Kara Ema:
Frase del día en tailandés
ผมจะไปซื้อตั๋วเครื่องบินไปเวียดนาม
phǒm jà pai sʉ́ʉ tǔa khrʉ̂angbin pai wiiatnaam
Voy a ir a comprar un billete de avión a Vietnam.
ผม | phǒm | yo (forma masculina) |
จะ | jà | ir a (marcador de futuro) |
ไป | pai | ir |
ซื้อ | sʉ́ʉ | comprar |
ตั๋ว | tǔa | billete / boleto |
เครื่องบิน | khrʉ̂angbin | avión |
ไป | pai | a / hacia |
เวียดนาม | wiiatnaam | Vietnam |
Ya voy por más de la mitad del libro Sex at Dawn. Hoy leí el capítulo 18, que cuenta sobre la época en que la «histeria» era una enfermedad comúnmente diagnosticada en las mujeres, todo porque no querían aceptar que las mujeres tienen deseos y emociones sexuales al igual que los hombres.
La histeria fue una de las primeras enfermedades en describirse formalmente. Hipócrates la mencionó en el siglo IV a. C., y aparece en todos los textos médicos sobre salud femenina escritos desde la Edad Media hasta que fue eliminada de la lista de diagnósticos médicos reconocidos en 1952 (veintiún años antes de que finalmente se eliminara la homosexualidad). La histeria seguía siendo una de las enfermedades más diagnosticadas en Estados Unidos y Gran Bretaña a principios del siglo XX. Quizás te preguntes cómo trataban los médicos esta afección crónica a lo largo de los siglos.
Te lo contaremos. Los médicos masturbaban a sus pacientes femeninas hasta el orgasmo. Según la historiadora Rachel Maines, desde la época de Hipócrates hasta la década de 1920, se masajeaba habitualmente a las pacientes femeninas hasta el orgasmo.
[…] ¿Y cuáles eran los síntomas de esta «enfermedad»? Como era de esperar, eran idénticos a los de la frustración sexual y la excitación crónica: «ansiedad, insomnio, irritabilidad, nerviosismo, fantasías eróticas, sensación de pesadez en el abdomen, edema pélvico inferior y lubricación vaginal».
[…] Los hombres que proporcionaban esta lucrativa terapia no escribían sobre el «orgasmo» en los artículos médicos que publicaban sobre la histeria y su tratamiento. Más bien, publicaban discusiones serias y sobrias sobre el «masaje vulvar» que conducía al «paroxismo nervioso» y que proporcionaba un alivio temporal a la paciente. Al fin y al cabo, se trataba de pacientes ideales. No morían ni se recuperaban de su enfermedad. Simplemente seguían volviendo, ansiosas por recibir más sesiones de tratamiento.
[…] El monopolio médico sobre la provisión de orgasmos extramatrimoniales socialmente aceptables para las mujeres se garantizaba mediante una estricta prohibición de que las mujeres o las niñas se masturbaran ellas mismas hasta alcanzar el orgasmo. En 1850, la revista New Orleans Medical & Surgical Journal declaró la masturbación enemigo público número uno, advirtiendo: «Ni la peste, ni la guerra, ni la viruela, ni una multitud de males similares han tenido consecuencias más desastrosas para la humanidad que el hábito de la masturbación: es el elemento destructor de la sociedad civilizada». Se advertía a los niños y a los adultos que la masturbación no solo era pecaminosa, sino también muy peligrosa, ya que sin duda acarrearía graves consecuencias para la salud, como ceguera, infertilidad y locura. Además, estas autoridades afirmaban que las mujeres «normales» tenían poco deseo sexual de todos modos.
[…] Las clitorectomías continuaron realizándose en los Estados Unidos hasta bien entrado el siglo XX como cura para la histeria, la ninfomanía y la masturbación femenina. Todavía en 1936, el libro Holt’s Diseases of Infancy and Childhood (Enfermedades de la infancia y la niñez), un respetado texto de medicina, recomendaba la extirpación quirúrgica o la cauterización del clítoris como cura para la masturbación en las niñas.
