Kara Ema:
El polaco es un idioma muy bizarro. Por ejemplo, hay una ciudad en Polonia que se llama Wrocław, pero que se pronuncia totalmente diferente de lo que esperarías: vrotswaf. Y en español también es completamente diferente por alguna extraña razón: Breslavia.
Breslavia (en polaco: Wrocław, en alemán: Breslau; en checo: Vratislav; en latín: Vratislavia) es la capital del voivodato de Baja Silesia y la tercera ciudad más poblada de Polonia, con 672 929 habitantes (2021). Está situada en el suroeste del país, junto al río Óder y entre las colinas de Trzebnica y los Sudetes. En Breslavia, confluían dos importantes rutas comerciales: Vía Regia y Ruta del ámbar.
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El jueves a las 8:20 hice el check-out de mi hotel y me fui a la estación de tren. Media hora más tarde llegué a la estación Warszawa Zachodnia (Varsovia Oeste). Salí de la estación y caminé unos metros hasta la terminal de autobuses.
A las 9:30 —quince minutos atrasado— llegó mi autobús. Me encanta FlixBus porque aparentemente está en toda Europa y te permite viajar por todo el territorio europeo a precios muy asequibles, sobre todo comparados con los trenes. El autobús de Varsovia a Breslavia me costó tan solo 10€, mientras que el tren me habría salido 20-40€ y era apenas un poco más rápido (4 horas en lugar de 5). Además en el autobús se viaja igual de cómodo que en el tren, y tienes wifi y aseos.
El largo viaje lo aproveché para terminar de leer el libro de Holt. También creo haber dormido un poco en algún momento, apoyado contra la ventana.
A las 14:45 me bajé en la estación de autobuses de Breslavia, la cual también estaba al lado (enfrente en realidad) de una estación ferroviaria, Wrocław Główny.

Wrocław Główny es la estación de tren de pasajeros más grande e importante de la ciudad de Breslavia, en el suroeste de Polonia. Situada en el cruce de varias rutas importantes, es la estación ferroviaria más grande de la voivodía de Baja Silesia, así como de Polonia en términos de número de pasajeros atendidos.
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Mi hotel (Babel Hostel) quedaba justo enfrente de esta estación, con lo cual no tuve que caminar mucho para llegar a él. Me costó alrededor de 10€ la noche, lo cual no está nada mal, sobre todo por la ubicación supercéntrica que tenía, ubicado en un clásico edificio antiguo europeo con grandes puertas de madera, escaleras de madera y sin ascensores.

Podría haber salido a recorrer la ciudad tan pronto como hice el check-in, pero dado que estaré aquí tres jornadas completas y realmente no hay mucho para hacer, decidí tomarme este día para descansar y pasarlo tranquilo dentro del hotel.
Aunque sí salí un poco a la noche (19:30), a un centro comercial al otro lado de la estación ferroviaria llamado Wroclavia.


Después de recorrer todo el centro comercial fui al Carrefour Market que estaba en la planta baja y me compré algunas cosas para cenar y tener en el hotel de provisiones.

Eso que ves que pone kotlet de volaille es pollo Kiev.
El pollo Kiev, también conocido como pollo Kyiv y pollo à la Kyiv, es un plato a base de filete de pollo machacado y enrollado alrededor de mantequilla fría, luego recubierto de huevo y pan rallado, y frito u horneado. […] La pechuga de pollo rellena se conoce generalmente en las cocinas rusa y ucraniana como côtelette de volaille. Aunque sus orígenes son controvertidos, el plato es especialmente popular en los estados postsoviéticos, así como en varios otros países del antiguo bloque del Este, y en el mundo anglosajón.
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Regresé al hotel a eso de las 21:00 y cené el pollo Kiev mientras veía una peli de comedia japonesa llamada Tampopo (1985).
El viernes me desperté a eso de las 8:00.
Me quedé en la cama un rato, con las cortinas cerradas. Enseguida empecé a escuchar a los polacos, que se estaban levantando también. Uno se puso a hablar por teléfono, mientras los otros hablaban entre ellos, con un nivel de voz bastante alto. Todos se fueron a hacer un café con la máquina que está en la cocina, y cuando volvieron pude oír cada uno de los sorbos que tomaban, así como la masticación de lo que estaban comiendo.
Menos mal que ya estaba despierto, si no sin duda me habría despertado por ellos. Pero ellos no sabían que yo estaba despierto dado que tenía las cortinas cerradas. Menos mal que hay un salón justo al lado del dormitorio que podrían haber usado para llamar por teléfono, hablar y tomar el desayuno. Pero no, prefirieron hacerlo allí mismo en la habitación.
No me gusta generalizar por países dado que no siempre todas las personas que nacen en un país se comportan o piensan de la misma forma, pero en mi experiencia a veces esto se da tan seguido que se puede permitir una generalización como la que voy a decir ahora. Si mis compañeros de dormitorio hubiesen sido japoneses en lugar de polacos, lo que describí en el párrafo anterior jamás habría sucedido. Es el atributo que más me gusta de los japoneses: lo empáticos que son y lo mucho que piensan en cómo sus acciones van a incidir en otras personas antes de efectuarlas. Por eso su sociedad es tan armoniosa y pacífica.
A las 11:30 salí del hotel y empecé la recorrida a pie por la ciudad.



