Kara Ema:
El domingo me levanté inusualmente temprano—a las 7:00. Fui a desayunar a un lugar cerca que me había recomendado una persona del hotel, Tiệm Chú Được.


A las 9:30 fui a un lugar llamado Cung văn hóa thiếu nhi (Palacio de Cultura de los Niños). Kieu, mi amiga de Tà Nung me dijo que estaría allí aquella mañana para participar de un concurso interescolar.
Cuando entré me encontré con un montón de gente, incluyendo padres y alumnos de distintas escuelas de Đà Lạt. Los niños estaban haciendo diversas creaciones relacionadas con la Fiesta del Medio Otoño.
El Festival del Medio Otoño, también conocido como Festival de la Luna, es una fiesta de la cosecha celebrada en la cultura china. Se celebra el día 15 del octavo mes del calendario lunisolar chino con luna llena por la noche, lo que corresponde a mediados de septiembre y principios de octubre del calendario gregoriano. En este día, los chinos creen que la luna está en su máximo esplendor y tamaño, coincidiendo con la época de la cosecha en pleno otoño.
El Festival del Medio Otoño es una de las fiestas más importantes de la cultura china; su popularidad es equiparable a la del Año Nuevo chino. Su historia se remonta a hace más de 3.000 años. Otras culturas de Asia Oriental y Sudoriental celebran festivales similares.
Durante la fiesta se portan y exhiben farolillos de todos los tamaños y formas, que simbolizan los faros que iluminan el camino de la gente hacia la prosperidad y la buena fortuna. Se comen pasteles de luna, una rica masa rellena de frijol dulce, yema de huevo, carne o pasta de semillas de loto. El Festival del Medio Otoño se basa en la leyenda de Chang’e, la diosa de la Luna de la mitología china.
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Mientras estaba intentando buscar a mi amiga entre tanta muchedumbre, de repente sentí que alguien me tocaba el brazo: era Kieu, y estaba radiantemente preciosa con el vestido tradicional vietnamita que llevaba puesto. Estaba comiendo un paquete de Oreo, y me ofreció a mí un par cuando me vio.

Le dije a Kieu que me iba a dar una vuelta y que después me juntaba con ella de nuevo.






Como ves en las fotos algunos de los niños estaban producidos con vestidos/disfraces, maquillaje, coronas, brillos en la cara, etc. Por lo que entendí, había habido un concurso de estos disfraces también más temprano (el evento había arrancado a las 7:00), pero dado que yo llegué tarde lamentablemente me lo perdí.

En un momento una loli de ocho años se acercó a hablarme en inglés. Le pregunté qué estaba haciendo allí y me dijo que no venía al concurso sino a su clase de ajedrez. Es que el Palacio de Cultura de los Niños, si bien durante la mañana de aquel domingo estaba siendo usado como sede del concurso interescolar, normalmente era un lugar donde los niños iban a aprender ajedrez, danza, judo, piano, dibujo, etc.
Continué mi paseo por el lugar, admirando las creaciones de los niños. Cada tanto me juntaba con mi amiga y paseaba también con ella.



En un momento Kieu me presentó a su padre. Le dije que debe de estar orgulloso de tener una hija tan hermosa, amable y capaz de hablar inglés tan bien.
Dado que había quedado con la profe que enseñaría una de sus clases aquella tarde, tenía que volver al pueblo de Tà Nung, así que le pregunté al papá de Kieu si me podía llevar en su coche. Me dijo que sí.
A las 11:00 nos volvimos en el coche del padre de Kieu.

Cerca de las 12:00 llegamos a la casa de Kieu, donde me invitaron a almorzar. Su familia estaba compuesta por el papá, la mamá, y la hermanita de 9 años. Ambos padres trabajan como profesores en la misma escuela secundaria donde estudia Kieu.


La hermanita de Kieu era absolutamente adorable. No paraba de ir a buscar cosas a su cuarto para mostrarme, como los dibujos que había hecho y snacks para compartir conmigo.


Así como la hermanita pintaba y hacía manualidades increíblemente bien, Kieu tenía habilidad para tocar el piano.

A las 13:00 pasadas salimos de la casa de Kieu y fuimos a la clase de inglés de la profe. Los niños empezaron a llegar de a poco.

A las 13:30 ya parecía que habían llegado todos —eran alrededor de veinte niños, de entre ~8 y ~13 años— así que la profe me pidió que arrancara.
Arranqué dejando que los niños me hicieran preguntas sobre cualquier cosa que quisieran saber de mí. Luego, cuando a ellos ya no se les ocurrían más preguntas, me puse a preguntarles yo a ellos cosas como materia favorita, color favorito, personaje favorito, etc.
La segunda mitad de la clase decidí hacer juegos como el ahorcado, el Pictionary, el de tocar los colores, el de pararse y sentarse, el Simón dice, etc.

A las 15:30 me despedí de la profe y de los niños y me fui a dar una última vuelta por el pueblo.
Cuando pasé frente al lago me encontré con niños pescando y jugando al lado del agua.

Un hombre de edad avanzada se me acercó y me empezó a hablar en mitad inglés mitad vietnamita. Pasamos frente a la iglesia y entramos unos minutos. Había creyentes en el edificio principal, y niños teniendo clase de catequesis en el edificio contiguo. Algunos de los niños me reconocieron y me sonrieron, dado que eran los mismos que había visto el día anterior en el orfanato.
Continué mi paseo un poco más. El hombre seguía siguiéndome. Un par de veces pasamos por al lado de otras personas y el hombre me contaba que eran familiares suyos. En una de esas veces nos cruzamos con una mujer que hablaba inglés. Me dijo que me quería invitar a su casa que quedaba a un kilómetro. Con el hombre empezamos a caminar hacia esa dirección, pero a mitad de camino apareció la mujer con su marido en una moto y dijo que me subiera, que su marido me llevaría.
Se trataba de una casa muy humilde, perteneciente a una familia de cristianos. La cama estaba en el mismo ambiente que la cocina y el salón, y comían en el piso, lo cual me recordó a las casas que había visto en las aldeas de las comunidades minoritarias del norte.
Cuando entré me invitaron a sentarme en el piso y comer con ellos mientras charlábamos.

Así me pasé alrededor de seis horas, hasta que finalmente a las 23:30 ellos llamaron un taxi para que yo pudiese volver a la ciudad.
Cerca de la medianoche llegué al hotel.
Ame,
Kato