Visita a galería de arte en la isla de Djurgården

Kara Ema:

El lunes a la mañana desayuné con Egil y luego él se fue a trabajar. Normalmente trabaja desde la casa pero ese día tenía que ir sí o sí a la oficina en Gamla Stan.

Al mediodía almorcé los ñoquis que me habían sobrado de la otra vuelta.

A las 15:00 salí y caminé alrededor de una hora hasta llegar a Liljevalchs en Djurgården.

Liljevalchs konsthall (en sueco, «Sala de Arte de Liljevalch») es un kunsthalle situado en la isla de Djurgården, en Estocolmo (Suecia). Diseñado por el arquitecto Carl Bergsten (1879-1935) e inaugurado en marzo de 1916, hoy es propiedad del Ayuntamiento de Estocolmo.

Wikipedia

Me había anotado ir a esta galería de arte el lunes dado que es el único día de la semana en que el acceso es gratuito.

Victims of the War de Alexander Ravskyi
I want to know what love is de Hanna Järgenstedt
Fågelpromenad y Finurliga farkoster de Pia Nordqvist
En svensk poesikanon de Karin Lidman Frostenson
Forcefield de Stefan Johansson

Forcefield me hizo acordar a Aelita Andre, la artista de arte abstracto que hace y vende arte desde que usaba pañales.

YouTube player
Video sobre Aelita Andre cuando tenía doce años

A las 16:30 salí de la galería y pasé por otro museo cercano, que según me dijo Egil lo único impresionante que tiene es la fachada.

Nordiska museet (I)
Nordiska museet (II)

De ahí caminé hacia el norte un rato, pasando por Strandvägskajen, hasta llegar a Brunos korvbar.

Strandvägskajen
Brunos korvbar

«Korv» significa salchicha es sueco, por tanto korvbar es un local que vende salchichas (o perritos calientes en realidad). Al parecer los hot dogs son un clásico de la comida rápida (o callejera) escandinava. Son ricos pero no estoy seguro de que valgan lo que cuestan.

El perrito caliente que me pedí en Brunos korvbar (110 kr; 10€).

De ahí me volví a lo de Egil.

A las 21:00 cenamos un estofado con varias cosas que cocinó mi amigo. Estuvo bastante bien.

Estofado

Último capítulo.

Hace cien años, la edad media en que uno se convertía en adulto era a los catorce años, ya fuera por matrimonio o por incorporación al mundo laboral. Ahora, un estudiante de posgrado de treinta años puede seguir siendo un «adolescente», dependiente de sus padres. La adolescencia no solo parece interminable, sino que lo es. Sin un fuerte apoyo religioso y familiar, cada vez es menos razonable esperar que los jóvenes se abstengan del coito. Cuando por fin se alcanza la independencia, el periodo principal para el aprendizaje sexual ha quedado muy atrás. El individuo es menos maleable y tiene menos oportunidades de ampliar sus límites. Las disfunciones ya están bien arraigadas.

[…] El desarrollo sexual en la adolescencia se divide en tres etapas. La adolescencia temprana es la más turbulenta. Comienza con un estirón y los primeros signos de la pubertad. Las chicas empiezan a los diez años, y los chicos dos o tres años más tarde. La adolescencia media comienza alrededor de los catorce años en las chicas y un año más tarde en los chicos. La adolescencia tardía se produce en torno a los diecisiete años y se prolonga durante un periodo indefinido. […] La maduración de la respuesta erótica depende del grado de vergüenza, de la actitud de los padres y de la ausencia de conflictos importantes.

[…] Edith y Candy son buenas amigas desde quinto curso. Pasan juntas al menos una noche de cada fin de semana. Candy está loca por su profesor de matemáticas y Edith está enamorada de Stevie Wonder. Edith es consciente de que sus padres no le permiten tener citas hasta los dieciséis años; Candy sabe que su profesor de matemáticas está casado. Mientras fantasean sobre su amado, cada una se excita intensamente. Pronto Edith está actuando; es la profesora de matemáticas de Candy y ésta es su noche de bodas. […] Edith y Candy se sienten cómodas la una con la otra. Entienden el cuerpo de la otra y pueden crear sensaciones especiales a sabiendas. Pero, ¿con qué sueñan? Con hombres.

[…] Si se aprobara el sexo desde la infancia, las relaciones homosexuales en la adolescencia temprana serían menos importantes. Los juegos sexuales de los niños seguirían un continuo ininterrumpido, evolucionando gradualmente hacia el coito heterosexual. En nuestra cultura, las relaciones homosexuales en la adolescencia temprana que implican juegos sexuales son frecuentes, normales y necesarias. Preparan el camino para posteriores uniones heterosexuales. Especialmente para las chicas, suponen un remedio a la abismal falta de experiencia sexual previa. La vergüenza se mitiga mientras se desarrollan focos de sensibilidad. Las niñas aprenden qué les hace sentir bien y cómo pedirlo.

