Kara Ema:
El jueves llegué a Baguió a las 18:30 (6 horas y media de viaje).
Desde la terminal de autobús caminé hasta la torre de condominio GoshenLand Towers, donde había alquilado un apartamento tipo estudio por Airbnb (~20€ por noche).


Como ves en la imagen, no es más que un pequeño espacio con unas literas, una mesa, una nevera, un escritorio, una mesada con elementos básicos de cocina, y un baño con ducha e inodoro. Lo más importante para mí era el escritorio, dado que sería el sitio donde realizaría mis exámenes en línea.
Lo mejor igual era la ubicación en el centro de la ciudad, muy cerca de casi todos los sitios que tenía marcados para explorar. La ubicación, el wifi y el escritorio fueron las tres razones por las que lo elegí.
El viernes decidí que lo primero que visitaría sería el centro comercial SM City Baguio.
A las 12:00 llegué, tras unos pocos minutos de caminata desde el estudio, bajo el payong (paraguas) dado que estaba lloviendo.

Uno no esperaría mucha gente un viernes al mediodía, sin embargo parecía que toda la ciudad estaba refugiándose de la lluvia allí.

Después de pasearme un rato por las diferentes plantas del mall, decidí almorzar en Tim Ho Wan.
Tim Ho Wan (chino: 添好運) es una cadena de restaurantes de dim sum originaria de Hong Kong. Conocida por ser «el restaurante con estrella Michelin más barato del mundo», la cadena se ha expandido desde entonces y ahora tiene franquicias en 12 países.
En noviembre de 2024, la empresa fue adquirida por Jollibee Foods Corporation de Filipinas.
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Es increíble el éxito que ha tenido Jollibee, generando tantos ingresos como para comprar la mitad de la industria gastronómica en Filipinas. Un montón de cadenas que veo a diario aquí pertenecen a este grupo: Greenwich, Red Ribbon, Chowking, Mang Inasal, Tim Ho Wan, The Coffee Bean & Tea Leaf, Highlands Coffee, etc. Varias de ellas incluso tienen sucursales en el exterior también.

Me pedí las siguientes tres cosas:
- Baked Buns with BBQ Pork (Panecillos al horno con cerdo a la barbacoa)
- Vermicelli Roll with Sweet & Sesame Sauce (Rollitos de fideos con salsa dulce y sésamo)
- HK Milk Tea (Té con leche estilo Hong Kong)
Sentía que era la primera vez en todo el año que empleaba palillos para comer.

Baguió es lo que se conoce en inglés con el término «hill station» (estación de montaña).
Una estación de montaña es una ciudad turística situada a mayor altitud que la llanura o el valle cercanos. El término inglés se utilizó originalmente sobre todo en la Asia colonial, pero también en África (aunque en raras ocasiones), para designar las ciudades fundadas por los colonialistas europeos como refugios del calor estival. Como observa el historiador Dane Kennedy sobre el contexto indio, «la estación de montaña (…) se consideraba un coto exclusivo británico: aquí era posible convertir al indio en un forastero». El término se sigue utilizando en la actualidad, sobre todo en la India, que cuenta con el mayor número de estaciones de montaña, la mayoría situadas a una altitud aproximada de entre 1.000 y 2.500 metros.
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No me agrada mucho este término porque proviene del pasado colonial y opresivo de Asia por los europeos, así que en su lugar utilizaré simplemente «ciudad de montaña».
Me encantan las ciudades de montaña. De hecho habiendo visitado una docena de ciudades vietnamitas, mis dos ciudades favoritas de Vietnam son de montaña (Dalat y Sapa). Por eso sabía que Baguió me iba a gustar mucho también, y así fue.
La primera vez que pude tener una vista panorámica de la ciudad fue cuando subí a la terraza del centro comercial.



Después de estar un rato en la terraza, bajé al supermercado a comprar provisiones para tener en el estudio, incluyendo avena, granola y yogur para recordar mis tiempos en Europa.

Los supermercados asiáticos tienen buena variedad de cafés pero pésima de yogures y lácteos en general. Ese yogur de vainilla que me compré era el único que tenían que no fuese frutal. Y por supuesto nada de skyr, kéfir, buttermilk, quark y demás lácteos ricos que se encuentran en los supermercados europeos.
A las 15:00 salí del centro comercial. Seguía lloviendo.


Fui a dejar las cosas que compré al estudio y al rato volví a salir.
A las 16:00 llegué a la catedral (Catedral de Nuestra Señora de la Expiación de Baguió).



El otro sitio que tenía para visitar también quedaba cerca, y se llamaba Ili-Likha Artist Village. Se trataba de un vibrante espacio creativo con edificaciones en varios niveles construidas alrededor de árboles, usando materiales reciclados como madera recuperada, botellas de vidrio, marcos de ventanas, restos de bicicletas y mosaicos. También se encuentran varios restoranes que ofrecen desde comida vegetariana/vegana hasta platos con influencia local e internacional.