[…] Antes de convertirse en objeto de cirugía, el clítoris había sido ignorado durante siglos por los autores masculinos de elaborados cuadernos de bocetos anatómicos. No fue hasta mediados del siglo XVI cuando un profesor veneciano llamado Matteo Realdo Colombo, que anteriormente había estudiado anatomía con Miguel Ángel, se topó con una misteriosa protuberancia entre las piernas de una mujer. […] Colombo informó con orgullo su «descubrimiento» del clítoris al decano de su facultad. […] la respuesta probablemente no fue la que Colombo había anticipado. El profesor fue «detenido en su aula a los pocos días, acusado de herejía, blasfemia, brujería y satanismo, juzgado y encarcelado. Sus manuscritos fueron confiscados y su [descubrimiento] no volvió a mencionarse hasta siglos después de su muerte».
[…] Estimaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud sugieren que aproximadamente 137 millones de niñas sufren algún tipo de mutilación genital cada año.
Antes de la guerra contra las drogas, la guerra contra el terrorismo o la guerra contra el cáncer, existía la guerra contra el deseo sexual femenino. Es una guerra que ha durado mucho más que cualquier otra, y sus víctimas ya suman miles de millones. Al igual que las demás, es una guerra que nunca se puede ganar, ya que el enemigo declarado es una fuerza de la naturaleza. Sería como declarar la guerra a los ciclos lunares.
Sex at Dawn (Cap. 18)
Por fortuna, hoy en día las mujeres ya no son más patologizadas como histéricas. Por desgracia, las niñas (y los niños) siguen siendo patologizados por actos naturales.
Una niña de tres años fue enviada por un amigo médico debido a una forma peculiar de leves afecciones convulsivas que, según informó la madre, duraban bastante tiempo. Estos ataques se producían a intervalos irregulares, con frecuencia cuando la niña jugaba en el suelo o se agachaba sobre una silla. Los síntomas enumerados eran enrojecimiento de la cara y ligeras contracciones alrededor de los ojos, con un profundo suspiro de vez en cuando. La niña estaba bien constituida, era pálida y tenía la cara un poco hinchada. […] Unas pocas preguntas y respuestas bastaron para convencerme de la presencia de masturbación en la niña. Nunca tuvo ningún tipo de ataque mientras dormía. Nunca tuvo ninguno mientras caminaba o mientras jugaba y se movía. Siempre los tenía cuando estaba sentada. Tenía mucha tendencia a mantener los muslos muy juntos o a cruzar las piernas. Se rascaba y se frotaba las extremidades violentamente, se le ponía la cara morada, empezaba a sudar, le temblaban los ojos, que a menudo parecían excitados, y se recostaba agotada, suspirando o respirando con dificultad. Para confirmar el diagnóstico, se le tomó la temperatura rectal y se comprobó que era normal; se examinó la orina y no se encontró albúmina. Estos casos no son en absoluto raros.
[…] Las causas de la masturbación, independientemente de si se considera un hábito adquirido o una enfermedad, son muy diversas. Tengo conocimiento directo de casos en los que el hábito se contrajo por el trato que recibían los bebés, tanto varones como mujeres, por parte de las niñeras o los sirvientes. La agradable sensación que experimentaba la víctima al ser acariciados y estimulados suavemente los órganos genitales y, cuando se mostraban rebeldes, la mayor manejabilidad que ello les confería, provocaba un deseo morboso que conducía al onanismo en su forma más violenta.
Sobre la masturbación y la «histeria» en los niños pequeños (Jacobi, 1875)
La forma en que el doctro Jacobi describe a la masturbación infantil como si fuese una patología en lugar de algo placentero, tildando a la «víctima» de sufrir «ataques» y deseos «morbosos» y «violentos»… Francamente me repugna.
Así como la sociedad del siglo pasado no estaba dispuesta a aceptar que la sexualidad femenina es natural, la sociedad actual sigue sin querer aceptar que la sexualidad infantil es natural, entonces cuando un niño se masturba dicen que tiene convulsiones o «trastorno de gratificación»:
El trastorno de gratificación es una forma de comportamiento masturbatorio, o el comportamiento de estimular los propios genitales, que a menudo se diagnostica erróneamente y se observa predominantemente en bebés y niños pequeños. La mayoría de los pediatras coinciden en que la masturbación es un comportamiento normal y común en los niños en algún momento de su infancia. El comportamiento se considera un trastorno cuando el niño lo convierte en un hábito, y los diagnósticos erróneos de este comportamiento pueden dar lugar a pruebas innecesarias e invasivas para detectar otras afecciones graves de salud, como múltiples trastornos neurológicos o motores.
