Bangkok – Día 10: jornada de fundaciones

Kara Ema:

Viernes 8 de diciembre.

Este día le hice honor a mi nuevo título de Embajador Global de los Niños y me la pasé yendo de fundación en fundación.

A las 9:00 salí del hotel y me tomé una moto para visitar la primera fundación de la jornada: Friends for all Children Foundation (Fundación Amigos de todos los Niños).

Friends for all Children Foundation

Como siempre lo primero que hice fue preguntar si había alguien que supiera inglés. Nadie sabía, así que nos tuvimos que manejar con el traductor automático del teléfono.

Era un lugar chico y había solo cuatro empleados y alrededor de diez niños, todos de menos de tres años y algunos de ellos de menos de un año. Me ofrecieron sostener a uno de los bebés.

Me quedé cerca de una hora jugando con los niños y charlando con los empleados. En ningún momento me preguntaron mi nombre ni nada sobre sobre mí. Lo único que sabían era lo que estaba a la vista: que me gustaban los niños y quería jugar con ellos. No les hacía falta saber nada más.

Cuando me fui una de las chicas que trabajaba allí me lanzó una sonrisa y me dijo en inglés rudimentario que sería bienvenido nuevamente cuando quisiera («Next time you are welcome»).

A las 10:30 llegué a Rajvithi Home for Girls (Rajvithi – Hogar de niñas).

Rajvithi Home for Girls

Se trataba de una organización perteneciente al gobierno tailandés. El predio estaba compuesto de varios edificios y dividido en distintas secciones, incluyendo un centro de adopción.

Recepción del centro de adopción

Pregunté a una persona dónde quedaba la casa de niñas y me acompañó hasta la entrada del edificio. La persona que estaba allí apenas me vio me hizo una pregunta que me molestó: «¿Estás aquí para donar?» Le respondé que en principio no, que primero me gustaría dar una vuelta por las instalaciones, conocer más acerca de lo que hacen allí, y de ser posible ver a las niñas.

Me hicieron pasar a una oficina y me tuvieron ahí unos momentos esperando a que viniese alguien a hablar conmigo. Al rato apareció una mujer. Me contó que las niñas en ese momento estaban en el colegio y era imposible que yo las pudiese ver. Tampoco me dejaron ver las instalaciones.

«Muy bien», pensé yo, «pues entonces me llevaré mi donación a un lugar donde sí me dejen, y donde no sean tan interesados como para preguntarme si tenía pensado donar». Le dije a la mujer que si no podía ver las instalaciones ni a las niñas entonces ya no tenía nada más que hacer allí y me fui.

(Además, ¿qué tanto quieren donaciones si de todas formas son una entidad financiada por el gobierno? A diferencia de todas las demás a las que fui que eran privadas y no recibían ayuda del gobierno.)

Me tomé otra moto y a las 12:00 llegué a la Foundation for Slum Child Care (Fundación para la Atención a la Infancia en los Barrios Bajos).

Aquí sí me recibieron superbien, aunque tampoco había nadie que hablase inglés así que me tuve que hacer valer una vez más del traductor automático.

Había una veintena de cuidadores y el doble de niños, divididos por edades (0-1; 2-3; 4-5 años). A partir de los 5 años los niños ya pueden asistir a la escuela pública.

Los cuidadores me contaban que cada niño tenía su situación particular. Por ejemplo, uno había nacido un par de meses prematuro y es por eso que era físicamente uno de los más pequeños y frágiles, a pesar de no ser el más joven del grupo de los bebés. Luego había varios cuyas familias abusaban físicamente de ellos, eran adictas a las drogas, y demás complicaciones que tenían. Uno era el hijo de una adolescente de 16 años, que según la cuidadora «no sabía cuidar bien de su hijo dado que era adolescente», y es por ello que el bebé se había lastimado la rodilla con una moto.

