Kara Ema:
Tras un domingo largo, llegó un lunes corto.
Al mediodía fui a la Calle de las Comidas —así es como decidí denominar a la zona con puestos de comida baratos cerca de mi hotel— a por mi almuerzo.

A las 21:30 volví a salir a la Calle de las Comidas para cenar algo. Me pedí un masala dosa para llevar (₹80), así lo podía comer en la cama mientras veía el primer episodio de El Eternauta.
El resto del día me la pasé escribiéndote y asistiendo a clases de la universidad.
El martes fue un poco más activo: caminé 12 kilómetros (versus los 2 de la jornada anterior).
A las 10:30 salí del hotel y me tomé el metro hasta la estación Kailash Colony. Desde ahí caminé por diez minutos hasta llegar a la primera parada programada del día: Dibber International Preschool.

Dibber es un grupo noruego que tiene jardines de infancia en distintos países del mundo. Cuando estuve en Finlandia visité un jardín perteneciente a este grupo; ahora me tocaba visitar uno en la India.
El guardia de seguridad me indicó que escribiese mi información personal (nombre, teléfono, domicilio, etc.) en el libro de visitas. Luego me pidió que me quitase el calzado y me hizo pasar adentro.
Mientras esperaba a que la administradora me atendiera, me puse a leer un cuaderno informativo que estaba sobre la mesa de la sala de recepción.


«Conque una piscina, ¿eh? ¡Genial! ¿Pero por qué se meten con tanta ropa? Ah, cierto que estoy en Asia y no más en Europa…», pensé.
Al rato apareció la administradora y me dio un tour por todas las salas del jardín.







Había muy pocos niños ahora dado que son las vacaciones de verano, pero normalmente tendrían alrededor de 10 niños y dos maestras por clase.
La tarifa que los padres deben pagar para matricular a sus niños en este jardín privado es de aproximadamente 250 mil rupias indias por año (~2600€).
A las 12:30 me fui al Templo del Loto.
El Templo del Loto es un templo bahá’í situado en Kalkaji, Nueva Delhi, India. Se terminó de construir en diciembre de 1986. Destaca por su forma de loto y se ha convertido en una de las principales atracciones de la ciudad. Como todas las Casas de Adoración bahá’ís, el Templo del Loto está abierto a todas las personas, independientemente de su religión o de cualquier otra cualificación. El edificio se compone de 27 «pétalos» independientes revestidos de mármol y dispuestos en grupos de tres para formar nueve lados, con nueve puertas que dan a una sala central de algo más de 34 metros de altura y capacidad para 1300 personas. El Templo del Loto ha ganado numerosos premios de arquitectura y ha aparecido en muchos artículos de periódicos y revistas.
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Dado que muchos niños indios están de vacaciones, a pesar de que era día de semana estaba repleto de gente. Tuve que hacer cola para entrar durante 15-20 minutos.




No tengo fotos del interior dado que eran bastante estrictos con la prohibición de tomar fotografías. Tampoco se podía hablar ni emitir sonido alguno: se debía estar en absoluto silencio.
Esta no es la primera vez que visito una Casa de Adoración Bahaí sino la segunda. La primera había sido en Battambang, Camboya, junto con Kosal, el fundador de la escuela en la que hice voluntariado.
Por cierto, intercambié mensajes con él: me contó que su escuela está en proceso de ampliación, y que una de sus profesoras se casó con uno de sus profesores. Yo los conocí a los dos y me parecían excelentes personas, así que me alegré mucho al enterarme de que se casaron.
A las 13:30 fui a comer algo a un restorán enfrente del templo. Me pedí un pav bhaji y un lassi (₹120).

A las 14:30 visité el templo ISKCON de Delhi.
Sri Sri Radha Parthasarathi Mandir, conocido generalmente como el templo ISKCON de Delhi, es un templo hindú de Krishna y Radha en la forma de Radha Parthasarathi.
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En este templo me dieron de comer gratis. No solo eso sino que me sirvieron un montón de comida, la cual me costó terminar, sobre todo todo porque acababa de comer en otro sitio.


Me pregunto si ofrecerán comida gratis todos los días. Me parece genial que lo hagan, no para mí sino para toda la gente en la India que realmente lo necesita, y que apenas tienen para comprarse un naan. Para todas las iglesias en Europa que cobran entrada y no ofrecen comida: así es como se hace.




A las 15:30 me fui a la misma estación de metro en la que me había bajado cuatro horas antes. En el camino pasé por una escuela pública solo para varones y otra solo para mujeres.

Una hora más tarde llegué al hotel y ya no volví a salir.
Ame,
Kato
La flor de loto