El comportamiento del trastorno de gratificación se asemeja mucho al de una convulsión, aunque la apariencia exacta varía. A menudo implica síntomas de enrojecimiento, o cuando la piel de la cara se enrojece, sudoración, gruñidos y movimientos erráticos del cuerpo. El niño permanece consciente durante los episodios de masturbación infantil y puede distraerse de la conducta, lo que podría ayudar a descartar la sospecha de una afección grave. Otros síntomas pueden ser: frotamiento rítmico o cadencioso de los genitales contra objetos o las manos; mirada fija o aturdida; estiramiento de las piernas o cruce de piernas; y sensación placentera después del episodio.
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La gran mayoría de los casos diagnósticados con «trastorno de gratificación» son de niños pequeños, menores de 5 años. Pienso que esto se debe a que esa es la edad en que los niños empiezan a darse cuenta de que a los adultos no les gusta que hagan estos movimientos en público, entonces los siguen haciendo pero en privado. También puede tener que ver con el período de latencia de Freud, aunque personalmente no soy muy partidario de la teoría del desarrollo psicosexual impulsada por este neurólogo.
Se llama trastorno de satisfacción—es un eufemismo, si alguien fuera incapaz de autosatisfacerse, eso sería un trastorno.
Doctor House
El domingo estuvo lloviendo una buena parte del día, pero no me afectó porque me la pasé en casa de todas formas, haciendo cosas como leer mi libro y estudiar tailandés.
A las 22:00 fue el único momento en que salí a la calle: al 7-Eleven a por algo para cenar (฿138; ~3,7€). La noche estaba inusualmente plácida, con el soplo de una brisa tenue y una temperatura moderada en la que no sentías ni frío ni calor. Estaba idóneo para salir a hacer una caminata nocturna; lástima que viva en el medio de la nada y lo único que haya más allá del 7-Eleven sean jaurías de perros queriendo atacar a todo transeúnte solitario.
Al volver a casa me calenté la comida y me puse a ver el primer episodio de la última temporada de Upload, una serie estadounidense de comedia y ciencia ficción estrenada en 2020.
El lunes me tocaba compensar el inactivo domingo. Según la app de mi teléfono que me calcula las distancias recorridas caminando, el domingo hice apenas un kilómetro mientras que el lunes marqué 17.
A las 12:30 me tomé el 2-28. Una hora más tarde llegué a River City Bangkok.
River City Bangkok, The Anchor of Arts & Antiques (RCB) es el principal centro de arte, antigüedades y estilos de vida cultos de Bangkok, Tailandia. Se encuentra en el río Chao Phraya, en el muelle Si Phraya, cerca de muchos grandes hoteles.
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Las cuatro plantas de este centro cultural estaban repletas de objetos de arte, incluyendo pinturas, esculturas, dibujo digital, figuras y demás. Parecía estar todo a la venta.
















Me quedé un rato parado en la librería hojeando este libro, que me llamó la atención porque su tapa contenía la que probablemente sea mi palabra favorita en tailandés: sanuk.
Sanuk o sanook (สนุก) es una palabra tailandesa que se traduce comúnmente como «diversión». Se utiliza en inglés para describir el concepto cultural tailandés que considera la diversión y el disfrute como «un componente habitual e importante de la vida cotidiana». Esto se expresa a través de una amplia gama de actividades, que incluyen numerosas fiestas tradicionales, pero también contextos religiosos y laborales.
Sanuk no se limita al puro entretenimiento o a las actividades de ocio. También abarca «la sensación de disfrute, emoción o placer que se tiene al participar en el trabajo, el juego o cualquier otra actividad». En el lugar de trabajo, el sentido tailandés de sanuk contrasta con la sociedad occidental moderna, donde el trabajo y el ocio suelen mantenerse separados. Sin embargo, las actividades han experimentado cambios significativos desde el inicio del rápido desarrollo económico y el cambio social en la década de 1980.
