Último día en Hong Kong y viaje a Taiwán

Kara Ema:

Viernes 1 de noviembre. Mi último día en Hong Kong.

Dado que no tengo previsto hacer un artículo cultural de Hong Kong, voy a aprovechar este para contarte un par de cosas antes de pasar al siguiente destino.

Padres monstruo es un término que caracteriza la paternidad irracional. Los padres monstruo son conocidos por criar a sus hijos con una «extraña mezcla de autoritarismo y sobreprotección», y por hacer numerosas peticiones y quejas a los profesores de sus hijos, que a menudo se consideran «irracionales». La expresión se originó en Japón y se extendió en Hong Kong.

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Lamentablemente este estilo de paternidad es común en Hong Kong. Tanto es así que a los niños con problemas a raíz de haber sido criados por padres monstruo se los conoce como Hong Kong Kids:

«Hong Kong Kids» es un término despectivo que hace referencia a un estereotipo de niños o adolescentes de Hong Kong de los que se dice que son excesivamente dependientes de sus familias, tienen poca inteligencia emocional y carecen de habilidades de autogestión.

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En Estados Unidos, Inglaterra y otros países del Occidente hay un fenómeno similar llamado padres helicóptero:

Un padre helicóptero es un término que designa a un progenitor demasiado atento y temeroso de las las experiencias y problemas de sus hijos, sobre todo fuera de casa y en instituciones educativas. Los padres helicóptero se llaman así porque, como los helicópteros, «sobrevuelan», supervisando todos los aspectos de la vida de sus hijos. Un padre helicóptero también es conocido por supervisar estrictamente a sus hijos en todos los aspectos de su vida, incluidas las interacciones sociales.

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El opuesto a este estilo de crianza es mi favorito y el que yo personalmente aplicaría si tuviese hijos: free-range parenting.

La crianza en libertad es el concepto de educar a los hijos con el espíritu de animarles a funcionar de forma independiente y con una supervisión parental limitada, de acuerdo con su edad de desarrollo y con una aceptación razonable de riesgos personales realistas. Se considera lo contrario de la paternidad helicóptero. Un texto notable del movimiento es el libro de Lenore Skenazy Free-Range Kids: Giving Our Children the Freedom We Had Without Going Nuts with Worry (2009).

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En Asia por suerte aún sigue siendo común ver niños libres andando en la calle por su cuenta. En el Occidente solía ser común el siglo pasado, pero hoy en día si llegaras a dejarle a tu hijo la libertad de andar solo por la calle te podría pasar lo que le pasó a la familia Meitiv:

Los Meitiv son una familia residente en Silver Spring (Maryland) que se convirtió en objeto de controversia pública en 2015 por permitir que sus hijos, de 6 y 10 años, fueran y vinieran solos de un parque local, y por dos encontronazos con autoridades gubernamentales que acusaron a los Meitiv de negligencia por este motivo.

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En fin, volviendo a Hong Kong, debido a que solía ser colonia británica, el sistema educativo y la forma de crianza son muy similares a los del Reino Unido.


A las 11:00 hice el check-out del hotel y me tomé un autobús hacia el aeropuerto.

La última larga espera en el ascensor de Chungking Mansions
Aeropuerto Internacional de Hong Kong
Sabes que estás en China cuando ves un cartel que pone «agua caliente para beber»

Mientras esperaba la hora del embarque de mi vuelo, decidí visitar el Sky Garden. Mi desilusión fue grande cuando descubrí que no era más que un lugar donde la gente iba a fumar:

«Sky Garden»

Así que me fui a tomar un helado de Gelato Combo. Me pedí tres sabores: salted pistachio, iconic caramel y Thai tea. Me costó HK$75 (~US$10), lo cual es una locura y jamás pagaría tanto para un helado. La única razón por la que lo hice fue que me quería deshacer de los billetes que me quedaban antes de viajar a otro sitio donde no pudiese usarlos.

Helado de Gelato Combo (caro pero rico)

Después del helado me senté en la puerta de mi vuelo, mirando el atardecer.

El atardecer

Mi vuelo despegó a eso de las 19:00, con una hora y media de retraso.

A las 20:30 aterricé en el Aeropuerto Internacional de Taiwán Taoyuan, en la República de China (también conocida como Taiwán).

Si bien me habría gustado conocer otras regiones, dado que solo tenía cinco días me concentré exclusivamente en descubrir Taipéi. Aunque también tenía previsto aunque sea hacer algunas excursiones hacia territorios en las afueras de la capital taiwanesa.

Taipéi (en chino tradicional, 臺北市 o 台北市) es la capital de la República de China desde 1949. Su estatus oficial es el de capital de Taiwán. Es el centro político, económico y cultural del país. La ciudad tiene un metro elevado y está conectada por tren de alta velocidad con Kaohsiung. Además es sede de varias universidades, el Museo Nacional del Palacio y otras instituciones culturales como la Academia Sínica, y el Taipei 101, el undécimo edificio más alto del mundo.

