Kara Ema:
El martes a las 10:00 me tomé un taxi (Bolt) al aeropuerto (฿477; ~12,5€).
Una hora más tarde ya había pasado seguridad y estaba esperando mi vuelo en el Aeropuerto Internacional Suvarnabhumi.
Mi vuelo por Vietnam Airlines estaba programado para el mediodía, pero como en Hanói había una tormenta se terminó demorando unas tres horas.
A las 17:00 pasadas llegué al Aeropuerto Internacional de Nội Bài. Seguía lloviendo bastante cuando llegué a Hanói.

A veces me gusta la gente y a veces no me gusta. Me gusta la gente cuando piensa en los demás para evitar causar inconveniencias. No me gusta la gente cuando no espera a que se bajen todos antes de subir al metro, cuando habla por teléfono en el dormitorio de un hostal, o cuando no se coloca detrás de la línea en el carrusel de equipaje en el aeropuerto.

Si todo el mundo dejara ese espacio todos se beneficiarían, dado que sería más fácil recuperar la maleta entrando desde cualquier lado. Pero como la gente no suele pensar en el beneficio de todos sino solo en el propio, cada uno se pone lo más cerca posible de la cinta.
En fin. Después de recuperar mi maleta me quedé un rato largo en el aeropuerto antes de salir dado que tenía que:
- Reservar un hotel.
- Comprar una eSIM.
- Ver de qué forma iba a llegar desde el aeropuerto hasta el hotel.
Normalmente todas estas cosas las tengo planificadas antes de aterrizar en el nuevo país o ciudad. La razón por la cual no tenía nada hecho esta vez fue porque la idea original no era quedarme en Hanói sino ir el mismo día que llegaba a una provincia al norte llamada Hà Giang. Pero debido a las condiciones meteorológicas desfavorables (tifón, tormenta, lluvias torrenciales, inundaciones, derrumbes) he tenido que postergar mi visita al norte de Vietnam.
A las 20:30 me tomé el autobús número 86, que va desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad y cuesta ₫45k (~1,5€).

Cerca de las 22:00 me bajé frente a la Ópera de Hanói y desde ahí caminé un par de cuadras hasta mi hotel, Heritage Corner Hostel.
Hice el check-in, pagué las dos noches que había reservado (₫190k; ~6€) y me fui a acostar.
A las 22:30 me llamó Kalaya por videollamada y me pidió que le mostrara el hotel (o al menos eso es lo que yo creí que me estaba diciendo).
En algún momento me dormí.
Por cierto, si bien hacia la noche la lluvia había apaciguado, durante la mayor parte de la jornada había llovido tanto y tan fuerte que varias partes de Hanói estaban inundadas y muchos chicos se tuvieron que quedar a dormir en sus escuelas porque nadie podía pasar a buscarlos. Por suerte los días siguientes ya no llovió tanto como este.
El miércoles tenía que terminar de escribirte lo que había pasado en mis últimos días en Tailandia, así que como no había mucho espacio en mi hotel para estar cómodo escribiendo, decidí ir al McDonald’s que estaba a una cuadra. De paso almorcé ahí (era mediodía).

A las 15:30 salí del McDonald’s y fui a dar una vuelta al lago Hoàn Kiếm.




Al rato pasé por un restorán que vendía bánh cuốn, una de mis comidas vietnamitas favoritas, la cual no comía desde hacía casi un año. Me pedí un plato por ₫35k (~1€).

Debo decir que la comida vietnamita me gusta mucho más que la tailandesa. Además, los lugares para comer en Vietnam me gustan más, dado que suelen sitios supersimples, baratos y ricos, con mesas y butacas en la acera, con servilletas y condimentos. Mientras tanto en Tailandia muchas veces ni siquiera tienen servilletas para darte, y si pides te las cobran.

Los sitios de comida en Tailandia son muy distintos que los de Vietnam. En Tailandia lo más común es comprar comida en un mercado, esperar a que te la preparen, pagarla, y luego llevártela a una mesa para comerla en el momento o bien llevártela a tu casa. En Vietnam pides la comida, te sientas en la mesa —que suele estar en la acera—, comes y cuando terminas de comer pagas y te vas.
Las tiendas de conveniencia también son diferentes, y pienso que aquí también gana Vietnam. En Tailandia la mayoría son 7-Eleven, los cuales no suelen tener un espacio con mesas y sillas para sentarse y comer allí dentro. Otra cosa que no me gusta de 7-Eleven en Tailandia es que te piden que consumas un mínimo de ฿200 para poder pagar con tarjeta. En Vietnam hay otras opciones como Circle K, que sí suele tener un espacio para comer adentro.
Los supermercados vietnamitas también les ganan a los tailandeses, al menos en lo que respeta a lácteos. Yo soy una persona muy lactosa (?) —me refiero a que me gustan mucho los lácteos—, y los que conseguía en Tailandia la verdad que dejaban mucho que desear. Vietnam es para mí el país de Asia que mejor variedad y calidad de lácteos tiene (aunque aun así no llega a acercarse a la variedad que hay en ciertos países europeos como Islandia y Finlandia). El skyr sigo sin poder conseguirlo, pero por lo menos ahora tengo yogures de queso y postres tipo pudding de leche como el Monte.
A las 17:00 pasé por un WinMart y me compré un yogur de queso y dos potes de postre de leche Vinamilk. Eso con una botella de agua grande me costó ₫37k (~1,2€).