(No podría haber estado más en desacuerdo con aquella acotación. Como sabes, mi postura es que los adolescentes no son irresponsables y negligentes por naturaleza sino porque la sociedad cree que lo son. Los adolescentes son niños si son tratados como niños, y adultos si son tratados como adultos. La prueba está en las tribus indígenas que he visitado.)

Por lo general en las guarderías infantiles y jardines de infancia de Tailandia se acostumbra a que los niños almuercen al mediodía y luego duerman una siesta hasta las dos de la tarde. Yo llegué a esta fundación justo mientras ellos estaban en plena siesta.

Niños durmiendo la siesta en colchonetas

Los observé un rato mientras dormían, y luego escribí en mi traductor para hacerle saber a la cuidadora que yo todavía no había almorzado, y que saldría un rato a buscar algo para comer y luego volvería más tarde una vez que los niños estuviesen despiertos para jugar con ellos. La cuidadora me ofreció una idea aun mejor: quedarme a almorzar con ellos (con los cuidadores, no con los niños dado que ellos ya habían almorzado más temprano).

Comedor de la fundación

Yo no lo podía creer mientras me traían los platos de comida uno tras otro. En total me habrán traido como cinco platos distintos, incluyendo un helado de postre. «Esta sí que es una fundación merecedora de donaciones», pensé mientras comía.

Toda la comida que me ofrecieron gratuitamente

A las 13:30 me dijeron que ya el grupo de los bebés se había despertado, y me invitaron a visitarlos a ellos primero. Eran todos tan adorables como diminutos.

A las 14:00 los 2-3 años también se habían levantado. Algunos de ellos se habían hecho pis encima durante la siesta, así que los desnudaron y los limpiaron.

Unos minutos más tarde los sentaron a todos en una sala con mesas para darles un tentempié. Aproveché para hacerles unas fotos.

Niños comiendo un tentempié (I)
Niños comiendo un tentempié (II)
Niña bajo la mesa

Después del tentempié pasamos de vuelta a la sala principal —donde estaban las colchonetas que ahora habían sido acomodadas— y los niños se pusieron a jugar saltando, bailando y corriendo.

La niña que ves en la última imagen bajo la mesa no paró de buscarme durante todo el tiempo de juego. Se me acercaba, me daba abrazos y me ponía su cara a milímetros de la mía mientras me hacía muecas graciosas. Una tierna.

En un momento volvimos a la sala con las mesas para que los niños comieran un postre. Una de las cuidadoras me ofreció alimentar a una niña de dos años, quien no paraba de lanzarme sonrisas cada vez que le acercaba la cuchara a la boca. Entre ella y la que me daba abrazos no sé cómo no me morí de la ternura.

A las 15:30 los empezaron a llevar a todos al baño desnudos para que hicieran sus necesidades y para cambiarles los pañales y dejar sus cuerpos limpios antes de que vinieran sus padres a buscarlos. Mientras los demás cuidadores se encargaban de esta tarea, yo me volví con el grupo de los bebés.

Una de las niñas del grupo de los más peques

Para las 16:30 ya habían sido recuperados casi todos los niños, así que fue en este momento cuando les expresé a los cuidadores mi voluntad de realizar una donación, en parte para ayudar a la fundación y en parte como agradecimiento de todo lo que me había divertido pasando la jornada allí.

Doné un total de ฿5000 (~US$150).

Con el comprobante de la donación y algunas de las cuidadoras

Me despedí de la gente de la fundación, quienes me dijeron que era bienvenido de vuelta cuando quisiera. No tengo dudas de que la próxima vez que pase por Bangkok volveré a visitarlos.

A las 17:00 pasadas salí de la fundación y me fui a recorrer un poco los alrededores, que eran barrios bajos (slums).

Barrios bajos de Bangkok (I)
Barrios bajos de Bangkok (II)
Barrios bajos de Bangkok (III) — Niños andando solos

Cuando terminé de dar la vuelta volví a la misma calle donde estaba la fundación donde había estado y me di cuenta de algo curioso: esa fundación era solo una de las varias que estaban ubicadas en aquella calle. Algunas de las que puedo leer en Google Maps que están ahí son:

  • Duang Prateep Foundation
  • Human Development Foundation
  • HDF Mercy Centre
  • Sikkha Asia Foundation
  • Santisuk Foundation

Me habría gustado visitarlas todas, pero ya se me había ido casi toda la jornada y de seguro la mayoría ya estaría cerrando o por cerrar pronto.