[…] El sexo puede ser realmente un regalo dado libremente, sin ataduras. Aunque pocos adolescentes de clase media se sienten lo suficientemente cómodos como para aprovecharlo al máximo, ésta es la segunda edad de oro del crecimiento sexual. Un sinfín de rincones apartados aguardan una cita nocturna. Hay tiempo para concentrarse y el ingenio para crear nuevas combinaciones de viejas sensaciones. La carne es cálida y suave, y huele tan bien como lo hacía mamá. Las delicias de la infancia pueden realizarse una vez más a través del gusto, el tacto y el olfato. Sin el yugo de las promesas solemnes y las expectativas de «para siempre», el aprendizaje avanza rápidamente.

[…] A través de múltiples acoplamientos, el joven aprecia qué tipo de pareja le resulta cómoda y qué tipo de relación le satisface. Desarrolla competencias sociales y eróticas, así como un sentido de sí mismo. Es poco probable que el adolescente que aprovecha plenamente este periodo llegue a necesitar una clínica sexual.

[…] Un chico necesita saber que la eyaculación, por frecuente que sea, es normal y no debilita ni causa problemas mentales. Esos conceptos arcaicos siguen vivos en los vestuarios. Las eyaculaciones pueden presentarse como un regalo intensamente placentero, infinitamente renovable. El joven necesita saber que la calidad es más importante que la cantidad de orgasmos.

[…] La chica sin una base erótica firme tiene, en el mejor de los casos, una respuesta frágil. La timidez, la vergüenza y las aprensiones sin forma bastan para sabotear el placer. Necesita saber que una respuesta insuficiente no es inusual, sino que constituye un problema, para el que existe un remedio definitivo. Puede que necesite desarrollar su respuesta erótica a través de la masturbación. […] Si la puerta de su habitación no tiene cerradura, ponle una.

[…] Las películas eróticas son ostensiblemente prohibidas y, por tanto, más intrigantes para el adolescente. La entrada es fácil y la experiencia, cuando menos, entretenida. Aunque parte del material puede resultar inquietante, el erotismo rara vez lo es. […] Cuando los adolescentes ven películas pornográficas, el resultado es una excitación inmediata. El coito o la masturbación son más probables en las horas siguientes. Las escenas perversas no se imitan a menos que la tendencia ya exista. La exposición repetida a películas eróticas entorpece el apetito y disminuye el efecto.

[…] Cuando termina la segunda edad de oro, el adolescente erótico tiene los conocimientos y la experiencia. Se siente cómodo con su propia sexualidad. Sabe lo que es, lo que quiere y, en buena medida, cómo conseguirlo.

The Endless Transition, Sex without Shame

Ahora que terminé el libro me gustaría hacer una reflexión, no tanto sobre el contenido de este libro sino más bien sobre el ser humano y la forma en que construye sus ideas y valores.

La autora de este libro —que era doctora en psiquiatría—, por la forma en que escribía cuando hablaba de homosexualidad, me dio a entender que no estaba muy a favor. Esto tiene sentido dado que en la época en que este libro fue publicado (1978) la mayor parte de la población (incluyendo los psiquiatras) consideraban a la homosexualidad como una enfermedad mental en lugar de una orientación sexual.

Esto me lleva a preguntarme lo siguiente: ¿hasta qué punto el entorno en el que nacemos y nos criamos condiciona nuestros pensamientos y creencias? Si la autora hubiese nacido treinta años más tarde, ¿habría aceptado la homosexualidad y condenado la sexualidad infantil que tanto celebra en su libro? ¿Cuántos escritores de este siglo declararían en sus obras que la homosexualidad es un pecado o que la sexualidad infantil debería ser abiertamente aceptada y fomentada?

Mil preguntas más de este estilo me vienen a la cabeza:

  • ¿Los nazis realmente creían que eran una raza superior y que las razas inferiores merecían morir, o fueron simplemente víctimas del condicionamiento y la propaganda de sus líderes?
  • ¿Los católicos son creyentes porque realmente creen en todo lo que dice la Biblia o simplemente porque nacieron y se criaron en una familia católica y un ambiente religioso?
  • ¿Los patriotas realmente aman a su país o se trata más bien de una falsa emoción generada a partir de indoctrinación cultural y propaganda política?
  • ¿Los que rechazan la poligamia, las orgías, el incesto, la promiscuidad, la pornografía, las drogas, el aborto, etc. lo hacen por convicciones personales o por normas culturales y valores religiosos?
  • ¿Qué es lo que hace que algo sea «apropiado» o «inapropiado»? Por ejemplo, una mala palabra como «mierda», es intrínsicamente mala o son las normas sociales las que le atribuyen esa calidad?
  • ¿Las personas prefieren ir vestidas en lugar de andar desnudas todo el tiempo porque la vergüenza por el cuerpo desnudo es parte de la naturaleza humana o por una cuestión exclusivamente cultural?
  • ¿Los adultos realmente creen que los niños son asexuales o es esto simplemente una consecuencia de la naturaleza tabú de la sexualidad infantil en nuestra sociedad?

¿Podemos decir que somos realmente libres si ni siquiera somos capaces de pensar libremente debido a que nuestras ideas siempre están supeditadas a nuestro entorno?

Mismo si pudiésemos escapar de dicha subordinación y ver la realidad más objetivamente y sin ningún tipo de sesgo cultural, religioso o político, ¿podríamos decir que somos libres si en cualquier momento nuestro gobierno nos puede meter preso por pensar distinto?

Me encanta filosofar sobre estas cosas, aunque a veces pueda ser un poco incómodo y aterrador.