Kara Ema:
Había estado esperando ansiosamente al sábado toda la semana, puesto que era el día en que los niños tendrían más tiempo libre y podrían participar de las actividades que había planificado para ellos. O al menos eso era lo que yo pensaba.
Cuando llegué al orfanato me los encontré a todos los niños ya levantados y trabajando: estaban limpiando.



Tras la sesión matutina de limpieza, comimos a las 9:30, una hora y media más tarde de lo normal.
Después de comer algunos niños se fueron a duchar y otros a lavar su ropa. Otros más se empezaron a preparar para la actividad importante del día. No, no estoy hablando de las que yo había preparado, sino de la que el fundador del orfanato tenía en mente, y acerca de la cual yo no sabía nada hasta que arrancó. Resulta que los niños tendrían que pasar el sábado —el único día en que no van a la escuela— trabajando pintando sus cuartos. Le pregunté a Ruchir cuándo podrían hacer mis actividades, y me dijo a eso de las 17:00. OK.

Era más que nada los más grandes y los chicos quienes tendrían que trabajar con la pintura; las niñas y los más peques se salvaban. Pero yo quería que todos participaran de mis actividades, así que las tuve que postergar.





A las 14:30 almorzamos, también una hora y media más tarde de lo normal.

A las 17:00 decidí arrancar con una de mis actividades, a pesar de que los chicos más grandes tenían que seguir pintando, dado que si no no llegaría a hacerla nunca.
Los cité a todos los niños que estaban disponibles para jugar en la sala de estudio y les conté que había un tesoro escondido en algún lugar de la casa y ellos tendrían que encontrarlo. Enseguida los niños se lanzaron a la búsqueda.
Encontraron la primera pista escondida dentro de un globo en la sala de relajación.

Se trataba de un laberinto con letras en el camino. Tras resolver el laberinto se dieron cuenta de que las letras sobre el camino correcto formaban una frase: «DEAR KITTY». Me miraron con cara de «¿Y esto qué significa?». Ahí fue cuando les expliqué que para todo lo que no entendieran, podrían hacer uso de mi laptop para investigar en internet.

La investigación los llevó al diario de Ana Frank. Corrieron al tercer piso, donde estaba la biblioteca, y se pusieron todos a buscar el diario. Dentro de él hallaron la segunda pista.

La segunda pista era un rompecabezas con la imagen de la bandera de Nepal. Cuando finalmente consiguieron armarlo, lo unieron con cinta adhesiva y lo dieron vuelta para revelar un acertijo.

El acertijo decía lo siguiente:
I hang upon the wall so high, Ticking gently as hours pass by. I’ve watched you think, I’ve watched you read, But now I whisper what you need. Not in the sky, not on a shelf — What you seek is near yourself. Four silent legs and no heartbeat, Look not above — but at your feet. | Cuelgo de la pared, muy alto, Tic-tac suave, mientras pasan las horas. Te he visto pensar, te he visto leer, Pero ahora te susurro lo que necesitas. No en el cielo, ni en un estante — Lo que buscas está cerca de ti. Cuatro patas calladas, sin latido, No mires arriba sino a tus pies. |
La idea era que se dieran cuenta de tres cosas importantes:
- Que el que hablaba era un reloj que estaba colgando de una pared.
- Que cerca del reloj había una mesa («cuatro patas calladas, sin latido»).
- Que debajo de la mesa estaba la pista («no mires arriba sino a tus pies»).
Les costó así que les tuve que ayudar un poco, hasta que lo entendieron, dieron vuelta las mesas de la sala de estudio y obtuvieron la tercera pista.
Esta pista tenía algo escrito en hiragana, el silabario japonés. Añadí también tres dibujos para que se dieran cuenta del lenguaje en que estaba escrito el texto: una bandera de Japón, un Pikachu y un Doraemon.
En una de las paredes del orfanato estaba el silabario completo, con lo cual lo único que tenían que hacer era ir a esa pared y buscar cada letra allí para hacer la trasliteración.

