Kara Ema:
Frase del día en tagalo
Umiinom ako ng kape tuwing umaga.
Bebo café todas las mañanas.
umiinom | bebo |
ako | yo |
ng | marcador del objeto directo |
kape | café |
tuwing | cada |
umaga | mañana |
Canción filipina del día
El viernes salí del hotel a las 15:00.
Si bien mi hotel está ubicado en la ciudad de Makati, está a solo 400 metros del límite con Pasay, y unos 200 metros más allá del límite estaba el cementerio de la ciudad de Pasay, con lo cual decidí visitarlo.
Tan pronto como entré apareció un hombre macanudo de 60 años diciendo que él vivía allí y era el caretaker (cuidador) del cementerio. Se dio cuenta de que yo estaba interesado en conocer el lugar así que se ofreció darme un tour.

Este cementerio era muy distinto de los dos de Manila, dado que no tenía calles anchas sino solo pasajes muy estrechos, lo cual lo hacía muy difícil de navegar. Era como estar en un laberinto de tumbas. Me sentí agradecido por tener a un guía ya que si no definitivamente me habría perdido allí dentro.
Lo que sí tenía en común con los otros cementerios que visité es que esta no es solo la morada de gente muerta sino también de gente viva. Parece que esto es algo común en todos los cementerios de Metro Manila, si no de todo Filipinas.





Mis kaibigan (amigos) del cementerio sur de Manila me habían pedido que los volviese a visitar el viernes, y hoy ya era viernes, así que tras mi breve paso por el cementerio de Pasay me pasé al de Manila (que queda geográficamente en Makati).
A las 16:00 llegué al cementerio y no tardé en encontrarme a los niños, quienes me reconocieron enseguida.


Esta niña me dio mucha lástima porque:
- Era muy maganda y magiliw (tierna y simpática).
- Su ropa estaba rasgada y con algunos agujeros.
- Mostraba signos de dermatosis, incluyendo úlceras en sus brazos y piernas, y posiblemente también sarna y otras infecciones.
Así y todo, cuando le pregunté «masaya ka ba?» (¿eres feliz?), me dijo que «opo» (sí), al igual que me dicen siempre los niños cada vez que les hago esta pregunta.
En un momento yo creé unas líneas en la calle con hilo que había comprado y les propuse a los niños jugar una especie de patintero improvisado y simplificado. Patintero es uno de los juegos tradicionales filipinos más populares.
Patintero, también conocido como harangang-taga o tubigan, es un juego infantil tradicional filipino. Junto con el tumbang preso, es uno de los juegos al aire libre más populares entre los niños filipinos.
Wikipedia
Dos equipos se turnan para atacar y defender dentro de un área rectangular dividida en varias secciones por líneas. El equipo defensor se coloca en estas líneas y debe tocar a los jugadores del equipo atacante mientras intentan cruzar el campo de un extremo al otro y regresar sin ser tocados. Los defensores solo pueden moverse a lo largo de las líneas, y los atacantes deben esquivar hábilmente para avanzar. Gana el equipo que logre más cruces exitosos sin ser tocado.


Me habría quedado más tiempo jugando con mis amigos del cementerio sur, pero a las 17:00 me llamó una amiga mía del cementerio norte (Diwata) para pedirme que nos juntáramos. Me despedí de los niños y emprendí camino hacia el LRT.
En el trayecto pasé por la zona de Makati donde me había quedado la primera vez que estuve en Manila.

Hay una razón por la cual tomé una foto de este Alfamart, y es la siguiente.
Dos años atrás, en la puerta de esta tienda de conveniencia me encontré con una niña de la calle llamada April. Le ofrecí entrar al Alfamart conmigo, para que eligiera cualquier cosa que quisiera que yo se la compraría. Luego me la volví a encontrar en mi último día y le compré un menú en Jollibee.
A las 18:00 me tomé el LRT en Vito Cruz y veinte minutos más tarde me bajé en Tayuman. Habíamos quedado en que nos encontraríamos en el centro comercial SM City San Lazaro, a diez minutos a pie de Tayuman.

