Frase del día en vietnamita
An-na uống cái gì thì tôi uống cái ấy.
Yo beberé lo mismo que Anna beba.
| An-na | Anna |
| uống | beber |
| cái | clasificador |
| gì | qué (cái gì → lo que) |
| thì | entonces |
| tôi | yo |
| uống | beber |
| cái | clasificador |
| ấy | eso (cái ấy → eso mismo) |
Lunes 24 de noviembre.
Esta noche no dormí. Tenía que cambiarme de hoteles y llevar mi maletota al nuevo, además de organizar todas las cosas que tenía desparramadas dentro de mi taquilla. Originalmente la idea era hacer eso y dormir aunque sea un par de horas, pero acabé espabilándome y salteándome el sueño completamente. Me dije que no importaba demasiado ya que al día siguiente tendría un largo trayecto de autobús así que podría dormir allí.
Como no me pude volver a dormir, cuando terminé de organizar todas mis cosas a las 4:30 me puse a ver una peli: Ayla, My Korean Daughter (Ayla, mi hija coreana). Se trataba de un documental sobre la historia real de Ayla y Süleyman.
Como no vi un artículo de Wikipedia sobre este caso real, le pedí a ChatGPT que me resumiera la historia así te la puedo contar brevemente:
Ayla y Süleyman son los protagonistas de una historia real ocurrida durante la Guerra de Corea. Süleyman, un sargento turco enviado al conflicto como parte de las fuerzas de la ONU, encuentra a una niña huérfana de cinco años en un bosque tras un ataque nocturno. La pequeña está aterrada y no puede comunicarse, así que él la acoge, la alimenta y le pone el nombre de Ayla (“luna”), convirtiéndose en una figura paterna para ella dentro del campamento militar. Su vínculo crece rápidamente y ambos se vuelven inseparables a pesar de las barreras culturales y del contexto de guerra.
Sin embargo, cuando el destacamento turco debe regresar a su país, las leyes impiden que Süleyman lleve a Ayla con él. Tras intentar por todos los medios evitar la separación, se ve obligado a despedirse de ella, dejándola en un orfanato con la promesa de volver a buscarla. La historia sigue la profunda huella que ambos dejan en la vida del otro y el reencuentro que, décadas después, demuestra que su amor familiar sobrevivió al tiempo y a la distancia.
ChatGPT
Ayla y Süleyman se reencontraron finalmente sesenta años después, gracias al equipo de producción del documental que logró localizar a Ayla en Corea y envió en un avión desde Turquía a Süleyman para que pudiera ver a su hija de vuelta.
Me resultó una historia fascinante y muy emotiva; además en algunos sentidos me recordó a mi propia situación con algunas niñas en mis viajes. Muchas veces me ha pasado de apegarme tanto a ellas al punto de querer ponerlas en una maleta y llevármelas conmigo —que es lo que Süleyman intenta hacer con Ayla—, o de ellas encariñarse tanto que me terminan llamando «papi», como hacía Ayla con Süleyman.
Me gustó tanto la historia que además del documental me vi también la película basada en ella: Ayla: The Daughter of War (Ayla: La hija de la guerra), estrenada en 2017.
Aprovechando que aún no había mucha gente en la calle, a las 6:00 salí a llevar mi maleta al nuevo hotel que en realidad era el viejo. O sea, me estaba mudando de vuelta al hotel donde había estado antes: Nusmile Homestay. La razón de la mudanza fue básicamente porque no me gustó que mi hotel actual me quisiera cobrar para dejar mi maleta por una semana con ellas mientras yo estaba afuera de Hanói.
A las 9:00 llegué a lo de Linh. Una hora más tarde fuimos un rato al parque con Suong.

A las 11:30 me tomé el autobús número 34 para ir a la estación de autobuses de Mỹ Đình. Una hora más tarde salió mi autobús desde Mỹ Đình hacia Lai Châu. Tardaría ocho horas en llegar (380 km).