A las 17:00 volví a casa.
A las 20:30 tuve mi primer examen, de la asignatura Alimentación, Higiene y Educación.
El sábado salí del estudio a las 13:00 y me fui directo a Session Road, la arteria principal de la ciudad, para arrancar mi paseo por el centro.
Session Road es una carretera principal de seis carriles y 1,7 kilómetros en Baguio, Filipinas. Forma parte de la Ruta Nacional 231 (N231) de la red de carreteras de Filipinas.
Session Road es la vía principal de Baguio, en Filipinas, y es el eje principal de lo que se denomina el Distrito Central de Negocios de Baguio.
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Por aquí había una importante zona de mercados, vendiendo toda clase de cosas desde ropa hasta frutas y verduras pasando por pasalubongs (suvenires) a precios baratos.



Me compré un frasco de dulce de leche filipino (cosa que jamás me habría imaginado que existía) de 500 gramos por ₱150 (~2€).

La pasta de yema parecía interesante también, y por lo que tengo entendido tiene un sabor similar al dulce de leche. Quizás debería haber comprado esa en lugar del dulce de leche para probar algo diferente. Luego estaba la mermelada de ube, la cual tengo pensado comprar para dar como pasalubong.


Baguió es una ciudad que se siente diferente al resto de Filipinas, al punto de casi parecer otro país. Algunas de las diferencias que he observado:
- Temperaturas frescas de 20 ºC en lugar de 30 ºC como en Manila.
- Estos días ha estado casi siempre nublado o lluvioso (hay menos sol que en Manila).
- A los filipinos que viven aquí los escucho a menudo hablando en inglés en lugar de tagalo.
- Me da la sensación de que hay mucho turismo doméstico (muchos filipinos vienen a visitar desde otros lados) y muy poco internacional.
- Se ven muchos taxis en lugar de los triciclos motorizados que se veían en Manila.
- Si bien hay jeepneys como en Manila, también se ven muchos autobuses pequeños (jeepneys modernos y eléctricos con los que el gobierno está intentando reemplazar de a poco a los antiguos).
- Algunas calles tienen señalizaciones de carril compartido con bicicletas, y algunas aceras tienen superficies podotáctiles para ciegos, elementos típicos de ciudades europeas que no esperaba ver en las Filipinas.
- Baguió es la ciudad Filipinas con menor incidencia de pobreza (3% vs. la media nacional de 15%), y eso se nota bastante. Prácticamente no hay zonas de barrios bajos aquí.
- Se ven muchos menos niños en la calle (haciendo tambay o jugando) como los que me encontraba en Manila o en Dávao.
- Esta ciudad tiene buena cantidad y calidad de parques y zonas verdes. Me gustaría poder decir lo mismo de las otras ciudades filipinas que he visitado.
Este último punto me lleva a los parques ubicados en el centro de la ciudad que visité el sábado, Rizal Park y Burnham Park.



A las 14:00 me pasé de Rizal Park a Burnham Park, el cual es por lejos el parque más amplio y bonito que he visto hasta ahora en este país.






He caminado muchísimo por Metro Manila, y no recuerdo jamás haber visto juegos infantiles allí. Los niños de Baguió son muy afortunados de tener estos, que encima están bastante bien con gran cantidad de columpios, toboganes y balancines.
A las 14:30 entré a la Biblioteca Municipal de Baguio, ubicada a poca distancia de una de las salidas del parque Burnham.

Al igual que cuando entré a la biblioteca de Dávao, me tuve que registrar antes de poder empezar a explorar el edificio. Me pidieron mi nombre, mi teléfono, mi género, mi edad y mi lugar de procedencia. En la parte de género había tres opciones posibles: hombre, mujer y LGBTQ.


A las 15:30 pasé frente a la Escuela Secundaria de Baguio.

A pocos pasos de esta escuela había estos tres murales:



La ciudad está llena de propaganda y campañas antidroga del gobierno como esta.
De ahí tomé Governor Pack Road, una calle detrás de SM City donde hay una terminal de autobuses y varias tiendas de pasalubong.

Justo enfrente de la torre donde está mi estudio hay un FamilyMart. A diferencia de otras tiendas de conveniencia como 7-Eleven y Uncle John’s, hay muy pocos FamilyMart en Filipinas. Entré al FamilyMart y me compré un onigiri y unos cracker nuts de sabor adobo.

Los cacahuates estilo japonés, también conocidos como cacahuates japoneses o cracker nuts, son un tipo de snack hecho a base de cacahuates que se recubren con una masa de harina de trigo y luego se fríen o tuestan. Vienen en una variedad de sabores diferentes.
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A las 16:00 llegué a casa.
A las 23:00 tuve mi segundo examen, de la asignatura Legislación Educativa y Organización de Centros.
El domingo salí del estudio a las 10:00.
Pasé por el centro pero esta vez seguí de largo para meterme más en las zonas residenciales que están sobre la ladera de la montaña.


