas perdidas).
Lo interesante de este filme es que fue escrito por las mismas tres niñas que lo protagonizan, y dirigido por sus padres. La historia es que las niñas salen a la playa solas, se pierden en el mar y terminan llegando a una isla desierta con un montón de lobos marinos, donde deberán afrontar toda clase de aventuras y desafíos. Me gustó mucho y me mantuvo entretenido mientras volaba.
A las 17:00 pasadas llegué a mi nuevo destino: Camboya. En particular, a la ciudad de Siem Riep.
Pero no había venido a Camboya para hacer turismo sino para hacer un voluntariado en la escuela de una aldea rural remota, a 80 kilómetros de Siem Riep. Así que tan pronto como salí del aeropuerto me tomé un taxi para desplazarme hacia la aldea.
A las 21:00 pasadas llegué a la escuela. Me recibió la familia fundadora de la escuela, compuesta por el padre, la madre y dos niños varones de 12 y 14 años.
Me dieron de cenar y me mostraron mi habitación.
Mis primeras impresiones y observaciones fueron las siguientes:
- Dado que el colegio se encuentra en el medio de un campo en una aldea remota, estoy rodeado de todo tipo de animales tales como mosquitos, arañas, grillos, lagartijas, gatos, perros y gallinas.
- Todo es extremadamente rústico: las paredes son de chapa y proveen mínimo aislamiento acústico, el agua de la ducha sale fría, las ventanas no tienen cortinas, no hay aire acondicionado, etc.
- La gente es muy humilde, amable, alegre y amistosa, tanto los niños como los profesores y los fundadores de la escuela. Ah, y el conductor que me trajo desde Siem Riep también.
Luego, algunas cosas sobre cómo se maneja la escuela que aprendí charlando con los fundadores:
- Hay alrededor de 500 niños (no todos al mismo tiempo) y diez profesores. Hay clases a la mañana, a la tarde y a la noche.
- Algunos niños se quedan todo el día (desde las 7:00 hasta las 17:00) y almuerzan en el colegio; otros solo hacen jornada parcial.
- Las clases de la mañana y la tarde son con niños de edad preescolar y primaria (3 a 13 años).
- Las clases de la noche son con niños de secundaria (13 a 18 años), que vienen a hacer orientación y entrenamiento para convertirse en profesores de inglés.
Seguramente me estoy olvidando de mencionar alguna que otra cosa, pero ya te iré contando más en detalle en futuras entradas.
Ame,
Kato
Buena aventura se viene!!