Lai Châu es una provincia montañosa situada en la región noroeste de Vietnam. La provincia de Lai Châu es una de las regiones menos pobladas de Vietnam y limita con China. […]
Lai Châu ha sido durante mucho tiempo la provincia más pobre de Vietnam. También es la provincia menos industrializada. En 1974, la producción industrial de Hanói, la provincia más rica del norte de Vietnam en aquella época, era 47 veces superior a la de Lai Châu. […]
Wikipedia
Lai Châu no solo es una de las provincias más pobres, remotas y menos pobladas de Vietnam, sino también una de las menos visitadas por turistas, dado que no hay prácticamente ninguna atracción turística allí, a no ser que cuentes las aldeas de grupos étnicos minoritarios y algunos caminos de senderismo de montaña, pero esas cosas se pueden encontrar en muchos otros lugares de Vietnam también (mucho más turísticos y más cerca de Hanói, como Sapa).
Te preguntarás entonces para qué estaba yendo ahí. Resulta que un centro de idiomas llamado Army English necesitaba un profesor de inglés por una semana, y me ofrecieron lo siguiente:
- ₫400k (~13€) por cada hora que enseñara.
- Alojamiento pago en un hotel cerca del centro.
- Transporte desde Hanói pago, ida y vuelta.
Me dijeron también que enseñaría a niños de jardín, primaria y secundaria, lo cual era perfecto para mí. Así que acepté la oferta.
Más adelante me ofrecieron quedarme una semana más, pero si bien la estaba pasando bien allí, decidí que una semana había sido suficiente. Además tenía que volver a Hanói porque había dejado mi maleta en el hotel y había eventos a los cuales quería asistir con Linh.
A las 20:00 llegué a la estación de autobuses de Lai Châu, donde ya me estaba esperando un taxi para llevarme al hotel (todo pagado por el centro de idiomas).
Quince minutos más tarde llegué al hotel, llamado Khách sạn Tây Bắc. Me asignaron la habitación 204, pero un día después me la cambiaron por la 207 que era más pequeña. Dijeron que había un problema con el inodoro en la 204, pero la realidad para mí era que se habían equivocado en darme un cuarto tan grande para mí solo y querían liberarlo para que pudiese ser rentado por otras personas.

A las 21:00 salí a la calle a buscar un lugar para cenar.

No había mucha gente ni coches en la calle; tampoco había muchos lugares abiertos ni muchos sitios para comer, aunque por suerte solo tuve que caminar por un par de minutos hasta dar con uno. Me pedí bánh cuốn (₫30k; ~1€).

Al rato volví al hotel y me fui a dormir.
Martes 25 de noviembre.
Hoy era el día que tendría mi primera clase en el centro. Como eran clases para niños en edad escolar, obviamente tenían que ser siempre por la tarde/noche en días de semana, o bien en cualquier momento durante el fin de semana.
A las 11:00 salí del hotel. Era un hermoso día soleado, y así se mantuvo la semana entera. Eso sí: hacía bastante más frío que en Hanói (~10 ºC).
Durante mi caminata pasé primero por un par de escuelas.



Luego pasé por un parque alrededor de un lago y por la plaza central de la ciudad.





Cada vez que veo monumentos como estos en Vietnam, me da algo de rabia. Este monumento ocupa mucho más espacio que el que ves en la foto, ya que también hay unas escaleras largas que conducen a él. En todo este espacio no hay nada: ni bancos para sentarse ni árboles para protegerse del sol ni cestos de basura, etc. El gobierno seguramente invirtió un buen dinero en construir este lugar en el centro de la ciudad, justo enfrente de la plaza central. ¿Todo para qué? Solo para poner un monumento al mayor «héroe» de la nación.
Mientras observaba el monumento no pude evitar pensar en todas las cosas que podrían haber construido con ese mismo dinero, y que habrían sido mucho más prácticas y utilizadas por los ciudadanos:
- Un parque con bancos y árboles.
- Una piscina pública, aunque sea una de poca profundidad donde los niños puedan ir a chapotear.
- Un espacio con fuentes de agua de esas que salen del piso, para que los niños jueguen y se refresquen.
- Juegos infantiles.
- Un campo de fútbol, baloncesto, vóleibol, etc.
- Una biblioteca.
Incluso unos aseos públicos habrían sido más útiles que aquel monumento con esa inscripción tan cutre. Pero no, Vietnam siempre tiene que dar prioridad número uno a la política y a la imagen nacionalista y socialista.
Ningún país es perfecto para mí; todos tienen cosas que me gustan y que no me gustan. Esta es una de las que me desagradan bastante de Vietnam.

