Kara Ema:
Hoy dejé el hotel a las 10:30 y me fui para Berlin Hauptbahnhof.
Por cinco minutos me perdí el tren que salía a las 11:00 hacia mi nuevo destino, con lo cual tuve que quedarme esperando dos horas hasta que pasara el siguiente.
En ese tiempo fui a un Subway que había en la estación y me compré un sub de chicken teriyaki. Mientras lo comía me puse a ver el primer capítulo de la sexta temporada de Black Mirror.
A las 13:00 finalmente me tomé el tren. Cuatro horas y media de viaje.
Normalmente no me molesta hacer viajes tan largos de tren, siempre y cuando pueda estar conectado a internet para aprovechar ese tiempo para trabajar, organizar mis futuros viajes, hablar con mi familia y amigos, escribir en Kara Ema, etc.
Increíblemente, a pesar de que estamos en el 2023 y que estoy en Europa, me encuentro con que hay trenes de larga distancia aquí que no tienen wifi. Los ICE de Alemania tenían todos, pero este por alguna razón no tenía.
Como si eso fuera poco, mis propios datos móviles iban y venían todo el tiempo. A veces podía pasar una hora durante la cual no tenía servicio. Menos mal que había previsto que esto podía llegar a suceder y la noche anterior me había descargado toda la temporada 6 de Black Mirror.
Así que me pasé el trayecto viendo capítulos de Black Mirror básicamente.
A las 17:40 llegué a mi nuevo destino: Praga, la capital de Chequia.
Me sentí un poco abrumado cuando me bajé del tren, dado que esta es la primera vez en mi vida que estoy en un lugar donde no conozco absolutamente nada de la cultura, ni del idioma (no sé ni siquiera decir «hola» en checo), ni de las tradiciones, ni de si 100 coronas checas es mucho o poco dinero, ni de nada de nada. Lo único que sé es que Praga es una de esas ciudades que todo el mundo dice que debes visitar al menos una vez en tu vida, y eso fue lo que me trajo aquí.
Puse la dirección de mi hotel en el GPS de mi móvil y como vi que estaba a solo quince minutos a pie —siempre intento buscar hoteles lo más cerca de la estación posible— decidí ir caminando.
Algo interesante de este hotel es que era 100% autoservicio. No había nadie en la recepción para recibirme. El check-in lo hice en una máquina que había, donde pagué y me dieron la tarjeta y el número de mi habitación.
La habitación era ridículamente grande para mí solo. Apenas entrabas aparecías en un pequeño vestíbulo con dos puertas: una a la derecha que daba al dormitorio, y una a la izquierda que daba al baño. El dormitorio incluso venía con un sofá, un par de sillas, varias mesas y una tele.
Eso es todo lo que hice hoy. Mañana arranco a recorrer la ciudad.
Ame,
Kato
Todo lo contrario a los hoteles capsula en Japón!