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El aeropuerto estaba conectado a la ciudad a través de un metro. La forma en que funcionaba el sistema de metros en Taipéi me recordó mucho a Japón. Estaba tan fascinado que empecé a hacer un montón de fotos de cada mínimo detalle. Realmente esta ciudad me hizo casi sentir que estaba en Japón de vuelta, dado que fui encontrando muchas similitudes. A diferencia de Hong Kong, Taiwán es un lugar —por no decir país dado que es polémico— al que no me molestaría volver algún día.

A las 21:15 me tomé el Taoyuan Airport MRT hacia Taipei Main Station.

Taoyuan Airport MRT

Para tomar ese metro pude pagar con mi tarjeta en mi teléfono móvil, pero el metro de Taipéi solo aceptaba efectivo, así que tuve que extraer dólares taiwaneses (TWD; NT$) de un ATM.

Billetes del nuevo dólar taiwanés

Me resultó curioso que el billete de NT$1000 tuviese niños en el anverso, dado que nunca había visto niños en un billete hasta aquel momento.

En el anverso del billete aparecen cuatro niños estudiando alrededor de un globo terráqueo, símbolo de la educación. El público en general lo apoda 小朋友, «niños pequeños» (literalmente, jóvenes amigos). En el reverso del billete aparecen el faisán Mikado y la Montaña de Jade.

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Tras extraer dinero me fui a la máquina para comprar el billete de metro. Podría haberme comprado una tarjeta de transporte recargable para hacer mis viajes un poco más convenientes, pero como solo me quedaba cinco días y la tarjeta no me ofrecía ningún tipo de descuento decidí simplemente comprar billetes cada vez que viaje.

Para comprar el billete había que fijarse en el mapa de arriba la estación en que te querías bajar, y seleccionar el importe correspondiente a dichar estación.

Viajé en la línea Songshan–Xindian desde la estación Beimen hasta Wanlong (siete estaciones).

Estos carteles señalando las estaciones eran básicamente idénticos a los del metro de Tokio
La gente formaba fila para entrar al metro y esperaba a que los otros se bajaran primero, al igual que en Japón.
Cartel con gatos policía pidiéndole a los pasajeros que reporten toda actividad sospechosa que vean
Cartel indicando las diferentes salidas de la estación, también muy parecido al metro de Tokio.
El billete no era un papel sino un moneda de plástico
«Una persona, un billete. La buena fortuna viene a la gente honesta.»

A las 22:30 me bajé en Wanlung y caminé por unos minutos hacia el lugar donde me alojaría.

Pasé por una escuela primaria. Notar cómo se puede ver desde la calle, al igual que las escuelas en Japón (pero a diferencia de aquellas, las de Taiwán no tienen carteles de prohibido hacer fotos, así que aproveché).
Cruces peatonales diagonales, pero habilitados solo en ciertas horas donde el flujo de peatones es alto (06:00–09:00, 11:30–13:00, 15:00–20:00).

A las 23:00 me junté con Feng, mi anfitrión.

¿Recuerdas la experiencia de HospEx que hice en Nom Pen, mediante la cual un hombre alemán nos alojó en su casa —a mí, a Linh y a sus hijas— de forma totalmente gratuita y sin esperar nada a cambio? Bueno, la volví a hacer en Taiwán. Esta vez mi anfitrión se trataba de un taiwanés, lo cual era genial porque era una oportunidad para mí de aprender cosas sobre la cultura y el modo de vida por parte de un local. Además no tuve que pagar hotel, que no es un detalle menor dado que los hoteles en Taiwán no son baratos como los de Vietnam.

Feng me dio una cama para que yo durmiera, ubicada al lado del sofá en la sala de estar de su casa.

Sala de estar de la casa de Feng
Una de las reglas de Feng era que tenía que sentarme para usar el inodoro, lo cual me resultó curioso dado que es una regla que suelen tener los japoneses también. Yo siempre uso el inodoro sentado de todas formas, así que no me cambió nada.

Otra cosa que puedas notar —apenas— en la última imagen es la bañera estilo occidental al lado del inodoro, con una ducha integrada. Es decir que el cuarto de baño se parecía a cualquier baño occidental, con el inodoro, la bañera/ducha y el lavabo todos en un mismo ambiente (a diferencia de en Japón donde están separados en distintas habitaciones).

Tras darme todas las indicaciones, Feng me dio la llave de la casa y me invitó a pasar al baño para ducharme primero. Estaba exhausto, así que tan pronto como terminé de ducharme le dije buenas noches a mi anfitrión y me acosté. Quedé dormido enseguida.

Ame,
Kato