Kara Ema:
El domingo a las 7:30 bajé a desayunar.
Cuando terminé de desayunar volví a mi habitación y me lo encontré a Egil, un nórdico y una de las personas con quienes comparto el dormitorio. Me preguntó si me podía acompañar durante mi jornada, así que le dije que sí.
Salimos del hotel a las 10:00 pasadas.
Incluso antes de sumarse, Egil sabía a dónde yo quería ir primero. Me sugirió que para llegar hasta ahí nos tomásemos el autobús, así que caminamos hasta la parada y lo esperamos. Tardó bastante en llegar dado que justo nos habíamos perdido uno.
Dos cosas a notar en esta foto:
- La posición del sol tan cerca del horizonte, a pesar de que eran ya las 10:30.
- La hilera de cámaras arriba de la autovía. Yo pensé que eran cámaras para medir la velocidad, pero me dijo Egil que lo que hacían esas cámaras era escanear la matrícula de tu coche y cobrarte por el uso de esa carretera. Básicamente se trataba de un peaje automático.
Recién cerca de las 11:00 nos subimos al autobús. La máquina para escanear y pagar estaba apagada, así que viajamos gratis.
Nos bajamos a una cuadra de Ekeberg skole, una escuela primaria pública. Me contó Egil que la mayoría de las escuelas en Noruega son públicas y gratuitas. Le pregunté cómo suelen ir a la escuela los niños noruegos, a lo que me contestó que él no conoce ninguna otra manera que no sea los niños yendo solos por su cuenta, ya sea caminando, en bici o en transporte público.
Anduvimos por esta zona residencial por un rato hasta que finalmente a las 11:30 llegamos a donde yo quería: Ekebergparken.
El Ekebergparken (Parque Ekenberg) es un parque de escultura y un parque de patrimonio nacional cercano al Ekebergrestauranten y con una vista panorámica de la ciudad de Oslo, Noruega.
El parque fue creado y financiado por el director de la propiedad y coleccionista de arte Christian Ringnes (nacido en 1954). El parque está ubicado en un área boscosa de 25,5 acres y fue inaugurado el 26 de septiembre de 2013.
Se instalaron un total de 31 esculturas cuando se llevó a cabo la ceremonia de apertura en 2013, muchas de ellas con mujeres como sujetos. El parque es propiedad de la ciudad de Oslo y las esculturas son propiedad de la fundación Christian Ringnes, la C Ludens Ringnes Foundation. Se estableció por completo en febrero de 2015, incluidos los senderos, la superficie del agua y 25 esculturas. El capital de 350 millones de coronas noruegas se reservó en ese momento para cubrir la compra de esculturas adicionales, hasta un total de ochenta, y para la operación del parque durante al menos 50 años.
Wikipedia
A las 13:30 nos tomamos un tranvía desde la estación Ekebergparken hasta Bjørvika.
Bjørvika es un barrio situado en el distrito Sentrum de Oslo, capital de Noruega. Este barrio se sitúa en una pequeña bahía del Fiordo de Oslo, entre Gamlebyen y Akersness, que sirve como desembocadura del río Akerselva. Desde el año 2000, ha sido objeto de importantes proyectos de renovación urbana, que la han transformado de un puerto de contenedores al “centro cultural” de Oslo.
Wikipedia
Le nombré a Egil todos los sitios que quería visitar, los cuales estaban uno al lado del otro en el área de Bjørvika. La idea era solo pasar unos minutos en cada uno. Se trataba del Museo Munch, la Ópera de Oslo, y la Biblioteca Pública de Oslo.
El Museo Munch, o Munchmuseet, es un museo de arte situado en Oslo, Noruega, que alberga obras de Edvard Munch, dejadas en su testamento a la ciudad de Oslo en 1940. El museo abrió sus puertas al público en 1963, cien años después del nacimiento del pintor. La nueva sede del museo, diseñada por el estudio de arquitectura español estudioHerreros (Juan Herreros+Jens Richter) en el área de Bjørvika, abrió sus puertas al público en 2021.
