Kara Ema:
El domingo a las 20:00 llegué a Copenhague, Dinamarca 🇩🇰.
Dinamarca es un país nórdico de Europa Septentrional, el más meridional de ellos y también el de menor extensión. Es la metrópoli y parte constituyente más poblada del Reino de Dinamarca, un Estado unitario compuesto por los territorios de la propia Dinamarca, Groenlandia y las islas Feroe, en el Atlántico Norte. La Dinamarca metropolitana o continental se limita a la parte norte de la península de Jutlandia y un archipiélago de 407 islas, cuya capital y ciudad más poblada es Copenhague, en la isla de Selandia.
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Dinamarca destaca como los países escandinavos por tener una ingeniería avanzada, inviernos fríos, muy forestado y de baja densidad de población; nombrado el país menos corrupto del mundo (2010), con alto crecimiento económico desde 1987 y, según estudios, el país donde los habitantes son más felices y uno de los mejores del mundo para vivir.
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Si bien Dinamarca forma parte de la Unión Europea, tiene su propia moneda llamada la corona danesa (símbolo: kr; código: DKK).
A la salida del aeropuerto, justo antes de bajar al andén para tomarme el tren, pasé por un 7-Eleven donde me pedí tres taquitos y una porción de pizza para servirme de cena (77 kr; 10€).
A las 21:00 me tomé el tren y unos diez minutos más tarde estaba en la Estación Central de Copenhague (Københavns Hovedbanegård).
De allí caminé hasta mi hotel, Urban House, a solo 150 metros de la estación.
Hice el check-in y me fui a mi dormitorio, el cual compartía con unas ocho personas más. Me costó alrededor de 100 kr (~13€) por noche. Lo bueno de este hotel es que tiene varios espacios compartidos en la planta baja, incluyendo una cocina y dos salones con sillas, mesas y sofás. Lo malo es que todos los espacios compartidos cierran a la medianoche.
El lunes a las 9:30 salí del hotel en mi primera aventura por la ciudad de København.
No había caminado más de media cuadra que ya me encontré algo que me llamó la atención:
Me encanta ver tiendas eróticas tan abiertamente en la calle ya que para mí es indicativo de cuán sexualmente liberal es un país.
Dos cuadras más adelante estaba el supermercado Lidl, donde entré a comprar algo para desayunar.
En total me compré tres panes para el desayuno, un paquete de galletas y una bolsa de patatas para cuando tuviese hambre durante el día, y unos fideos instantáneos para la noche. Todo me costó 76 kr (10€).
De ahí regresé al hotel, desayuné tranquilo y a las 11:00 volví a salir. Tenía que ir a la embajada de España a hacer un trámite, la cual cerraba a las 12:00 y estaba a unos cuarenta minutos a pie de mi hotel, así que me limité a caminar a paso ligero y sin detenerme en ningún sitio.
Justo antes de llegar a la embajada pasé por el patio de una escuela en donde había niños jugando. Una mujer que también pasaba por allí se detuvo sonriente a hacer fotos de los niños. No pude evitar sonreír al verla; conque así es cómo me veo yo cuando hago lo mismo.
Pero había dicho que no me iba a detener en ningún sitio hasta llegar a la embajada, así que eso hice. A las 12:00 pasadas, cuando salí de la embajada, fui directo a ver aquella escuela primaria por la que había pasado antes, llamada Langelinieskolen.
Unos segundos después de que tomé esta foto se me acercaron dos niñas y una de ellas me empezó a hablar en danés. Estuvo hablando por 15-20 segundos hasta que finalmente la interrumpí y le dije que no la estaba entendiendo. Me preguntó —aún en danés— si hablaba inglés, y le respondí pidiéndole que por favor me repitiera lo que me acababa de decir en inglés. Sinceramente no esperaba que lo hiciera, pero increíblemente lo hizo con un excelente nivel de inglés.
Básicamente las niñas me estaban pidiendo que las ayudara dado que se les había caído un cesto de plástico al contenedor de basura y como eran muy pequeñitas no llegaban a abrirlo ellas solas para recuperarlo. Con gusto las ayudé, pero no gratis: les pedí una foto de ellas a cambio.
Cuando recuperaron el cesto les pregunté si necesitaban ayuda con algo más, tras lo cual me respondieron que sí, dado que aún no habían terminado la tarea de vaciar todos los papeles que estaban en el cesto y meterlos en el contenedor. Así que les mantuve la puerta del contenedor abierta mientras ellas vaciaban el cesto. Era medio complicado dado que los papeles estaban mezclados con nieve, la cual estaba pegada a las paredes del cesto.