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El libro enumera algunas expresiones tailandesas relacionadas con el concepto cultural de sanuk:
ใจดี | jai dii | amable, generoso (literalmente, «buen corazón») |
ใจเย็น | jai yen | tranquilo, paciente, sereno (literalmente, «corazón frío») |
ใจเย็นๆ | jai yen yen | tranquilo, tómatelo con calma |
เข้าใจ | kao jai | comprender (literalmente, «entrar al corazón») |
เกรงใจ | kreng jai | considerado, respetuoso |
ความสุข | kwaam suk | felicidad, alegría |
ไม่มีปัญหา | mai mee pen ha | no hay problema, está bien |
ไม่มันไม่ทำ | mai man mai tham | si no es divertido, no lo hago |
ไม่เป็นไร | mai pen rai | no importa, no es nada |
สนุกไหม | sanuk mai | ¿Es divertido?, ¿Te estás divirtiendo? |
Esta última pregunta se las he hecho a niños tailandeses un par de veces, y siempre me responden con «sanuk» («me estoy divirtiendo»).
Hablando de niños tailandeses, uno de los capítulos de este libro estaba dedicado a ellos. Tomé fotos de casi todas sus páginas para poder leerlo más detenidamente después y también para poder contarte algunas cosas de las que dice.
Una de las primeras cosas que me llamó la atención cuando llegué a Tailandia fue lo felices y bien educados que eran los niños, especialmente cuando iban de compras. Literalmente, nunca se oía a un niño lloriqueando para que le compraran un juguete nuevo ni a niños pequeños gritando en plena rabieta (básicamente, la banda sonora de cualquier expedición de compras en el Reino Unido). Incluso llamamos a nuestro hijo Siam (el nombre histórico de Tailandia) con la esperanza de que algo de esa magia se le contagiara.
Ayuda que los centros comerciales tailandeses fomenten la sensación de sanuk al tener casi tantos parques infantiles y zonas de restauración como tiendas. Algunos incluso tienen enormes piscinas en la azotea. Pero aún no he vivido ningún día allí que se haya vuelto tan ruidoso y desagradable como muchos en Occidente… y eso se debe a que el estilo relajado de la crianza de los hijos en Tailandia da lugar a niños más felices y menos estresados. Al igual que el sentido del sanuk impregna el estilo de vida tailandés, los padres tailandeses se esfuerzan por transmitir a sus hijos esta sensación de alegría de vivir sin preocupaciones.
Cuando Siam era pequeño y visitábamos a amigos con hijos de edades similares en el Reino Unido, salir juntos de casa para ir a cualquier sitio solía convertirse en una batalla campal entre padres e hijos en la puerta. Independientemente del tiempo que hiciera, el escenario era siempre el mismo: «Ponte el abrigo». «No, no tengo frío». «Fuera hace frío». «No me importa, no me lo voy a poner». Y así sucesivamente… Para cuando conseguían meterlos en sus abrigos, estaban llorando y todos los adultos buscaban el vino. Lo que se suponía que iba a ser una salida divertida se había convertido en una batalla de voluntades sin ganadores.
Aunque ningún padre tailandés tiene que decirle a su hijo que se abrigue para protegerse del frío (la temperatura rara vez baja de los 25 °C), es poco habitual ver una escena similar en Tailandia. Su filosofía, a menos que exista un peligro real, es dejar que los niños sigan adelante y pronto aprenderán. Si tienen frío, la próxima vez se pondrán el abrigo. En pocas palabras, ese es el estilo sanuk de criar a los hijos. Se trata de tranquilidad, confianza, sentido común y calma.
[…] En Tailandia, criar a un hijo para que sea una buena persona es una gran responsabilidad. Tanto es así que uno de los insultos más fuertes que se pueden lanzar es «phɔ̂ɔ-mɛ̂ɛ mâi sàng-sɔ̌ɔn», que significa «tus padres no te han educado», ya que insulta tanto a la persona como a sus padres.
El agradecimiento y el cuidado hacia los padres o las personas mayores están arraigados en la cultura tailandesa. Con la idea de que toda la familia ayuda a criar a los niños, en lugar de que sea solo responsabilidad de mamá o papá, las tías y las abuelas suelen estar disponibles para ayudar cuando es necesario. Esta familia extensa hace que los jóvenes se sientan seguros y se crían con un profundo respeto por sus mayores, inclinando la cabeza al pasar y haciendo el wai, una ligera reverencia con las palmas de las manos juntas. […] Este respeto se mantiene, sorprendentemente, hasta la adolescencia. En las cálidas noches de Bangkok, todavía me parece increíble ver a adolescentes haciendo recados para sus padres sin quejarse.