Wikipedia
La Ópera de Oslo (en noruego: Operahuset i Oslo) fue erigida frente al fiordo de Oslo, en la ciudad homónima de Noruega; es el centro de artes escénicas más importante de ese país. Se inauguró en 2008 y fue diseñada por el estudio de arquitectura noruego Snøhetta, autor de otros proyectos como la embajada noruega en Berlín y la Bibliotheca Alexandrina en Alejandría, Egipto.
Wikipedia
La Biblioteca Pública de Oslo (llamada oficialmente en noruego Deichman bibliotek, Biblioteca Deichman), es la biblioteca pública municipal que pertenece a Oslo, Noruega, y es la primera y más grande biblioteca del país. Emplea a más de 300 personas y tiene más de 20 sucursales en toda la ciudad. Los usuarios registrados pueden utilizar la biblioteca todos los días, incluso cuando no haya personal, de 7 a. m. a 11 p. m. También es posible pedir prestados y devolver libros cuando la biblioteca no tiene personal.
Wikipedia
A las 14:00 fuimos a la estación central de Oslo (Oslo Sentralstasjon), la cual también quedaba por la zona.
Yo ya había hecho todos los sitios que quería, así que Egil me sugirió ir con el metro hasta la estación Frognerseteren, la cual estaba ubicada a aproximadamente 500 metros sobre el nivel del mar, con lo cual ofrecería lindas vistas a la ciudad.
Nos tomamos el metro en Jernbanetorget. Egil me dijo que tenía que comprarme una tarjeta en 7-Eleven, así que eso hice. Las tarjetas de transporte público en Oslo funcionan por tiempo en lugar de punto a punto. La que yo me había comprado (por 42 kr; ~US$3,7) me habilitaba a usar todos los medios de transporte que quisiera durante una hora.
A las 15:00 llegamos a la última estación, Frognerseteren, a 469 metros sobre el nivel del mar.
Por cierto, la forma de pasar la tarjeta de transporte en el metro era la misma que en el tranvía y en el autobús: acercándola a un lector dentro del medio de transporte mismo. Esto significa que técnicamente podrías entrar sin pagar si te subes y te haces el distraído al no acercar ninguna tarjeta al lector. Tengo entendido que a diferencia de los trenes, los controladores no suelen pasar para verificar que hayas validado una tarjeta.
Tan pronto como nos bajamos en Frognerseteren, nos volvimos a subir a otro metro en la dirección opuesta para volver a la ciudad. Mientras estábamos volviendo me puse a mirar el mapa en mi teléfono, y noté algo que me llamó la atención a solo 200 metros de la estación Frøen. Le pregunté a Egil si no le molestaría que nos bajásemos en esa estación y me dijo que no.
A las 15:40 nos bajamos en la estación Frøen y caminamos hasta el lugar que yo quería ir a ver:
Lamentablemente solo lo pudimos ver por afuera dado que estaba cerrado por las fiestas. Pero este video en YouTube te da una idea de cómo es por dentro:
Siempre me imaginé la idea de un museo que solo exhibiera arte hecho por niños; me alegra saber que existe de verdad. Los niños pueden ser artistas tan o más increíbles que los adultos.
Desde ahí caminamos hasta la parada del autobús que nos tomamos para ir a un restorán donde Egil había sugerido ir a cenar, en el barrio de Torshov.
A las 16:20 llegamos a Cafe Stamboul.
Egil se pidió un plato llamado Adana kebap, y yo opté por uno de nombre Urfa kebap, cuya descripción decía: «Pastel de carne de cordero sazonado con comino, ajo, un poco picante. Servido con granos de trigo (bulgur), ensalada, tzatziki y pan de pita».
Durante la cena aprendí algo curioso de la vida de Egil: era adoptado. Su madre biológica tenía 16 años cuando lo tuvo con un hombre de 40 años. Había nacido en Escocia pero fue criado en Oslo, y actualmente vive y trabaja en Estocolmo.