Aproveché para hablar un poco con ellas mientras hacían esta tarea, preguntándoles si habían almorzado ya y si tenían más clases. Me dijeron que ya habían almorzado, que tenían más clases, y que recién a las 17:00 las pasarían a recoger sus padres.
Me habría gustado charlar con ellas por más tiempo pero terminaron rápido la tarea que les habían asignado y no quería robarles más de su tiempo, así que simplemente me limite a preguntarles una vez más si necesitaban más ayuda de mi parte. Cuando me dijeron que no, las saludé y las observé mientras se dirigían hacia el edificio.
Ahora que lo pienso ni siquiera les pregunté su edad; por su apariencia diría que tenían la edad de Íris: 7 años. Eran demasiado jóvenes como para tener tan buen nivel de inglés, al menos comparado con lo que venía experimentando en otros países.
De ahí pasé por un parque que tenía juegos para niños. Al igual que en Islandia (👍) y a diferencia con Irlanda (👎), los parques infantiles daneses no tienen restricciones bobas del tipo «prohibido el acceso a niños/adultos no acompañados por adultos/niños».
A las 12:30 fui a Kastellet.
Kastellet (en danés: la ciudadela), es una de las fortificaciones de Copenhague, Dinamarca, y una de las mejor conservadas del norte de Europa. Está construido en forma de estrella con bastiones en sus esquinas. Kastellet fue una continuación del anillo de bastiones amurallados que rodean a Copenhague.
Una serie de edificios se encuentran dentro de los terrenos de Kastellet, incluyendo una iglesia, así como un molino de viento. La zona alberga diversas actividades militares, pero principalmente se utiliza como parque público y sitio histórico.
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De Kastellet me fui a ver a Den Lille Havfrue (La Sirenita).
La Sirenita (en danés Den lille havfrue) es una escultura de una sirena de bronce, que se encuentra en la ciudad de Copenhague. Realizado por el escultor danés Edvard Eriksen, se encuentra en el paseo de la costa Langelinie, en la bahía del Puerto de Copenhague, que desemboca al mar Báltico y próxima también al real palacio de Amalienborg, sobre unas rocas que se adentran en el mar. En la actualidad es el símbolo más prominente de la ciudad. La Sirenita es una de las icónicas estatuas que simbolizan las ciudades; otras incluyen: la estatua de Pania del Arrecife en Napier, Manneken Pis en Bruselas, la Estatua de la Libertad en Nueva York y Cristo Redentor en Río de Janeiro.
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De allí empecé a ir en dirección sur, cosa de ir volviendo de a poco hacia mi hotel, pero pasando y deteniéndome por varios de los sitios que tenía apuntados para visitar.
La Fuente de Gefion (en danés: Gefionspringvandet) es una gran fuente situada en un extremo del puerto de Copenhague, Dinamarca, muy próxima a la famosa estatua de la Sirenita. Cuenta con un gran grupo de figuras de animales inspirados en la legendaria diosa Gefjun de la mitología nórdica. Está situada en el Parque Langelinie junto a la fortaleza de Kastellet y es uno de los monumentos más grandes de Copenhague.
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La iglesia de San Albano, a la que se suele llamar simplemente Iglesia Inglesa, es una iglesia anglicana de Copenhague, Dinamarca. Se construyó entre 1885 y 1887, dedicada a la creciente congregación inglesa de la ciudad. Diseñada por Arthur Blomfield como una tradicional iglesia parroquial inglesa de estilo gótico, se encuentra en un tranquilo parque al final de Amaliegade, en la parte norte del centro de la ciudad, junto a la ciudadela Kastellet y la fuente Gefion y Langelinie.
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La iglesia de Federico (en danés, Frederiks kirke), más conocida por su nombre popular de iglesia de Mármol (Marmorkirken), es un templo luterano en Copenhague, Dinamarca.
Es un edificio de planta redonda que se comenzó a construir en 1749 por deseo del rey Federico V de Dinamarca en conmemoración del tercer centenario del ascenso de los Oldemburgo al trono danés, según diseño original del arquitecto Nicolai Eigtved de estilo rococó.
