Kara Ema:
Frase del día en vietnamita
Bánh quy ngon cực và người bán xinh thật.
Las galletas están riquísimas y la vendedora es muy guapa.
| bánh quy | galleta(s) |
| ngon | delicioso |
| cực | extremadamente / súper |
| và | y |
| người bán | vendedor(a) |
| xinh | bonito / guapo |
| thật | realmente / de verdad |
Sábado 25 de octubre.
Me desperté con los primeros cantos de los gallos, antes de las cinco de la mañana. Todavía era de noche. Lo primero que pensé fue «qué bien, voy a poder ver el amanecer por primera vez en muchos meses». Tan pronto como salí fuera de la casa ese pensamiento quedó opacado por este otro: «qué mal, no voy a poder ver el amanecer porque el tiempo hoy está igual o peor que ayer: nublado, frío, con neblina y lloviznas intermitentes».



Entre las 6:00 y las 6:30 se fueron despertando y saliendo de las habitaciones todos los demás. Ahí fue cuando conocí al marido de Mang—se ve que había llegado anoche después de que yo me fuese a mi cuarto. También conocí al primo de los niños, que había venido a jugar con el niño a las canicas y a los naipes.

Otra persona que apareció en la casa durante la mañana fue la abuela de los niños; la madre del marido de Mang (estaban en la aldea de la familia del marido, no de Mang—la familia de Mang quedaba en una aldea aledaña).

En un momento subí al segundo piso para ver qué había, dado que todavía no había ido.



En esta última foto, si te fijas bien en la pared de la derecha podrás ver una manguera saliendo del muro. Según me contó Mang, esta manguera les daba acceso a agua proveniente directamente de los arroyos de la montaña, y era completamente gratis para ellos. Lo único que tenían que pagar de servicios era la electricidad.
Con esa agua que obtenían de la montaña y con esas cubetas azules de plástico que ves en la foto, lavaban los platos y la ropa. Algunos aldeanos que no tienen ducha también utilizarían estas cubetas para lavar sus cuerpos. Mang tenía duchas en un cuarto afuera, compartido entre su casa y la de sus suegros que quedaba justo al lado.
A las 7:00 me puse a jugar un poco con el niño varón, que era el hijo que más se interesaba por mí, no porque fuese varón sino porque —creo yo— era más pequeño que las otras dos adolescentes y además porque no tenía smartphone como sus hermanas. ¿Quién necesita una persona con quien jugar cuando tienes un smartphone con conexión a internet?
Mang me preguntó que quería desayunar, y yo le respondí que lo mismo que desayunaran ellos normalmente (arroz, frutas y vegetales). Dado que yo era su invitado especial —los hmong son igual de hospitalarios que los vietnamitas—, ella me quería ofrecer algo más rico, así que fue con la moto al supermercado de la aldea a comprar harina para hacer panqueques.

Al principio pensé que estaba haciendo los panqueques para todos, pero no: Mang y sus hijos desayunaron un bol arroz con frutas y vegetales como habitualmente suelen hacer, mientras que a mí me dieron un plato con tenedor y cuchillo en lugar de palillos para comer los panqueques. También me ofrecieron un café con leche.


A las ocho en punto desayunamos.

Los hmong no realizan ningún tipo de ritual antes de empezar a comer. Nada de rezos, ni oraciones, ni palabras de agradecimiento por la comida. Por supuesto que por cortesía esperan a que todos estén sentados en la mesa para arrancar, pero nada más. Lo mismo cuando terminan de comer: no hay ninguna frase establecida como tienen los japoneses; simplemente se van levantando de la mesa a medida que van terminando.
Después de desayunar el varón se fue a la casa de su primo a jugar con él. Las niñas se fueron a la parte exterior de la casa, y se quedaron ahí con sus teléfonos.
Yo quería ir a dar una vuelta por la aldea, y me habría gustado que una de las niñas me acompañara. Le pedí a Mang que le preguntara a las niñas si querían ir a dar un paseo conmigo, pero ambas prefirieron quedarse en casa scrolleando TikTok. Tendría que haber venido en 2005…
Así que me fui solo a dar la vuelta. Pero solo caminé durante unos 5-10 minutos cuando me di cuenta de algo: podría tomar una carretera interna —es decir, no la ruta principal por donde van la mayoría de los vehículos que salen del pueblo— la cual pasaba por toda una zona rural / de aldeas y me conducía directo a Sapa.
Volví a la casa y le dije a Mang que gracias por todo pero que ya me volvería a Sapa por esta carretera que había descubierto. Le dije ua tsaug, que significa «gracias» en hmong.
Quería salir temprano puesto que si bien la caminata de regreso a Sapa era sencilla, sería bastante larga y con extensos tramos cuesta arriba.
A eso de las 9:00 arranqué la caminata.






En un momento tuve la opción de mantenerme en la carretera (por donde cada tanto pasaban coches, motos y camiones) o pasarme a un sendero de tierra. El sendero de seguro habría sido más interesante, bonito y aventurero para hacer a pie, pero considerando que había estado lloviznando desde el día anterior más que tierra habría lodo allí, con lo cual no era la mejor idea meterse allí en aquel momento. Decidí seguir siempre por la ruta.

En total eran 11 kilómetros los que separaban la casa de Mang de la parte céntrica de Sapa donde estaban la iglesia y mi hotel. Me tomó dos horas y media hacerlos, a paso relativamente ligero y sin detenerme demasiado.