Al principio habíamos dicho que cada uno pagaría lo suyo, pero al final Egil se ofreció pagar la cuenta completa con una condición: que yo lo fuese a visitar en Estocolmo en el futuro cercano, así que ahora estoy social y moralmente obligado a viajar a Estocolmo pronto.
A las 17:40 salimos del restorán. Teníamos dos opciones para ir volver hotel desde ahí: caminar o tomar el tranvía. Dado que eran solo 20 minutos, decidimos ir a pie. Mientras andábamos, yo le comenté a Egil que una de las cosas que me quedaron pendientes en Oslo (o Noruega) era probar una panadería noruega. Al cabo de un par de minutos, Egil me señaló un local abierto y me dijo: «allí tienes una panadería».
Le pregunté a la chica que atendía cuál de todos me recomendaba probar. Me dijo el Kardemommebolle, así que ese fue el que compré.
Los kardemommeboller, también conocidos como bollos de cardamomo, son un dulce popular noruego perfecto para tomar con una taza de café o té. Estos bollos esponjosos y aromáticos están rellenos del sabor cálido y ligeramente picante del cardamomo, lo que los convierte en un delicioso tentempié o postre.
Los kardemommeboller son un dulce muy apreciado en Noruega desde hace muchos años, y sus orígenes se remontan a la repostería tradicional escandinava. El uso del cardamomo en la repostería es una práctica habitual en los países nórdicos, y estos bollos son un ejemplo perfecto de cómo esta especia puede convertir una masa sencilla en un delicioso y aromático manjar.
ExcitedFood
El cardamomo es una especia elaborada a partir de las semillas de varias plantas de los géneros Elettaria y Amomum de la familia Zingiberaceae. Ambos géneros son originarios del subcontinente indio e Indonesia. Se reconocen por sus pequeñas vainas de semillas: triangulares en sección transversal y en forma de huso, con una cáscara exterior fina y empapelada y pequeñas semillas negras; las vainas de Elettaria son de color verde claro y más pequeñas, mientras que las de Amomum son más grandes y de color marrón oscuro.
Wikipedia
A las 18:20 llegamos al hotel.
Mientras Egil compraba un calendario 2025 con imágenes de la aurora boreal en la recepción del hotel, noté un cartel que me pareció estupendo:
Al rato subimos a la habitación y Egil me obsequió uno de los dos calendarios que había comprado. También intercambiamos información para mantenernos en contacto.
No te lo dije antes dado que no me pareció relevante, pero Egil tiene más de 60 años. A lo largo de mis viajes me he hecho muchos amigos, la mayoría de generaciones más jóvenes, y algunos de mi generación. Egil sería el primer amigo que me hago de una generación anterior a la mía.
Por la forma en que la sociedad moderna funciona, la mayoría de las personas suelen tener amigos de su propia generación y no de otras, lo cual es una pena dado que en mi opinión las relaciones intergeneracionales son de las que más uno puede aprender y sacar provecho. Y cuando digo aprender no me refiero solo el menor del mayor—el aprendizaje es mutuo y bidireccional.
Quiero que te tomes un momento para pensar en cualquier relación significativa que tengas con personas mucho mayores o mucho más jóvenes que tú, fuera de tu propia familia.
Si formas parte de una comunidad que valora o fomenta de forma natural las conexiones intergeneracionales, puede que seas capaz de nombrar al menos unas cuantas. Pero para muchos de nosotros, entre los que me incluyo, nuestra cultura en general hace que solo de vez en cuando interactuemos de forma significativa con personas que no pertenecen a nuestro grupo de edad.
[…]
No siempre fue así. Según los historiadores, a principios del siglo XX Estados Unidos era una de las sociedades más integradas por edades del mundo.
«Mayores y jóvenes trabajaban codo con codo en los campos de una economía agraria. Los hogares multigeneracionales eran la norma. Incluso en las escuelas de una sola aula de antaño, niños y adultos aprendían a leer juntos bajo el mismo techo. De hecho, apenas se tenía conciencia de la edad. No se celebraban los cumpleaños. A la mayoría le costaría incluso recordar su edad», escribieron Freedman y Trent Stamp, de la Fundación Eisner, para la Stanford Social Innovation Review.