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El Palacio de Amalienborg (en danés: Amalienborg Slot) es la residencia de la familia real danesa en Copenhague. Está compuesta por cuatro edificios de estilo rococó, realizados por el arquitecto Nicolai Eigtved entre 1750 y 1768, como residencia de diferentes familias de la nobleza danesa. Se convirtieron en residencia real en 1794 cuando un incendio destruyó el Palacio real de Copenhague. Actualmente, la Familia Real danesa lo usa como residencia de invierno
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Amaliehaven es un pequeño parque situado entre el Palacio de Amalienborg y el paseo marítimo, en el barrio de Frederiksstaden, en el centro de Copenhague (Dinamarca). Fue creado en 1983 como donación de la Fundación A.P. Møller y Chastine McKinney Møller. El parque forma parte del llamado eje Frederiksgade, el más corto pero más característico de los dos ejes en los que se centra Frederiksstaden.
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Nyhavn (literalmente, “Puerto Nuevo”, pronunciado ˈnyhɑʊ̯ˀn) es un paseo marítimo, canal y zona de ocio del siglo XVII situado en Copenhague, Dinamarca. Se extiende desde Kongens Nytorv hasta el puerto, justo al sur del Teatro Real. Tiene petit hôtels de colores brillantes de los siglos XVII y comienzos del XVIII, bares, cafeterías y restaurantes. Sirve como un «puerto patrimonial», y tiene muchos barcos históricos de madera.
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El Palacio de Christiansborg (en danés: Christiansborg Slot) es un palacio y edificio gubernamental situado en el islote de Slotsholmen en Copenhague, Dinamarca. Es la sede del Folketing (Parlamento danés), la oficina del primer ministro danés y la Corte Suprema danesa. Además, varias partes del palacio son utilizadas por la monarquía danesa, incluyendo las salas de recepción Real, la capilla del palacio y las caballerizas reales.
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Frente al palacio habían colocado una instalación con carteles y peluches para protestar sobre el impacto de las disputas parentales en los niños y abogar por reformas (como resoluciones más rápidas y mediación obligatoria) en los casos de custodia o de derecho de familia.
A las 14:00 llegué a Det Kgl. Bibliotek (la Biblioteca Real Danesa).
La Biblioteca Real en Copenhague (en danés: Det Kongelige Bibliotek) es la biblioteca nacional del Reino de Dinamarca y la de mayor tamaño de todos los países escandinavos. Todas las obras impresas en Dinamarca desde el siglo XVII están depositadas allí, alcanzando sus fondos hasta los primeros libros impresos en el país en 1482. Fue fundada por el rey Federico III de Dinamarca en el año 1648, aunque solo está abierta al público desde 1793. Desde 1989 se ha fusionado con diversas bibliotecas universitarias. Sus fondos alcanzan más de 32 millones de documentos, de los cuales hay 6 millones entre libros y publicaciones periódicas.
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Me senté a leer el libro de Holt en una sala de lectura silenciosa.
A diferencia de la biblioteca que visité en Oslo, la cual tenía libros por todos lados, en esta más que libros lo que se veía mucho eran espacios de estudio, lectura y relajación, donde podías sentarte ya sea con un libro o con un ordenador y quedarte ahí el tiempo que quieras.
Nunca lo había pensado hasta ahora, pero la verdad es que las bibliotecas son un lugar idóneo para estar unas horas trabajando o estudiando, no solo leyendo. El acceso es público y gratuito, tienen sitio para sentarse, para conectar dispositivos y tienen wifi. Encima no hace falta que consumas nada (a diferencia de si vas a trabajar a Starbucks o a McDonald’s).
A las 16:00 me fui de la biblioteca y pasé por un Netto. Si bien esta cadena de supermercados tiene el mismo nombre que la que estaba en Islandia, en realidad no tienen nada que ver una con la otra y tienen dueños distintos.
Antes de llegar al hotel pasé por la Estación Central.
Había dos 7-Elevens adentro de la estación, y bastante grandes. Es increíble la cantidad de comida preparada que vende 7-Eleven en Copenhague:
En la última imagen puedes ver los taquitos y la pizza que comí el domingo a la noche en el aeropuerto cuando llegué. Lo demás aun no lo he probado pero definitivamente es algo que tengo pendiente, no solo porque se ve delicioso sino también porque es mucho más barato que ir a un restorán y más sencillo que cocinarme algo en la cocina del hotel.
Dentro de la estación había varias tiendas de comida más, incluyendo un McDonald’s y un Starbucks (los cuales no veía hacía más de un mes dado que ninguna de estas cadenas tienen locales en Islandia).
A las 16:40 llegué al hotel y ya no volví a salir.
Ame,
Kato
Las famosas Danish cookies