Vuelta al mágico pueblo de Sapa

Kara Ema:

Frases del día en vietnamita

Đi tàu hoả từ Hà Nội đến Nha Trang mất hai mươi tiếng.
Ir en tren desde Hanói hasta Nha Trang tarda veinte horas.

điir
tàu hoảtren
từdesde
Hà NộiHanói
đếnhasta
Nha TrangNha Trang
mấttardar / costar (en tiempo o esfuerzo)
hai mươiveinte
tiếnghora(s)

Nhà tôi cách ga tàu hoả chỉ tám trăm mét.
Mi casa está a solo ochocientos metros de la estación de tren.

nhàcasa
tôimi / yo
cáchestar a (una distancia de) / distar
ga tàu hoảestación de tren
chỉsolo / solamente
tám trămochocientos
métmetro(s)

El martes me levanté a las 6:30 y salí a la calle a dar un pequeño paseo matutino. Pasé por un WinMart para aprovisionarme de snacks ₫104k (~3€).

WinMart — Notar a la niña con la mochila yendo a la escuela por su cuenta.

Unos minutos más tarde, mientras estaba volviendo al hotel, pasé por una escuela primaria. Estaban las puertas abiertas y los niños jugando en el patio, esperando a que se hiciera la hora de entrar a clases.

Me paré al lado de la puerta abierta, sin entrar del todo al patio, pero lo suficientemente asomado como para que los alumnos me vieran. Pasó exactamente lo que me imaginé que pasaría: los niños vinieron corriendo a saludarme y a chocarme los cinco.

Parece una película de zombis con las personas corriendo para escapar, solo que todos sonrientes en vez de asustados.

Al igual que la escuela que visité el día anterior, en esta —que estaba dentro de la ciudad— los alumnos no utilizaban uniforme; solo el pañuelo rojo en el cuello.

A las 7:17 alguien tocó el tambor escolar, y tan pronto como los niños lo escucharon se despidieron de mí y corrieron hacia el edificio para ir a sus respectivas aulas.

Había una razón por la cual estaba despierto tan temprano, y es que a las 8:20 tenía que estar en la oficina de Bằng Phấn para tomarme el autobús hacia mi siguiente destino. Por suerte la oficina estaba a la vuelta de mi hotel, así que no tuve que caminar mucho.

A las 8:45 el autobús llegó y arrancó el trayecto hacia Sapa.

Ya había estado en Sapa el año pasado, con lo cual esta era mi segunda vez yendo a este pueblo de montaña. Había dos importantes diferencias ahora:

  1. La vez pasada solo fui a pasar un fin de semana, es decir solo dos días y una noche. Esta vez la idea es quedarme más tiempo.
  2. La vez pasada estaba con Idalia y Renzo, con lo cual tenía que coordinar todo con ellos. Esta vez estaba solo, lo que me daba más libertad.

Te he mencionado alguna vez que Sapa es uno de mis sitios favoritos de Vietnam, lo cual sigue siendo cierto y es la razón por la cual tenía ganas de volver. El único problema que tengo con Sapa es que es muy turístico —vienen muchos turistas y la mayoría de las atracciones tienen precio, incluyendo las visitas a las aldeas—, aunque supongo que esto es inevitable en un lugar tan hermoso como este.

Tras seis horas de viaje, a las 15:00 llegué a mi hotel en Sapa, llamado Nhật’s Sapa Central Hostel. A ₫52k (1,7€) la noche, no me sorprendería que sea el hostal más barato de todo el pueblo. La ubicación era bastante céntrica, a solo 300 metros de la iglesia.

Nhật’s Sapa Central Hostel

Cuando hice el check-in no había nadie más en el dormitorio; más tarde llegó una sola persona. Si recuerdas en el hostal donde me había quedado la vez anterior tampoco había nadie más que yo. Pienso que esto se debe a que la gran mayoría de los turistas que vienen a Sapa no se quedan en hostales en el centro del pueblo sino en homestays en las aldeas alrededor.

A las 17:15 volví a salir para recorrer el pueblo.

Fui primero al Bảo tàng Văn hoá Sapa (Museo cultural de Sapa), el cual era gratuito.

Museo por fuera
Museo por dentro

Lo más interesante para mí fueron las fotografías que mostraban cómo lucía Sapa unos cien años atrás.

Sapa en la década de 1920 – Escuela para alumnos locales.
Mercado de Sapa entre 1920 y 1929
Iglesia de piedra de Sapa en el año 1986
Vestimenta del pueblo hmong en el mercado de Sapa entre 1920 y 1929
Pueblo de Sapa entre 1920 y 1929
Hotel Fansipan situado en la calle principal de Sapa entre 1920 y 1929
Sapa en la década de 1920, el arte de la danza con khèn del pueblo hmong.
Servicio de automóviles Lào Cai – Sapa.
Modelo de casa hmong

A las 18:00 me fui del museo y continué mi paseo.

Công viên văn hoá Sa Pa (Parque cultural de Sapa)
Escultura de dos personas haciendo una danza tradicional hmong
Sun Plaza

Dentro de este edificio había tiendas y la entrada al funicular para llevarte al teleférico para llevarte a la cima del monte Fansipan. Un viaje de ida y vuelta en el funicular y el teleférico cuesta más o menos un millón de dongs (~33€).