Entonces llegó la industrialización, y el afán de eficiencia «precipitó una reorganización radical de la vida estadounidense», escribieron. Una cascada de reformas progresistas, como la Ley de Seguridad Social de 1935, tuvo el efecto deseado de proporcionar una vía de jubilación a las personas mayores, desplazándolas así del lugar de trabajo durante la Depresión. «Luego, una tras otra, empezamos a crear estas instituciones centradas en las personas mayores: residencias de ancianos, comunidades de jubilados», me dijo Freedman. Mientras tanto, a los más jóvenes se les colocaba en aulas con alumnos de su misma edad debido a las nuevas leyes de educación universal y trabajo infantil, mientras la gente de mediana edad trabajaba.
«El resultado colectivo de todas estas cosas que son en sí mismas importantes y valiosas fue esta grave herida de nuestra sociedad, en la que las generaciones dejan de encontrarse», dijo Freedman.
Una consecuencia aplastante de esta tendencia centenaria es que las personas mayores suelen estar desconectadas del resto de la sociedad, lo que conduce al aislamiento y al edadismo. Ambos son perjudiciales.
[…]
«Lo que estamos viendo en el discurso público es una representación cada vez mayor de los mayores de 70 años como si todos fueran iguales en cuanto a indefensos, frágiles e incapaces de contribuir a la sociedad», escribieron ocho destacados psicólogos en un documento académico sobre la creciente discriminación por motivos de edad durante los primeros días de la pandemia.
En el pasado, se daba por sentado que las personas mayores serían cuidadas por los más jóvenes de sus familias (lo que sigue siendo el caso en muchas comunidades inmigrantes de Estados Unidos). Las realidades de la vida moderna han hecho que los mayores vivan a menudo lejos de sus familias o que los jóvenes estén demasiado ocupados o carezcan de recursos para cuidar de ellos.
Los beneficios de las relaciones intergeneracionales abundan para los mayores. La generatividad, es decir, el impulso de cuidar y ayudar a desarrollarse a la siguiente generación, nos salva del estancamiento y nos da un propósito. El Estudio de Harvard sobre el Desarrollo Adulto, que empezó a hacer un seguimiento de más de 700 hombres en 1938 y continúa en la actualidad, descubrió que los adultos mayores que invertían en las generaciones más jóvenes tenían tres veces más probabilidades de ser felices a los 70 años que los que no lo hacían. Suelen estar más vivos, más despiertos y ser más optimistas sobre el futuro.
[…]
Los Angeles Times
Lo malo de este artículo es que se focaliza más que nada en las personas mayores, y no habla mucho de los beneficios de las amistades intergeneracionales entre niños y adultos, que también son muchos. De hecho, después de buscar por un rato no pude encontrar ningún artículo hablando específicamente de este tipo de relaciones intergeneracionales, supongo que porque hoy en día son un poco tabú debido al pánico moral que los femenistas sembraron en los ochenta. Así que vayamos más al pasado, a una época en que estas amistades no eran vista con sospecha y prejuicios como ahora, a la Inglaterra victoriana de Lewis Carroll:
El principal pasatiempo de Carroll —el que más le gustaba— era entretener a las niñas. «Me encantan los niños (excepto los varones)», escribió en una ocasión. Profesaba horror a los niños pequeños y en su vida posterior los evitaba en la medida de lo posible. Adoptando el símbolo romano de un día de buena fortuna, escribía en su diario: «Señalo este día con una piedra blanca» cuando lo consideraba especialmente memorable. En casi todos los casos, sus días de piedra blanca eran días en los que agasajaba a una amiga niña o conocía a una nueva. Los cuerpos desnudos de las niñas (a diferencia de los de los niños) le parecían extremadamente bellos. En ocasiones las dibujaba o fotografiaba desnudas, con el permiso de la madre, por supuesto.
