Kara Ema:
El miércoles a las 7:00 pasadas llegué al orfanato.
Finalmente te conseguí fotos de casi todos los espacios para mostrarte cómo son.





Algunas cosas que decir con respecto a los aseos. Hay uno en cada piso; algunos son unisex y otros tienen sexo designado. Los niños se duchan dos veces por semana por turnos en los baños con sexo designado. La forma en que se duchan es utilizando una cubeta. No hay papel higiénico pero sí tienen el bidé tipo manguera.


Lo primero que hice cuando entré fui subir a la cocina a por mi café, luego me junté con los niños en la sala de estudio. Me resulta un poco fuerte el hecho de que estos niños arrancan y terminan el día en la sala de estudio. Si este fuese mi orfanato yo le daría más hincapié al juego libre, al desarrollo de habilidades no académicas (e.g. artísticas, deportivas) y al descubrimiento y profundización de los intereses personales de cada niño. El estudio académico también es importante, pero tampoco exageremos, que al fin y al cabo después acabamos olvidándonos de casi todo.

Cerca de las 8:00 subimos a la terraza y desayunamos.


Cerca de las 9:00 bajamos y salimos del edificio. Antes de arrancar la caminata para la escuela los niños siempre pasan unos minutos lustrando sus zapatos.


Esta vez yo fui el único adulto acompañando a los niños camino de la escuela. Una vez más fui delante de todo, de la mano de uno de los varones más pequeños.
Cuando volví, antes de entrar al edificio me tomé un momento para acariciar a Tommy, el perro del orfanato.

A eso de las 13:30, mientras estaba yendo a la cocina para almorzar me topé con algo totalmente inesperado: una de las niñas. Enseguida aparecieron los demás. Resulta que habían salido de la escuela más temprano porque los profesores tenían una reunión por la tarde. Así que este día almorcé junto a los niños.
Después de almorzar cada uno lavó su plato.

Me alegré de que los niños hubiesen salido más temprano porque significaba dos cosas positivas: una que ellos tendrían más tiempo para jugar y relajarse de lo que tienen normalmente, y dos que yo podría pasar más tiempo con ellos.
A las 14:30 varios de los niños y yo fuimos a la sala de la tele. Yo había traído mi laptop, así que les dejé a los niños jugar con ella un rato. Mientras un grupo de niños jugaba con mi Mac, otro jugaba con mi iPhone y Kwina inspeccionaba mi Apple Watch.

Alrededor de una hora más tarde, anuncié que se terminaba la hora de jugar con mis dispositivos y arrancaba la hora en que yo realizaría una presentación sobre mi país. Es que todavía tenía en mi Mac la presentación que había preparado para los niños finlandeses aquella vez que visité una clase de español en una escuela primaria de Helsinki. Aproveché para reutilizarla con estos niños.

A las 16:00 fuimos a jugar abajo.
Primero jugamos al pilla-pilla o la mancha. Éramos una niña, Kwina, el austríaco Jakob y yo. (Jakob había estado haciendo voluntariado como yo durante ocho meses; ahora ya terminó su período de voluntariado pero sigue viviendo en el orfanato por unas semanas más mientras recorre Nepal.)

Después jugamos a un juego medio extraño que idearon las niñas: consistía primero en que uno tenía que hacer un pasito de baile meneando la cola, y los otros tenían que pretender hacerle fotos. Luego la persona que había hecho el pasito tenía que salir corriendo detrás de los que habían tomado las fotos e intentar atraparlos hasta que ellos llegaban a su casa donde estaban a salvo.


A las 17:00 fuimos a jugar al fútbol a un campo que habían reservado. No tengo fotos de los niños jugando al fútbol porque yo estaba jugando con ellos y no tenía el teléfono encima.

Me gustó la forma en que hicimos la división de los dos equipos. Para que fuese justo y nadie se sintiese mal por no ser elegido, lo hicimos de manera aleatoria: cada uno tenía que decir el número «uno» y «dos» de forma alternada, luego todos los unos se juntaban con los unos y los doses con los doses.
Había varias niñas jugando también, así que los equipos eran mixtos. Sakhi, la mujer de 22 años que vive con los niños en el orfanato, me causó admiración de lo bien que jugaba. Se notó que le gustaba el fútbol y que venía jugando con frecuencia desde pequeña. Al final del partido la felicité por su excelente desempeño, a pesar de que había sido mi contrincante.

A las 19:00 volvimos al orfanato. Como los niños no tenían tarea por casi no haber tenido clases, en lugar de ir a la sala de estudio como normalmente harían, fueron a la sala de relajación y se pusieron a ver YouTube en la tele.

Si bien hoy no era uno de los días en que les tocaba bañarse, los niños que habían estado jugando al fútbol se dieron una ducha mientras los demás veían la tele y mientras Menaka preparaba la cena. Yo también me duché pero mucho más tarde, en casa de Ruchir.
Después de cenar fuimos a la sala de estudio. Parece que al final algo de tarea sí tenían.

Mientras los niños hacían la tarea yo musicalizaba y cantaba; varios de ellos se sumaban también al canto, mismo si no conocían la canción.
También aproveché para jugar con Kwina. Nos hicimos algunas selfis con mi teléfono y jugamos con los filtros de la app Snow (que te ponen orejas de gato, de conejo y esa clase de cosas).
A las 21:00 me fui para mi habitación en la casa de Ruchir.
Ame,
Kato
Espacioso el orfanato!