[…] La cultura tailandesa, tan favorable a los niños, hace que estos reciban mucha atención positiva y cariño por parte de todo el mundo, incluso de desconocidos. Pude comprobarlo cuando, como madre primeriza, deambulaba sin rumbo fijo por un centro comercial de Bangkok con mi bebé Siam en brazos. Me encontraba en una tienda silenciosa y muy exclusiva, y cuando se me acercó una de las impecables vendedoras, me quedé paralizada; las prendas de diseño estaban claramente fuera de mi alcance (por no hablar de mi estilo de vida). Inesperadamente, ella tomó a Siam de mis brazos con una sonrisa y se alejó, mostrándolo a sus colegas para que lo admiraran y lo abrazaran. (Era un bebé muy lindo, pero aún así…)
[…] Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pero intentar allanarles el camino en la vida puede resultar contraproducente. Desde los padres helicóptero, que controlan cada detalle de la vida de sus hijos, hasta los padres cortacésped, que eliminan cualquier obstáculo que ven en su camino, estamos criando a una generación joven que lucha por desarrollar su autonomía. Cuando los padres están siempre ahí para evitar un problema o arreglar el desastre, los niños pierden la oportunidad de aprender valiosas lecciones de vida a partir de los errores que cometen. Sanuk anima a centrarse en lo positivo: la nueva forma de divertirse en cualquier situación. Si nunca les dejas ir, nunca aprenderán a asumir responsabilidades, y si nunca experimentan el fracaso, pueden desarrollar un miedo abrumador a decepcionar a los demás. Es mucho mejor darles la confianza necesaria para probar cosas nuevas y no sentirse devastados si cometen un error.
[…] A los tailandeses no les gusta tomarse las cosas demasiado en serio; en Internet, por ejemplo, se utiliza la expresión «len net», que significa «jugar en la red». Muchas actividades llevan el prefijo «len» (jugar) para indicar que no se trata de una actividad seria, sino de algo divertido con lo que simplemente disfrutar.
Si aún recuerdas la alegría de hacer lo que te gustaba sin que los adultos interfirieran, es porque este «juego libre» es la mejor forma de divertirse. Fuera de la escuela, los niños tailandeses son libres de disfrutar del tiempo de juego sin mucha interferencia de los adultos, lo que les permite aprender valiosas habilidades para la vida. El tiempo de juego no es solo para entretenerse, es esencial para ayudar a los niños a crecer y aprender […]. A través del juego, los niños aprenden a experimentar, ponerse a prueba, aprender nuevas habilidades, compartir, turnarse, hacer amigos, trabajar en grupo, negociar, resolver conflictos… Así que déjales espacio, déjales divertirse y disfruta del proceso.
Si le preguntas a la mayoría de los padres qué quieren para sus hijos, la respuesta es sencilla: que sean felices. Y eso no es solo un capricho, es un objetivo muy importante: los niños más felices tienen más probabilidades de convertirse en adultos más exitosos y realizados. Cuando la crianza de los hijos es un campo de batalla, nadie gana, pero la belleza de la crianza sanuk es que reduce los conflictos innecesarios, por lo que todos se benefician. Es un estilo de crianza que pone en el centro la felicidad tanto de los padres como de los hijos, y utiliza el humor para mantener la armonía.
El pequeño libro de Sanuk
Cerca de las 15:00 me fui de River City y empecé a recorrer Talat Noi.
Talat Noi (en tailandés: ตลาดน้อย) es un barrio histórico de Bangkok. Ocupa aproximadamente el área del subdistrito del mismo nombre en el distrito de Samphanthawong. Situado en la periferia del barrio chino de Bangkok, Talat Noi ha sido el hogar de varias comunidades étnicas chinas desde poco después de la fundación de Bangkok. En la zona se encuentran varios edificios históricos, como la iglesia del Santo Rosario, la sucursal de Talat Noi del Siam Commercial Bank y la mansión So Heng Tai.
[…] Las casas y las callejuelas están cubiertas de grafitis, lo que hace que el lugar sea muy popular entre los adolescentes, los hipsters y los turistas extranjeros que quieren experimentar un barrio tradicional chino. Está cerca de otras atracciones del histórico barrio adyacente de Bang Rak, en Charoen Krung Road: Captain Bush Lane y House No.1, la antigua aduana, la oficina general de correos de Bangkok y la catedral de la Asunción.