Me puse a caminar por la calle hasta que me crucé con un hombre que estaba saliendo de una de estas fundaciones y no parecía ser tailandés. Nos miramos por unos instantes sin decirnos nada, hasta que yo le pregunté si era voluntario allí y si me podía contar un poco de qué se trataba dado que me interesaba. Me contó que se llamaba Alex, era de Países Bajos, y era voluntario.

La fundación se llamaba Sikkha Asia Foundation y había sido establecida por un japonés. Es por eso que la mayoría de sus espónsores eran empresas japonesas y muchos de los libros que tenían en su biblioteca provenían de Japón.

El Japan Sotoshu Relieved Committee (JSRC) se creó en 1979 para ayudar a los refugiados camboyanos. Más tarde, la Asociación de Voluntarios Sotoshu, también conocida como Asociación de Voluntarios Shanti, se hizo cargo de las operaciones del JSRC en diciembre de 1981 y estableció una oficina en Bangkok. En septiembre de 1991, la oficina se convirtió en una fundación local y cambió su nombre por el de Sikkha Asia Foundation (SAF). La ONG ayuda a niños desfavorecidos ofreciéndoles oportunidades educativas.

«Sikkha» significa «educación» en sánscrito. La educación ayuda a los niños a aprender y a ampliar sus posibilidades de futuro. Los niños son el futuro de una nación y desempeñarán un papel importante en sus comunidades. Trabajamos en favor de la educación apoyando y llevando a cabo muchos proyectos, como el «proyecto de biblioteca comunitaria», el «proyecto de biblioteca móvil», el «proyecto de becas», el «proyecto de guardería» y el «proyecto de dormitorios». Asimismo, la fundación ofrece formación para profesores y bibliotecarios, programas de intercambio y proyectos de ayuda de emergencia.

Además, la ONG ofrece formación laboral a mujeres desfavorecidas, así como actividades tradicionales para proteger las culturas minoritarias.

La organización trabaja en los barrios marginales de Bangkok, zonas rurales, zonas fronterizas con Myanmar donde viven etnias minoritarias y trabajadores inmigrantes, así como en la zona meridional donde se produjo el terremoto del Océano Índico en 2004.

Sikkha Asia Foundation
Entrada a Sikkha Asia Foundation
Dibujos de los niños en la fundación
Biblioteca de la fundación

Había poca gente dentro de la fundación dado que ya estaba cerrando. Había tres mujeres empleadas de allí, dos niñas y el voluntario neerlandés. Alex se fue casi tan pronto como yo entré, junto con una de las niñas, que nos despidió a Alex y a mí obsequiándonos una manualidad que había hecho.

Todavía la sigo teniendo ♥︎

Solo quedamos la otra niña, las chicas que trabajaban ahí y yo. La niña y yo jugábamos y charlábamos (sin entendernos) mientras las chicas limpiaban y dejaban todo listo para cerrar el local.

Yo me quedé hasta el último minuto posible jugando con la niña, que estaba vestida con un uniforme escolar y al parecer era la hija de una de las chicas que trabajaban allí. Cuando apagaron las luces me dijeron que ya cerrarían así que recién ahí las despedí y salí por la puerta trasera dado que la principal por donde había entrado ya la habían cerrado.

La niña con la que estuve jugando

Las chicas me dijeron que si quería podría volver al día siguiente. Yo les respondí que me encantaría pero lamentablemente al día siguiente ya me tendría que ir de la ciudad.

A las 18:15 me fui caminando desde la calle de las fundaciones hasta la estación de MRT Queen Sirikit National Convention Centre. De ahí me tomé un tren para el hotel, adonde llegué una hora más tarde.

Ame,
Kato