Primera jornada de campamento de verano en la iglesia

Kara Ema:

Lunes 12 de agosto, el primer día del campamento. Decidí que pasaría la mañana en la escuela e iría al campamento a la tarde. Después de todo mi compromiso era primero con Kosal y Kesor.

Me levanté, desayuné y a las 9:00 fui a clase.

Niña pintando
Niña tomando
Niñas mirando

A las 11:30 almorcé con los niños.

Almuerzo

Después de almorzar le pedí a Kosal que me prestara su moto automática para ir a la iglesia. Fue la primera vez en mi vida que conduje una moto. Nunca superé los 35 km/h y ralenticé y extremé precauciones en las curvas, caminos con tierra y cada vez que pasaba cerca de otros vehículos.

A las 12:30 llegué al campamento y me puse a jugar con los niños.

Niños en el balancín
Estas dos lolis fueron mis mejores amigas durante todo el campamento (con las que más jugué)

La niña de la izquierda en la última foto me empezó llamando “friend” (amigo) el primer día, luego se convirtió en “best friend” (mejor amigo) en el segundo, y finalmente “boyfriend” (novio) en el tercero. El resto de los niños me llamaba “teacher” (profesor) o “brother” (hermano).

Niños de bajos recursos pero gran corazón
Niños formando filas por equipos antes de comenzar las actividades. Mi novia sonriéndome y haciéndome señas con la mano para que me uniera a su equipo.

Los voluntarios españoles y camboyanos habían preparado toda clase de actividades lúdicas para que los niños realizaran durante el campamento. Había cuatro actividades sucediendo en simultáneo en distintas partes del predio de la iglesia, con distintos equipos que iban rotando.

La primera actividad que le tocó a mi equipo consistió en ponerse en filas de dos personas formando una gran ronda, con dos que quedaban libres y tenían que perseguirse alternadamente uno al otro (e.g. A perseguía a B, y si lo llegaba a tocar, B pasaba a perseguir a A, y así sucesivamente). Llegaba un punto que el que era perseguido se ponía en la cabecera de una de las filas de dos personas, momento en el cual el última de aquella fila debía arrancar a correr dado que se convertía en el nuevo perseguido.

Jugando al juego de la ronda y el perseguido (no tengo idea del nombre real, si es que tiene uno).

La segunda actividad fue dentro de la iglesia propiamente dicha, y consistió básicamente en un Pictionary.

Niños jugando al Pictionary en la iglesia

La tercera actividad fue jugar al fútbol.

Jugando al fútbol frente a la iglesia

La cuarta y última actividad fue el juego de las sillas.

Jugando al juego de las sillas

A las 15:30 paramos para darles a los niños un tentempié (una rodaja de pan con leche condensada).

Niños comiendo el tentempié

A las 16:00 nos pusimos a bailar y a seguir jugando con nuevas actividades.

Bailando frente a la iglesia

La siguiente actividad consistió en una carrera de sacos.

Carrera de sacos

A las 17:00 pasó algo increíble, lo cual fue probablemente mi parte favorita de toda la jornada. Empezó a llover mientras estábamos haciendo una actividad afuera. Instintivamente el primer pensamiento que se me vino a la cabeza fue «oh no, vamos a tener que pausar los juegos en el exterior e ir todos a refugiarnos adentro de la iglesia». Eso es lo que probablemente habría pasado si hubiésemos sido un grupo de adultos. Pero el 90 % de los presentes no eran adultos sino niños, y a los niños les encanta jugar bajo la lluvia.

Lo que sucedió entonces fue que apenas arrancó a llover todos los niños empezaron a saltar y a corretear alegremente. Cuando se empezaron charcos y lodo muchos incluso fueron allí a empujar a los otros y a tirarse ellos mismos sobre el lodo. Los adultos por supuesto que también se sumaron a la diversión, incluyéndome. Acabamos todos empapados y embarrados de la cabeza a los pies.

La única foto que pude tomar durante la lluvia, antes de que mi teléfono dejase de responder.

A las 17:30 paramos las actividades y los niños fueron a cenar. Al rato cenamos también los adultos voluntarios (bueno, y los adolescentes).

Cena en la iglesia con mis colegas voluntarios

Después de cenar me volví en la moto a la escuela.

Ame,
Kato