Las sílabas eran きちぇんかびねと, las cuales se leían como «ki-chen-ka-bi-ne-to». De ahí se tenían que dar cuenta de que la siguiente pista estaba escondida en un gabinete de la cocina.
No tardaron mucho en dar con la bolsa que yo había escondido en la cocina conteniendo los chocolates. Ya tenían el tesoro pero aún debían seguir las pistas hasta la última, la cual les revelaría la combinación para abrir el candado.
En el bolsillo externo del bolso encontraron dos papeles más: uno era la cuarta pista y el otro un código que les serviría para descifrar una pista posterior.
La cuarta pista estaba escrita con números chinos, con lo cual una vez más tuvieron que hacer investigación en la laptop para traducir los números.

Esta pista también ponía «A1Z26», cosa de que los niños lo buscasen y se dieran cuenta de que lo que tenían que hacer con los números era transformarlos en letras aplicando este cifrado, es decir, A=1, B=2, C=3, …, Z=26. Una vez que hicieron todo esto llegaron al mensaje «TREEBRANCH» (rama del árbol). Salieron corriendo a buscar la siguiente pista afuera, arriba del árbol.

La quinta pista involucraba código morse. Nadie sabía qué era este código así que lo tuvieron que buscar. Finalmente descubrieron que lo que les estaba diciendo esta pista era que buscaran en la habitación de Sakhi. Allí encontraron un estuche cerrado con un candado.
Dentro del estuche estaban las pistas #6 y #7. El estuche tenía una ventana que permitía ver la pista #6 sin necesidad de abrirlo, pero la #7 no se podía ver, con lo cual necesitarían encontrar la llave primero.
La sexta pista se dividía en tres diferentes problemas que debían resolver:
Problema | Estrategia | Solución |
---|---|---|
ALPHA BRAVO _ _ _ _ _ _ _ | Aplicar el alfabeto radiofónico | CHARLIE |
ƎTA⅃OƆOHƆ | Colocar frente a un espejo | CHOCOLATE |
UZXGLIB (ATBASH) | Aplicar el cifrado Atbash (A=Z, B=Y, C=X, etc.) | FACTORY |
La pista entonces los llevaba al libro de Charlie y la fábrica de chocolate, el cual también debían encontrar en su biblioteca y abrir para dar con la llave del estuche y con un papel con agujeros que les permitiría resolver una pista posterior.

La pista #7 era un mensaje en código que, una vez descifrado, ponía «FOOTBALL GIRLS SPORTS MEET». Estas mismas palabras estaban escritas en una medalla que colgaba junto con un certificado de una de las paredes de la sala de relajación. Los niños debían encontrar este certificado y descolgarlo de la pared para hallar la pista #8 detrás de él.

Esta pista se trataba simplemente de un texto largo que por sí solo no decía nada: era simplemente una historia. Para resolver la pista los niños debían usar el papel con agujeros que habían encontrado antes, situándolo sobre el papel con el texto largo. Los agujeros revelarían ciertas letras las cuales formarían el siguiente mensaje oculto: «BOY-ROM-UND-BED-MSG» (Habitación de los niños, debajo de la cama, mensaje).
La idea era que debajo de la cama de uno de los niños yo escondería mi Apple Watch, el cual sería la pista #9. Pero en el dormitorio de los niños ya no había camas, dado que las habían sacado todas para poder pintarlo, con lo cual les tuve que dar el reloj directamente sin que lo pudiesen buscar.
Para poder acceder al reloj debían primero darse cuenta de cuál era la combinación de cuatro dígitos. La misma estaba escondida en cuatro de las pistas anteriores que habían encontrado.

Aquí tuvimos que dejar de jugar dado que eran las 20:00—hora de cenar. Dejamos el juego en pausa para terminarlo el día siguiente.
Después de cenar los niños vieron un rato la tele y luego nos fuimos todos a dormir.

Ame,
Kato
Muy bueno todo!!! Genio!