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Con lo primero que me crucé fue la Iglesia del Santo Rosario.
La Iglesia del Santo Rosario (en tailandés: วัดแม่พระลูกประคำ) también conocida como Kalawar (กาลหว่าร์, del portugués: Calvario), es una iglesia católica en Bangkok […]. La historia de la iglesia data de 1769, cuando un grupo de católicos portugueses se reasentaron en la zona después de la caída de Ayutthaya […].
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Frente a la iglesia había un colegio católico llamado Kularb Wittaya. Era grande y con varios edificios; por lo que entiendo atiende a todos los niveles educativos, desde jardín hasta secundaria.


Continué mi paseo por Talat Noi, topándome con bastante arte callejero.


Me pareció genial descubrir que muchos de los murales en este callejón habían sido realizados por estudiantes de distintas escuelas de Bangkok.








A las 15:30 me pasé al barrio chino.
El barrio chino de Bangkok es uno de los más grandes del mundo. Se fundó en 1782, cuando la ciudad se convirtió en la capital del reino de Rattanakosin, y sirvió de hogar a la población china inmigrante, principalmente de Teochew, que pronto se convirtió en el grupo étnico dominante de la ciudad. Originalmente centrado en Sampheng, el núcleo del barrio chino se encuentra ahora a lo largo de la calle Yaowarat, que sirve como su arteria principal y a veces da nombre a toda la zona […].
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Ya había visitado el barrio chino de Bangkok en algún momento, pero a la noche.



Un problema que tuve aquí es que, como aún no había almorzado, estaba buscando puestos de comida callejera donde pudiese comprar comida china barata y rica para comer mientras paseaba, pero no pude hallar nada más que restoranes. Al parecer los puestos de comida en el barrio chino recién aparecen a la noche.


Mientras andaba por el barrio recibí un mensaje de Shali, diciéndome que estaba en River City. Yo le conté que estaba cerca, y que en cuanto terminase mi paseo iría a encontrarme con ella ahí. Eso hice.
A las 17:00 me junté con Shali en Everyday, un restorán dentro de River City. Shali pidió un par de cosas para compartir conmigo, incluyendo unos rollitos de primavera.

A las 19:00 nos pasamos a Art Focus, donde Shali pidió un té para ella y un macchiato para mí.

Al rato nos fuimos de River City, caminamos cinco minutos y llegamos a un restorán indio llamado Sallim Restaurant. Había sido mi idea ir a cenar ahí y yo le había dicho a Shali que la invitaría.

Me costó todo ฿320 (~8,5€).
A las 20:40 me despedí de Shali mientras ella se subía a la moto taxi para ir a su casa. Por mi parte decidí que antes de volver a casa caminaría hasta Dusit Central Park para conocer este nuevo centro comercial frente al parque Lumphini.
Dusit Central Park es un rascacielos de uso mixto actualmente en construcción en el distrito Bang Rak de Bangkok, Tailandia. Ocupa un terreno de 23 rai (3,7 ha) en la esquina de la intersección Sala Daeng, al comienzo de la calle Si Lom, en el distrito financiero de Bangkok, y sustituye al antiguo hotel Dusit Thani, que se encontraba allí desde 1970 hasta 2019. […]
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Este «rooftop park» (parque en la azotea) me hizo acordar a los centros comerciales en Japón, que suelen tener jardines en la azotea. En Bangkok no es tan común pero este estaba bastante bien, con juegos infantiles, abundante vegetación y espléndidas vistas a la ciudad.
Otra cosa que me gustó —y sorprendió— de ver en este centro comercial fue lo siguiente. Es común que los centros comerciales en Tailandia tengan baños especiales para niños, con inodoros más pequeños. También es común que haya un cuarto especial para cambiar a los bebés. Este cuarto suele ser de uso exclusivo para mujeres, es decir que los hombres no pueden ingresar a cambiar a sus niños. Este no era el caso en Central Park.

A las 22:00 me fui del mall y me tomé un autobús para volver a Nonthaburi.
Ame,
Kato
Muy buenos los murales!!