De ahí me volví para el hotel.
A las 19:00 volví a salir, a hacer una caminata nocturna y a ir a un lugar para encontrarme con alguien.



Una cosa que me di cuenta durante esta caminata es que Hanói es sorprendentemente caminable, sobre todo comparado con Bangkok (fíjate por ejemplo lo ancha que es la acera en la última foto). En general siento que Vietnam es mejor para caminar que Tailandia, aunque al fin y al cabo sigue siendo un país que prioriza el tráfico vehicular por sobre el peatonal, con lo cual si bien será mejor que Tailandia, no llega ni cerca a ser lo caminable que es Japón.
Veinte minutos más tarde llegué a FujiMart.

Había quedado en juntarme aquí con Linh, mi amiga vietnamita que tiene tres hijas. Las hijas ahora tienen 5, 9 y 13 años. No las veía desde hacía once meses. Suong y Diễm están un poco más altas, pero fuera de eso están iguales que la última vez que las vi. Misma voz, mismo carácter, misma cara. A la más grande (Phuc) no la vi todavía; igual nunca fui muy cercano a ella porque ella nunca se interesó en ser mi amiga.
Charlamos un rato, fuimos a verla a Diễm en su clase de canto, tomamos un helado, y a las 21:00 ellas se fueron a su casa en la bici y yo me volví caminando al hotel.

El jueves a las 11:30 me pasé a otro hostal que quedaba a 500 metros del anterior. Se llamaba Nusmile Homestay. Costaba básicamente lo mismo (₫100k por noche) pero este me gustaba más porque las camas eran más espaciosas y cómodas, las taquillas eran más grandes, había menos gente, y el área de uso común también era mayor.
A las 12:00 salí caminando desde mi nuevo hotel hasta la casa de Linh, que me había invitado a almorzar unos nem (rollitos de primavera vietnamitas). En la casa solo estaban Linh y Suong; las demás niñas estaban en la escuela.



A las 14:00 fuimos en la moto a Trung tâm Hy Vọng (Hope Center), una organización para el cuidado de jóvenes con discapacidades intelectuales. Ya habíamos visitado juntos este lugar anteriormente.
Linh había preparado una actividad que consistía en pintar y decorar una linterna estrella.
Una linterna estrella (en vietnamita: Đèn ông sao) es un juguete tradicional vietnamita que se utiliza a menudo en el Festival del Medio Otoño. El juguete está hecho de bambú, papel de colores Neohouzeaua y yute. El juguete es muy apreciado en la sociedad vietnamita como una parte única y distintiva del Festival del Medio Otoño y se fabrica a mano en aldeas especializadas en artesanía tradicional.
Wikipedia

Si bien en esta foto que saqué justo aparecen dos mujeres, en realidad la mayoría de los presentes eran hombres. La prevalencia de discapacidades intelectuales es más alta en los hombres que las mujeres.


En un momento alguien encendió la tele y pusieron este vídeo de unas lolis bailando con linternas estrella:
A las 16:15 llegamos a la escuela de Diễm para pasarla a buscar. Se trataba de una escuela primaria internacional. Lo curioso para mí fue que las aulas eran pequeñas y algunos cursos tenían menos de diez alumnos (el de Diễm en particular era uno de los más chicos, con apenas cuatro estudiantes).




A las 17:00 Diễm se fue a clase de violín mientras Suong, Linh y yo fuimos a tomar un tentempié a una tienda de TH. Ves, esto es a lo que me refiero con que Vietnam es un país con buenos lácteos: tanto es así que los dos productores locales de lácteos más grandes (TH y Vinamilk) tienen estos locales para venta de sus productos directo al consumidor.

Mis dos sabores favoritos de helados TH son el de café y caramelo, y el de queso. Dudé unos instantes cuando Linh me dijo de elegir uno que ella me lo compraría, hasta que al final opté por el de café y caramelo.

A las 18:00 fuimos a cenar a un local de phở llamado Phở Khôi Hói. Yo invité a todos (₫145k; ~4,7€).



A las 19:30 Linh me dejó en mi hotel y se fue en la moto a su casa con las niñas.
Ame,
Kato
Buen reencuentro!