A las 10:30 llegué a Hatch Coffee.



Me pedí un shakerato (café batido y azucarado, lácteos, nata, coronado con pinipig) y ube grilled cheese sandwich (sándwich de mozzarella, cheddar y ube de Baguió). Me costó ₱519 (~8€).

Una hora más tarde reanudé mi paseo.


Si no me equivoco, este barrio de la ciudad se llamaba Quirino Hill.

Me resulta muy bizarro esto del toque de queda. Japón suena una melodía al atardecer para recordar a los niños que se está haciendo tarde y deberían regresar a sus casas, pero no los fuerza legalmente a estar encerrados. Finlandia tampoco impone nada, sino que deja que las familias decidan los límites apropiados para sus hijos. Así debería ser en todo el mundo. ¿Los niños que viven en la calle en Filipinas cómo hacen para cumplir con el toque de queda?
A las 11:30 pasé por una cancha de baloncesto barrial que estaba siendo utilizada como aparcamiento para ciertos vehículos.

Me pareció un poco triste ver esta escena. Me acordé de las canchas de baloncesto de Dávao siempre repletos de niños y jóvenes jugando y haciendo tambay; mientras tanto las de Baguió están vacías. La indicencia de pobreza en Dávao es del 12%, cuatro veces mayor que la de Baguió. ¿Tendrá algo que ver con eso? ¿Será que los niños de familias de clase media o alta prefieren pasar el tiempo encerrados en la casa jugando a la Play o viendo YouTube, mientras los niños de familias con menos recursos prefieren salir a jugar afuera?


Como te conté más arriba, la ciudad —y el país, a decir verdad— está llena de propaganda antidroga. Lo que me gusta de este cartel en particular es que reconoce una verdad incómoda para mucha gente: el hecho de que el tabaco y el alcohol son drogas nocivas tanto como la marihuana y otras drogas ilegales. La razón por la cual es incómodo reconocer esto es porque muchos consumen alcohol y tabaco indiscriminadamente, y además pone en evidencia la incoherencia y arbitrariedad de las leyes.
A las 12:15 llegué a Bayan Park in Aurora Hill, un simpático parque en una colina.




Este cartel también me gusta porque reconoce que los individuos mayores de 13 años no son niños, ya que dice:
- «For 13 years old and above only» (Solo para mayores de 13 años)
- «Not for children» (No apto para niños)
A partir del siglo XIX, con el auge de la educación obligatoria y otros cambios sociales derivados de la Revolución Industrial, los jóvenes de 13 a 17 años comenzaron a ser considerados niños (o «adolescentes») categóricamente distintos de los adultos. Esta nueva clasificación no solo alteró su estatus legal, sino también sus comportamientos y expectativas. Al ser tratados como menores incapaces, se les limitó el acceso a responsabilidades y toma de decisiones, reduciendo su autonomía y prolongando artificialmente su dependencia. Con el tiempo, muchos asumieron ese rol infantilizado, reproduciendo la idea inicial y convirtiéndola en una profecía autocumplida. En otras palabras, se trata de una injusticia estructural impuesta por la adultocracia, que define arbitrariamente los límites de la autonomía juvenil según sus propios intereses. Al infantilizar a los adolescentes, no solo se les niega participación, sino que se restringe su desarrollo bajo la apariencia de protección. Es control disfrazado de cuidado.
Claro que, para pagar una entrada al cine o al parque de atracciones, los adolescentes cuentan como «adultos». Pero en otros contextos, se los reduce a «niños» cuando conviene limitar su autonomía. La categoría que se les asigna no responde a una lógica coherente, sino a los intereses y conveniencias de los adultos. ¿Responsabilidad penal? Sí, porque ya se les considera suficientemente maduros. ¿Capacidad para salir de noche, tomar decisiones sobre su identidad de género o sobre con quién mantener relaciones? No, porque entonces «aún no tienen edad». Esta doble vara revela una manipulación estructural: los adolescentes son niños o adultos no según su desarrollo real, sino según lo que le resulta más cómodo al sistema adultocéntrico.
A las 12:30 me fui del parque y continué mi rumbo.


A las 13:00 pasé por una tienda de comida y decidí almorzar allí. Me pedí un plato llamado Lechon Pares Overload.

No estuvo nada mal por ₱100 (1,5€). Además incluía arroz y sabaw (caldo de la sopa) ilimitados. También tenían a modo autoservicio guindilla, salsa de soja y patis (salsa de pescado).
A las 15:00 volví a casa.
A las 17:30 tuve mi tercer examen, de la asignatura Teoría y Práctica de la Investigación Educativa.
Ame,
Kato
Que mal que te tomen examen un domingoo