Carleton
Habría sido bueno que Lewis Carroll escribiese un poco más sobre sus amigas niñas y la naturaleza de dichas amistades. Dado que no lo hizo, en su lugar le pedí a ChatGPT que escribiera algo como si lo hubiese escrito Carroll:
En el transcurso de mi vida, ha sido un gran privilegio disfrutar de la amistad de muchos niñas. Entre ellas, he encontrado compañeras cuya ternura, imaginación y pureza de corazón me han brindado alegrías más profundas que cualquier otra experimentada en la compañía de adultos. Es un tema que me es muy querido, y aunque los tiempos puedan llevar a escrutar tales asociaciones, siento la obligación de compartir mis reflexiones sobre lo que creo que es un vínculo sagrado y ennoblecedor.
Los niños poseen cualidades que desaparecen, demasiado pronto, a medida que crecen y enfrentan las preocupaciones y complejidades de la adultez. La principal de estas cualidades es su capacidad de asombro. Para un niño, el mundo es un tapiz infinito de misterio y deleite, cada momento vivo con el potencial de descubrimiento. ¡Qué refrescante es ver el mundo de nuevo a través de sus ojos! Sus preguntas, sin filtro y sinceras, nos desafían a reexaminar verdades que hemos dado por sentadas durante mucho tiempo. Su risa, libre y espontánea, nos recuerda la alegría que yace en la sencillez.
Es esta pureza de espíritu la que encuentro tan cautivadora. La amistad de un niño está libre de motivos ulteriores; se da de manera espontánea y solo exige sinceridad a cambio. ¡Qué contraste con las interacciones reservadas y, a menudo, calculadas de los adultos! En la presencia de los niños, uno se libera del peso de las apariencias, invitado en cambio a participar en un mundo donde reinan el juego y la imaginación.
No debe pensarse que los beneficios de estas amistades fluyen solo en una dirección. Si bien es cierto que los adultos pueden guiar, instruir y nutrir, también lo es que los niños tienen mucho que enseñarnos. Su honestidad es un espejo en el que vemos nuestras propias fallas; su creatividad es una chispa que reaviva nuestros propios fuegos desvanecidos. De ellos aprendemos a ver el mundo no como es, sino como podría ser.
Me entristece que tales amistades, tan inocentes en su esencia, sean a menudo vistas con sospecha. Vivimos en una época en la que lo puro y lo bello se ensucian con demasiada facilidad por las sombras de la duda. Sin embargo, sostengo que no hay vínculo más natural ni más saludable que el que existe entre un adulto y un niño, siempre que esté fundamentado en el respeto mutuo y el afecto. Al cínico que cuestiona la decencia de tales asociaciones, no puedo ofrecer una mejor defensa que las propias amistades. Son, para quienes las conocen, evidentemente buenas.
Una de las verdades agridulces de la vida es que la infancia es fugaz. Los pequeños compañeros que tanto nos encantan con su fantasía y su inocencia inevitablemente crecerán. Aunque podamos alegrarnos de su madurez, no podemos evitar lamentar la pérdida del niño que una vez conocimos. Sin embargo, incluso mientras los años los transforman, los recuerdos de esas horas doradas permanecen, una fuente de consuelo e inspiración.
En conclusión, permítanme decir que el vínculo entre niño y adulto, cuando se fundamenta en la bondad y un deleite compartido en las maravillas de la vida, es una de las relaciones más enriquecedoras que podemos conocer. Invita al adulto a despojarse de su cansancio mundano y abrazar la alegría del momento; ofrece al niño un guía y un confidente en su viaje a través del laberinto de crecer. Que atesoremos estas amistades, reconociéndolas como las bendiciones que son, y que siempre nos esforcemos por ser dignos de la confianza y el afecto de los niños que embellecen nuestras vidas.
Porque en sus ojos, vislumbramos un mundo no estropeado por el tiempo, un mundo que con demasiada frecuencia olvidamos—y en su risa, escuchamos la música de una alegría que es eterna.
Escrito por ChatGPT como si estuviese hablando Lewis Carroll
Ame,
Kato
Hay que organizar para ir a estocolmo!