También es posible ir a la cima de Fansipan haciendo senderismo, que es lo que me habría gustado hacer a mí, pero de acuerdo a lo que he estado leyendo solo está permitido escalar esta montaña con un guía, y el guía cuesta más incluso que el funicular y el teleférico.

Pintura de la cima de Fansipan
Nhà Thờ Đá Sapa (Iglesia de piedra de Sapa)
Iglesia por dentro
Intersección de calles frente a la iglesia
Công viên Sapa (Parque de Sapa)
Tiendas e iluminación (I)
Tiendas e iluminación (II)
Tiendas e iluminación (III)
Iluminación y decoración alrededor del lago (I)
Ídem (II)
Hồ Sa Pa (Lago de Sapa)

Tras dar una vuelta entera alrededor del lago, me detuve a donde estaban las niñas hmong bailando.

Lolis hmong con vestidos tradicionales bailando cerca del lago

Estaba esperando volver a ver esto.

En internet vas a encontrar a un montón de occidentales horrorizados al venir a Sapa y ver a estas niñas pequeñas bailando todos los días en el centro del pueblo. Estos individuos lo llaman «trabajo infantil» y «explotación». Yo no lo veo así.

¿Recuerdas a las niñas hmong que se paseaban con flores por la aldea de Lung Cam? ¿O a los niños que tocaban el khèn? Podría argumentarse que esto también es «trabajo infantil», al igual que las pequeñas bailarinas de Sapa. Sin embargo, cuando yo les pregunté a estos niños si eran felices, todos me dijeron que sí con grandes sonrisas. Las bailarinas de Sapa también estaban sonriendo cuando pasé. No parecían estar siendo forzadas por sus padres a estar ahí. Mientras ese sea el caso, personalmente no veo ningún problema.

Además, la realidad en los países en vías de desarrollo —a diferencia de los países occidentales ricos— es que todos los niños trabajan en mayor o menor medida, máxime en las zonas más rurales. En Vietnam, Tailandia, Laos, Camboya, Filipinas me he cruzado infinidad de veces con niños ayudando a sus padres en sus negocios, ya sea en un hotel gestionado por una familia en el centro de la ciudad, o en una granja familiar en el campo.

No tiene nada de malo que los niños trabajen. Después de todo es algo que han estado haciendo junto a los adultos por más del 90% de la historia de la humanidad, hasta que se inventaron las escuelas y se decidió que los niños tenían que vivir separados de los adultos y encerrados en estos establecimientos educativos.

En el Occidente y en países desarrollados los niños también trabajan: hay actores infantiles, modelos infantiles, cantantes infantiles, influencers, streamers, YouTubers, TikTokers, atletas, artistas y idols, como las junior idols que yo iba a ver cada tanto mientras estaba en Japón. Yo actué en una película como personaje de fondo («extra«) cuando era niño. Recibí 50 pesos y nadie consideró que estaba siendo «explotado».

En fin, volviendo a la escena de las niñas bailarinas que contemplé frente al lago. Noté que todos los que estaban presentes —las niñas, las madres y la audiencia— tenían sonrisas en las caras. Las madres sabían exactamente lo espantosamente adorables que lucían sus hijas bailando con esos vestidos tradicionales. Estas niñas tenían el poder de dibujar sonrisas en las caras de hasta el más arisco transeúnte.

Niñas bailando en Sapa
Niñas bailando en Sapa (si no me equivoco lo que la madre le estaba dando de comer a las niñas eran castañas).

A las 19:00 llegué al mercado nocturno de Sapa.

Mercado de Sapa

Había muchísima menos gente en el mercado comparado a lo que recordaba que había la última vez que fui, lo cual tiene sentido dado que la última vez era fin de semana.

Lo que más tenía ganas de volver a comer en el mercado eran los pastelitos de castaña o bánh hạt dẻ. Me pedí tres, uno de cada gusto: original (castaña), taro y matcha. Me costaron ₫20k (~0,7€).

Pastelitos de castaña, un clásico de Sapa.

Luego también me pedí un bánh tráng nướng por ₫30k (1€). Esa fue mi cena.

Los vendedores la llamaban «pizza vietnamita» para los turistas extranjeros, ya que era un nombre más comercializable que bánh tráng nướng.

Mientras estaba en el mercado llovió un poco. Hablando del tiempo, algo que se me olvidó mencionar antes es que en Sapa ahora hace frío, sobre todo por las noches y a la mañana. También está bastante nublado; nada que ver con el tiempo soleado y caluroso que hacía en Hà Giang. La diferencia climática se debe principalmente a que el pueblo de Sapa está ubicado a 1600 metros sobre el nivel del mar.

A las 19:45 me fui del mercado y pasé por un WinMart, donde me compré unos snacks (₫57k; ~2€). Al rato también pasé por un supermercado local llamado Xuân Trường Mart, el cual era grande (tres plantas) y tenía buenos precios. Lo único malo es que no aceptaban tarjeta sin imponer mínimos de compra o recargos porcentuales.

Xuân Trường Mart

Me compré algunas provisiones más para llevarme al hotel, incluyendo algo que nunca antes había visto: sữa chua muối (yogur bebible salado).

Sữa chua muối y cà phê muối

Caminé de regreso al hotel mientras bebía mi yogur salado.

A las 20:30 rentré.

Ame,
Kato