Diwata había venido desde el cementerio norte con su hijo de 6 años y con sus dos sobrinos, un varón de 4 años y una niña de 8 años. Diwata tiene 26 años y está actualmente sin trabajo. No tiene mucho dinero, con lo cual esperaba que yo le invitara todo. No me molestó porque yo también sacaba provecho, al ver las sonrisas de los niños diviertiéndose y disfrutando de un buen rato en el centro comercial, algo que para ellos es un lujo que no pueden permitirse de forma habitual.
Lo primero que hicimos fue ir a los juegos de arcade. Compré 40 tokens (fichas) por ₱200 (3€).




A las 19:30 fuimos a cenar a Greenwich. Pedimos un plato de pollo y arroz para cada uno de los niños, un plato de lasaña para cada uno de los adultos y dos pizzas pequeñas para picotear entre todos. Todo me costó ₱982 (~15€).

A las 20:30 fuimos a tomar un helado a Caramia. Yo me pedí helado de kape (café); los demás optaron por Cookies & Cream y Ferrero. Todos los niños probaron de mi helado de café, incluyendo el de 4 años; a cambio me dejaron probar del suyo. El helado para todos me costó ₱628 (~9€).

A las 21:00 los niños y Diwata se volvieron al cementerio en triciclo motorizado (₱80; ~1€) y yo me fui a tomar el LRT de regreso a Makati.
Me podría haber bajado en Libertad, que era la estación más cercana a mi hotel, pero estaba con ganas de hacer una caminata nocturna así que me bajé dos estaciones antes, en Vito Cruz.
A pocos metros de la estación, en la esquina entre Pablo Ocampo y la avenida Taft se sitúa un Jollibee. Este es el Jollibee al cual dos años atrás invité a April. Había cinco niñas sentadas frente al Jollibee. Cuatro de ellas se me acercaron —una de las cuales me llamó «daddy»—, pidiéndome dinero. Les pregunté dónde estaban sus padres y me señalaron hacia la avenida. Todavía estaban vestidas con la ropa de la escuela.
Pero yo no las estaba viendo a ellas sino a la quinta niña. Su cara me resultaba conocida. Saqué mi teléfono y busqué las fotos que le había tomado a April hacía dos años. No me quedaban dudas de que era ella. No lo podía creer. Tercera vez que me la encontraba, y siempre en esta calle (Pablo Ocampo). Me puso contento volver a verla y saber que estaba bien, pero al mismo tiempo no pude evitar sentirme también triste: habían pasado dos años en su vida y seguía viviendo en la calle, en extrema pobreza.
Ocho años tenía cuando la conocí por primera vez. Ahora había cumplido los diez, y seguía en la misma situación de antes, viviendo cada día sin saber si iba a tener para comer. Mientras tanto, en este mismo lapso de tiempo, yo había viajado por una veintena de países y Mark Zuckerberg se había hecho seis veces más rico. Qué injusto que es el mundo, ¿no? Y después hay gente que cree en dioses y esas cosas…

Por suerte hay gente buena en este planeta que son como ángeles protectores y salvadores para personas como April; gente que trata de contrarrestar las injusticias de este mundo. Noté que April tenía varias bolsas de supermercado y le pregunté quién se las había dado. Me respondió que una amiga de ella que trabajaba en el Starbucks al otro lado de la avenida cada tanto le compraba cosas.
No se me ocurrió en el momento, pero si alguna vez me la vuelvo a encontrar a April le voy a pedir que me presente a su amiga que trabaja en Starbucks. Seguramente nos llevaríamos bien.
Al rato apareció otra niña más, y se sentó al lado de April. También tenía 10 años y también vivía en la calle. En particular, ambas vivían en la avenida Arellano, no muy lejos de donde estábamos.

Por cierto, esta esquina donde estábamos haciendo tambay era bastante concurrida. Mientras yo estaba sentado charlando con ellas frente al Jollibee, había un montón de gente que pasaba caminando por la acera justo por delante de nosotros. Nadie parecía tener problema con un hombre blanco conversando con dos niñas de la calle y ofreciéndoles golosinas. De hecho un par de veces pasó alguien que saludó a las niñas (un vecino/conocido) y a mí me ignoró completamente.
Cerca de las 22:00 pasé por un Lawson y me compré un cà phê sữa đá (₱100; 1,5€). No me preguntes por qué Lawson en las Filipinas vende café vietnamita pero es un hecho, y me alegra que así sea porque encima es casi igual de rico y barato que el que se consigue en Vietnam.

A las 22:20 llegué al hotel.
Ame,
Kato