Pueblo flotante de Kompong Khleang en las afueras de Siem Riep

Kara Ema:

Martes 20 de agosto.

Me levanté a las 6:30. Linh había salido a dar un paseo matutino sola. Sus hijas estaban durmiendo adorablemente en la misma cama. Me fui a tomar un café al restorán.

Diễm y Suong durmiendo en el dormitorio del hotel
Café que me pedí en el restorán

Un tiempo después bajaron las lolis y fuimos a la piscina un rato. Luego se pusieron a jugar en mi ordenador.

Diễm y Suong jugando en mi ordenador

A las 10:30 alquilamos dos motocicletas en la recepción del hotel. En una se subió Linh con Suong, y en la otra fuimos Diễm y yo.

La idea era ir a pasar la jornada a un sitio que quedaba a 50 kilómetros del centro de Siem Riep, recorrido que íbamos a hacer ida y vuelta en moto. Sería la primera vez para mí que andaría en moto por tanto tiempo, lo cual inevitablemente resultó en un accidente.

Segundos después de arrancar la moto después de habernos detenido, noté que me estaba yendo fuera de la carretera hacia un desnivel, que si bien era pequeño no sabía cómo reaccionaría la moto al cruzarlo. En el afán por evitar el desnivel, entré en pánico y creo que aceleré en lugar de frenar. Terminé en el piso con una rodilla y un brazo lesionados.

Diễm iba detrás de mí y salió llorando de la moto. Inmediatamente me quité el rodado de encima y fui a socorrerla a la niña, preguntándole a dónde le dolía. Por suerte estaba completamente ilesa; la razón por la que lloraba era más bien por el susto del accidente que por lesiones. Yo no había tenido la misma suerte, pero más que las lesiones lo que más me dolía era haber hecho llorar a Diễm y haber perdido su confianza, dado que nunca más quiso sentarse en mi moto.

A las 12:00 hicimos una parada a mitad de camino para descansar un rato mientras comíamos una barra de arroz pegajoso en bambú y tomábamos agua de coco.

Parada de descanso con coco y arroz

Tres cuartos de hora más tarde reemprendimos la marcha.

Andando en moto por una carretera camboyana

A las 13:30 finalmente llegamos a nuestro destino: el pueblo flotante de Kompong Khleang, el más grande del lago Tonlé, con diez aldeas albergando a más de diez mil residentes.

Llegando a Kompong Khleang

Dejamos nuestras motos en un templo del pueblo flotante, el cual quedaba al lado de un muelle desde donde salían botes que te llevaban a dar una vuelta por el lago. Enfrente del templo también había una escuela pública, así que naturalmente fuimos a visitarla.

Escuela primaria pública en Kompong Khleang (I)
Ídem (II)
Ídem (III)

A las 14:30 nos fuimos a tomar el bote para ver el pueblo desde el agua del Tonlé Sap.

Las niñas embarcaron primero
Diễm jugando con un globo que mamá le había dado
Suong posando con sus gafas con forma de corazón

En un momento nuestro conductor nos llevó a ver una de las casa-botes de la aldea donde estaban preparando pescado para vender, mientras sus hijos revoloteaban alrededor.

Niños jugando en la casa-bote
Adultos trabajando en la casa-bote
Una imagen muy frecuente en el sudeste asiático: mujer trabajando al mismo tiempo que atiende a sus niños.
Una de las casas flotantes de la aldea
Un camino de madera sobre el agua y una estatua del templo

A las 17:00 salimos del bote y recorrimos un poco la aldea a pie y en moto. Vimos cómo los niños salían de la escuela que habíamos visitado más temprano y se volvían a sus casas.

Unas lolis a la salida de la escuela
La casa de una familia de locales

Una cosa que noté es que muchos niños pequeños estaban semidesnudos, como en la última foto donde puedes ver una niña sin nada en la parte de abajo y otra sin nada en la parte de arriba.

En el porche de una de las casas una mujer estaba dando clases a varios niños de la aldea.

Niños en clase
Una de las niñas de la clase
Más niños de la aldea

A las 18:00 nos fuimos de vuelta para Siem Riep. Una hora más tarde, cuando ya estábamos cerca de nuestro hotel, paramos en un supermercado para cenar.

En el supermercado comprando comida para cenar

A las 20:30 devolvimos las motos y regresamos al hotel.

Ame,
Kato