Jornada en la isla de Koh Dach

Kara Ema:

Lunes 26 de agosto.

A las 8:00 me levanté. Suong ya estaba despierta y jugando con los juegos de los hijos de Finn. Cuando me vio me pidió que jugara con ella.

Jugando con Suong (I)
Jugando con Suong (II)

A las 11:30 almorzamos sushi casero.

Almuerzo en lo de Finn
Diễm era una experta haciendo sushi; le salía mucho mejor que a mí.

Después de almorzar tomé un par de fotos de la casa.

Comedor/cocina/salón (estaba todo en un mismo ambiente)
Entrada y patio

Las niñas se pusieron a jugar de vuelta con los juegos y juguetes de los hijos de Finn.

Diễm y Suong jugando

A las 13:00 nos tomamos un tuk-tuk y un ferry para ir a Koh Dach, una pequeña isla ubicada al norte de Nom Pen.

Subiendo al ferry con el tuk-tuk

El conductor del tuk-tuk nos llevó de paseo por la isla. La primera parada donde nos dejó fue en un centro donde preparaban y vendían tejidos de seda tradicionales.

Las niñas alimentando gusanos de seda con hojas
Observando el proceso de fabricación de los tejidos (I)
Ídem (II)
Suong frente a una casa de paja

Cuando volvimos a juntarnos con el conductor del tuk-tuk, le pedimos si nos podía llevar a la escuela de la isla, así que la segunda parada fue la escuela, la cual quedaba justo frente a una pagoda, como prácticamente todas las escuelas públicas camboyanas.

A las 14:30 llegamos a la escuela. Inmediatamente me fui hacia las aulas a saludar a los niños y jugar con ellos. Al principio se mostraron un poco tímidos, pero enseguida me tomaron confianza y me regalaron sus sonrisas.

Niños de la escuela de la isla
Tienda de la escuela de la isla
Niños en una de las aulas

A todo esto Linh conversaba con el conductor del tuk-tuk y sus hijas jugaban entre ellas.

Diễm y Suong jugando

Al lado de donde estaban jugando las niñas había un sillón columpio; me senté allí a descansar de tanto correr con los alumnos de la escuela mientras observaba a las niñas jugar.

En un momento me percaté de que había una niña pequeña sentada en el suelo detrás de mí, con el torso desnudo, observándome curiosa. Me acerqué a ella con una sonrisa y le ofrecí una golosina. Inmediatamente me devolvió la sonrisa y me extendió los brazos, así que la abracé y la levanté. Su ternura y afecto me cautivaron.

La loli camboyana más kawaii ♥︎

Me volví a sentar en el sillón columpio con ella en mis brazos. La seguí abrazando y acariciando mientras ella se quedaba dormida encima mío. Ya me ha pasado varias veces de sentir con un niño que me encuentro un deseo de llevármelo conmigo y adoptarlo, pero nunca con tanta intensidad como me pasó con esta niña.

Notar el pendiente en su oreja; prácticamente todas las lolis camboyanas que conocí tenían uno.

A las 15:30 nos volvimos a subir al tuk-tuk y al ferry para volver a lo de Finn. En el camino empezó a llover muy fuerte, así que el conductor tuvo que parar para desplegar los toldos protectores.

Tuk-tuk con lluvia

A las 17:00 llegamos a casa y nos pusimos a cocinar nem con Linh. Una hora más tarde cenamos.

Cenando nem casero

A las 21:30 las niñas se fueron a dormir, y un rato después los adultos hicimos lo mismo.

Diễm y Suong durmiendo plácidamente

Ame,
Kato