Tras ver los caballos sentí que había completado la tarjeta de bingo con todos los animales que uno puede llegar a ver en una zona rural: caballos, cerdos, cabras, búfalos de agua, gallinas, gallos, patos, gatos y perros. En el transcurso de los últimos días los vi todos.
A las 11:30 llegué a un restorán de phở llamado Phở Bát Đá Sapa. Era el mismo restorán cerca de la iglesia a donde había ido el año pasado con Idalia y Renzo. Me pedí un phở gà (phở de pollo) que me costó ₫40k (~1,3€).

Se trataba de un restorán administrado por una familia. Estaban el padre, la madre y dos pequeñas y adorables niñas. Estaban todas las mesas libres, pero cuando vi a las niñas en un mesa me senté a propósito en la mesa de al lado de ellas. Las saludé en vietnamita y ellas me devolvieron al saludo. Más tarde les ofrecí una golosina a cada una.




| Hora | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes |
|---|---|---|---|---|---|
| M1 | Ceremonia de la bandera | Matemáticas | Matemáticas | Matemáticas | Matemáticas |
| M2 | Vietnamita | Música | Vietnamita | Vietnamita | Vietnamita |
| M3 | Vietnamita | Vietnamita | Vietnamita | Vietnamita | Vietnamita |
| M4 | Práctica de vietnamita | Vietnamita | Educación artística | Práctica de matemáticas | Actividades de clase |
| T1 | Educación física | Ética | Práctica de vietnamita | Ciencias naturales y sociales | Estudiantes libres / Reunión de profesores |
| T2 | Matemáticas | Ciencias naturales y sociales | Educación física | Actividades experienciales | Actividades de reunión de clase |
| T3 | Práctica de matemáticas | Práctica de vietnamita | Práctica de matemáticas | Práctica de vietnamita | — |
Me parece absurda la cantidad de vietnamita que tienen comparada con la cantidad de hmong o inglés, que es nula. Ahora entiendo por qué los niños aquí tienen un nivel de inglés tan bajo en general, por no decir nulo. Creo que a partir de cierto grado (claramente segundo no es) empiezan a aprender algo de inglés, pero tienen solo una hora a la semana que es lo mismo que nada casi.
A las 12:30 fui al supermercado Xuân Trường a por provisiones (₫95k; ~3€), luego volví al hotel.
¿Recuerdas que te conté que no había casi nadie quedándose en mi hotel? Hoy sábado de repente llegó todo el mundo de un día para otro. Mi dormitorio pasó de estar casi vacío a casi lleno, y al precio del hotel por noche también aumentó un poco. Justo me tocaba extender dado que mi fecha de check-out era el domingo, pero no me gustó que hayan aumentado el precio y que haya tanta gente así que decidí pasarme a un hotel diferente en lugar de extender una vez más en este.
A las 19:00 volví a salir en dirección del mercado nocturno para comprar algo que me sirviese de cena.
Hay un lado oscuro de Sapa del que no te hablé hasta ahora. Algunos occidentales dirían que las niñas bailando en la calle son parte de ese lado oscuro, lo cual yo no estoy de acuerdo. Para mí esas niñas contribuyen al encanto de este pueblo con sus bailes, vestidos y sonrisas adorables.
Las niñas bailando es algo lindo de ver. Lo que no es lindo de ver son todos los otros niños que aparecen cada tanto en las calles del pueblo, a menudo solos o con sus hermanos, y se sientan en la acera esperando que la gente se compadezca de ellos y les den dinero. También están los que directamente te piden dinero o que les compres algo de los productos que venden.



Hay ciertas fundaciones e individuos que están haciendo cosas para mejorar la situación de los niños de Sapa, como Peter por ejemplo. Pero cruzándome todos los días con estos niños mendigos me doy cuenta de que aún queda mucho por hacer.
En el mercado me pedí lo mismo que me había pedido el otro día exactamente en el mismo puesto: tres bánh hạt dẻ. La vez pasada me los habían vendido por ₫20k; esta vez me cobraron ₫15k. Es bueno saber que este es el verdadero precio y que la otra vuelta me cobraron de más. A partir de ahora cada vez que compre puedo exigir que me den el precio real (₫5k por unidad).
También me compré un bánh mì en mi lugar favorito cerca de mi hotel (a ₫25k), el mismo donde la otra vuelta había comprado y la hija de la mujer que me hizo el bánh mì sin querer dio vuelta la plancha de barbacoa e hizo caer todas las salchichas al suelo. La niña estaba allí así que le ofrecí una golosina. Como ahora ya me conoce, cada vez que paso por ahí nos saludamos.
A las 20:00 fui a la iglesia.

Peter me había pedido que fuese después de misa para darles una clase a los estudiantes. Como llegué un poco tarde los chicos pensaron que ya no iba a ir, así que las chicas se fueron todas a su edificio y solo quedaron los varones. Con lo cual la clase acabó siendo para ~40 varones de ~15 años en lugar de 100 adolescentes de ambos géneros.
Lo que me di cuenta durante la clase fue lo que me temía: el nivel de inglés de estos chicos es casi nulo, lo cual hace que darles clase sea extremadamente difícil. Y tampoco ayuda para nada el hecho de que la mayoría de ellos son muy tímidos.
La clase duró un poco más de una hora. Cuando terminé me despedí y me fui.
A las 21:30 regresé al hotel.
Ame,
Kato
Bingo!