A las 13:30 volví al hotel y descansé un rato antes de que se hiciera la hora de la clase, la cual arrancaría a las 17:30, pero yo siempre tenía que estar en el centro media hora antes.
A las 17:00 llegué al centro. Me explicaron cómo funcionaban las teles de las aulas (las cuales eran también ordenadores con Windows) y los materiales que tenía a disposición. También me dieron el programa de todas las clases que enseñaría durante la semana.
Las clases duraban siempre una hora y media; mismo las de jardín, que en mi opinión personal una hora y media para niños menores de 5 años es un poco mucho.
Este primer día me tocó tener clase con Sun S y Sun 3. Para que entiendas lo que eso significa, estas son las equivalencias aproximadas:
| Moon 1 | 3-4 años |
| Moon 2 | 4-5 años |
| Sun S (starter) | 6-7 años |
| Sun 1 | 6-7 años |
| Sun 2 | 8-9 años |
| Sun 3 | 10-11 años |
| Galaxy 1 | 12-13 años |
| Galaxy 2 | 14-15 años |
Estos rangos de edades son aproximados. Las clases también estaban armadas en base al nivel de cada estudiante y no solo a la edad. Por ejemplo, un niño de 9 años que tenía buen nivel era puesto en Sun 3 en lugar de Sun 2.
A las 17:30 arranqué la clase de Sun S. Tuve que lidiar con una quincena de niños de 6-7 años yo solo, dado que aquí no te dan TA como en las escuelas. Esto no habría sido un problema si los niños fuesen bien comportados, pero varios de ellos se la pasaron gritando, corriendo, tirándose al suelo, escondiéndose abajo del banco del profesor y jugando con las cortinas. Era el caos total. Menos mal que me gustan los niños, si no habría renunciado allí mismo en mi primera clase.


Tras media hora de descanso, a las 19:30 arrancó mi segunda y última clase de la jornada, con los estudiantes de Sun 3. Por suerte fue mucho más tranquila, no solo porque los niños eran un poco más grandes y con mejor nivel de inglés, sino también porque eran menos: solamente cuatro.

Como este fue mi primer día de clases sabía que a lo mejor no iba a ir del todo bien, pero seguramente iría mejorando a medida que me adaptara, conociera a los alumnos y empezara a implementar metodologías o estrategias de enseñanza.
La metodología que implementé (a partir de las clases del siguiente día) consistió en hacer todas las actividades del libro que estaban en el programa primero, y luego aprovechar el tiempo que quedase al final para hacer algunos juegos didácticos. A menudo también arrancaba las clases con un warm-up conversacional, haciendo preguntas tales como «¿Cuáles son vuestros planes para el fin de semana?», «¿A qué hora os habéis despertado hoy?», «¿Sois felices?», etc.
A las 21:00 terminé con la clase y bajé a firmar las horas que había hecho hoy (3 horas: 2 clases de 1,5 h).

En general no me gusta que haya cámaras en las aulas donde enseño dado que me hace sentir como si hubiese una persona sentada en el fondo del aula observando mi clase constantemente y juzgando todo lo que hago. Pero es cierto que a veces pueden venir bien, por ejemplo gracias a la cámara una mujer del personal se enteró de que los niños de Sun S me estaban dando problemas al estar descontrolados y entonces subió a ayudarme a reestablecer el orden para poder seguir con el libro.
Por cierto, además de mí había otro profesor extranjero enseñando inglés en el centro: un ucraniano de unos 50 años. Se notaba que —a diferencia de mí— el ucraniano no hacía esto por amor a los niños o afinidad por la educación sino porque necesitaba hacer algo y tener dinero, aunque igual no se le daba tan mal.
A las 21:30, cuando volví al hotel me crucé con una loli de 4 años que resultó ser la hija de los dueños. Le di un snack y jugué un rato con ella. La cargué en brazos, la hice girar para todos lados y la hice reír. Luego sus padres me invitaron a sentarme con ellos al lado del fuego que tenían encendido. También estaba la hermana mayor, que tenía 10 años. La de 10 estaba en TikTok; la de 4 estaba sentada en mi regazo jugando conmigo.

El padre me ofreció carne seca de búfalo y una lata de cerveza. Al rato también me ofreció fumar marihuana a través de uno de esos bongs o tubos de bambú. Consumir cannabis de esta forma pega mucho más fuerte que de la manera convencional.


Intenté dar una pitada pero enseguida empecé a toser bastante, así que no volví a probar. Igual lo poco que fumé me hizo efecto tan pronto como volví a mi habitación unos minutos más tarde.
Ame,
Kato