Los enanos o gnomos de Breslavia (en polaco: Wrocławskie krasnale) son pequeñas figuritas (20-30 cm) que han aparecido en las calles de Breslavia, Polonia, desde 2005. Los enanos son una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, la tercera más grande de Polonia. Los turistas suelen recorrer la ciudad con un mapa tratando de encontrarlos a todos.
En 2024, había más de 800 enanos en la ciudad. Seis de ellos se encuentran fuera de la ciudad, en la planta de LG en Biskupice Podgórne.
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Hasta aquí había pasado solo media hora de caminata y ya me había encontrado con dos grandes iglesias. Sigamos.




Como si una iglesia gigante no fuese suficiente a un extremo del puente, no muy lejos del otro extremo podían hallarse dos más. Iglesias vistas en el día: 5.


Europa, te quiero mucho, pero realmente tienes demasiadas iglesias. No existe justificación razonable para tener tantas, sobre todo en ubicaciones centrales urbanas que serían mejor aprovechadas sirviendo como parques o colegios públicos.
A las 13:00 entré a Hala Targowa, el mercado de Breslavia.


Allí encontré un restorán de los que me gustan a mí: ricos, asequibles, y en los que pagas al principio, te dan la comida enseguida, te sientas, la comes y te vas. Aproveché y me pedí para probar mi primera comida polaca: bigos.
El bigos se puede considerar el plato nacional de Polonia, aunque también es tradicional en Lituania, Bielorrusia y Ucrania occidental. Está compuesto de col agria muy similar al chucrut y de varios tipos de carnes frescas, embutidos (como la kielbasa), setas secas y ciruelas secas. Tradicionalmente es un plato de cazadores servido después de la caza. […] El bigos es picante, algo ácido, no muy dulce y huele a carne ahumada y ciruela. En polaco, la palabra bigos significa desorden o tumulto.
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Más tarde visité el centro comercial que te mencioné arriba: Galeria Dominikańska. Me paseé un rato por las tres plantas que tenía, y antes de irme pasé por el Carrefour en el sótano para comprar algunas provisiones.
En el camino de regreso al hotel me tomé un yogur de caramelo salado que me había comprado en el Carrefour.

Cerca de las 15:00 llegué al hotel y ya no volví a salir.

La comida que me compré para cenar esta vez fue placki ziemniaczane, también conocido como Kartoffelpuffer.
El Kartoffelpuffer […] es un plato tradicional de Eslovaquia (zemiaková babka, placka), de la cocina alemana, de la República Checa, de Austria, de Polonia y de otros países de Europa Oriental. En Bielorrusia, y también en Rusia, se conocen como drániki.
El platillo consiste en panqueques fritos de papas ralladas, matzá o harina con un aglutinante como huevo o compota de manzana, a menudo aromatizado con ajo o cebolla picados y condimentos. Se le suele acompañar con crema ácida, queso cottage, compota de manzana o azúcar, o pueden ser servidos solos. A veces se prepara con puré de papas para conformar croquetas con forma de panqueque. A veces se prepara una variante con batatas.
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A la noche cené mientras veía una película de ciencia ficción llamada Freaks (2018).
Ame,
Kato
Estos polacos ruidosos…